Christine and the Queens: «Este disco me tiene jodido porque toda mi verdad está en él»

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Christine and the Queens: «Este disco me tiene jodido porque toda mi verdad está en él»

Christine and the Queens publica este viernes ‘Paranoïa, Angels, True Love‘, el disco más ambicioso de su carrera y el Disco de la Semana en estas páginas. Un trabajo profundamente personal y autobiográfico, atravesado por temas como la muerte, la fe, el amor o la transición de su autor, e inspirado en ‘Angels in America’, la obra de teatro de Tony Kushner, que sirve de desarrollo a la introducción al proyecto que fue ‘Redcar les adorables étoiles‘ (2022). Mike Dean, mano derecha de The Weeknd o Kanye West, echa un cable a Red en la producción de este enorme disco en concepto y envergadura en el que hasta Madonna protagoniza un papel recurrente, y en el que el artista francés se abre en canal y entrega todo de sí.

JENESAISPOP tiene el honor de hablar con el artista francés pocos días antes de que actúe en el Primavera Sound de Barcelona y ofrezca uno de los conciertos destacados de la jornada. Chris es un entrevistado igual de generoso que en su música, su forma de expresarse es sabia, tranquila y filosófica, pero cuando quiere también derrapa hacia la pura dramaturgia y la interpretación. Pero ni conociendo al sujeto estoy preparado para la entrevista tan profunda y vulnerable que se avecina…

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¿Cómo defines tu fe y qué lugar ocupan los ángeles en ella?
No sé si puedo definir mi fe, para mí es una práctica. Es como una estructura de meditación, como geometría. En esta estructura vuelco mi corazón para que me proteja. Empecé a pensar en los ángeles porque perdí a alguien y necesitaba expresar lo que sentía, que era un cambio de energía, no tanto una desaparición. Esa persona se fue pero a otro lugar. Sigue habiendo conversaciones pero ahora están destiladas a través de muchos signos. Para mí incluso la duda dentro de la fe es maravillosa. Yo he empezado a creer y no creo que vaya a parar.

¿Qué impacto tiene ‘Angels in America’ en tu vida?
Lo descubrí de joven leyendo a Tony Kushner, porque yo vengo del teatro. Mi sueño, antes que ser cantante, era ser director de escena. Me impresionó el texto, me recordaba a Jean Genet, me parecía muy “shakespeariano”, muy camp. Pero lo que me llevó a hacer un disco inspirado en ‘Angels in America’ fue la adaptación a la tele de Mike Nichols. En la serie, el concepto del ángel es brillante, está muy bien pensado. Empecé a pensar en el tipo de música que emularía la serie… Quería golpear los grandes tambores del existencialismo porque estaba sufriendo y la película me abrió una puerta. Los ángeles hacen exactamente eso, son un puente hacia la fe, son la primera puerta, no son tan amenazantes como Dios, son mensajeros. Dios es un concepto demasiado vasto y puede tirar para atrás y dar mucho miedo. Los ángeles tienen encanto. También en la obra de teatro de Kushner son personajes amables e imperfectos.

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Además, se supone que los puedes ver…
Bueno, también puedes oírlos, sospecho yo. De hecho, cuando te abres a conversar con ellos, puedes incluso sentirlos, porque ya estás cerca de ellos, ya has abierto el camino…

¿Qué pensó Mike Dean del concepto del disco y de qué manera te ha ayudado a realizarlo?
Si no lo hubiera entendido, el disco no existiría… La verdad es que Mike comprendió muy fácilmente lo que quería hacer. Los dos somos Géminis así que tenía muchas ganas de trabajar con él. De hecho, fue él quien se ofreció a trabajar conmigo. Yo, claro, le dije que sí… Le conté que quería hacer una ópera rock inspirada en ‘Angels in America’ pero también que estaba escuchando a Portishead muchísimo. Él también. A los dos nos unió nuestra obsesión por el sonido y rápidamente sentí que había conocido un amigo. La primera canción que escuchó fue ‘I feel like an ángel’ y le encantó. Nos entendimos. Eso me permitió ya volverme loco… La mayoría de canciones las escribí rápidamente en las primeras horas de la mañana, y después las acabábamos entre los dos por la noche.

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Aprendí mucho de trabajar con Mike Dean. Me volví a encontrar con todo lo que amo de la música. Me reencontré con cosas que estaban en mí y había olvidado… Me inspira el minimalismo, la labor de mezcla en la producción musical, me inspira la inteligencia emocional… Mike me ha permitido crear mi obra más personal y él ha protegido eso, me ha ofrecido su protección.

¿Con qué cosas te has reencontrado?
He vuelto a confiar… A veces la música simplemente fluye a través de ti y tienes que dejar que estalle y proteger eso. Siento que gran parte de mi labor como artista ahora mismo también es la de proteger.

Las canciones son largas, ¿te has permitido fluir en ellas y ver dónde te llevan?
Exactamente, señor. Es algo que en mi arte siempre ha estado, pero antes me encontraba en un lugar más pop, más seguro. Antes creía más en el pop porque creía que podía ser un caballo de Troya. Ya no se protege tanto el flow, se busca la eficiencia. Por eso me cobijé en el rock ’n roll, estaba redescubriendo a Led Zeppelin, su historia eterna de luz y amor, de caballero medieval… Como músico quiero eso para mí mismo, porque me hace levantarme por las mañanas y sentirme más valiente. Ya no puedo volver a atrás y hacer lo que hacía antes, que, a veces, era poner en duda esa tendencia que mi música siempre ha tenido. Las mejores canciones que he escrito son narrativamente las más libres: ‘iT’, ‘Doesn’t matter’, ‘Saint Claude’… Son las canciones sagradas, canciones que te bendicen con algo más sabio que tú y que después quieres estudiar. Lo que amo de la música es la belleza de ese río de conciencia… no SU “stream”, sino El “stream”…

No te quería preguntar tan pronto sobre las discográficas pero, ya que estamos, ¿crees que los ellos subestiman al público y su capacidad para entender el arte?
Sí lo creo porque las discográficas tienen una manera ultracapitalista de hacer las cosas. Subestiman el rol del público como alquimista del arte. Trabajan con miedo, para el miedo… y el artista siempre es ese loco que protege el cuadro. Pero esto no es nada nuevo, pienso en los impresionistas, por ejemplo… Todo gesto artístico tiene un punto incómodo, disruptivo, y ahí es cuando entra esa persona que desee entender y protegerlo… El arte, como método de expresión propia y personal, es revolucionario por definición y al capitalismo eso no le gusta. Al capitalismo le gusta lo predecible, te hace fantasear con un viral, es la falsa promesa de una lotería. A la gente eso le está atrapando, es una disociación… Estaba leyendo a William Blake, que dice que “cuando el dinero entra en juego, los artistas están en peligro”. Se convierte en una lucha de kung-fu de los unos contra los otros. Pero no es tan trágica la cosa: hay gente que entiende, que protege… No pasa nada por tener que explicar alguna cosa. Por otro lado, creo que los artistas deberíamos estar más sindicalizados, trabajar juntos. Debería ser todo mucho más sano. Y sobre todo debemos confiar más en el arte, y aquellos que lo practicamos deberíamos tener más voz que probablemente aquellos que lo venden.

«‘Redcar’ es un disco maravilloso e incomprendido, 2026 será su año»

¿Idealizas un pasado sin industria? ¿Tienes alguna idea que pueda mejorar la situación actual?
No, no idealizo un pasado sin industria porque nací en los ochenta. No recuerdo un momento en que la música fuera realmente libre. La música actual quizá sí, pero cuando nací la música ya estaba dentro de un sistema. Un sistema en el que estamos todos, por cierto. No tengo ninguna solución pero como artista me da pena que se des-politicen las conversaciones. Como artistas no nos podemos defender bien a nosotros mismos porque ni siquiera como artistas estamos convencidos de que somos ciudadanos de una sociedad. La propia industria nos impide pensar en nosotros de esa manera imponiéndonos barreras para aislarnos y competir entre nosotros. Creo que la comunidad podría ser una respuesta, una comunidad de artistas que busquen juntos mejorar la situación, que hablen con las discográficas e intenten hacer que este mundo sea más sano. El mismo hecho de entablar estas conversaciones es un acto político que también es un acto humano. Siento que podríamos hacer más…

Muchos artistas han hablado recientemente sobre sus problemas con las discográficas…
A eso me refiero cuando hablo de comunidad, creo que tenemos que juntarnos, compartir conocimientos y experiencias. Creo que como artistas con cada problema que tenemos estamos muy solos. Es algo que no pasa en otros trabajos. En el arte siento que la búsqueda la hacemos demasiado a solas… Aunque yo tengo a los ángeles conmigo… (ríe)

En el disco hablas profundamente de muchos temas, pero no termino de percibir esa “paranoia” que aparece en el título. La paranoia, por definición, es un sentimiento de profundo miedo y desconfianza. ¿Dónde la ubicas?
Es la paranoia de Redcar. El disco de “Redcar” lo escribí después de este que va a salir ahora. Es una evolución de la “paranoia” previa… Para mí la paranoia es un tipo de disociación, una imposibilidad de conectar con otros, un deseo de refugiarte del mundo, incluso la anticipación de esa imposibilidad… Es una paranoia solitaria, una paranoia que, a la vez, es muchas voces en una, tantas que no puedes escuchar la tuya propia. “Redcar” era eso, era una obra de arte maravillosa que no se ha entendido. Creo que 2026 es su año. Era muy “campy” y directo (ríe). Por cierto, las pocas actuaciones que hubo son icónicas: cuando me rompí la pierna… Era todo icónico y nadie lo documentó. Eso también es paranoia, sentirte perdido en el éter. Solamente la gente que trabajó en el show sabe la puta locura que fue todo: todas las fases del trabajo, bailarines, no bailarines, acróbatas, la pierna… Muy loco. Pero yo sigo confiando. Confío en la música más incluso que en los humanos.

Dices que ‘Redcar’ no se entendió.
Era el objetivo. Es la paranoia…

Y que 2026 es su año.
Así es. ¿Qué es el tiempo, de todas formas? Creo que necesitamos el tiempo para procesar nuestras emociones. Las emociones son la llave hacia el conocimiento que tenemos en este mundo. Creo que las emociones se superponen al tiempo. Hay una canción de Nina Simone que dura 10 minutos, ‘Feelings’, que te hace sentir esto a la perfección y te hace hasta llorar… Quizá si no tuviéramos emociones, el maldito tiempo no existiría.

«‘Erotica’ aún incomoda a los conservadores y mantiene su dimensión revolucionaria»

Hablemos de Madonna, que aparece tres veces en el disco recitando textos. En ‘Madame X’ ya hacía un poco de spoken word. ¿Te ha inspirado esta faceta de ella?
Ya lo hizo en ‘Justify My Love’… Es una idea que se decidió en una noche. Estábamos Mike Dean y yo escuchando un poema recitado por una voz computerizada que imitaba la de Madonna, porque su voz es icónica, y se me ocurrió que ella era la persona perfecta para interpretar a Big Eye. Como director de escena me pareció que le estaba ofreciendo una rosa, porque quería expresarle mi admiración, y además quería que ella también sintiera que podía explorar algo diferente, porque es una actriz y una intérprete maravillosa. Y creo que eso le gustó porque aceptó la idea por impulso. Y lo que ha hecho en el disco ha quedado perfecto.

¿Piensa Madonna que has creído en ella como no tantos han hecho?
Eso lo tendrías que preguntar a ella. Me preguntan mucho, digamos, por su lado de la historia… Madonna y yo nos hemos conocido en persona, pero es un misterio por qué ha decidido hacer esto, nunca me lo ha dicho. Ella sabe que la respeto y admiro, pero solo ella sabe por qué ha decidido hacerlo.

¿Qué trabajo de Madonna ha tenido un impacto en ti? Ella te ha apoyado en el pasado…
Madonna es una inspiración para mí en toda su amplitud, como artista. Su verdad, su individualidad, su hambre artística, su pensamiento… todo lo que hizo fue revolucionario en el mundo del pop, sobre todo como persona que ha nacido mujer. Su disco que más me inspira incluso a día de hoy es ‘Erotica’. Toda la era, la música, el libro, los poemas… Es una obra de gran profundidad. No sé de ningún otro artista que fuera tan fiel a sí misma a un nivel tan elevado e incandescente de su fama. Todo el disco es real y auténtico, no hay filtros. ‘Erotica’ creo aún incomoda a la gente conservadora y mantiene una dimensión revolucionaria, por su exploración de la carne. ¡Gracias por él, M!

«Hoy en día la palabra “queer” está jodida porque se usa para todo, hasta para vender putos calcetines»

No tantos artistas trans reivindican su derecho a simplemente existir dentro de su propio cuerpo, renunciando a someterse a una operación, como tú has hecho. Creo que es algo revolucionario dentro de lo queer.
Mira, yo soy tu hermano en lo queer, ya lo sabes. Siempre lo he demostrado y no quiero hablar más de ello… Soy tu hermano en el interrogante de lo queer. En cuanto a las palabras y lo que los otros hacen con ellas, y digo los otros apuntándoles con el dedo… Hace años, cuando era más joven, usaba muchas palabras y conceptos. Estaba muy metido en el discurso. Después, con 30 años, me di cuenta de que aún teniendo ese discurso elaborado, a la vez, me sentía totalmente desconectado de mi verdad absoluta, descubrí mi disforia, la cual nacía del uso de un pronombre, que en ese momento era el femenino. Descubrí que quizá el camino era entregarme a mi faceta de poeta, porque como poeta amas y odias las palabras a partes iguales. Las palabras son limitadas. Hoy en día hasta la palabra “queer” está jodida por dentro porque se usa para todo, hasta para vender putos calcetines. Y, por cierto, esta lucha es la lucha de todos, simplemente la emprendemos esos que nos salimos un poco de un molde que nadie sabe quién se ha inventado. Cuando entendí mi verdad me costó procesarlo porque me gusta que se me conozca por mi precisión. ¿Sabes lo duro que fue descubrir cuán desconectado estaba de mí mismo? Fue muy duro, pero también me dio humildad, gracias a Dios.

Con tus palabras has abierto un camino.
He hablado con gente sobre lo que significa ser trans, el passing… Hay un intento de redefinir lo trans. Yo quiero contar mi punto de vista, compartirlo con mi comunidad. Quiero ser honesto, por la pureza de mi trabajo, también. Si te conoces a ti mismo, abres un camino. Y tu camino lo sigue otro, porque todos nos necesitamos los unos a los otros. Cuando tenga 50 años mi espíritu será tan fuerte -a través de mi carne- que probablemente la gente me llamará “señor” por la calle. Esa es mi ingenuidad. Soy un poeta ingenuo, pero creo que el espíritu gana al final, es lo que me hace levantarme por las mañanas. Todos heredamos la carne, nacemos pero antes alguien ha venido antes que nosotros. Todos tenemos un diseño de vida que perfeccionar. Debemos escuchar nuestra intuición. Yo nací en un cuerpo de mujer pero siempre he sabido que no era una mujer, y doy las gracias de ser poeta y poder trabajar esa contradicción. La sociedad ofrece una vía maravillosa para comunicarnos los unos con los otros pero debemos moldearla, debe evolucionar porque no deja de ser una expresión de cómo nos sentimos los unos con los otros. Solo busco poder dar mi punto de vista y poder vivir mi verdad. Soy tu hermano y siempre lo he sido. La segunda canción que escribí es ‘iT’, más claro no he podido ser.

El disco es profundamente personal, hablas de echar de menos a tu madre, de tu relación con tu padre, de tu niñez…
El disco me tiene jodido porque toda mi verdad está en él. Ojalá no tuviera que revivir ciertas cosas… Esa canción la hice yo solo prácticamente, Mike Dean no quería trabajar en ella por estar en el disco de Kanye West. Le dije que tenía que escucharla. Comprendió su significado una semana después. La gente no tiene ni idea de lo valiente que tengo que ser todo el rato. Todo el rato tengo que estar con los puños en alto. Espero un día mi música se reciba por lo que es y tener menos por lo que luchar. Lo demás está todo dicho.

Tu verdad siempre ha estado ahí.
Siempre he sido una artista de verdad, y no es que presuma de ello, es que es mi verdad, en mis discos está. Es la única manera que tengo de seros de servicio.

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