Florence + The Machine presentaba su nuevo álbum ‘Dance Fever’ con ‘King‘, actualmente el top 1 de JENESAISPOP; después jugaba al despiste con la experimental ‘Heaven Is Here’, y se reservaba ‘My Love’ como tercer avance del álbum que saca el próximo 13 de mayo. La jugada recuerda a cuando ‘Ship to Wreck’ no fue el primer single de ‘How Big, How Blue, How Beautiful‘, ni ‘Hunger’ fue el primer single de ‘High As Hope‘.
‘My Love’, nuestra «Canción del Día», es fácilmente la canción más pop de Florence Welch desde ‘Ship to Wreck’: por fin ha vuelto a hacer una canción que puede sonar en la mayor emisora de radiofórmula de Reino unido, Radio 1, cosa que de hecho está sucediendo; y una canción que nos permite quejarnos de que la radiofórmula española no la apoye.
No siempre fue así: Florence ha contado que ‘My Love’ comenzó como una pieza acústica que era exactamente «un pequeño poema triste» sobre su bloqueo creativo en torno a la pandemia. Entonces, según su propio relato, el productor Dave Bayley de Glass Animals llegó para convertirla en la pieza enérgica que es, lo cual encantó a la artista porque «a veces las mayores canciones de baile tienen un poso muy triste detrás».
La artista narra su tristeza por encontrarse «las páginas vacías», los «brazos vacíos» y los «cielos vacíos» en las estrofas, mientras el estribillo plantea no saber dónde situar su amor, si dejar que pase el tiempo o qué. Pese al uso del término «baile» utilizado por la propia artista para definir la canción, la producción no es nada Calvin Harris sino 100% Florence + the Machine, gracias a esos jadeos y también a esa orquesta que tanto hace por la elegancia del videoclip. En el mismo, vemos a Florence aparecer sobre el escenario como una diva, para después despeinarse en la desesperación y al final desplomarse.
Explica la nota de prensa de Universal que justo antes de la pandemia, «Florence estaba fascinada por la coreomanía, un fenómeno renacentista en el que grupos de personas -a veces miles- bailaban salvajemente hasta el punto de agotarse, colapsar y morir. La imagen resonó en Florence durante el encierro: pareció extrañamente premonitoria tras más de una década de gira sin descanso». Y es que el baile fue la disciplina a la que Florence recurrió en los primeros días de sobriedad para superar su adicción al alcohol, introduciendo «elementos folclóricos del pánico moral de la Edad Media».
Continúa la nota: «En estos últimos tiempos de torpeza y confinamiento, la danza ofrecía propulsión, energía y una forma más coreografiada de ver la música». Las letras del álbum también están influidas por «las heroínas trágicas prerrafaelistas, la ficción gótica de Carmen María Machado y Julia Armfield, y la ola visceral del cine de terror popular, desde ‘Midsommar‘ a ‘La Bruja’ pasando por ‘El hombre de mimbre'».