Dani Martín da la sorpresa en SanSan

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Dani Martín da la sorpresa en SanSan

Las veces que Dani Martín ha hablado de esa cosa llamada “indie” ha levantado ampollas, aunque alguna vez hablara con razón. Pero esos tiempos quedan ya lejos y Martín ha empezado a tocar en festivales, por primera vez en su larga carrera, a sus 45 años. Él mismo, durante su concierto en SanSan, lo recuerda, mostrándose encantado de actuar en un nuevo contexto. Foto: Ainhoa Laucirica

Pensé que Martín ya había tocado en algún festival tipo Sonorama, pero no. Dijo que le gustaría actuar concretamente en este festival, pero aún no lo ha hecho. El de SanSan fue su primer concierto en festivales, y el de Río Babel será el segundo. ¿Miedo por que Martín se convierta de repente en un nombre fijo de los festivales españoles cual Love of Lesbian o Vetusta Morla? Por un lado es improbable que suceda. Por el otro, su show ha sorprendido para bien.

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No, no me parecen maravillosas las letras de Martín de repente, ni sus discos suenan a gloria bendita de la noche a la mañana, pero Martín es un consumado profesional sobre el escenario, un «showman» que vierte toda su energía en entretener. No es el único, pero los años de experiencia se notan. También ayuda su repertorio, centrado en las nuevas versiones de El Canto del Loco que acaba de publicar, que apelan a la nostalgia pero resultan, a su vez, muy relevantes hoy en plena eclosión de la moda pop-punk. Hacía 15 años que no las escuchaba y me las sabía todas de memoria. Quien diga que no son buenas, miente.

‘Volverá’, ‘Son sueños, ‘Puede ser’… El show de Martín arranca con varios clásicos de El Canto del Loco que tenías grabadas en el cerebro aunque no lo recordaras. “Yo tuve una banda que ahora es vuestra, canciones que te atrapan y que recuerdas”, canta Martín después en la original ‘No, no vuelve’ con toda la sutileza que le caracteriza.

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Ninguna de estas canciones, tampoco las emotivas ‘Peter Pan’ y ‘Tal como eres’, ni la divertida ‘Zapatillas’, ni ‘Nada volverá a ser como antes’, ni esa ‘Insoportable’ que sigue siendo insoportablemente pegadiza y con la que Martín concluye su show, suena fuera de contexto en ningún festival “indie” actual. Ginebras, presentes en el concierto y a las que Martín saluda desde el escenario, escriben canciones igual de comerciales. Emlan, vástago musical de El Canto del Loco, canta el jingle oficial de ‘SanSan Festival’ y actúa unas horas antes. Nostalgia o no, la mecha de estas canciones sigue sin apagarse.

Pero al final da igual que no hayas seguido la carrera de Dani Martín en solitario, que canciones como ‘Emocional’ te resulten empalagosas, que sepas que nunca en tu vida vayas a escuchar ‘Mentira’ por tu cuenta aunque reconozcas que su ritmo latino aporta una necesaria variedad al setlist. Martín actúa tan seguro de sí mismo que te vende cualquier cosa. Casi ni prestas atención a las letras mientras él se desvive encima del escenario como si llevase 5 años sin tocar. Y además descubres a una persona que cae bien. Es una afirmación que he escuchado de varias personas y que suscribo: Martín ha actuado en un festival “indie”, ha abierto las puertas a que le juzgue un nuevo público que no es el que le va a ver siempre en estadios y se lo ha metido en el bolsillo.

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Quitando los ojos de Dani Martín, el concierto cuenta con su banda, con sus chorros de fuego que emergen en el escenario sin venir mucho a cuento y con sus visuales sentimentales, y da pie a un momento completamente absurdo cuando, durante una de las últimas canciones, aparece en el escenario una persona disfrazada de chimpancé para hacer el bobo. Cuando te preguntas qué significa este cameo, Martín cuenta que su madre siempre se lo pregunta y él dice que no lo sabe. Pues porque sí. No todo tiene que tener sentido. Aunque tampoco el absurdo por el absurdo aporta demasiado, como es el caso. Mejor aún, el concierto de Dani Martín en SanSan se sostiene gracias a las canciones.

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Otro artista al que saluda Dani Martín desde el escenario es Álvaro de Luna, que ha actuado unas horas antes, durante el atardecer, y se encuentra entre el público. El ex integrante de Sinsinati se postula como una especie de Dani Martín millennial, aunque no convence ni su forzada voz ronca, ni sus genéricas canciones de pop-rock, que se difuminan unas con otras.

Con un estilo más pop-punk, más Pignoise, Emlan presenta su disco ‘Nuestro plan’ y anima el ambiente con canciones como ‘Mi mejor parte’. Algunas huelen a sintonía de ‘Física o química’ por eso de mezclar guitarras con letras sentimentales llenas de clichés que de punk tienen muy poco, pero el concierto resulta bastante más entretenido que el anterior.

Decepciona el show de Rojuu debido a los problemas técnicos. El artista sabe moverse en el escenario y tiene carisma, pero la petaca no deja de darle problemas y las continuas visitas de los técnicos a la tarima distraen. A menudo la base suena considerablemente más alta que la voz, como en ‘Un paseo más’, otras el playback se come la voz de directo, y da la sensación que Roc Jou Morales interactúa con el público más veces para explicar problemas técnicos que para presentar las canciones. Foto: Gloria NM

Salva el concierto de Rojuu la pegada que tienen sus canciones. Su pop vocoderizado definitivamente aporta oxígeno entre tanto guitarreo festivalero, y el set empieza fuerte con ‘NEZUKO’, continúa por hits como ‘UMI’ o ‘Tan Lind4’ e incluye la olvidada pero celebrada ‘Triángulo amoroso’. Sorprende que la banda de Rojuu está integrada, a la batería, por Yawners y al bajo y samplers por Depresión Sonora, lo que hace que el show parezca el de un supergrupo. Eso sí, la personalidad de Rojuu acapara todo: el artista presenta un look muy emo, todo de negro, también el pelo, en plan Billie Eilish, e incluso saca a pasear al escenario una espada de ‘Kingdom Hearts’.

A rebosar está el concierto posterior de Niña Polaca, que actúan en el mismo escenario, en el Calaverita, convertido definitivamente en un grupo con muchísimo futuro gracias a la popularidad de temas como ‘Pdr Snchz’, coreada hasta lo ensordecedor, o por supuesto ‘Nora’. Otro de los momentos álgidos del concierto ocurrió con la entrada en el escenario de Magui de Gineberas y un integrante de Crystal Fighters, que tocaron con Niña Polaca ‘Magaluf’. Su directo estaba tan lleno de gente que no me extrañaría ver a la banda de Surma, Beto, Sandra y Kobe tocar en escenarios más grandes en el futuro. Foto: Gloria NM

Llegada la madrugada, el DJ set de Cori Matius era justo lo que el público necesitaba para entrar en modo «clubbing». Electrónica de baile que suena de lujo, en el sentido técnico, samples de Daft Punk… y más en un set espectacular que termina con la irrupción en el escenario de Rocío Saiz bailando como una descosida ‘Ay mamá’ sin camiseta, al estilo Delacroix. La cantante de Las Chillers y ex-integrante de Monterrosa es la siguiente artista programada para pinchar, y su set, mucho más pachanguero, se centra en hits dosmileros tipo ‘Dime’ de Beth que dan la vida al público. Eso sí, Rocío por poco no se desnuca lanzándose impulsivamente al público en pleno modo rockstar.

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