Tener la mala suerte de planear la publicación de un disco en plena pandemia no solo ha forzado a muchos artistas/grupos a retrasar su publicación, sino también a lanzar más adelantos de lo habitual, hasta el punto de haber mostrado prácticamente la mitad del disco antes de su salida. Es lo que les ha sucedido a DMA’s con ‘The Glow’, que presentaron su primer avance ‘Silver’ tan pronto como el pasado año y no les ha quedado otra que publicar hasta cuatro canciones más, desvelando buena parte de las sorpresas que el trío australiano reservaba en su tercer trabajo, producido por Stuart Price (Pet Shop Boys, Madonna, The Killers, New Order).
Aunque lo de sorpresas es relativo: más allá de la ya reconocible voz de Tom O’Dell, no encontramos en ‘The Glow’ nada particularmente genuino u original que distinga sus canciones de las de muchos otros referentes del pop rock británico de las tres últimas décadas. De hecho es más bien lo contrario, una especie de trivia para deducir a quién suena qué. Porque no cabe duda que, si algo aporta Price a DMA’s, es que las comparaciones con Oasis queden a un lado –o casi: las melodías vocales de ‘Criminals‘ son pura herencia de Noel Gallagher, pero el bombástico giro hiphopero post-estribillo, a lo blink-182, aporta sazón– para trascender a otra era del britpop: la que protagonizaron Snow Patrol, Razorlight, The Kooks, The View y otras bandas entre lo decente y lo secundario, que es a lo que sonaban singles como el citado ‘Silver‘ o la meliflua ‘Learning Alive’, y a las que se suman con más o menos tino ‘Strangers’ (un tanto The Maccabees, lo cual está bien) y ‘Round & Around’.
Sí, soy consciente de que todo esto suena mal, pero en realidad ‘The Glow’ no es tan decepcionante como parece. Y si es así, es sobre todo porque el trío confirma que saben hacer buenas canciones por encima de la media. Por reminiscentes que resulten de otros, casi cada tema está lo bastante bien construido y termina por dejar como mínimo un gancho, cuando no más, como para que hacer de la escucha de este disco un trance bastante ameno si las pretensiones no son demasiado elevadas. Incluso se marcan algún tema más que notable como ‘The Glow‘, la propia ‘Silver’, la bonita ‘Appointment’ (reminiscente de los desaparecidos e infravalorados The Crookes) o el enorme single ‘Life Is a Game of Changing‘, una de esas canciones más grandes que la vida. Es, eso sí, prácticamente el único momento en el que la referencia de ‘Screamadelica’ que cita su nota de prensa cobra cierto sentido, al margen de la inicial ‘Never Before’, entre los U2 de los 00 y los Stone Roses más estériles. Son esos, además, de los pocos números del álbum en los que la mano de Price es evidente. El otro es el corte que cierra el disco, una (esta vez sí) inesperada ‘Cobracaine’ en la que se empapan de cierta grandiosidad electrónica y que, si da una medida de lo que nos aguarda por parte de DMA’s en un futuro próximo, indica que valdrá la pena mantener la antena puesta sobre ellos.
Calificación: 6,9/10
Lo mejor: ‘Life Is a Game of Changing’, ‘The Glow’, ‘Silver’, ‘Cobracaine’, ‘Appointment’
Te gustará si: cambiaste el britpop de Oasis por el de Razorlight, The Kooks, Snow Patrol…
Escucha: Criminals