Tras un trabajo tan exhaustivo como ‘50 Song Memoir‘, en el que Stephin Merritt hacia una suerte de autobiografía musicada/teatralizada con una canción por cada año de su vida, quizá no cabía esperar tan pronto («sólo» tres años) un nuevo disco de The Magnetic Fields. A un año de cumplir 30 de carrera (tragamos saliva, por la parte que nos toca), Merritt se saca de su inagotable chistera un nuevo concepto: este viernes lanza ‘Quickies’, un disco con veintiocho canciones urgentes (la más larga, de dos minutos y medio) que buscan un enfoque minimalista en lo musical y aparentemente ligero en lo lírico, alejándose de la sobreexposición emocional y personal de su anterior obra. Aún así, pese a un enfoque mayormente cómico, también observamos ciertos posicionamientos políticos y éticos en varias de sus canciones, como el single ‘The Day the Politicians Died‘ o ‘Kill a Man a Week’. Pero sobre todo es un acontecimiento musical para los que llevamos disfrutándole desde mediados de los 90, un nuevo muestrario de la genialidad sin par del artista neoyorquino. [Foto: Marcelo Krasilcic.]
Ante la ocasión de poder charlar con Stephin sobre este disco uno siente una mezcla de fervor, emoción, responsabilidad y pavor. Los primeros, movidos por su extraordinaria obra; el último, por la imagen de tipo hosco y difícil que ha dado en encuentros previos y, también, en algún que otro directo. Aún así, es una ocasión imperdible, así que uno escucha lo mejor posible en relativamente poco tiempo el streaming que facilita su compañía, lee sus letras y notas de prensa y elabora con mimo un cuestionario… que se va un poco al traste al comprobar que apenas tendremos 25 minutos en la rueda de entrevistas, que la conferencia (OK, boomer!) se acompaña de un cíclico pitido a todo volumen que complica seriamente entender al interlocutor, que habla con voz grave y pausada, haciendo que a veces uno crea que ha terminado su larga exposición… cuando aún tenía algo más que decir. Pese a las dificultades, es un subidón comprobar que no era tan fiero el león como lo pintaban: Merritt se muestra amable, divertido y atento, y hasta te ríe algún pobre chiste (quizá por compromiso, pero ahí está el esfuerzo).
¿Cómo estás?
Estoy bien, tomándome un té. ¿Qué tal tú?
Bien, muy bien. ¿Cómo te sientes estos días tan extraños, con la pandemia, el distanciamiento social, etcétera?
No puedo escribir absolutamente nada, porque estoy atrapado en mi apartamento. No puedo escribir ni una canción. Mi rutina habitual es que estoy todo el día en casa y de noche, sobre las nueve, me voy a un bar y empiezo a escribir. Así que, aunque mi profesión es muy solitaria, tengo contacto humano. Y no he tenido de eso desde hace seis semanas, porque estaba en cuarentena antes de que todo el mundo se encerrara. Para cuando estaba sano, ya estaban en cuarentena todos los demás.
«‘Quickies’ es muchas cosas distintas que ’50 Song Memoir’ no era»
Hablemos de ‘Quickies’. ¿Fue liberador poder escribir canciones de ficción después de un disco autobiográfico como ’50 Songs Memoir’?
Sí. Cada disco que hago es una reacción al anterior, esa es la motivación principal. No necesariamente rebelarse contra el álbum anterior, sino tomarlo como un trampolín que te aparte de allí. Así que ‘Quickies’ es muchas cosas distintas que ’50 Song Memoir’ no era. En ’50 Song Memoir’ todas las canciones tenían sobre tres minutos, creo, o en torno a tres minutos. Y en ‘Quickies’ ninguna se acerca. En ’50 Song Memoir’ todas las canciones eran más o menos ciertas. Bueno, no «más o menos»: todas las canciones eran ciertas, con la única excepción de que Allen Ginsberg nunca escribió un soneto (Nde: se refiere a ‘Judy Garland’, donde canta eso, «and Allen Ginsberg wrote a sonnet»). Todo lo demás es cierto. Y no solo cierto, sino sobre mí o sobre cosas que me afectaron directamente a mí. Era aseverativo, era decir «esto pasó». O incluso «esto está pasando». Y en ‘Quickies’ muchas canciones no han pasado o están pasando, sino que me gustaría que pasaran. (Risas) O pienso «¿qué pasaría si esto ocurriera?» Como ‘(I Want to Join a) Biker Gang’ (Nde: «Quiero unirme a un grupo de moteros») o ‘I Wish I Had Fangs and a Tail’ (Nde: «Ojalá tuviera colmillos y cola»). Eso está muy alejado de lo que pretendí hacer en ’50 Songs Memoir’. Además en ’50 Songs Memoir’ todas las canciones tienen arreglos para una media de siete instrumentos –bueno, algunas no tantos y algunas más, pero se aproxima mucho a una media perfecta de siete instrumentos–. Mientras en ‘Quickies’ al menos la mitad de las canciones tienen un solo instrumento, un puñado de ellas tienen dos instrumentos y solo unas pocas tienen algo parecido a una banda. No es un disco de banda en absoluto.
Tal y como has dicho, son canciones muy cortas, algunas extremadamente cortas. Pero en realidad esto es algo que ha venido siendo cada vez más común en tu carrera, al menos en los últimos años. ¿Hubo un momento en tu carrera en el que te diste cuenta de que no necesitabas más de dos o tres minutos para expresar lo que querías?
Bueno, en ’69 Love Songs’ el número de canciones por debajo de dos minutos y medio es veintitrés, la tercera parte. Y en ‘Quickies’ hay cinco más, hay veintiocho. (Risas) Creo que suman unos 40 minutos, no estoy seguro. Así que mi «último periodo» incluiría ’69 Love Songs’. ’50 Song Memoir’ también tenía muchas canciones, y pienso que mi música para teatro también ha tenido mucho de eso. Las canciones cortas son en realidad canciones íntegras, nadie se opone a ellas. Al ser muy básicas son algo que nadie desea cambiar. Mientras puedas cantarla y dejar de cantarla, está bien. Tengo al menos otras 100 canciones que podrían haber estado en ‘Quickies’, pero el asunto de ‘Quickies’ es que eso es lo que son (Nde: «rapiditas», literalmente, aunque sería más apropiado «cortitas»). Así que no podían competir las canciones más largas.
«Tengo unos cien cuadernos llenos con docenas de canciones, de los cuales sería muy sencillo sacar un álbum en la próxima media hora. Pero… no trabajo así»
Como una persona que lucha cada día por sintetizar sus escritos, ¿de verdad es tan simple como usar cuadernos pequeñitos, tal y como dices en tu nota de prensa?
¡Funciona muy bien, de verdad! Si el cuaderno te cabe en el bolsillo, puedo garantizarte que la canción que escribas en una o dos páginas va a ser muy corta.
¿Y por qué han sido 28 canciones? ¿No tuviste la tentación de buscar un número más redondo?
(Silencio) Es una pregunta justa, y no tengo una respuesta para ella. (Risas)
¿Es más fácil escribir un disco sobre un…?
¡Espera! ¡Espera! Sí tengo una respuesta (para la anterior pregunta): iban a ser 29 canciones. Pero como habíamos decidido que se publicaría en cinco discos de 7″, tuve que eliminar una.
Vaya. Es una pena.
29 es como el regalo de San Valentín previo al 69. (Risas) Y es un número no tan bonito de dividir. Si hubieran sido 30, hubiera sido sencillo de dividir en los cinco EPs: tres canciones por cara y ya está. 29 suponía desestabilizar eso, un rechazo de esa fórmula. Definitivamente el 29 significaba cosas que el 28 no. (Risas) 28 no es un número que se pueda defender ideológicamente o estéticamente. No ofende a nadie.
Ya veo. ¿Es más fácil escribir un disco sobre un determinado concepto, como el anterior, o uno sin concepto, como este?
Bueno, sí tiene un concepto: es un disco con canciones de 2 minutos y 30 segundos o menos. Excepto por ‘Come, Life, Shaker Life!’ que dura un poco más porque el guitarrista añadió una outro. Es más fácil escribir un disco que no tenga un tema concreto porque tengo unos cien cuadernos llenos con docenas de canciones, de los cuales sería muy sencillo sacar un álbum en la próxima media hora. Pero… no trabajo así. (Risas) Y no sé si eso sería un buen disco, sería algo disperso, extraño… Probablemente tendría repeticiones que sería aburrido, con falta de hilo conductor, temas reiterativos…
«Roxy Music hicieron el mismo álbum diez veces, haciéndolo cada vez mejor hasta que llegaron a ‘Avalon’. Es claramente su obra maestra, y no había ya nada más que hacer, así que se separaron»
Sí, suena mal.
Claro. Es difícil saber si el álbum sería bueno. De la manera en que trabajo es más fácil comprobarlo. Siempre digo que Roxy Music hicieron el mismo álbum diez veces, haciéndolo cada vez mejor hasta que llegaron a ‘Avalon’. Es claramente su obra maestra, y no había ya nada más que hacer, así que se separaron. (Risas) Yo trabajo de la manera contraria. Es como si jugara al ping pong conmigo mismo, un ping pong en el que la mesa va cambiando de forma.
¿Cómo llegó a ti la imagen de ‘Kraftwerk In a Blackout‘?
Una vez que The Magnetic Fields estábamos actuando en Raleigh, Carolina del Norte, en un nuevo espacio de conciertos que se llamaba como la compañía eléctrica local… No recuerdo su nombre, supongo que sería Raleigh Electric, o algo así. Y en mitad del show, el suministro eléctrico se vino abajo. Tuvimos que escoger entre renunciar a tocar o seguir sin electricidad. Y continuamos, descubriendo que, aunque la guitarra eléctrica era inútil, el violoncello y el piano iban bien. Simplemente éramos una banda distinta. Y recordé una vez que había visto a Kraftwerk en directo, en torno a la época de ‘Electric Café’, no recuerdo dónde. Creo que es la única vez que les he visto. Y recuerdo vivamente una frase: «El robot no funciona». En una canción aparecía un robot que se movía, interactuaba. Y allí estaba el robot, pero no pasó nada, ni se movió, no había nada a lo que mirar en toda la canción. Así que la idea de un fallo eléctrico en un show de Kraftwerk me la dieron ellos mismos. Están tan comprometidos con su show que, si hay un fallo en el robot, no van a volver a escena a hacer algo entretenido. Te ponen a mirar el robot inmóvil durante nueve minutos, ¡y ya está! (Risas) Admiro su compromiso.
La idea de ‘The Day the Politicians Die’ (Nde: «El día que los políticos mueran») debe ser una fantasía para muchos ahora mismo. ¿Por qué has sentido la necesidad de escribir una canción así ahora?
Lo que me maravilla es por qué no lo he hecho antes. La pregunta es «¿Por qué he tardado tanto en escribir esta canción?» (Risas) O «¿por qué cientos de escritores de canciones no la han escrito antes?» No lo sé.
«Escribo canciones como si jugara al ping pong conmigo mismo, un ping pong en el que la mesa va cambiando de forma»
Pero además de en esta canción, hay más temas similares, en el disco, como ‘Kill a Man a Day’, que tiene un claro componente feminista. o ‘Castle Down the Road’, que podría leerse como la deriva de la civilización occidental, de algún modo. ¿Es ‘Quickies’ tu disco más concienciado?
(Nde: Se hace el silencio, incluso más largo e incómodo que el resto de los silencios previos) Eeee… ¡Ha! (Nde: eso es algo parecido a una carcajada, pero muy corta) Aunque no estaba siendo irónico sobre estos temas, no espero que ocurran. Realmente me encantaría que cada político del planeta NO estuviera muerto ahora mismo, y realmente NO me encantaría que todos los hombres del planeta cayeran muertos ahora mismo. En cuanto a ‘Castle Down a Dirt Road’, es más bien sobre una calamidad que unos tipos provocan, una explosión de armas químicas que provoca mutaciones a los animales y a los niños, provocando una guerra. No es una idea utópica. Por alguna razón en mis canciones hay muchas comunas, grupos no-familiares que viven juntos. ‘Me and Fred and Dave and Ted’, de ’50 Song Memoir’, es sobre cuatro personas en dos habitaciones. ‘The Blizzard of ’78’ habla de una comuna en Vermont. Y hay otras que ahora mismo no me vienen a la cabeza. Pero en cuanto a si este disco es concienciado, también contiene canciones como ‘(I Want to Join a) Biker Gang’, que está alejada de ser concienciada. (Risas)
Sí, y de hecho creo que cuando pase la pandemia va a haber muchos que se unan a una banda de moteros.
¡Sí! Cuando escribí la canción no quería unirme a una, pero después de ver el vídeo, definitivamente quiero estar en una banda de moteros. Parece muy divertido. (Risas)
Los espectáculos que hicisteis para ’50 Song Memoir’ han sido de lo mejor que haya visto en el Auditori del Primavera Sound, en Barcelona…
¿De verdad? ¡Gracias! ¿Pudiste ver a Grace Jones?
Sí, fue fantástico.
Desgraciadamente no pude verla, pero todos en el grupo y en el equipo la vieron y les encantó.
Fue una maravilla. Pero lo que quería preguntarte es si crear toda aquella escenografía tan compleja para tan pocos conciertos no fue muy difícil, agotador, caro para apenas poder hacerlo unas pocas veces.
Sí, no ganamos nada de dinero. (Risas)
Bueno, es preocupante, pero no era exactamente lo que quería saber…
(Risas) No ganamos ni un dólar, gracias por preguntar. (Risas)
Lo que me preguntaba es si fue duro prepararlo con tanto mimo y no poderlo presentar en tantos sitios como os hubiera gustado.
Sí, fue un problema, porque hicimos muy pocos shows en Europa.
Al menos a algunos nos hicisteis muy, muy felices.
Me hubiera gustado hacer muy, muy feliz a mucha más gente. (Risas) Creo que solo fue en el Primavera, en Londres y en el festival de Edimburgo.
Es una pena.
Sí. Quisimos separarnos al calor de la madera. (Risas) [Nde: el escenario era una reproducción en madera de la habitación de juventud de Stephin, con todas los recuerdos y cosas que mencionaba en las canciones de ’50 Song Memoir’.]
«El mejor disco de Nick Cave es ‘Murder Ballads’ y nadie le obliga a poner los nuevos en perspectiva con aquel, como pasa conmigo y ’69 Love Songs'»
¿Y cómo ves desde este punto de tu carrera los discos que sucedieron a ’69 Love Songs’: ‘i’, ‘Distortion’…?
Mi idea con esos discos era la de ofrecer una colección de discos que me represente completamente a mí, lo más amplia posible. Los veo como parte de una colección de discos.
¿No sientes como si ’69 Love Songs’, que es un disco muy importante para muchísima gente, ha hecho que se minusvalore esos otros discos?
Tanto ’69 Love Songs’ como ’50 Song Memoir’ tienden a debilitar los otros discos simplemente porque son mucho más grandes. También pienso que ’50 Song Memoir’ puede hacer sombra a ’69 Love Songs’, porque este era sobre el amor pero no autobiográfico, o no particularmente autobiográfico. Así que creo que es la primera vez que uno de mis discos se mide a ’69 Love Songs’. Pero el principal objetivo de ’69 Love Songs’ era hacer una gran declaración que definiera mi carrera, lo hizo, y estoy feliz por ello. Me alegra que ’69 Song Memoir’ sea el disco que me defina. Nunca creí que me definiría una declaración tan positiva, y realmente no estaba pensando en que lo hiciera cuando salió, pero veinte años después, estoy más que satisfecho de no haber hecho un disco de «murder ballads» que me definiera. El mejor disco de Nick Cave, por mucho, es ‘Murder Ballads’, pero nadie se lo recuerda. Es un disco fantástico y nadie le obliga a poner los nuevos en perspectiva con aquel, como pasa conmigo y ’69 Love Songs’. (Guarda silencio) No sé a dónde quería llegar con eso, pero ’69 Love Songs’ es dulce, repipi, mono. Aunque tenga partes muy oscuras, lo que le define es AMOR. Y eso me gusta.
El pasado otoño hiciste un par de shows en los que recuperaste las canciones The Gothic Archies y Future Bible Heroes. ¿Hay alguna posibilidad de que vuelva alguno de estos proyectos para hacer nuevas grabaciones?
Oh, sí, lo estoy pensando. Aunque habíamos publicado un disco hace algo más de cinco años (Nde: entiendo que se refiere a ‘Partygoing‘ de Future Bible Heroes, de 2013), lo cual es muy rápido para nosotros. Considerando que hemos hecho tres discos en 25 años. (Risas) ¡Vamos a por otro!