Mediado el verano, Kiko Veneno se dispone por fin a presentar oficialmente –esto es, con una banda renovada que, como vimos en ‘La hora musa’, aporta en directo los numerosos matices sonoros del disco– el fantástico ‘Sombrero roto‘. Un disco que se caracteriza por una mayor apertura a sonidos electrónicos y contemporáneos, sin perder de vista su ya conocida peculiar visión del folclore y el pop. Pero, sobre todo, se caracteriza por mostrar a un autor irredento y en plenas facultades, alegre y animoso, persiguiendo nuevos himnos que sumar a su cancionero tradicional.
Uno de los temas más destacados del álbum es una acertadísima, en varios planos, ‘Vidas paralelas’. Una auténtica tragicomedia en forma de canción, protagonizada por Andrea y Eloy, dos personas que viven una vida aparentemente plácida (con toda la comicidad que tienen esos cameos de grandes superficies comerciales que les congregan) y que podrían ser perfectas la una para la otra. Pero, y ahí viene lo triste, a pesar de todo nunca se van a encontrar la una a la otra, seguramente por el estado de ensimismamiento o el recelo, tan comunes en esta era de relaciones a través de redes mal llamadas sociales, realmente antisociales.
En la entrevista que mantuvimos con el propio Kiko meses atrás, él hacía un interesante análisis de esta situación: “es algo que alude directamente a la precariedad. Cuando tienes miedo, estás solo, y no tienes porvenir, te refugias en la sobreinformación. No es que la gente tenga una gran curiosidad intelectual y quiera desentrañar en qué mierda consiste la especie humana ni qué coño hacer con este planeta, que lo estamos destrozando. No es eso”. De manera curiosa, ‘Vidas paralelas’ tiene una especie de continuación en otra canción, ‘Ojalá‘, aún más desconsolada que aquella: «Ojalá no te cojan nunca, ojalá / en el centro comercial, solo / con tus palomitas / Ojalá no te veas en ningún lugar / sin nadie con quién hablar, solo», arranca.
Pero además de por su historia, ‘Vidas paralelas’ brilla por ser uno de los temas que más y mejor consiguen encajar esa aproximación a la electrónica que, con la ayuda de Bronquio, destaca en este álbum. Que no consiste únicamente en lanzar una caja de ritmos, sin más, sino que lo orgánico y lo digital se mezclan y confunden, con numerosas pinceladas de sintetizadores y teclados que enriquecen la canción. Una canción que, además, López Sanfeliú ha sabido hacer funcionar perfectamente en sus directos en solitario, implicando en ello al público: con los coros separados por género, primero, y unidos, después, Veneno no sólo da una fuerza inusitada al tema, sino que además marca ese carácter social al que alude la letra.
Como decía al principio, este sábado 12 de octubre tendrá lugar en la sala Ochoymedio de Madrid una de las primeras presentaciones formales de ‘Sombrero roto’, con su banda completa. Lo hará, además, contando con los interesantísimos Sweet Barrio abriendo para él.