Una señora gruñona quejándose de todo y un señor al lado soltando carcajadas. Así podríamos resumir ‘Supongamos que Nueva York es una ciudad’, la exitosa docuserie de Netflix. Pero, claro, si la cascarrabias es Fran Lebowitz y el risueño estruendoso es Martin Scorsese, la cosa cambia: las quejas se transforman en lúcidas reflexiones cómicas e inspiradoras lecciones vitales, y las carcajadas en la manifestación más pura y sincera de la más absoluta admiración.
Scorsese se divierte filmando a la escritora, a una amiga a quien venera. Y eso se transmite con enorme fuerza al espectador. Le gusta tanto filmarla, escucharla, que ya es la tercera vez que lo hace. La primera fue en ‘Public Speaking’ (2010), un documental de HBO que mezclaba la biografía de la escritora con su característico parloteo. La segunda en ‘El lobo de Wall Street’ (2013), donde interpretaba el papel de jueza (en un guiño a su personaje en ‘Ley y orden’). Y la tercera esta serie, que funciona como ampliación y continuación del documental.
‘Supongamos que Nueva York es una ciudad’ es menos biográfica que ‘Public Speaking’ y más parlanchina. Cada capítulo tiene un hilo conductor, una charla rodada en el bar del National Arts Club donde la autora de ‘Vida metropolitana’ (1978) habla sobre diversos temas: cultura, transporte urbano, deporte y salud, gestión presupuestaria, música, librerías (a propósito de este tema, a finales de febrero se estrena el documental ‘Libreros de Nueva York’, donde Lebowitz tiene una presencia destacada).
En cada episodio, su llegada al club está rodada como si fuera una humorista entrando al local en el que va a actuar, como Louis C.K. accediendo al Comedy Cellar en ‘Louie’. Y es que, en esencia, ‘Supongamos que Nueva York es una ciudad’ es como un gran monólogo cómico, una charla dividida en varios segmentos (hay también mucho material de archivo), llena de divertidas observaciones y punzantes reflexiones, expresadas con la gracia y la sabiduría escénica de la mejor de las humoristas. Una visión ácida, nostálgica y fascinada sobre Nueva York, que sirve como contrapunto y complemento de la reciente ‘How to with John Wilson’ e incluso de los libros de Vivian Gornick. 8.