Wolf Alice vuelven por la puerta grande pero con cierto espíritu de debut

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Wolf Alice vuelven por la puerta grande pero con cierto espíritu de debut

Vi por primera vez a Wolf Alice en directo hace 5 años, un 24 de noviembre en una sala muy pequeñita de un barrio del suroeste de Londres. Venían de publicar semanas atrás el aclamado ‘Visions Of A Life’, y recuerdo que la energía de ese bolo estuvo increíble. Quizás demasiado para mi gusto y mi poca tolerancia a los pogos, así que en esta ocasión decidí situarme unas filas más atrás para poder disfrutar mejor del big picture.

Los chicos de Wolf Alice colgaban el cartel de entradas agotadas en La Riviera de Madrid para hacer su segunda parada en el tour europeo de ‘Blue Weekend’, su último álbum. Ellie Rowsell se mostró muy agradecida en un par de ocasiones, afirmando que se trataba de la primera vez que hacían sold out con un bolo propio en la capital española.

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El setlist de Wolf Alice en este tour (si bien sufría alguna alteración en comparación con su concierto en Lisboa pocos días atrás) acapara casi todo ‘Blue Weekend’, a excepción de los temas de intro y outro ‘The Beach’ y ‘The Beach II’. El segundo disco más tocado fue su debut, ‘My Love Is Cool’, si bien solo por una canción más que ‘Visions Of A Life’. La banda británica tiene ya a sus espaldas tantas canciones que hasta se puede entender que prescinda de la por ejemplo maravillosa ‘Turn To Dust’.

En cualquier caso, el concierto de Wolf Alice comenzó y lo hizo con unos minutos de retraso que finalmente consiguieron recuperar debido al aceleradísimo ritmo de su show. Ellie y compañía no se van por las ramas hablando entre tema y tema o interactuando con el público. Ellos han venido aquí a tocar y así lo demuestran, empezando con la enérgica ‘Smile’, uno de los cortes más guitarreros del último disco. Desde el minuto uno se sabe cuál es el rol de cada uno sobre el escenario: Ellie Rowsell es la frontwoman, con un carisma y un aplomo de cuidado, pero con una actitud muy lowkey que la hace aún más interesante. Y Theo Ellis, el bajista, es quien hace de animador, robando muchas veces el foco.

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La primera parte va rodada, sonando casi sin descanso ‘You’re a Germ’ y ‘Formidable Cool’, temas con los que Wolf Alice se presentan como lo que siempre han sido: una banda de rock que, efectivamente, crea pogos. ‘Blue Weekend’ es un disco que coquetea con el dream pop e incluso la balada, por lo que su sonido actual sí ha cambiado relativamente. Lo cual no quita que el público lo reciba peor, y muestra de ello es el spoken word coreado que Ellie se marca en ‘Delicious Things’ o la atmosférica ‘Lipstick On The Glass’, las próximas en sonar.

Lo único que nos han dicho en este punto del concierto es «hola, Madrid» y poco más. Se agradece que los artistas se explayen un poquito más a la hora de interactuar con sus fans, sobre todo si vienen de otro país, pero se lo perdonamos por las fantásticas versiones de ‘Planet Hunter’ y ‘Space & Time’ que ofrecieron minutos después, llevándonos de vuelta a ese 2017. Se respira tanta intensidad que incluso Ellie se bebe un lingotazo de ginebra a mitad de canción. Y, de golpe y porrazo, Wolf Alice se quitan de encima su segunda canción más escuchada en Spotify. Es el turno de ‘Bros’ y toda La Riviera enloquece durante 3 minutos y 44 segundos de nostalgia pura.

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Todo ello para dar paso a una de las mejores secciones del setlist. Ellie deja su guitarra eléctrica para interpretar de una manera más teatral la acústica ‘Safe From Heartbreak (If You Never Fall in Love)’, bajo un foco que proyecta su sombra en la lona de tela blanca enorme que cuelga por detrás. Un movimiento escénico que rechina un poco con la propuesta sobria que predomina, pero que nos pareció correcto. La tranquila ‘How Can I Make It OK?’ se sucedía después, demostrando ser una de las favoritas del nuevo disco por parte del público. Y aquí ocurrió lo contrario: después de la calma, llegó la tormenta. Las luces verdes poseyeron a Ellie en ‘Play the Greatest Hits’, el tema más tralla de ‘Blue Weekend’ que nos devuelve a los viejos Wolf Alice de nuevo.

Para bajar esas revoluciones decidieron meter ‘Silk’, mi canción favorita de Wolf Alice de siempre pero de la que prefiero su versión de estudio. No se transmitió del todo la inmensidad y profundidad del tema, por el sonido y por su quizás poca energía en ese punto ya avanzado del show. ‘Feeling Myself’ salvó un poco ese bache, si bien la siguiente sección no deslumbró tampoco. Después del remember con ‘Lisbon’ vinieron los casi ocho minutos de ‘Visions Of A Life’, los cuales están bien si decides cerrar con ellos. No quito mérito a los (un poco interminables) solos de guitarra de Ellie, pero aquello provocó que algunas personas de mi alrededor comenzaran a bostezar en ‘Hard Feelings’. Una pena porque se trata de una de las canciones más preciosas del último trabajo.

Antes del encore había sonado ‘Giant Peach’, también algo metida con calzador. Por suerte, Wolf Alice supieron volver a levantar el momento final con un último trío de ases que funcionó. Al regresar al escenario quisieron volver a sus inicios con ‘Moaning Lisa Smile’ para después culminar con dos de las mejores canciones de su carrera. Primero fue el turno de la balada a lo David Bowie ‘The Last Man On The Earth’, que pone los pelos de punta, y por último la mítica ‘Don’t Delete The Kisses’, con toda La Riviera coreando ese «What if it’s not meant for me?» que es casi un himno generacional.

Está claro que la popularidad de Wolf Alice ha crecido considerablemente en los últimos años y que este último disco, ‘Blue Weekend’, tiene una calidad sonora que ya les eleva a otra cosa. Quizás por ello deberían darle una vuelta al ritmo del setlist (no por minutaje sino por dinamismo) y esforzarse un poco más en crear esa intimidad con el público. Este concierto de Wolf Alice recordó bastante a aquel de 2017. Y eso a la larga puede ser muy bueno o muy malo. 7,6.

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