No es la primera vez que Gracie Abrams actúa en Madrid. En octubre de 2023, The Good Riddance Tour descubrió la ternura y sencillez de la cantautora al público español. Ese concierto se dio en La Sala del Wizink Center (ahora Movistar Arena), a pesar de que Abrams ya había aparecido en The Eras Tour. La llegada de 2024 lo cambió todo para ella: nuevo disco, nuevo éxito, nuevo setlist para los conciertos de Taylor Swift y nueva gira en solitario.
Qué buen recuerdo le tuvo que quedar a la estadounidense de la capital española para elegirla como primera parada de la etapa europea. Y cómo la hemos echado de menos aquí para ser la única ciudad con doble fecha. El reducido aforo de La Sala es solo una fracción de las 17.000 personas ante las que ha tocado Abrams en Vistalegre durante estas dos jornadas. La inmensa mayoría, niñas y chicas jóvenes. Además, un sector específico. El público de Abrams recibe ‘we can’t be friends’ como una fiesta total, pero el remix de ‘Girl, so confusing’ no lo canta ni Dios.
La experiencia de The Secret of Us Tour puede ser similar a la de The Eras Tour, pero a mucha menor escala. Los brazaletes de la amistad aquí se cambian por los lazos en el pelo, que abundan entre las asistentes. Hay una canción sorpresa que cambia en cada concierto y, definitivamente, muchas veces la música se siente como el lado B del cancionero de Taylor Swift. Sin embargo, sigue siendo una experiencia disfrutable porque Abrams gana en los pequeños detalles, que a veces son los más importantes.
Para ser la primera gira de anfiteatros de la artista, el escenario, amplio y adornado con un ventanal falso, esconde muchos secretos: una iluminación siempre cambiante y sorprendente, destellos, centelleos… Todo evoca al brillo y al esplendor. Esto se notó especialmente durante ‘Normal Thing’, cuya coordinación lumínica y dramatismo (Abrams terminó arrodillada) recordaron a las «estrellas de cine» de las que habla la canción.
El gran momento de atrezo del espectáculo llega cuando aparece la cama de la estadounidense entre el público. «Bienvenidos a mi cuarto», exclama la artista tras desvelar una réplica exacta de su habitación de toda la vida, con su mesita y lámpara de noche. «Aquí he escrito todas mis canciones», cuenta. Se trata de un emotivo instante acústico a piano y guitarra en el que suenan ‘Feels Like’ (el sábado fue ‘Mean It’), ‘Cool’ y ‘I miss you, I’m sorry’. Es un momentazo, pero ahora solo puedo pensar en la persona que le pasó una cámara a Gracie para inmortalizarlo y se encontró con que tenía la memoria llena.

‘us’ y ‘Free Now’, con el público descontrolado, terminaron de remontar lo que había sido un show con bastante ritmo antes de que la sobredosis de baladas pudiese con él. En algún momento, alrededor de la mitad del concierto, se suceden tantas seguidas que roza el aburrimiento. Aun así, miro a mi alrededor y encuentro personas saltando. Igual es que el problema soy yo. A la preciosa ‘Friend’ y a ‘Gave You I Gave You I’, que iluminó todo el recinto, sí las salvaría.
Lo bien que se desenvuelve la cantante en el escenario, con una confianza total, ya sea con la guitarra, sin ella, al piano o tirada en el suelo, es admirable. Sobre todo, cómo se comunica con su público. Da la sensación de que les canta a ellas y ellos directamente. De tú a tú. Después de admitir que se siente «honrada por compartir el escenario» con Dora Jar, Gracie recuerda a sus fans que este se trata de un «lugar seguro para juntarse y sentirlo todo».
Abrams irradia naturalidad y cercanía. Se ríe mientras canta al leer un cartel en el público, regala una reverencia al guitarrista cuando es el momento del solo, habla con los asistentes constantemente y se deja ver como una persona normal que mantiene un álbum de recortes. Alguien quizás colecciona recortes con su cara. Ella, los dibujos y cartas de sus fans: «Las leo y lloro», confiesa. Quizás ese es el secreto mejor guardado de Gracie Abrams: hacer que te veas a ti en el escenario.