30 años, 30 (31, en realidad), han tenido que transcurrir para que Pete Kember, más conocido en el mundo de la música como Sonic Boom, haya dado continuidad al primer y único disco bajo ese alias (llamado ‘Spectrum’, otro sobrenombre que alternó después con el del proyecto Experimental Audio Research, cada uno con su enfoque) del que fuera miembro de los cruciales Spacemen 3. Un disco que resultó tremendamente influyente para artistas que, años más tarde, tuvieron la ocasión de grabar con el británico, como MGMT, Beach House, Triángulo de Amor Bizarro o Panda Bear. Precisamente Noah Lennox tiene mucha «culpa» de que hoy estemos escuchando este ‘All Things Being Equal’: si bien Tim Gane de Stereolab había insistido a Kember en editar las versiones primigenias, instrumentales, de estas canciones, su bio explica cómo el miembro de Animal Collective (que vive en Lisboa) le inspiró para abandonar Rugby y mudarse a un paraje perdido cerca de Sintra, Portugal, donde vive entre vegetación y cultivando su propio huerto. Allí, explica Pete, conectó lo bastante con la Naturaleza como para inspirar una singular filosofía que ahora da otro sentido a su vida y a su música.
A lo largo de ‘All Things Being Equal’, Sonic Boom plantea una curiosa visión del ecologismo: la Naturaleza como un elemento ajeno al tiempo y con potencial mágico, la vegetación como auténtica fuente de la vida y eco de esta tras la muerte y su resiliencia como ejemplo para desarrollar la capacidad de la (y aquí viene la parte medio magufa) «autocuración». ‘Just Imagine‘, magnética overtura del disco, se inspira, efectivamente, en una historia que leyó sobre un chico que curó su cáncer soñando que era una una nube y que liberaba su enfermedad con cada descarga de lluvia.
Si bien las declaraciones de Kember le retratan como un hombre místico y algo desconectado de la realidad más común, queremos entender que esa narración es ficticia y poética, como buena parte de las imágenes no demasiado rebuscadas que emplea en ‘All Things Being Equal’: ideas sobre un hombre que desea ser enterrado junto a un árbol para que le invadan sus raíces y en el futuro formar parte de algo que pueda ver todo el mundo (‘Just a Little Piece of Me’, con coros del propio Lennox); los efectos que puede tener en nuestro bienestar relacionarnos de una forma saludable con el medio ambiente (‘Things Like This (A Little Bit Deeper)‘) y con los demás (‘The Way That You Live‘); sueños sobre las leyes de la física retorciéndose que, cree él, podrían ser vaticinios de nuevos campos de conocimiento (‘My Echo, My Shadow and Me’, ‘I Can See Liight Bend’); e incluso, de manera nada disparatada, cómo el mal trato que inflige el Hombre al medio ambiente podría llegar a generar en el futuro nuevas especies, en lugar de, simplemente, muerte y destrucción. (‘I Feel a Change Coming On’).
Damos a sus textos importancia porque, primero, de no ser por ellos ni siquiera podemos saber si este disco hubiera llegado a ver la luz; y segundo, porque son lo bastante atípicos y personales como para escapar las convenciones. Algo que refuerza su figura como una clave en el underground de las últimas tres décadas, lo que viene apuntalado por el envoltorio musical. La fascinación por el drone, los mantras y la electrónica analógica ya figuraban en el ADN del grupo que compartía con Jason Pierce (y, de hecho, la conexión musical con Spiritualized, salvando las diferencias estéticas, es evidente), y se erigen en la esencia sonora de este trabajo.
El universo que Kember construye interactuando con sintetizadores que, según él, reaccionan y «piensan» casi como si fueran IAs (los aparatos figuran especificados en los créditos como si de músicos humanos se trataran) es del todo fascinante. Sobre todo cuando consigue introducirnos en esas marañas sonoras de las que parece imposible escapar y que, en sus mejores momentos, ni siquiera desearíamos abandonar nunca. Con la cadencia de la banda sonora de un plano astral ajeno a la realidad, el álbum resulta enormemente seductor si uno tiene el tiempo de abandonarse y no pensar en nada más. Es placentero en su faceta más amable, que además del brillante trío inicial incluye ‘Tawkin Tekno‘ y ‘On a Summer’s Day’, homenajes a los primeros maestros de la electrónica vocal –Kraftwerk, Silver Apples, Delia Derbyshire, Suicide– y Beach Boys. Pero es igualmente fascinante en sus momentos menos complacientes. No tanto en los momentos de spoken-word (hipnóticos, pero que se hacen un poco de bola), como en el tándem que cierra el disco magníficamente: la asfixiante ‘I Can See Light Bend’ seguida de los ocho minutos, obnubilados, rítmicos (con Britta Phillips al bajo eléctrico) y crepitantes, casi humanos, de ‘I Feel a Change Coming On’, incitando al trance hasta el trueno final. El ageism, la tiranía de las modas y otros factores incontrolables quizá impedirán que ‘All Things Being Equal’ influya en tantos artistas del futuro, pero sí es suficientemente aclaratorio de cuán importante y vigente es la figura de Sonic Boom.
Calificación: 7,6/10
Lo mejor: ‘Just Imagine’, ‘Things Like This (A Little Bit Deeper)’, ‘The Way That You Live’, ‘Just a Little Piece of Me’, ‘I Feel a Change Coming On’
Te gustará si te gustan: Panda Bear, Spiritualized, Silver Apples, Kraftwerk y Beach Boys.
Youtube: vídeo de ‘Just Imagine’