Cada vez que pensamos que el indie ha muerto debería asaltarnos un mínimo de remordimiento de conciencia en base a eventos como Madrid Popfest. De nuevo con las entradas agotadas en la Sala Galileo Galilei, el evento autogestionado que apuesta por nombres diferentes a los que vemos en el resto de ciclos y festivales, arrancó anoche su primera jornada. Hoy sábado será el turno de The Umbrellas y Los Lagos de Hinault, entre otros, desde primera hora de la tarde, hasta las 6 de la madrugada, y están disponibles las últimas entradas.
Las propuestas artísticas lucen mejor y peor sobre el escenario desde su ideario DIY, pero hay algo en el evento que trasciende lo artístico. Su filosofía de evento autogestionado, sin ánimo de lucro, numerosos avisos en club y redes sociales sobre el acoso sexual, la igualdad y la comunidad LGTB+, amén de por supuesto la fe casi ciega en la autenticidad de todo aquello que no esté fichado por una «major», producen un ambiente distendido y y amigable. La gente se compra vinilos, charla y se emborracha a horas tempranas, como si de tanto haber mamado cultura británica, llevara encerrada en un pub desde las dos de la tarde. El encuentro entre fans del indie pop -muchos vienen de Barcelona y otras ciudades- es casi tan importante como la música, y la tertulia en torno a la barra o en la calle fumando, es tan apasionante como los mismos shows.
O casi. Porque reencontrarse con Doble Pletina es cosa seria. El quinteto catalán, ya invitado al mismo evento hace 12 años (!), continúa en activo pese a no poder (ni probablemente querer) competir con los Vetustas, los Lesbians o los Bogotás del momento. Siempre será una alegría reencontrarse con maravillas tan ahijadas de Le Mans como de Hidrogenesse como ‘Tratado de paz’. El grupo se animó a comenzar el set con una canción coreografiada en la que hablaba del mismísimo público, como manera de integrar al mismo desde el principio, valiéndose por tanto no solo de obras maestras como ‘Cruzo los dedos’ o ‘Música para cerrar las discotecas’ para engatusarle.
También está el humor. Marc renunció a su americana roja para no parecer Faemino o Cansado, Laura trató de imitar los ademanes del rock a su bajo en un momento dado, y ambos bromearon sobre las canciones que presentaban de su «primera y última película,» la inenarrable ’Stop!’, disponible en Filmin, muy influida por la Nouvelle Vague -por qué, si no- y por el delirio al respecto de otros músicos como Stuart Murdoch.
Los grandes cabezas de cartel del viernes eran Comet Gain, una de esas joyas perdidas del indie pop de los 90 con menos de 10.000 oyentes mensuales, y sus momentos cercanos al Brit Pop y al electroclash, indistintamente. David Feck salió animadísimo dispuesto a bromear sobre el calor y su chaleco, y los hits, de 2 o 3 minutos, se pegaban tanto como ‘Saturday Night Facts of Life’ -con su estribillo «You and Me»- o ‘The Weekend Dreams’. Habría jurado que ‘Love Without Lies’, la que parece sacada de una discoteca improbable de los años 2000 (mitad Le Tigre, mitad YYY’s), iba a ser la cumbre del concierto en boca de Rachel Evans. Pero para entonces el grupo estaba ya desatado, había pedido varias veces subida de micrófono aunque se les oía perfectamente (¿acaso no les funcionarían los monitores?) y prevalecía la fiesta y el buen ambiente sobre la precisión vocal. Pese a cierto desbarre, tratando de arrastrar a la organización al escenario o tirándose al público, Comet Gain dejaron el concierto más memorable de la jornada tras una década sin pasar por la capital.
Rombo habían tocado hacia las ocho de la tarde, destacando la pegada de la excelente ‘Vibracions’ sobre el volumen de todo el show (se las oía muy bajito), y la noche de conciertos se cerraría con el trío Brenda, escocés aunque aparentemente recién salido de ‘Derry Girls‘. Sobre el papel, iban a ser una de las revelaciones de la noche, unas Nation of Language a medio camino entre synth-pop, rock y por supuesto indie. Con formato teclado, guitarra, batería y un diccionario de castellano que habían debido de consultar una hora antes en el móvil, el grupo logró que el público gritara su nombre repetidas veces gracias a su simpatía. Explicando la temática de algunas de las canciones de su disco de 8 pistas como ‘Pigs’ o ‘Microscopic Babe’, y estrenando otras nuevas, Brenda se ganaron la atención de todos aquellos que jamás habíamos escuchado hablar de ellas.
A su término, fue el turno de los dj’s, encabezado por un Evripidis que, a una camiseta de ‘Foxbase Alpha’ pegado, pinchó ‘Indicios de arrepentimiento’, Belle & Sebastian y muchas de esas canciones que ya casi nadie se atreve a poner en ningún lado, porque la gente ya solo quiere perrear.