El show político de Massive Attack triunfa en la jornada más multitudinaria de Kalorama

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El show político de Massive Attack triunfa en la jornada más multitudinaria de Kalorama

Tras alguna cancelación desafortunada y una meteorología incierta, la primera edición de Kalorama cerraba anoche con un dato positivo. La nueva cita madrileña logró reunir a 41.500 asistentes sumando los tres días, siendo la de anoche la jornada más multitudinaria: por primera vez se vieron colas para pedir en las barras. Tiene sentido ya que estuvo cargada de nombres importantes y de estilos muy diversos.

Massive Attack era el principal atractivo del cartel y uno de los conciertos más multitudinarios. La banda británica, con su buen hacer de siempre y sus más que demostradas tablas sobre el escenario, indujo a los asistentes a un profundo estado de hipnosis con su característico show político. Continuas proyecciones sobre conflictos bélicos, tanto pasados como actuales, llenaban la gran pantalla que se erigía detrás de ellos. El protagonismo recaía en esas imágenes críticas a las que el público respondía con abucheos y gritos de denuncia cuando aparecían figuras como Putin o Netanyahu.

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Sergio Albert

Este espectáculo audiovisual también estaba plagado de referencias a la sobreinformación -que acaba siendo desinformación- constante en la que vivimos, como cuando titulares aleatorios sobre distintas celebrities aparecían sin cesar en pantalla; o de la presión de consumir y de trabajar para poder ser alguien, representado con cientos de profesiones que brotaban y desaparecían de las proyecciones. En su concierto, Massive Attack nos recordaban que estamos todos atascados en los engranajes del capitalismo voraz y agresivo por el que se rigen las grandes potencias. Pero la gravedad del mensaje social que transmiten se adapta perfectamente a la fuerza de las enigmáticas composiciones por las que se les conocen (‘Karmakoma’, ‘Teardrop’, ‘Safe from Harm’, etc.) para evitar que su set se convierta en un sermón político y elevarlo a una experiencia sensorial irrepetible (gracias, por supuesto, a un sonido magnífico). Gran parte del mérito lo tienen invitados especiales como Young Fathers, que irrumpieron en el escenario para una pequeña sección en mitad del espectáculo en la que destacó su interpretación de ‘Vodoo In My Blood’; la ex Cocteau Twins Elizabeth Fraser, quien los acompaña en la gira europea y que prestó su voz en numerosas canciones, incluyendo ‘Black Milk’ y ‘Teardrop’; o Deborah Miller, enamorándonos con su preciosa voz en ‘Unfinished Sympathy’ o ‘Safe from Harm’.

Ainhoa Laucirica

Otro de los grandes nombres era Sam Smith, que volvía a Madrid tan solo un año después de su actuación en el Mad Cool en el que era uno de los últimos conciertos de su gira. Sobre el escenario yacía una figura gigante acostada que servía como plataforma en la que se movían tanto el artista como sus bailarines, coristas y músicos.

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Smith dejó claro nada más comenzar que su set trataba sobre libertad: la libertad de hacer lo que uno quiera, de amar a quien quiera y vestir como a cada uno le apetezca. Repasó los temas más importantes de su carrera, inaugurando la noche con ‘Stay with Me’ y ‘I’m Not the Only One’, haciendo gala de su portentosa voz.

Para aquellos con el corazón roto, Smith dedicó ‘Dancing with a Stranger’, una canción que compuso tras una ruptura. Esos momentos más bailables fueron donde más se disfrutó su show y no tanto en las baladas, que en alguna que otra vez, rompían un poco el ritmo. Los que presenciamos su concierto en Villaverde hace un año, nos dimos cuenta de que el magnetismo que ofreció allí no brilló con la misma intensidad en esta ocasión. Se nota que la energía en el fin de la gira no es la misma que al comienzo, pero justo es reconocer que Smith se esforzó por conectar con el público, y que defiende bien canciones como ‘Unholy’ o ‘How Do You Sleep?’, que fueron muy coreadas.

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Ainhoa Laucirica

En el Escenario Dos, Jungle eran recibidos con una gran ovación. En el ambiente general se podía palpar la alta expectación que había por ver a los británicos. Envueltos en una escenografía protagonizada por un efectivo juego de luces y sombras, ofrecieron todo lo que el público esperaba de ellos: un constante buen rollo, un sonido muy sólido y una colección de canciones que construyeron una atmósfera animada y divertida. El público lo dio todo con temas como ‘Back on ‘74’, ‘I’ve Been In Love’ o ‘Us Against the World’. Lo mejor del concierto, y algo que la banda parece conseguir sin ningún esfuerzo, es la agilidad con la que las canciones fluyen entre sí. Casi sin notarlo, hacia la mitad del set uno se encontraba absolutamente atrapado en un set que te arrastra, te contagia y no te suelta hasta la última nota de ‘Keep Moving’.

En el mismo escenario unas horas más tarde, la superestrella de la electrónica Peggy Gou inauguraba con honores la labor de cerrar el festival. El merecido éxito de ‘(It Goes Like) Nanana’ le ha hecho escalar a lo más alto del panorama fiestero internacional, y anoche en Madrid volvió a demostrar una vez más su habilidad para meterse al público en el bolsillo. Además de un show dinámico, cañero y muy divertido donde sonó desde ‘Linda’ de Rosalía y Tokischa mezclada con ‘Butterflies’ de Skrillex y Four Tet a temas suyos como ‘Lobster Telephone’ o la mencionada ‘Nanana’ (un momentazo de euforia colectiva), Peggy interactuaba constantemente con sus fans, sonriéndolos, señalando a aquellos que llevaban ropa de su marca Peggy Goods o firmando vinilos y sudaderas. También, durante un momento del set, recibió una bolsa de parte de un fan con varios regalos para ella.

Ainhoa Laucirica

Antes de que el sol se pusiera, a las 19:30 comenzó Olivia Dean, que aparecía en el escenario rodeada de músicos (saxofón, trompeta, batería, bajo, guitarra eléctrica…) y comenzaba con una energía arrolladora. Muy sobrada de voz y de desparpajo en el escenario, la artista londinense no tardó en crear una gran conexión con el público en la que era su primera vez actuando en España. Canciones como ‘Echo’, ‘Danger’ o su más reciente single ‘Time’, destacaron en un show agradable al que quizá le hubiera beneficiado alguna balada de menos. Con todo, Dean dejó muestras evidentes de su talento como performer y la sensación de que en un futuro no muy lejano, vamos a escuchar bastante su nombre.

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