Marem Ladson ha publicado un EP de 5 canciones en el que todas sus pistas son totalmente diferentes entre sí. Ya su primer largo, por mucho que estuviera inspirado mayormente en la canción folk americana de los años 60 y 70, abría sus puertas a otros sonidos como el rock tipo The Strokes, pero ‘Azul’ demuestra que las fronteras musicales de esta joven cantautora gallega que llegó a vivir en Houston pues su padre es estadounidense iban más lejos de lo que cualquiera podría haber imaginado en un primer momento.
Contestaba Marem en nuestro «tipo test» del pasado mes de enero que algunos artistas que han inspirado sus nuevas composiciones son «Vagabon, Tei Shi, Blood Orange, Clairo o Caroline Polachek». La sofisticación R&B de Tei Shi, que el año pasado entregaba un disco muy recomendable, es perceptible en el primer single publicado de este EP, un ‘Nothing Really Matters’ que también parece tomar ideas del llamado post-dubstep perpetrado años atrás por artistas como James Blake o Mount Kimbie, al menos en los ritmos. Pero lo mejor de ‘Nothing Really Matters’ es que nunca parece que sea un cúmulo de ideas que Marem no ha sabido sintetizar por culpa de la inexperiencia: todo suena en su lugar y en su justa medida en esta atmosférica producción con la que Ladson sorprendía presentando un nuevo sonido hace casi un año.
La artista, que el año pasado triunfara con Natalia Lacunza, considera ‘Azul’ un trabajo de «transición» entre su primer disco y el siguiente, que ya se encuentra preparando y en el que seguirá mostrando la diversidad de sonidos que le interesan. Explica que el significado del EP procede del doble significado de la palabra «azul» en los dos idiomas que utiliza para cantar, el inglés y el español: si en el primer idioma designa lo triste («blue»), en el segundo, dice, este color está más asociado a la «felicidad».
Ese tira y afloja entre el dolor y paz conforma el fondo de unas canciones que musicalmente no podrían ir a lugares más dispares. La riqueza instrumental de ‘No sentir nada’ apunta a la canción pop tal y como la entiende gente como Dirty Projectors (esos coros) o Blood Orange, y al hablar de una ruptura que Marem busca superar a la vez que abraza el cambio en su vida, puede ser la canción más importante del conjunto. Sin embargo, también vale la pena atender a su reflexión sobre el destino de ‘Círculos’, que curiosamente remite al tipo de pop de cantautora que hacía en los 90 gente como Dido, Alanis o Natalie Imbruglia; o a su delicado uso de la electrónica en ‘Fight’, que por su elemento orgánico e intimista, recuerda a Bon Iver como ella misma ha reconocido, pero también a otros exploradores de este sonido como Phil Elverum. Al margen de la bonita ‘Savior’, otra canción a la guitarra acústica que cantar frente a una ventana durante un día de lluvia café en mano (seguro que existe una playlist de este «mood»), todas son buenas canciones que muestran nuevos e interesantes lados de esta prometedora artista, cuyo segundo largo seguramente será de todo menos predecible.
Calificación: 7/10
Lo mejor: ‘No sentir nada’, ‘Nothing Really Matters’
Te gustará si te gusta: las artistas inquietas que no se limitan a unos pocos estilos
Escúchalo: vídeo de ‘No sentir nada’ en Youtube