Sufjan Stevens es uno de los artistas más importantes de los últimos veinte años: tras una carrera ya nutrida de obras maestras, en 2015 publicó ‘Carrie & Lowell’, uno de los hitos de su carrera, un disco de enorme impacto emocional, en que Sufjan nos apelaba directamente a través de canciones preciosas, acústicas y con un fuerte componente autobiográfico. Hasta entonces Stevens había construido sus álbumes a partir de excusas argumentales variopintas, pero en ‘Carrie & Lowell’ se mostró a tumba abierta, confesional hasta lo impúdico. Ahora, cinco años más tarde, se publica ‘The Ascension’, su nuevo disco “propio”. Entre medias Sufjan nos ha dejado colaboraciones, discos compartidos, mixtapes, nominaciones al Oscar y álbumes de New Age con su padrastro Lowell Brams. Todo este tiempo, toda esta actividad, han servido para que Sufjan Stevens cambie de nuevo de tercio. Lejos del intimismo acústico de ‘Carrie & Lowell’, ‘The Ascension’, nuestro «Disco de la Semana», es un álbum electrónico y denso, que tiene más que ver con ‘The Age of ADZ’ que con ‘Carrie & Lowell’. Stevens regresa a sus metáforas, a los símiles religiosos y al uso de la imaginería pop para narrar su particular visión de la deriva del mundo actual. Y aunque el resultado pueda decepcionar a los fans acérrimos de ‘Carrie & Lowell’, su contenido es igualmente fascinante. Para poder indagar más en el porqué del viraje temático y sonoro hablamos con Sufjan Stevens por teléfono el pasado viernes 21 de agosto. Por delante, una media hora que se revela escasísima para todo lo que me gustaría preguntarle. Pero se compensa porque Sufjan se muestra encantador, locuaz y ameno. Fotos: Evans Richardson.
En ‘The Ascension’ regresas a los sonidos electrónicos de ‘The Age of ADZ’ en vez de seguir la senda acústica y “folkie” de ‘Carrie & Lowell’. ¿Por qué?
Ha sido intencionado. Saqué un disco tan íntimo, tan personal y tan autobiográfico que, ahora, quería hacer un álbum que estuviera en el otro lado del espectro, tanto en modo de trabajar, como en naturaleza del sonido y en términos de contenido. Pero es que encima este disco ha coincidido con la pérdida de mi lugar de trabajo, de mi estudio en Brooklyn. Me echaron, tuve que meter todo en trasteros. Construí un pequeño estudio casero en mi dormitorio, metí una batería electrónica y un par de sintetizadores. Así que en parte fue debido a las circunstancias, pero también estaba planeando hacer un disco electrónico, fue intencionado que no hubiera ni un sólo instrumento acústico.
Vaya, me has dejado de piedra. ¿Qué ha sucedido para que perdieras tu estudio en Brooklyn?
El edificio donde estaba era uno de esos edificios industriales en Dumbo, Brooklyn. Llevaba allí desde hacía 10 años, ahí había grabado muchos de mis discos durante estos años, pero mi propietario… de hecho, todo el barrio se estaba gentrificando. Se estaban renovando todos los viejos edificios para convertirlos en bloques de apartamentos de lujo. En mi edificio echaron a todo el mundo para hacer apartamentos.
«»Rhythm Nation» de Janet Jackson ha sido una gran influencia»
Volviendo al sonido electrónico, me recuerda mucho a cierto sonido de los noventas. A los primeros discos de Björk, por ejemplo. ¿Tenías a algún artista o sonido en mente a la hora de crear el álbum?
¿Quieres decir… influencias de otros artistas? (pausa) Mmm. Sí. Hay mucho de esos discos que estaban de moda en los 80 como… (duda) Sade, el «Rhythm Nation» de Janet Jackson, que ha sido una gran influencia, y que fue producido por… ¿quién lo produjo? (duda un momento como si estuviera contestando a un examen, pero contesta antes de que me dé tiempo a intervenir), ah, sí: Jimmy Jam y Terry Lewis. También creo que muchos de esos sonidos vienen porque he usado esos sintetizadores Prophet, una batería electrónica llamada The Tempest, con la que hice todos los “beats”… Crecí en los 80, definitivamente eso influyó mucho en mi percepción. La estética de la música de los 80 es muy diversa, realmente brillante, fresca y sintética. Y, de alguna manera, quería abrazar la tonalidad artificial de los instrumentos electrónicos. Pero también quería que mi voz sonara lo más auténtica, orgánica y elemental en cada canción.
En ‘Video Games’ de hecho, cantas “I don’t wanna be your personal Jesus”. Claro, para alguien como yo, que también creció en los 80, suena a homenaje a Depeche Mode, pero ¿es accidental o es deliberado?
Ha sido muy intencionado. Hay un montón de alusiones a la cultura pop de esa era y de los primeros noventa: Depeche Mode, ‘La guerra de las galaxias’ [NdR: Uno de los temas del álbum se titula ‘Death Star’]… Todas estas cosas de iconografía pop están diseminadas por el disco.
«Este disco receta maneras de sobrevivir en tiempos de crisis»
‘The Ascension’ tiene un significado muy religioso: La Ascensión de Jesús al Reino de los Cielos. Pero… ¿cuál es el significado de la Ascensión en este disco?
De alguna manera, tomé prestado el concepto y lo resignifiqué. Y es muy importante señalar que la Ascensión recae sobre mí. Significa que, aunque yo esté ascendiendo a un grado superior de conciencia, aún permanezco en la Tierra y realmente quiere decir que esa iluminación recae sobre mí. Para mí, la esencia es la transformación de lo físico a lo espiritual, la sublimación de la conciencia. Este disco trata de resolver muchas cuestiones y receta maneras de sobrevivir en tiempos de crisis. Algunas de las canciones son de negociación, otras son de enfado, otras son maliciosas, otras te repelen… Algunas canciones te ven escapar, otras las quieres ignorar, hay canciones sobre estar medicado [NdR: uno de los temas se llama ‘Ativan’, que es el nombre que tiene en EEUU el Lorazepam]. La Ascensión te sugiere que el mejor procedimiento de actuar es: libérate a ti mismo de todo eso. Olvídate de los problemas del mundo y céntrate sólo en los problemas que están a tu alcance; que todas las respuestas pueden estar en gran parte dentro de ti si eres capaz de ascender de todo el caos del mundo.
Uno de los temas, ‘Run Away with Me’, conecta con la idea del Apocalipsis que ya aparecía en ‘All Delighted People’ y ‘The Age of ADZ’. Pero, ahora, ¿usas esa idea del Apocalipsis como metáfora del mundo actual?
Sí… (pausa). Sí. Creo que todos tenemos una conciencia del Apocalipsis en estos momentos. Hay una crisis global, hay todos los cambios dramáticos en política, los excesos sociales… Ahora todo es tan provisional… Obviamente estoy respondiendo a eso.
«Lo grande de la vida es el amor. Es algo en lo que siempre puedes refugiarte en tiempos de crisis»
Ese escudo a los excesos está respondiendo a asuntos que son muy serios, de una manera constructiva… pero también un poco absurda. Aunque creemos que estamos siendo testigos del Apocalipsis, es que cada generación tiene su propia manifestación de la obsesión por el Apocalipsis. En la escatología, en la religión, en el cristianismo, el Apocalipsis significa el fin de los tiempos y el segundo advenimiento de Jesucristo. ¿Cuántas veces se ha anticipado esto, desde el punto de vista religioso, a lo largo de las diferentes épocas? Para los que vivieron la I Guerra Mundial, la II Guerra Mundial, todo eran señales del fin del mundo, por ejemplo. Cada generación tiene su propia “agenda del Apocalipsis”. Ahora hay amenazas como esta “era de los excesos”, excesos que destruyen todo. Destruyen los gobiernos, las instituciones, las sociedades, la tecnología, las corporaciones… Todas esas cosas que estaban creadas supuestamente para sostener las vidas de las personas, van a desaparecer. Hay una sensación de paranoia, de que nada va a aguantar y que nada ya es sagrado. (Pausa larga). Lo que siento que está ocurriendo es que estoy construyendo esa paranoia en la que estoy atrapado, enfrentándome a ella y… es difícil saber qué hacer. Honestamente, para mí, lo grande de la vida es el amor. Es algo en lo que siempre puedes refugiarte en tiempos de crisis.
El amor es uno de los grandes conceptos del álbum. Pero… ¿qué clase de amor? ¿El amor romántico, a Dios, a la humanidad? ¿O en cada canción hablas de algún tipo diferente de amor?
Creo que es sobre la multiplicidad del amor. El amor tiene muchas, muchas manifestaciones. En inglés no tienes una palabra para cada tipo de amor, pero hay descripciones que podemos usar como “el amor es paciencia”, “el amor es atento”, “el amor no está enredado con la maldad”, «el amor es perdón», «el amor es benevolencia», «el amor es sacrificio»… Creo que hay muchas manifestaciones del amor. Creo que el amor romántico te anima, te permite transformarte al abrazar las sensaciones físicas del romance; es muy simple, alegre y primitivo de alguna manera, pero puede generar buena energía. Y también digo que el amor es trabajo. El amor requiere esfuerzo. Es una inversión.
«Si realmente pretendemos que la democracia sea alcanzable para todo el mundo, no podemos seguir manteniendo la disparidad de ingresos»
Aparte del amor, hay mucha política, aunque de manera metafórica. En ‘America’, pareces dirigirte a un amante tóxico, pero también a Donald Trump. ¿Cómo has vivido su mandato? ¿Qué esperas para las elecciones de noviembre? [“Oh”, suspira Sufjan]. Porque el mundo se ve convulso en general; pero es que los EEUU lo parecen aún más. Al menos, esa es la visión que tenemos desde Europa…
Ya (risas). La verdad es que creo que esta es un buena encrucijada para América. Nos han enseñado que [nosotros] inventamos la democracia, que vivimos en una sociedad que es justa, caritativa, llena de posibilidades e innovaciones. Pero tenemos que darnos cuenta que cualquiera de nuestros privilegios y poderes están construidos sobre sistemas de opresión y manipulación. Hay una desigualdad económica increíble, muy extrema, aquí. Los ricos se hacen cada vez más ricos, los pobres más pobres. Este es el problema real con el que tenemos que lidiar. Si realmente pretendemos que la democracia sea alcanzable para todo el mundo, no podemos seguir manteniendo esta disparidad de ingresos; esta disparidad de libertades, esta disparidad de opciones. Este es el problema de verdad. Pero necesitamos… (pausa larga). Necesitamos empezar a desmontar nuestra mitología; reinvestigar todos los conceptos que nos han contado sobre la grandeza de América; parar un tipo de propaganda que es falsa.
Creo que los ideales americanos están construidos fundamentalmente sobre el conflicto. Para lo bueno y lo malo. Es un conflicto entre entre posibilidad y coste, entre sueños y desesperación; conflictos de clases y todos esos conflictos ideológicos, causados por la identidad. Es difícil de resumir, porque no tenemos una herencia cultural clara. [EEUU] es un crisol, con multiplicidad de gentes, culturas e ideologías. Pero creo que cuando te encuentras con una crisis de identidad como la que tienes en América, tratas de construirte una tú mismo. Y esa creo que es una de las grandes ventajas de vivir en EEUU. Puedes vivir el sueño americano, que [dice que] hay oportunidades por igual para cada americano y que tus aspiraciones se pueden alcanzar independientemente de dónde vengas… Pero también tienes la oportunidad de construir tu propia realidad. Pero, obviamente, las oportunidades están muy distantes unas de otras. Cada fortuna es una escena del crimen. ¡Tenemos que lidiar con las escenas del crimen!
¿Y te sientes optimista? Porque el disco no me lo parece. Más bien al contrario…
¡Sí! De hecho, ¡soy optimista! Ya sé que el disco parece pesimista, desesperado… pero no estoy en estado de desesperación. Y no creo que hubiera sido capaz de escribir este material si no tuviera el optimismo y la confianza suficientes para captar mejor el tema. Creo que hay esperanza. Debe haber esperanza. Tengo fe, mucha fe, en el mundo, en la sociedad, en la humanidad; fe en mí mismo, y creo que es de aquí de donde viene. La fuente última de mi optimismo, de la esperanza que tengo en la vida, soy yo mismo, viene de dentro de mí. Tenemos todo el derecho de luchar contra los problemas de una manera desesperada. Y tenemos todo el derecho de no sentirnos obligados a ofrecer ninguna respuesta. Quiero exponer varios argumentos en este disco, pero no quiero sacar ninguna conclusión. No creo que ese sea mi trabajo.
Quería preguntarte por ‘Video Game’. Leo que su mensaje es: “tu (incalculable) valor nunca debería estar basado en la (efímera) aprobación de los demás”. Es un tema donde criticas las redes sociales, la adicción a los “likes”. Pero la protagonista es Jalaiah Harmon, famosa por un vídeo viral de TikTok. ¿No es esto un poco contradictorio?
Sí… El problema que tuvimos con este asunto es que ella apareció con ese baile fantástico (que tomamos prestado), pero ella no había obtenido ningún crédito ni había ganado nada con él. Creo que cuando estuvimos haciendo la lluvia de ideas para el videoclip de esta canción, pensé que podíamos contar con ella y le dimos libertad total, para darle a ella una plataforma para enseñar su trabajo y que le pagaran por ello. ¡Necesita ganar dinero por su trabajo! (risas) Y darle una oportunidad para lucirse. Pero yo no pretendía mostrarla a mala idea. Quería otorgarle un valor, celebrar su trabajo (pausa). Ella no quiere ser “viral”. Realmente es una persona muy humilde.
¿Y tú usas las redes sociales? Tienes perfiles oficiales en Tumblr e Instagram. ¿Pero los usas en tu vida privada?
No, no tengo ninguna. El mánager del selló abrió el Tumblr hace como 10 años. No tenía ni web y el Tumblr fue como “la web de Sufjan Stevens”. Mi sello tiene un Instagram. Pero no tengo oficialmente. Ni leo (RRSS).
Volviendo a ‘Video Game’, la canción. Me gusta mucho. ¿Te has planteado alguna vez hacer un disco del estilo? De canciones de dance pop.
Me encantaría. ¡Creo que sería un buen reto! Música pensada específicamente para clubs quieres decir, ¿no? Oh, me encantaría (pausa). Soy un DJ raro. Se necesita cierto talento. Es un tipo de habilidad muy especializada. Pergeñar algo para hacer que la gente se mueva es bastante sublime.
Cambiando radicalmente de tema… Sobre la pandemia, ¿cómo la has vivido/la estás viviendo?
Me mudé de la ciudad de Nueva York el año pasado. Ahora estoy viviendo en el campo, en el estado de Nueva York, en las Montañas Catskill. He vivido en Nueva York durante 20 años. Este ha sido mi primer año en el campo. Durante la pandemia he tenido mucha suerte, me siento muy agradecido por haber sido capaz de estar aislado en la naturaleza. Me he cuidado mucho haciendo un montón de jardinería, senderismo, pasando mucho tiempo en la naturaleza… La verdad es que ha sido muy bueno para mi salud mental.
¿Y cómo crees que ha afectado o va a afectar a la industria musical? Bandas, sellos, músicos, tours. ¿Cómo ves la idea de dar conciertos ahora mismo?
Creo que puede ser un buen escenario para la industria, para instruirnos en cómo manejar nuestros asuntos de una manera más adecuada a nuestros propios recursos. Obviamente, el mercado es más pequeño, y va a quedar una escena famélica. La gente se va a tener que adaptar a eso. Puede ser algo bueno. Obviamente, va a ser una lucha enorme para las bandas pequeñas cuyos ingresos provienen enteramente de los conciertos, eso es realmente inasumible para muchos artistas, va a ser duro. Pero a los artistas más grandes, precisamente porque va a quedar una escena famélica, va a hacerles ser más creativos, contar con sus propios recursos a la hora de crear su trabajo. Para mí, en mi pequeño rincón de la industria… (pausa, duda). Mi carrera siempre ha sido paralela, financieramente a… No he dependido nunca de una gran estructura para ser creativo y sostenible. Intento contener gastos, no gastar más que lo que tengo y trato de contar solo con mis recursos. Incluso este disco no me ha supuesto coste porque lo he hecho todo yo, lo he tocado prácticamente todo, he sido el ingeniero, lo he mezclado… Hasta he hecho el diseño. Soy el propietario de mi sello… todas estas cosas me producen beneficios, ahora más que nunca. No necesito hacer giras, no necesito vender millones de discos para poder vivir, lo hago todo de la manera más sostenible. Pero pienso en esos artistas que viven rodeados de sellos, agencias, mánagers… La parte más grande de la industria, artistas cuyas carreras son más para otra gente que para ellos mismos. Entiendo que no todo esto trata ya de dinero, sino de desarrollar un sistema de negocio que sea sostenible a largo plazo.