Belén Aguilera ha anunciado estos días el lanzamiento de su nuevo disco, ‘Anela’. El disco cuenta «una historia sobre los sueños, los deseos, la búsqueda de la identidad y las consecuencias de perseguir algo a ciegas». El álbum «va de la vida misma en el sentido más surrealista y mágico, de escucharse y de intentar entenderse y de bailar con el caos y de aceptar la intensidad». La fecha de lanzamiento se desconoce por ahora.

‘Laberinto’, el primer adelanto, es sorprendente. La melodía es elegante y clasicista, como es de esperar de esta maestra de la composición pop. Sin embargo, la producción de Lionel Cresta saca pecho y apunta al EBM de los 80. Ese «electronic dance music» desenfrenado que creaba auténticas catedrales de oscuridad. ‘Laberinto’ sigue esa línea y algunas ideas de producción -como la melodía ligeramente desafinada del estribillo- coquetean con la estética gótica.

Tiene sentido el sonido gótico e industrial de ‘Laberinto’, ya que la canción recurre a ‘El fantasma de la Ópera’ para narrar la historia de un personaje atrapado en el «laberinto» de la industria musical. Como en ‘Galgo‘, Aguilera se confiesa esclava del arte y retrata la industria como un lugar lleno de «espejismos» que le ha dejado herida, y del que ya no puede salir. En ‘Laberinto’, los coros fantasmagóricos parecen representar esos fantasmas que acechan a la artista.

El único traspié de ‘Laberinto’ es una línea que recurre al estereotipo de la “gitana” que echa las cartas, cuando en ‘El fantasma de la Ópera’ no había ningún personaje de este tipo. La figura de la gitana adivinadora se ha usado durante siglos para exotizar y discriminar a la población romaní. ¿No había una expresión menos incómoda que rimara con «manzana» y aún respetara la temática de la letra?

‘Anela’:
l. Nacer para morir
ll. Ático
III. Dramático
lV. Laberinto
V. Eclipse
Vl. Salvamento
Vll. Dama en apuros
Vlll. Soledad
lX. Mutantes
X. Cómo puedo volver
Xl. Bruja
Xll. Ahora que estoy bien
se queda dentro

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