El éxito de ‘1950’ de King Princess ha sido tan contemporáneo -nacido en internet y en las redes sociales- como el de Billie Eilish o Lorde. Aunque la canción nunca ha entrado en ninguna lista significativa, sus casi 300 millones de reproducciones en Spotify apuntan a que está llamada a ser un clásico. Harry Styles lo sabía cuando tuiteó sobre ella a principios de 2018, haciéndola eclosionar; y también lo sabía Mark Ronson cuando decidió que Mikaela Straus fuera el primer fichaje de su nuevo sello en Columbia, Zelig Records.
Con estos aliados no extraña que a King Princess le estén saliendo muy bien las cosas. Aunque a diferencia de lo que sugiere el título de su debut, ‘Cheap Queen’, sacado del vocabulario drag (se refiere a una persona con poco dinero pero «con recursos»), no parece que la cantante lo haya tenido precisamente difícil. Al margen de que Straus acudiera a una «escuela privada para pijos» y curiosamente sea tatara-tatara-tataranieta de aquella acaudalada pareja de ancianos que falleció en el Titanic (uno de ellos co-fundó la cadena de supermercados Macy’s, y sí, ambos aparecen retratados en la taquillera cinta de James Cameron, abrazados ante el final), su padre es dueño de los estudios Missing Sound de Brooklyn, por lo que solo era cuestión de tiempo que Straus se terminara dedicando a la música (de hecho, la cantante declinó una oferta discográfica a los 11 años para terminar sus estudios). Por suerte, la naturaleza le ha dotado también con una bonita voz, tan cálida y cercana que ha conquistado a la mismísima Fiona Apple… hasta el punto que ambas han terminado colaborando. Y Fiona no colabora con cualquiera.
Sea King Princess de verdad una «reina barata» o no, la neoyorquina compone buenas canciones (algunas tan adictivas como ‘Pussy is God’, ausente en este álbum), tiene una voz preciosa y tampoco hay que pasar por alto que, como artista pop abiertamente lesbiana que es, es un referente para muchísimas personas. Por eso, cabe lamentar que ‘Cheap Queen’ no sea un disco un poco más atrevido. Su portada engaña: aquí no encontrarás la transgresión inherente en cualquier drag queen, sino un compendio de buenas canciones de soul, r&b y pop blandito que entretiene sin dejar demasiada huella. Es curioso el papel de Mark Ronson en todo esto sin ser productor de ningún tema del disco, pues ‘Cheap Queen’ no alberga ni el carisma de ‘Alright, Still‘ ni mucho menos los hits de ‘Back to Black‘. En realidad, si se parece a un disco de Amy Winehouse es al primero. Y aún así, otros nombres que vienen a la cabeza al escucharlo son Jamie Cullum o Joss Stone, ninguno de los cuales es conocido por su arriesgada música. Al menos King Princess sí es fan del efecto vocoder (‘If You Think It’s Love’).
Nada de esto quiere decir que no valga la pena escuchar ‘Cheap Queen’. Cualquier enamorado del soul y del r&b contemporáneo debería darle una escucha a la solemne ‘Tough on Myself’, en la que Straus canta sobre fumarse «un porro como si fuera (su) trabajo», o a la preciosa balada sobre una ruptura ‘Ain’t Together’, que cuenta con el trabajo a la batería de Father John Misty y una gran frase contra las etiquetas. Tampoco está mal el hip-pop de ‘Cheap Queen‘, que iba a ser un interludio hasta que el sello de Straus le pidió que la completara; y en ese estilo ‘Prophet’ es otro buen single de King Princess sobre anhelar un amor («solo quiero ser tu chica bonita cuando tú quieras») que ahonda en sus influencias más Motown. Si durante el transcurso del álbum puedes llegar a pensar en Adele, no te sorprenderá descubrir que Tobias Jesso Jr. aparece como artista invitado en la breve ‘Isabel’s Moment’, aunque en este caso algo desaprovechado dado su aparente retiro.
Aunque la mayoría de pistas incluidas en ‘Cheap Queen’ siguen claramente la fórmula de pop clásico de ‘1950’, el disco presenta un problema claro: no contiene singles a la altura. De hecho, fue el propio Mark Ronson quien animó a Straus a componer más «hits» tras el éxito de aquella canción, pero el intento no ha sido demasiado fructuoso. No puede ser bueno que ‘Tough on Myself’ abra el disco cuando sería una perfecta pista 6, y de los adelantos que ya se conocían, como ‘Cheap Queen’ o ‘Prophet’, no se puede decir que sean tan pegadizos como ‘Pussy is God’ ni mucho menos que tengan la entidad de hit que posee ‘1950’. En realidad, son temas simpáticos, pero poco más. En la segunda mitad de largo si emerge la que puede ser la mejor balada de King Princess desde aquella, ‘Trust Nobody’, pero lo hace demasiado tarde, cuando ya es inevitable pensar que a Straus le ha quedado un álbum demasiado plano, con pocas cumbres reales. Ni siquiera los coqueteos a lo Robyn de ‘Watching My Phone’ o el disco-lite de ‘Hit the Back’ (que va sobre lo que estás pensando) contribuyen a que ‘Cheap Queen’ parezca un álbum más atrevido de lo que es.
En realidad, donde King Princess sí puede parecer provocadora es en las letras, y en ‘You Destroyed My Heart’ canta: «yo soy una mejor maricona, y tú una amateur». Los textos de Straus no son tan explosivos como sus entrevistas (a veces te parece estar leyendo a Jonathan van Ness), sino simplemente los de una joven mujer lesbiana que desea cantar sobre sus experiencias; pero al menos sí ejercen de contrapunto para unas canciones de sonido algo más convencional. Es en sus letras donde termina de brillar la divertida personalidad de esta artista que, curiosamente, es mucho mejor baladista que «hitmaker». ‘Cheap Queen’ es un debut prometedor al menos, hecho por una de esas raras artistas que saben reconciliar el drama con el humor. Ahí está el modo en que anima a su público a ponerse el disco: «escucha mi corazón, cariño, ¡va a peor!»
Calificación: 6,7/10
Lo mejor: ‘Trust Nobody’, ‘Cheap Queen’, ‘Prophet’, ‘Tough on Myself’
Te gustará si te gusta: Adele, Tobias Jesso Jr, la primera Amy Winehouse, la primera Lily Allen, el pop-soul blanco tipo Joss Stone
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