«El lavado de cerebro ha funcionado y ahora la gente piensa que la música es gratis» es la gran cita que ha dejado James Blake recientemente en X. Lamentando el penoso -paupérrimo- beneficio que la mayoría de artistas recibe del streaming, Blake ha hablado en contra de una industria musical que, en su opinión, favorece el déficit de atención y penaliza el arte.
Pero, en las últimas horas, Blake ha anunciado que tiene un plan para reparar la industria que revelará en cuestión de días. El autor de ‘Loading‘ cree haber dado con una buena «solución» para empujar a la industria musical a compensar de manera justa a sus artistas.
Las palabras de Blake se han producido a cuento de la versión «sped up» de James Blake de ‘Godspeed’ de Frank Ocean que se ha viralizado en tiempos recientes. Blake asegura que ni él ni Frank han visto «un duro» por la repercusión de esta versión adulterada de la canción porque el audio está catalogado como «sonido original» en «todas las plataformas». James Blake ha hablado entonces a favor de que se pague por la música. «Si queremos música de calidad alguien debe pagar por ella», ha escrito el artista británico. «Los servicios de streaming no pagan adecuadamente, los sellos quieren un margen de beneficio mayor y esperan sentados a que te hagas viral, TikTok no paga como debe ser, y costear una gira cada vez es más prohibitivo para los artistas».
El autor de ‘Overgrown‘ ha mostrado además su preocupación por la creciente popularidad de la música creada con inteligencia artificial. Cree que el sistema actual favorece la producción de música «rápida y barata» y sospecha por tanto que es cuestión de tiempo que la música creada con inteligencia artificial se imponga en la industria, pasando ya a suponer económicamente a los artistas «nada en absoluto». James Blake ante todo critica la «tiktokificación» de la música y defiende que los músicos «deberían poder vivir solo de su música» en lugar de pensar vías de remuneración alternativas en base a un viral. Y reta al público: «¿Quieres buena música o quieres lo que has pagado»?
Numerosos artistas han apoyado a James Blake en redes, entre ellos el mismísimo Kanye West. Lauren Jauregui -ex integrante de Fifth Harmony- ha expresado su desánimo por que «todo el mundo crea que los artistas no tenemos derecho a ser compensados por nuestro trabajo». A colación de las declaraciones de James Blake, Sevdaliza ha señalado que aunque lleva años de trabajo a sus espaldas y cuenta con una base de fans sólida que la apoya, sigue sin poder librar un solo fin de semana.
Es alarmante que James Blake, un artista que ha colaborado con los artistas mejor posicionados de la industria musical, de Beyoncé a Travis Scott, denuncie que no puede vivir exclusivamente de la música grabada. ¿Cuál puede ser su idea? ¿Retirar su música de Spotify a lo Joanna Newsom? ¿Ofrecer su discografía incompleta, o en peor calidad? ¿Imponer un límite de escuchas? ¿Articular algún tipo de colaboración con TikTok? ¿O acaso James Blake ha sindicado a sus compañeros de gremio contra TikTok y la inteligencia artificial? ¿Se acerca una nueva revolución a lo ‘In Rainbows‘? ¿Va a reinventar el CD? Recientemente Universal ha retirado todo su catálogo de TikTok por su desigual retribución a sus artistas, pero no se sabe si los tiros irán por ahí.
Por supuesto, la queja de Blake no es nueva. Plataformas de streaming como TIDAL o Bandcamp existen precisamente para compensar apropiadamente a los artistas al contrario de lo que lo hace Spotify o por supuesto Youtube, el coladero de versiones «sped up» por excelencia. Claro que su cifra de usuarios es drásticamente -o dramáticamente, mejor dicho- inferior a la de Spotify o Apple Music. Ni cabe decir que las ventas de iTunes son completamente irrelevantes hace rato.
El acceso que las plataformas proporcionan hacia toda -o casi toda- la música existente, unido al hecho que la oferta ha aumentado y se ha diversificado hasta extremos inasumibles, son dos motivos que pueden explicar que se pague menos por la música hoy en día. Si nadie se compromete o encariña con un artista porque escucha cien al día, es difícil que termine pasando por caja después. Esta no es la situación ideal que probablemente imaginábamos una vez superada la piratería. Pero artistas como James Blake, que, en la jerarquía de la industria, ocupan un espacio medio, que se ganan la vida tocando en festivales y no en estadios, deben poder recibir una compensación a la música de calidad que publican en el mercado.
Por otro lado, la realidad de la industria es más complicada, pues el formato físico, aunque lejos de la época de gloria de los 80, 90 y primeros 2000, no acaba de morir, la venta de vinilos o incluso CDs sube aunque sea a escala minúscula, las entradas a conciertos se agotan a meses o años vista a precios desorbitados porque la gente no tiene dinero para nada pero sí se gasta 300 euros en una entrada de Madonna o Beyoncé, los macrofestivales siguen haciendo caja año tras año, verano tras verano, y, bueno… existe Taylor Swift, cuyas 87 versiones alternativas de todos sus discos prácticamente sustentan el equilibrio de las tiendas de discos independientes. Al menos las de Estados Unidos. Claro que Taylor Swift solo hay una. Ojalá hubiera más.
La idea de que James Blake puede combatir el problema de la injusta retribución a los artistas es idealista, pero habrá que esperar a que ponga su idea sobre la mesa. De momento, cuenta con el apoyo de otro grande, Kanye West, y el productor Dominic Maker ha afirmado que «después de 15 años en la industria» la idea que James Blake le ha propuesto le ha «volado la cabeza», y ha apuntado que está «muy emocionado» por el futuro de los «creadores» en la industria. Contamos los días…