Ella tenía la mirada, la voz y las canciones: recordando a Marie Fredriksson de Roxette

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Ella tenía la mirada, la voz y las canciones: recordando a Marie Fredriksson de Roxette

Apenas superados los 60 años, nos ha dejado Marie Fredriksson tras un tiempo alejada del mundo del espectáculo para luchar por su vida. Como muchos otros, ha perdido. Pero la sueca, desde luego, nos deja para siempre un precioso recuerdo de su voz –ya fuera sola o en compañía de su alma gemela artística, Per Gessle–, sus canciones con Roxette y, haciendo un quizá evidente pero irresistible guiño a ‘The Look’, primer éxito global del dúo, su mirada.

Como imagino que sucedería a muchos de los que leéis esto y érais púberes o prepúberes allá por finales de los 80, una de las primeras cassettes que yo compré por voluntad propia fue ‘Look Sharp!‘ de Roxette. Pese a que se publicó en el otoño del 88, en la era pre-internet –qué cosas, me ha venido la tentación de escribir «prehistoria»– las cosas no circulaban a la velocidad actual –para que os hagáis una idea, todo iba tan lento como siguen yendo las listas de Los40 a día de hoy–. Así que el éxito de ‘The Look’, que fue el tercer single del disco, tuvo que llegar primero a EEUU, ya a inicios de 1989, para después llegarnos el eco por aquí.

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Su aparición en programas como Rockopop fue de esas que no se olvidan: un dúo con pinta de post-punks sofisticados y encuerados –algo trasnochadillos, hay que decirlo– que se nutría de un rock entre nuevaolero y AOR que, pese a venir del frío, era perfecto para el mercado yanqui. Solo que, en la más pura tradición de sus compatriotas ABBA, tenían melodías tan redondas e irresistibles que cualquier pero se venía abajo: había que rendirse ante ellos. Y lo hicimos, una (‘Dressed for Success’) y otra (‘Listen to Your Heart’) y otra vez (‘Dangerous’). En realidad todo ‘Look Sharp!’, con esa portada periodística en la que Marie sonreía con ese pelo oxigenado que solo dejó de desafiar a la gravedad en los últimos años, es un buen pedazo de lo mejor que nos dio el pop mainstream de los 80 antes del terremoto que trajeron los primeros años 90. Pero la historia de Roxette, y de Marie y Per por separado, había comenzado años atrás.

Marie nació como la pequeña de cinco hermanos de una familia modesta en un pueblo de la Suecia rural. Tuvo una infancia feliz, a pesar de un trágico accidente de coche que acabó con la vida de la mayor de sus hermanos cuando ella tenía unos 7 años –»la familia quedó rota», explicaba en una entrevista hace un par de años–. Sus padres trabajaban muchas horas y se crió con sus hermanos mayores, y asistía con una de ellas a la iglesia cada domingo. Allí un párroco la introdujo en la música, que enseguida le apasionó. Tras terminar sus estudios de música, se emancipó en la ciudad de Halmstad a finales de los 70, introduciéndose en la escena punk. Allí formó el grupo de hard-rock setentero Strul, con el que obtuvo cierta repercusión a nivel nacional: he aquí una llamativa actuación televisiva de la época.

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Más tarde el grupo se redujo a dúo y pasó a llamarse MaMas Barn –algo así como «niños de mamá»–, y comenzaron a compartir local de ensayo con otra banda, Gyllene Tider, liderada por un tal Per Gessle. Fichados por dos multinacionales, la suerte de ambos proyectos fue dispar: mientras MaMas Barn no despegaba, Gyllene Tider cosechó un gran éxito en Suecia. Tras un fallido álbum debut del proyecto de Fredriksson, el dúo se deshizo y Marie probó suerte haciendo coros para otros grupos, incluidos los propios Gyllene, puesto que Gessle apreciaba enormemente su voz y su talento. En paralelo a la grabación de su debut en solitario, ‘Het Vind‘ (1984), Marie grabó voces en ‘The Heartland Cafe’, el que sería el primer (y único) disco en inglés de Gyllene Tider, a los que había interés en lanzar en los mercados anglosajones. Finalmente se acortaría el nombre a ‘Heartland‘ y se transformaría en un EP de seis canciones para su publiación en EEUU. Pero no convencía el nombre en sueco, así que tras algunas idas y venidas se quedaron con el nombre de una canción de Dr. Feelgood, ‘Roxette‘.

Aquel EP fue bastante bien recibido en Suecia, pero no pitó en EEUU. Ni Fredriksson ni Gessle mostraron entonces demasiada fe en el proyecto: mientras el segundo publicó su debut en solitario en 1985, Fredriksson lanzaba poco después su segundo disco bajo su nombre propio, ‘Den sjunde vågen‘. Pero EMI Suecia sí vio las posibilidades de la pareja y les propuso grabar a dúo una canción bajo el nombre de Roxette. Fue ‘Neverending Love’, se publicó en el verano de 1986 y fue un considerable éxito en el país nórdico. Fue el nacimiento oficial del dúo, que inmediatamente aprovechó unas canciones que Per había escrito para su segundo álbum en solitario y grabó su álbum debut, ‘Pearls of Passion‘ (1986).

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Aquel disco respondió favorablemente al previsible éxito en Suecia con sus dos singles principales, ‘Soul Deep’ y ‘Goodbye to You’, un precedente de rock con tintes synthpop al pelotazo de su segundo trabajo. Fredriksson, en todo caso, no renunciaba a su trayectoria personal y en 1987 llegaba ‘… Efter stormen’, su tercer álbum, que esta vez sí cosechó buenas ventas. El efecto Roxette ponía en valor a Marie en solitario, curiosamente. Quizá por eso no dudó cuando su compañía requirió al dúo para escribir y grabar un single navideño que no fuera el típico villancico. Se tituló ‘It Must Have Been Love (Christmas for the Broken Hearted)’, igual os suena de algo.

Curiosamente, por entonces no pasaba de ser una curiosidad del dúo, pero tras ‘Look Sharp!’, la canción se convirtió en un auténtico monster-hit al ser incluida en otro monster-hit, en este caso del cine comercial, ‘Pretty Woman’ (1989). Es, con mucho, el gran éxito del dúo en cuanto a cifras y, por sobada que esté, no hay duda de que lo merece: es el canon de balada de desamor de los últimos 80. En todo caso, aquello no garantizaba nada: hemos visto a artistas incluso con mejores números que aquellos caer en el olvido tan rápido como llegaron a lo más alto. Pero no fue el caso de Roxette que, en el marasmo de la última década del siglo XX, se resistió a evaporarse haciendo lo que mejor se le daba: canciones. Y así llegó en 1991 ‘Joyride‘, un disco que adoptaba con buena mano los códigos más guitarreros y tecnológicos de la nueva década y los volcaba en su pop rock de hechuras clásicas (y AOR, de nuevo). Gracias al tema titular y sobre todo a estupendos medios tiempos como ‘Spending My Time’ y ‘Fading Like a Flower (Everytime You Leave)’, su tercer álbum fue un nuevo éxito mundial.

Y esa es la dinámica que mantuvieron Per y Marie prácticamente toda su carrera, repitiendo buenas cifras –y buenos singles– con ‘Tourism‘ (1992), ‘Crash! Boom! Bang!‘ (1994) y ‘Have A Nice Day‘ (1999). El nuevo siglo les recibió con un casi inevitable desgaste y la repercusión de ‘Room Service‘ (2001) fue ya mucho menor pese a singles tan decentes y aptos para su tiempo como ‘The Centre of the Heart’, que tuvo una fantástica recepción aquí en España, por ejemplo. Su vídeo estaba dirigido por Jonas Åkerlund, con quien habían trabajado desde principios de los 90 mucho antes que otras superestrellas internacionales.

Cosas del destino, fue por entonces cuando una mañana Marie se sintió mal después de salir a correr con su marido Mikael Bolyos –también músico, con el que tuvo dos hijos–. Sufrió un desmayo y al caer se fracturó el cráneo y tuvo convulsiones. Fue al hospitalizarla cuando descubrieron que tenía un tumor cerebral. Era maligno y además de ser intervenida fue tratada con radio y quimioterapia. A pesar de que incluso llegó a perder temporalmente el habla, lo que Fredriksson no perdió fueron sus ganas de trabajar y su sensibilidad artística. Incluso en pleno tratamiento, compuso las canciones de ‘The Change‘, un gran éxito comercial en Suecia en 2004, publicando un par de años después, y ya plenamente recuperada, un nuevo trabajo en su lengua natal, ‘Min bäste vän’.

A finales de los 00s Marie apareció en algún concierto de Gessle y comenzaron los rumores de reunión del dúo, que llegaría con varios shows en 2010. En 2011 reaparecerían definitivamente con su octavo disco de estudio, un ‘Charm School‘ lleno de rock y soul clásicos, con algún arranque impetuoso como el del single ‘She’s Got Nothing On (But the Radio)’. Al año siguiente, ‘Travelling‘ sería, como ‘Tourism’, una colección de canciones grabada durante la gira, en su autobús o en habitaciones de hotel. En 2013, aprovechando la reunión de Gessle con Gyllene Tider, Marie publicaría el que fue su último disco en solitario, ‘Nu!‘, con el que hizo su primera gira en solitario en casi una década. Un par de años después Roxette grababan ‘Good Karma‘ (2016), el que sería ya su último disco juntos: tras anunciar una gira de presentación, la salud de Marie no solo impedía que se celebrara sino que la llevaban a anunciar su retiro definitivo de los escenarios.

Su amigo Per, en esta entrevista de aquel año que le hizo mi colega Sebas E. Alonso, evidenciaba que su dolencia la imponía un dolor permanente. A pesar de la pena de asumirlo, se mostraba feliz por haber podido pasar 30 años haciendo juntos lo que más les gustaba. Poco después se publicaba ‘Love for Life‘, un libro de memorias escrito por la autora Helena von Zweigbergk a través de sus conversaciones con Marie. En él narra su vida, se centra en su carrera con Roxette y, por supuesto, habla de su enfermedad… aunque se enfadaba con esta entrevistadora cuando se refería a la obra como un «libro de autoayuda». En él se muestra beligerante con los tabloides que difundieron mentiras sobre su dolencia y con un médico que la castigó diciéndole que su enfermedad estaba derivada de su vida de excesos por sus giras. Pero sobre todo, según la mentada entrevista, habla de cómo, en contra de lo esperado, actualmente era más feliz que antes de padecer la enfermedad. «Soy mucho más fuerte mentalmente», decía también. «Incluso aunque he pasado trece años ensombrecidos por la pena, nunca he rendido la parte creativa de mi vida: he pintado, escrito canciones, cantado», añadía. La periodista repara al final de la entrevista que no ha preguntado a Fredriksson sobre la muerte, y recurre a la escritora del libro Helena von Zweigbergk: «nunca hablamos de eso. Estábamos totalmente enfocadas en la vida», responde. Es otra lección vital que, sin querer, nos deja Marie Friedriksson junto con sus imperecederas canciones con Roxette, que siempre asociaremos a su larga e imperfecta sonrisa.

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