Felizmente, la temporada estival, merced a festivales e iniciativas varias, han propiciado que podamos disfrutar estos días de artistas latinoamericanos que raramente pueden visitarnos pese a tener un importante mercado potencial en España. Entre esos artistas está la chilena Camila Moreno. Aunque es originaria de Santiago, la obra de Moreno se aleja (en principio) del pop electrónico y hedonista de otras propuestas de la ciudad habituales en nuestras páginas. Camila debutó en 2009 con ‘Almismotiempo‘, cuyo single ‘Millones’ fue nominado ese año nada menos que al Grammy Latino a la mejor canción. El álbum estaba marcado por su carácter acústico, con cierta raíz folclórica y letras de trasfondo social.
Inevitablemente, esto la hizo ser encasillada como cantautora folk, etiqueta con la que no estaba muy conforme. Muy poco después, ya demostraba que sus inquietudes trascendían esa etiqueta con la edición de ‘Opmeitomsimla‘, firmado junto a Los Disfruto. En él presentaba nuevos temas, a la vez que revisaba otros de su primer disco, con una perspectiva más rockera y virulenta. En 2011, sus canciones para la serie televisiva chilena ‘Prófugos’ aumentó aun más su popularidad, como anticipo a su álbum de 2012, ‘Panal‘. En él contó con la producción de Cristián Heyne (Gepe, Javiera Mena, Dënver, etc.) y un buen montón de músicos que contribuyeron a un sonido más poliédrico e inclasificable. En él destacaban singles como ‘Incendie‘, ‘El amor a las hierbas salvajes‘ y ‘Te quise’, con ecos de Lennon y preciosos arreglos orquestales.
Hace apenas unos días, Camila Moreno publicaba su cuarto álbum, ‘Mala madre‘, un disco ofrecido en descarga gratuita que, partiendo del nombre de esa planta, pretende ahondar en el lado oscuro y menos condescendiente de la femenidad, de la parte de la mujer que se rebela de lo que se espera de ella, con canciones dedicadas a Elizabeth Bathory, la Condesa Sangrienta, a los rituales de las brujas o a su propia abuela, una mujer muy conservadora y católica con la que Camila tuvo una relación difícil. De ahí, esa portada en la que ella misma se muestra como una especie de fantasma tras esa ropa mojada que revela su cuerpo. Musicalmente, ‘Mala madre’ se aproxima a referentes como Bon Iver o PJ Harvey, con exquisitos arreglos de cuerda y electrónica.
Camila Moreno, tras haber actuado el pasado fin de semana el La Mar de Música de Cartagena, continúa estos días con su gira por España. Mañana miércoles, día 22, actuará junto a Gepe y Elsa de Alfonso y Los Prestigio en los Caprichos de Apolo de la Sala Apolo (Barcelona); y el viernes, 24 de julio, estará en Festival Charco, en la Plaza de Toros de Getafe (Madrid), junto a Los Planetas, Nacho Vegas, Gepe, Él Mató a Un Policía Motorizado, y muchos más.
Las chicas de Hinds, tan (o más) famosas fuera como dentro de nuestras fronteras, están teniendo un verano de lo más movidito, actuando en festivales tan populares como FIB o Glastonbury. Mientras, aún tienen tiempo de ir presentando nuevas canciones. ‘Chili Town’ permanece fiel al estilo que ha dado a conocer a la banda madrileña: melodías de apariencia naíf y fondo perverso, influencias clásicas y las voces contrapuestas de Carlotta y Ana. Aunque esta vez, según su descripción de Soundcloud, cansadas de que en sus canciones siempre resultaran ser los «soldados heridos en combate», así que se propusieron poner fin a esa inercia con una «canción ganadora». Estará incluida en su primer largo, grabado en los estudios de Paco Loco y aún pendiente de fecha de edición.
BBC Radio1, a través de su DJ estrella Annie Mac, estrenó anoche otro nuevo tema del dúo Disclosure, después de que hayamos conocido el single ‘Holding On‘. Se trata de ‘Moving Mountains’, un medio tiempo de cadencia soul, con esa pátina de contemporaneidad tan característica de los hermanos Lawrence. El tema cuenta con el protagonismo vocal del cantante norteamericano de jazz y soul Brendan Reilly. Reilly lanzará ‘The Life Of Reilly’, su álbum de debut, el próximo otoño, pero tiene un largo historial de colaboraciones con nombres tan conocidos como Florence + The Machine, Basement Jaxx, Rita Ora, Duffy o Laura Mvula. Puedes escuchar la canción hacia el minuto 89 de este streaming. ‘Caracal‘, nuevo álbum de Disclosure, se publica el día 25 de septiembre.
Como ya había anticipado el propio Diplo hace unas semanas, Major Lazer y la danesa MØ planeaban extender su colaboración más allá del hit global (¿la canción del verano?) ‘Lean On‘, con algo llamado ‘Lost’. Y, como efectivamente se sospechaba, se trata de una versión del fantástico tema que Frank Ocean incluía en su debut ‘Channel Orange’. Como si de un lovers rock de los 70 se tratase, Diplo y compañía trasladan el soul del original a las playas de Jamaica, con MØ sustituyendo solventemente a Ocean en el plano vocal. Un delicioso ejercicio que, además de ser perfecto para el verano, nos recuerda que enfilamos la recta final de julio y el esperadísimo nuevo disco que Ocean había prometido para este mes no llega. Frank, no nos dejes así…
El próximo viernes día 24 de julio se celebra la gran cita de Festival Charco, un evento que se propone reunir a los nombres más importantes de la escena alternativa iberoamericana. Después de haber confirmado a Nacho Vegas, Gepe, Camila Moreno o Little Jesus, hace unas horas se dio a conocer la gran sorpresa que guardaba el certamen en la manga: tras su paso por el FIB, Los Planetas encabezarán el cartel del concierto que se celebra en la Plaza de Toros de Getafe (Madrid). También se han unido al cartel otros nombres importantes como Joe Crepúsculo y Él Mató A Un Policía Motorizado. Toda la información del evento, aquí.
Éxitos sorpresa, thrillers femeninos vuela-páginas, relatos generacionales, crónicas de la contracultura, antologías periodísticas, novelas de culto o cuadernos de verano para adultos. Diez recomendaciones literarias para devorar a la sombra mientras aprieta el caloret.
‘También esto pasará’ de Milena Busquets: La novela que más me he resistido a leer en mucho tiempo es también una de las que más me ha gustado. La idea de abrir un libro autobiográfico ambientado en el Cadaqués pijo de los nietos de la Gauche Divine escrito por una periodista especializada en moda hija de una editora célebre (Esther Tusquets), me daba más repelús que escuchar una canción de un delantero del Real Madrid. Por muy fenómeno-editorial-vendido-a-no-sé-cuántos-países que fuera, lo cierto es que esta novela atufaba a chick-lit desde Portlligat. Pero no. Milena Busquets consigue que me trague mis prejuicios y los escupa en forma de elogio. Así, entre tos y tos, decir que ‘También esto pasará’ (Anagrama) es una novela fabulosa, una conmovedora carta de amor a una madre fallecida y un melancólico, precioso y preciso relato generacional. Viejóvenes, lo acabareis diciendo: “Yo soy Blanca”.
‘La chica del tren’ de Paula Hawkins:
El ‘Perdida’ de este año. O casi. Un habilidoso best seller que se sube al tren de la moda de los thrillers femeninos con un ojo puesto en Gillian Flynn y otro en Hitchcock. No está a la altura de ninguno de los dos referentes pero se disfruta como si lo estuviera, como quien en vez de ‘La ventana indiscreta’ se traga un buen giallo setentero. ‘La chica del tren’ (Planeta) narra, por medio de tres voces femeninas, la historia de una mujer borrachuza y fracasada que un día ve, o creer ver, algo turbio desde el tren que le lleva todos los días a Londres. A partir de esta clásica premisa argumental, la autora elabora un eficaz thriller psicológico, lleno de giros inesperados (y otros no tanto), cuya diversión se encuentra más en el trayecto que en la llegada. La novela perfecta para leer en el cercanías sentado al lado de la ventana.
‘Vente a casa’ de Jordi Nopca / ‘Sexo tras unos días sin vernos’ de Tao Lin: Los relatos son para el verano. Leerte un cuento en la playa o en la pisci mientras “haces la digestión” es uno de esos placeres estivales que a uno le acompaña desde la infancia. Para ello, dos recomendaciones. La primera: ‘Vente a casa’ (Libros del Asteroide), una decena de relatos escritos por el periodista Jordi Nopca sobre el malestar cotidiano que acompaña a los jóvenes urbanitas de la Barcelona actual. Películas, discos, libros, crisis económica y parejas en crisis. Un tragicómico retrato generacional teñido de melancolía e ironía. La segunda: la colección de toda la narrativa breve de Tao Lin editada por Alpha Decay. Un volumen de obligada lectura para todos los fans del pope de la Alt Lit y una oportunidad para que todos sus haters –entre los que me cuento… ¿o contaba?- rebajen un poco su nivel de animosidad. El autor de ‘Taipei’ es muchísimo más llevadero y hasta interesante en dosis pequeñas.
‘Chap Chap’ de Kiko Amat: Si estás navegando por una web como Jenesaispop, supongo que te suena el nombre del periodista musical y escritor Kiko Amat. Si has llegado a través de Google, decirte que Amat lleva varios años escribiendo en Rockdelux, La Vanguardia o la desaparecida GoMag, y es autor de cuatro novelas. ‘Chap Chap (Una antología confesional)’, editada por Blackie Books, es una recopilación de sus mejores (y “peores”) artículos, una selección de textos sobre temas y personajes diversos (desde el Garaje rock a la vasectomía, de Juliette Lewis a Julio Iglesias) donde el verdadero protagonista es el propio Amat: su vida y alrededores, y su prosa vibrante y rumbosa. Leer treinta artículos suyos del tirón (no los he contado pero debe haber casi cien) es como estar tres horas escuchando a un amigo divertido pero demasiado… eufórico. Leer cinco, es como disfrutar del tipo más gracioso, elocuente e ingenioso del bar.
‘LSD Flasbacks’ de Timothy Leary / ‘Tiempo de soñar’ de Geoffrey O’Brien: La explosión de la contracultura estadounidense de los sesenta contada desde dos puntos de vista: el de uno de sus principales impulsores, el psicólogo Timothy Leary, y el de uno de sus más singulares comentaristas, el periodista Geoffrey O’Brien. La primera, ‘LSD Flasbacks’, es una fascinante autobiografía del sumo sacerdote del ácido lisérgico, del “hombre más peligroso de Estados Unidos” según Nixon. El libraco, de casi 700 páginas (pero de ritmo casi anfetamínico), es una oportunidad para acercarse a la vida y el pensamiento revolucionario de Leary en primera persona, sin los intermediarios que muchas veces han tergiversado sus ideas. La segunda, ‘Tiempo de soñar’, es una mirada al pasado teñida de lirismo; un collage de recuerdos, sensaciones y referencias culturales que desmonta estereotipos y construye una personalísima visión de una década donde todo parecía que iba a cambiar (y no lo hizo). Los dos libros están publicados por Alpha Decay.
‘Todos mis amigos son superhéroes’ de Andrew Kaufman: Edición décimo aniversario de un libro de culto. El debut como escritor de ficción de Kaufman, uno de los (pen)últimos one-hit wonder de la literatura contemporánea, es una irónica y cautivadora fábula sobre el amor y la amistad; un relato fantástico lleno de encanto y agradablemente ñoño (y quizá también algo repetitivo), que en esta edición de Turner viene acompañada por las ilustraciones de Marc Torrent. El autor canadiense mezcla con mucha habilidad lo ordinario con lo extraordinario para construir, por medio de la sublimación de la singularidad, de las rarezas que nos definen y nos distinguen, todo un universo superheroico que deviene en esquinado tratado psicológico. La novela perfecta para que la adapte Michel Gondry.
‘Cuaderno Blackie Books’ / ‘La vieja tigresa o el erotismo en la senectud’: Dos clásicos anuales perfectos para llevarlos a la playa. Dos libros capaces de crear alrededor de sus lectores un escudo de diversión y felicidad antiagresiones musicales y conversacionales de chiringuito. Los dos ofrecen más de lo mismo. Más pasatiempos, juegos, tests y curiosidades plagadas de sentido del humor sobre cultura pop, deporte, sexo o comida en el cuarto volumen del cuaderno de vacaciones para adultos de Blackie Books, y más ocurrencias chorras, ideas divertidas, ideas aún más divertidas y relámpagos de genialidad acerca de rampas, viejas, cristos, Iker Jiménez e imposibles físicos en el nuevo libro del gran Miguel Noguera. Lo dicho: dos clásicos para repetir cada año.
Foals han estrenado otro de los 10 cortes incluidos en su nuevo disco, ‘What Went Down’, a la venta el 28 de agosto. Se trata de ‘Mountain At My Gates’, que puedes escuchar a continuación. Es un tema de nuevo lleno de energía y adrenalina. Es el segundo adelanto del álbum después del tema titular, que oímos el pasado mes de junio.
Os recordamos que el grupo presentará su nuevo disco en dos festivales de nuestro país, Low Festival y Dcode.
Parte de la redacción se pronuncia sobre el nuevo single de El Guincho, un ‘Mis hits’ que ha roto las expectativas más complacientes de cara a su próximo álbum ‘Hiperasia‘.
«Como Tame Impala este año, El Guincho vuelve renovado pero siendo, esencialmente, el mismo. Esto se traduce en ‘Mis hits’ en un tema más frío que de costumbre donde la manipulación vocal toma protagonismo en un tema de ritmos secos y paisajes ochenteros. El cambio podría funcionar y, sin embargo, la canción me resulta irritante y olvidable, nada digna del repertorio de El Guincho. «Lo siento pero ahora lo único que quiero es más dinero», canta el músico en la letra. Será verdad». JB.
«‘Mis Hits’ no es tan redonda como lo era ‘Bombay’, pero es indudable que El Guincho ha vuelto a acertar. Deconstruyendo la estructura en fragmentos, suena diferente a todo lo que ha hecho Pablo anteriormente. Alejado del tropicalismo, el músico acierta en esa influencia hip-hop en los beats y en esa letra llena de tópicos del género en los que pide “más dinero”, ¿o se trata simplemente de una declaración de intenciones del propio artista? Sea como sea, este ‘Mis Hits’ es un hit, al menos para el que escribe esto». ACM.
«A Pablo Díaz-Reixa parece que le ha costado dar con un nuevo lenguaje con el que sentirse cómodo tras el pop raro de ‘Pop negro’. ‘Mis hits’, desde luego, triunfa en establecer una forma de expresión inédita, no solo para El Guincho sino que diría que también en un ámbito mundial. Ritmos de footwork rotos que invitan a bailar pero, a la vez, no lo permiten; trazos de pop en unas líneas vocales que tienden al rap; y letras distorsionadas por efectos vocales que apenas permiten comprender un trasfondo de duda, de encrucijada creativa propia o ajena. Aspero, poliédrico, ‘Mis hits’ (y lo mismo ocurre con su cara B, ‘Con un rotu seco’) no es el regreso que todos habríamos soñado de El Guincho, pero garantiza que ‘Hiperasia’ será de todo menos previsible. Suena a desafío». Raúl Guillén.
En celebración de su 20 aniversario, Black Eyed Peas están de vuelta con un nuevo single, ‘Yesterday’. Y lo están, claro, sin Fergie, que no formó parte del grupo hasta su tercer disco, ‘Elephunk’ (el que, por otra parte, les hizo famosos). La noticia, a parte de que la canción está bastante mejor de lo esperado aunque dure tres horas, es que su vídeo, que muestra a la banda en una tienda de discos recreando varias portadas de ídolos suyos como A Tribe Called Quest, Wu-Tang Clan o Public Enemy, ha sido acusado de plagio por Erykah Badu.
Badu ha dicho que Black Eyed Peas han tomado la idea para su vídeo «prestada» de ‘Honey’, uno de los singles de ‘New Amerykah Part One (4th World War)’. Lo cierto es que ambos vídeos se parecen sospechosamente y ya nos conocemos el historial de plagios de will.I.am… Juzgad por vosotros mismos:
Coincidiendo con el estreno en Netflix del documental ‘What Happened, Miss Simone?’, el sello RCA editaba hace unos días un nuevo recopilatorio en homenaje a la «sacerdotista del soul» titulado ‘Nina Revisited’. El álbum incluye versiones de Simone por artistas de R&B, hip-hop y soul de nuestro tiempo tan prominentes como Mary J. Blige, Common, Usher, la misma hija de Simone o, más notablemente, Ms. Lauryn Hill, que interpreta cinco temas y es co-autora de la versión del instrumental de 1959 ‘African Mailman’.
El resultado, para ser honestos, no es excelente pero tampoco digno de venderse en exclusiva en Starbucks. Los arreglos de Jayson Jackson, Suzette Williams, el productor Robert Glasper y compañía aportan aires contemporáneos a reinterpretaciones tan exquistas como la de la joven Grace, cuyo ‘Love Me Or Leave Me’ en clave de cocktail jazz satisfaría no solo a Simone sino también a Ruth Etting, su más célebre intérprete, o al mambo de Gregory Porter en ‘Sinnerman’. Por su parte, Alice Smith emociona con su acongojante lamento en su abstracta versión de ‘I Put a Spell On You’.
La artista que realmente nos interesa de esta colección, la señorita Lauryn Hill, es para muchos algo así como la heredera natural de Simone por voz e intereses activistas y lo cierto es que se luce en su poderosa versión de ‘Feeling Good‘ y en su acercamiento a ‘Wild Is the Wind’ y ‘Black Is the Colour of My True Love’s Hair’, aunque no en ‘Ne Me Quitte Pas’ y ‘I’ve Got Life’, que no es una versión sino un tema nuevo donde Hill rapea sobre un sample de la canción que te imaginas. La primera es una elección incomprensible entre el catálogo de material grabado de Simone, especialmente el de las versiones, y de la segunda hay que sentir un desequilibrio entre el impacto de la letra y el de la canción.
Entre lo mejor, también, las necesarias referencias de Common a Baltimore, State Island, Ferguson y a ‘Mississipi Goddam’ en ‘We Are Young, Gifted & Black’, y entre lo peor, Usher, cuya versión de ‘My Baby Just Cares for Me‘, aunque adecuada a su estilo, resulta olvidable. Cierra la misma Nina con su magistral ‘I Wish I Knew How It Would Feel to Be Free’, de 1967. Si Simone levantara la cabeza hoy esta sería una de las canciones que sentiría impulsada en recuperar para una nueva legión de seguidores. Triste pero cierto como la noción de que no necesitábamos este disco en nuestras vidas pero que siempre necesitaremos a Nina Simone. Y eso hace de este recopilatorio un disco, si bien no importante, por lo menos sí digno de escucha y aprecio.
Calificación: 6,5/10 Lo mejor: Mrs. Lauryn Hill, Lisa Simone, Alice Smith, Mary J. Blige, Grace Te gustará si te gusta: Nina Simone, Ms. Lauryn Hill, el R&B contemporáneo, los discos de versiones Escúchalo:Spotify
BFlecha, el proyecto de pop electrónico de Belén Vidal a través del cual hace un par de temporadas salía el sorprendente ‘ßeta‘, ha estrenado dos temas nuevos. Se trata de ‘Specius Present’, muy Katy B por melodía y producción y en la que Vidal se muestra más pop si cabe, y la más R&B ‘H2O’, bastante cercana al sonido de gente tipo Jessy Lanza. Puedes escuchar y descargar gratuitamente ambos temas aquí.
Tras varios intensos días de festival, el domingo terminó la 21º edición del FIB. Los conciertos más impresionantes fueron los de Public Enemy y Portishead. En este cuarto (o quinto) y último día, las fuerzas de la mayoría de los asistentes no habían mermado. En el escenario Fiberfib de Radio3 pudimos ver a los míticos Public Enemy que, como siempre, dieron la talla. La banda de rap de Nueva York deleitó a todos los fans con sus singles más famosos, como ‘Don’t Believe The Hype’, ‘Fight The Power’ o ‘Bring The Noise’. Con su ya característico mensaje político en contra del racismo, las injusticias monetarias y la violencia, Chuck D y Flavour Flav dejaron claro que su discurso, tanto musical como moral, es atemporal. Si se dieron a conocer hace más de dos décadas por exaltar la lucha antisistema, 23 años después siguen teniendo la misma fuerza, carisma y poder de convicción.
Mientras Celica xx terminaban su show creando un muro de sonido y ruido en la estela de My Bloody Valentine, Vetusta Morla actuaban en el escenario grande para varios miles de personas (lleno hasta la primera torre de sonido). Es vox populi que este año ha subido la asistencia de españoles al FIB, reconquistados en la treintena por uno de los pocos shows que se pueden ver cada temporada de Los Planetas y en la veintena por la banda de Pucho (por cierto cada día más guapo). Al show de los de Tres Cantos esta vez sólo pudo ponérsele la pega de haber contado con un poco menos de volumen del esperado. Claro que de Blur también podíamos haber dicho lo mismo.
La unión de Franz Ferdinand con Sparks es la cosa más extraña que hemos visto en mucho tiempo: un grupo icónico de los años 70 junto a uno actual, dos líderes en el escenario cantando a la vez éxitos separados por décadas de distancia, un Ron Mael cuya pose y movimientos era hilarante observar en las grandes pantallas… Una combinación endemoniada que sirve para revisitar clásicos como ‘The Number One Song in Heaven’ y para que ‘Michael’, ‘Walk Away’ o ‘Do You Want To’ suenen renovados revestidos de glam. Alex Kapranos no nos libró de sus carismáticas patadas al aire y lo cierto es que se veía tanto a unos como a otros encantados de haber tenido esta idea rara. Muy acertada.
Los californianos Crocodiles deleitaron a un público muy entregado en el pequeño (pero matón) escenario Red Bull Tour Bus Fibclub. La banda de San Diego, que lleva desde el año 2008 en activo, desmostró que tras cinco discos, ‘Summer Of Hate’, ‘Sleep Forever’, ‘Endless Flowers!’, ‘Crimes of Passion’ y el último y reciente ‘Boys’, no han perdido ni un atisbo de frescura en su rollo post-punk psicodélico. A pesar de no tocar muchos singles ni hits, porque tiraron más hacia un concierto de canciones menos conocidas, sus fans quedaron contentos y complacidos. Brandon Welchez y Charles Rowell surfearon, musicalmente hablando, tanto a bordo del autobús del escenario como a bordo de su noise ácido.
Se empieza a decir por ahí que es una caspa que Portishead sigan girando con las canciones de ‘Third’ después de siete años y sin temas nuevos. La verdad es que por nosotros bien podrían continuar con este mismo show para siempre si sigue siendo tan impresionante como lo vivido anoche. Con un sonido de 10 y su maestría habitual, dejaron de nuevo boquiabiertos tanto sus temas más intimistas como ‘Wandering Star’ como el ensordecedor ‘Machine Gun’, esta vez ilustrado con imágenes bélicas que nos situaban en Siria o Palestina. Ya lo habíamos visto en años pasados pero sigue siendo la presentación en vivo más acojonante que jamás hayamos disfrutado sobre un escenario. Qué decir de ‘Sour Times’, de ‘Glory Box’, del final con ‘Roads’, de ‘The Rip’: no lloramos sólo porque nos aguantamos. Incluso cuando Portishead tocan una canción supuestamente menor como ‘Cowboys’ están muy por encima del resto. Repetirán trucos, ¿pero serán capaces algún día de dar un mal concierto? No lo creemos. Faltó ‘Carry On’, eso sí.
Cambiazo de tercio después de la trémula voz de Beth Gibbons: nada menos que Joe Crepúsculo. Un auténtico cuadrazo de concierto (para bien) que fue de menos a más, reservando para la última parte sus mejores greatest hits. Subieron al escenario Tomasito, Nacho Vigalondo marcándose unos bailes, un go-gó de Mallorca, un hombre a los cócteles (!) y otras personas dedicadas exclusivamente a animar al millar de asistentes al grito de «¡Vamos, Benicàssim!». Una risa total el repaso a temas como ‘A fuego’, ‘La canción de tu vida’, ‘Suena brillante’, ‘La verdad’ (sin La Prohibida) y ‘Mi fábrica de baile’. Tomasito terminó en gayumbos y ni siquiera fue lo mejor del concierto. Es reseñable que se pueda ver a Crepus en directo tres veces en dos meses y cada vez sea capaz de hacer un concierto diferente. Está en un momento muy, muy bueno…
Todo lo que para los españoles era el concierto de Joël, suponemos que era para los británicos el de Bastille. Bueno, realmente no, ¿verdad? Aun así, entretenido asistir a su revisión ‘Of the Night’ del clásico noventero y a ‘Pompeii’. Le siguió en el mismo escenario el colorido (en cuanto a iluminación) show de Madeon, que nos conquistó cuando pinchó su canción junto a Passion Pit. Sonidos casi todos muy Daft Punk, que a falta de Daft Punk pues no están nada mal.
Mientras tanto, Mø actuaba en el escenario Fiberfib tras aparecer con media hora de retraso. Algo insólito para un festival de esta categoría. La danesa al menos se disculpó tras la primera canción y se comió el escenario en cuanto salió. Tan contagioso fue su constante baile chochero (BRAVA) como sus canciones, entre las que destacó casi al final ‘Don’t Wanna Dance’ y en último lugar la esperada ‘Lean On’. Demasiado breve, demasiado perfecta. Mención especial para sus entretenidas proyecciones, un poco egocéntricas pero efectivas. También estupendas (muy Canada) fueron las proyecciones de A-Trak, que optó por la arriesgada fórmula de pinchar 30 segundos de cada hit sin aburrir. Cerramos la noche con la sesión de la organización, en la que más que a Aldo Linares, vimos a decenas de personas subidas en el escenario Red Bull bailando al ritmo de Hot Chip o el nuevo temazo de Chemical Brothers. Una sesión nada manida y bastante actual que nos dejó con ganas de más. Una pena que el chiringuito de la puerta cerrara este lunes. ¿Cuándo alguien se va a poner en serio con este tema? Para irnos a casa con todo el rollo cortado ya tenemos muchos otros festivales… Una muy buena jornada, en cualquier caso, quizá la mejor de este 2015. Nadia Leal, Sebas E. Alonso.
Speech Debelle, aquella rapera de Londres que le quitó el Mercury Prize a Florence, La Roux y compañía en 2009 pero cuya carrera se hundió casi al instante, tiene listo nuevo álbum según ha confirmado a The Guardian. Se llamará ‘Breathe’ en referencia a unos ataques de pánico que sufrió tras su decisión de dejar la bebida y saldrá el año que viene.
Debelle, que viene de aparecer en el ‘Masterchef’ de famosos inglés, ha asegurado que, tras el fracaso comercial de su segundo álbum, ‘Freedom of Speech’, su sello la despidió y le cortó el grifo. «En mitad de todo esto, tenía programada una actuación de apoyo a Basemant Jaxx en el O2 y me lo tuve que pagar yo», ha detallado.
Al parecer, el disco será más personal en comparación con el ímpetu político del anterior. Una de las canciones, asegura la artista, va sobre «un día en el que pegué a mi ex novia». «Antes», continúa, «me lo habría reservado pero ahora estoy en plan «tenemos que poner esto en el disco». La rapera ha producido el álbum junto a Nick Trepka, que ya estuvo involucrado en su anterior trabajo.
La rapera, por suerte, asegura encontrarse en un buen momento creativo y sacará su disco ella misma, sin sellos, aunque no se cierra a volver a trabajar con uno en el futuro. «Es un momento duro para ser creativo», comenta. «Los presupuestos son muy pequeños y, a menos que hagas música que vaya a ir directa al top 10, es muy complicado que los sellos te ayuden. Ya no arriesgan».
Parece que fue ayer cuando Bon Iver publicó su segundo y último álbum. El artista, sin embargo, ha asegurado en una nueva entrevista con Grantland que no está entre sus planes sacar otro álbum de Bon Iver. «No sé qué pasa», ha dicho. «No hay planes de sacar disco. No estamos siendo reservados, simplemente no hay planes».
Mientras lloramos esta decisión, Vernon estrenaba dos temas nuevos como Bon Iver en la edición inaugural del festival Eaux Claires Music & Arts, que se celebra en el pueblo de Eau Claire en Wisconsin, del que Vernon es oriundo, y que el mismo Vernon dirige junto a Aaron Dessner de The National. Puedes escucharlos a continuación:
El Latitude Festival de Reino Unido ha visto estos días una de esas uniones que solo se producen en el cielo. Portishead, cabezas de cartel, llamaron al escenario al mismísimo Thom Yorke de Radiohead para cantar con ellos su tema ‘The Rip’, una de las canciones más emocionantes de su último trabajo, ‘Third‘. Les quedó precioso, como podéis imaginar.
Curiosamente no es la primera vez que Radiohead se adueñan de ‘The Rip’. Ya hicieron una versión acústica hace varios años:
Radiohead empezarán a grabar su nuevo álbum «a tiempo completo» a partir del próximo mes de septiembre. Será la continuación de ‘The King of Limbs‘.
Caliza es el proyecto personal de una joven que vive en Madrid, hace música con Garageband y es fan de la literalidad. Con esa escueta premisa, Caliza comenzó a subir canciones a Bandcamp el msimo día 1 de enero, cuando presentó ‘Apuesta’, una canción que ya presentaba sus credenciales: tecno pop de corte minimalista y primigenio (Kraftwerk, OMD y Aviador Dro se vislumbran de inmediato como referentes) con letras incómodamente honestas. En aquel corte, manifestaba no solo que odiaba la Navidad (ya anticipaba que el estío también) sino algo tan demoledor como «todo nace muerto, incluso la muerte termina».
Hace solo algunas semanas, coincidiendo con su actuación como telonera de Crash Course In Science, presentó una oda de amor/odio hacia su ciudad, por supuesto titulada ‘Madrid‘, palabras de derrota que piden una segunda oportunidad a la urbe. Poco después, Caliza daba el golpe definitivo con ‘Verano no’, un anti-himno veraniego que convence definitivamente del potencial de su pop electronegativo, que además venía apoyado por un genial vídeo que no solo encaja a la perfección con su rítmica, sino que además sublima el poder visual del loop corto de imagen, onda gif/Vine. Discos Walden confirmaba el fichaje de Caliza en sus filas y la publicación de su primer largo para el próximo mes de septiembre, que reunirá las canciones de su primera demo (con la que fue finalista del concurso de Autoplacer 2014), las más recientes y algunas inéditas.
Es cierto que Noel Gallagher en ocasiones habla más de la cuenta, pero cuando no lo hace siempre existe alguien que lo pique para sacar lo peor del artista. El último episodio de la verborrea marca de la casa de la familia Gallagher ocurrió durante un concierto de Noel y su banda en Irlanda, días antes de su actuación en el FIB 2015. Un gracioso del público se atrevía a preguntarle en mitad del concierto dónde estaba su hermano Liam a lo que el músico no se quedaba indiferente. “Liam está en casa, mirándose en el espejo” respondía no sin antes hacer mención a que tenía un cómico local entre el público y añadiendo “afortunadamente, él aun no es tan puto gilipollas como tú. Imagínate eso, ser más puto gilipollas que nuestro chico. Imagínate eso”. Lo mejor de todo el asunto, es que existe un vídeo que recoge el momento.
Cinco años han pasado desde que los hermanos químicos editaran aquel ‘Further‘, su último álbum de estudio (siempre y cuando no se contabilice la banda sonora que compusieron en 2011 para el filme ‘Hanna’). Y, desde entonces, durante su ausencia, el panorama electrónico se ha colapsado de vividores de la EDM y demás caraduras que se las dan de estrella sin ser ellos en realidad nada de eso. Por ese motivo resulta de lo más aplaudible que Tom Rowlands y Ed Simons, en lugar de seguir ninguna corriente ni moda, vayan por libre únicamente referenciando a unos grandes: ellos mismos.
‘Born In The Echoes’ es una respuesta, precisamente, a su anterior álbum. Si bien ‘Further’ era un disco sin featurings y con zapatilla de la buena, este nuevo trabajo de los británicos, aun guardando joyitas acid house como ‘EML Ritual‘ o ‘Reflexion’, que animan a alzar los brazos en cualquier buen after que se precie, está plagado de invitados vocales y luce un buen número de experimentos sonoros que se postulan entre lo mejor que el dúo ha firmado en años.
Más allá de la muy noventera ‘Just Bang’, que se hace algo lineal, The Chemical Brothers vuelven a valerse de las baterías bombásticas y los bajos portentosos marca de la casa en esa bomba de relojería que lleva por título ‘Sometimes I Feel So Deserted‘, y también explotan por enésima vez ese halo psicodélico que de siempre les ha encantado en esa ‘I’ll See You There’ que, inevitablemente, trae a la mente su grandioso ‘Let Forever Be’.
Asimismo, las almas más pop también tienen su dosis en ‘Go‘, en la que han vuelto a contar con Q-Tip después del pelotazo interplanetario de ‘Galvanize’. Pero como anteriormente ya hemos dejado caer, esto no es ningún ‘Push The Button’ ni ningún ‘We Are The Night’, ya que las cuotas de experimentación que se cuecen en este disco son las que hacen que estas canciones valgan su peso en oro.
St. Vincent, por ejemplo, se pone a las órdenes de la pareja en ‘Under Neon Lights‘ para propulsar, cual Mata-Hari, una oscura gema de pop raruno que, desde la primera escucha, consigue atraparte por completo (algo que también ocurre en el tema titular con una Cate Le Bon que parece que se ha comido las cuerdas vocales de Annie Clark). Y, por haber, hay hasta una legión de abejas que en ‘Taste Of Honey’ tienen el mismo protagonismo que su melodía al ralentí.
Eso sí, si hay que detenerse en una sorpresas mayúscula, esa corre a cargo de Beck en ‘Wide Open‘, un tema tan precioso, neworderiano, delicado y capaz de ponerte los pelos como escarpias que jamás, ni en nuestros mejores sueños, diríamos que los Chemical están detrás de él. En definitiva, ‘Born In The Echoes’ ofrece tantas cosas en menos de una hora que cualquiera encontrará su highlight particular. Aquellos que afirmaban que ya no son lo que eran, que se lo hagan mirar después de hincar el diente a estos sólidos temas.
Calificación: 8/10 Lo mejor: ‘Wide Open’, ‘Go’, ‘Reflexion’, ‘I’ll See You There’ Te gustarán si te gustan: los Chemical más inspirados y que saben combinar con maestría los bombazos hedonistas con aquellos números más experimentales. Escúchalo:Spotify
La tercera (o cuarta) jornada del FIB comenzó con relámpagos y un poco de lluvia en el horizonte lleno de montañas, afeando bastante el concierto de Loyle Carner. Gente corriendo sin norte bajo los rayos en todas las direcciones. Antes había tocado Papaya, que actuaron en formato trío presentando las canciones que editarán en Jabalina el próximo otoño. Sonaron correctamente ‘El rey de las camas’ y ‘Joyas en las trompas’, con un punto tropical por momentos ideal para el Festival de Benicàssim. No estuvo Le Parody, otrora ganadora del Proyecto Demo, pero sí se subió Elsa de Alfonso a estrenar un dueto que estará contenido en su próximo disco.
Triunfó a pesar de los problemas de sonido, que llegaron a detener su concierto porque no sonaba una de las bases electrónicas, el dúo Siesta! Un par de macarrillas bastante monos sobre un fondo kraut, que dejaron grandes momentos cuando metían caña con la guitarra eléctrica, se ponían en plan Fuck Buttons o usaban el micrófono para comunicarse con el público en plan campechano. «Aquí hay algo pitando todo el rato, pero mola» fue una de sus grandes frases. «Vamos a taladrar», otra. Mucho mejor que lo que luego veríamos en Hinds: un concierto plano, de voces inaudibles, que no fue divertido ni cuando sonaron ‘Bamboo’ o ‘Castigadas en el granero’. Era muy tierno, eso sí, ver lo bien que se lo pasaban. «Este es el puto mejor festival del mundo», sentenció una de ellas.
Beach Beach sí habían dado un concierto potente, sorprendentemente fresco, y no porque estuviera a punto de llover sino porque su sonido, entre un surf/californiano y el pop/rock más macarra, sonó de lujo. Tomeu Mulet y Pau Rituort encabezan este cuarteto que se mostró crecido y como en casa en el escenario principal. Tocaron canciones tanto del primer, ‘Tasteless Peace’, como del segundo disco, ‘The Sea’. ‘An Ice Rose’, ‘No Joy’, ‘Friendly’, ‘Plants’ o ‘A Weak Song’ mostraron el gran talento de estos chicos.
Otro directo que nos cautivó fue el del impresionante Curtis Harding. Con tan sólo un disco en su haber, ‘Soul Power’, demuestra un saber estar, un carisma y una sofisticación casi propia de grandes como B.B. King. Esta soltura nos hace entender por qué ha colaborado con la firma francesa Yves Saint Laurent. Que solo tenga ese disco no le impide sonar espectacular. Si necesitas referencias para entender su soul contemporáneo, Solomon Burke, Al Green, Howard Tate o Lee Fields & The Expressions ayudan a ubicarle. Espectacular su final cuando rozó la pista de baile disco.
Los británicos Kaiser Chiefs fueron la gran decepción de la noche. A pesar de contar con un masivo y excesivo público que cantaba todos sus hits más conocidos, como ‘Everyday I Love You Less And Less’, ‘I Predict A Riot’ o ‘Modern Way’, Ricky Wilson se mostraba a su público como un mesías contemporáneo que había venido a salvarlos… sin ser él nada de eso. También flojos estuvieron Los Planetas, que optaron por lo árido durante los primeros 40 minutos de set. Si fuéramos artistas, íbamos nosotros a dejar para el final ‘Segundo premio’, ‘Un buen día’ (ft Mendieta) o ‘Pesadilla en el parque de atracciones’. Hasta que llegaron, fue un auténtico rollo.
Mark Ronson hizo un show que era mitad DJ set mitad live, con dos MC’s (¡uno de ellos era Theophilus London!) que llegaron a saturar. Hay veces en las que está bien rapear y hay veces en las que hay que saber quedarse callado, como cuando suena ‘You Know I’m No Good’. Aun así, una gozada escuchar en vivo ‘Uptown Funk’ o ‘Tribe’ (de Theophilus). Y averiguamos por qué Ronson no canta: su voz es realmente terrible. A la misma hora, en el escenario Red Bull, The Death of Pop dieron un concierto que sólo podríamos definir como «cutie», con canciones tan prestas para el «sing along» como ‘Whenever’, que hacen pensar que pueden o deben ser los nuevos Drums.
Blur no necesitan presentación, eran lo mejor y más esperado por todos. Estos iconos británicos de los últimos veinte años demostraron por qué son quienes son y por qué están donde están. El carismático Damon Albarn demostró que los años no pasan por él. Hooligan por naturaleza, nada más llegar al festival se puso a jugar al ping-pong en la zona VIP delante de unos atónitos fans. Su setlist combinó canciones del nuevo disco, ‘The Magic Whip’, con otros clásicos como ‘Beetlebum’, la mítica y tierna ‘Coffee & TV’ (Graham es amor), ‘There’s No Other Way’, ‘Tender’ o por supuesto ‘Song 2’. Aunque se echaron de menos ‘Charmless Man’ y ‘Country House’, dejaron uno de los mejores momentos de la noche con ‘Parklife’: Albarn escogió a una persona al azar al escenario y se puso a cantar con ella la canción. La chica, que dijo que se llamaba María, sonreía y pegaba botes feliz sobre el escenario en la que fue probablemente la mejor noche de su vida. El bis nos deleitó con ‘Stereotypes’, ‘Girls & Boys’ y finalmente la espectacular ‘The Universal’. Tras algunos altibajos (¿era necesaria ‘Trimm Trabb’ a las 2 de la mañana?), mejor cierre, imposible. Nadia Leal, Sebas E. Alonso.
Vetusta Morla continúan presentando por toda España su último álbum, ‘La deriva‘. Antes del último concierto de la gira, que tendrá lugar el 21 de noviembre en la Barclaycard Center de Madrid, podremos ver al grupo en el festival PortAmérica de Vigo el 17 de julio o en el FIB el 19 de julio, entre otras fechas disponibles aquí. Le pasamos nuestro «tipo test» al guitarrista de la banda, Juanma Latorre, quien, entre otras cosas, reivindica a ABBA, lamenta a Leticia Sabater y recuerda con cariño a The Beastie Boys.
¿Tienes canción favorita de todos los tiempos? En caso negativo, ¿una canción que te haya obsesionado últimamente?
No tengo una canción favorita de todos los tiempos, pero desde luego sí una que me ha obsesionado muchísimo últimamente, ‘Afraid of Nothing’ de Sharon van Etten. No puedo contar la cantidad de veces que la he escuchado en los últimos meses, ha sido el himno de una etapa vital.
¿Qué canción ajena ensayaste por primera vez en tu vida?
‘Stand by Me’ de Ben E. King, en concreto ese riff de bajo tocado con una sola cuerda de una guitarra más bien desafinada. Nuestro amigo Ricardo la cantaba con aires de «crooner» adolescente y la parte de los violines la hacíamos todos a coro con un «lo, lo, lo, lo-lo, lo-loooooooo».
¿Alguna canción que asocies a un recuerdo infantil?
Sin duda alguna, ‘Mediterráneo’ de Serrat, que estaba entre los principales temas de la banda sonora en casete de los viajes en el auto familiar. Como nosotros también éramos gente del Mediterráneo, el mismo mar, los pinos y la genista, las barcas, el levante otoñal formaban parte del paisaje y del recuerdo de escucharla. Todavía hoy, si voy a un karaoke, algo más fuerte que yo me obliga a cantarla.
¿Qué canción desearías haber escrito?
Muchísimas, casi cualquiera de los Beatles, pongamos por ejemplo ‘Blackbird’, que es una de mis favoritas.
¿Qué canción odias con toda tu alma?
Sinceramente, ninguna, las canciones no me parecen odiosas en sí mismas, pero si hay que ponerse duro y decir una, diría ‘Yo quiero fiesta’ de Leticia Sabater, esa transmutación terrible de ‘A mediodía, ¡alegría!’
Actuación vocal que adores.
La versión de Jeff Buckley del ‘Hallelujah’ de Leonard Cohen. La primera vez que la escuché no podía creerlo y el momento vocal que hay hacia el final de la canción (minuto 6’11») sigue habiendo que se me erice el vello por más veces que la escucho: 22 segundos de nota sostenida sin desfallecer… ¡y sin vibrato!
Momento musical exacto de una canción que adores.
Incontables. Pongamos uno que he rememorado recientemente, la intro de ‘Sabotage’ de Beastie Boys, ¡qué precalentamiento! Cuando empezaba la canción ya estábamos botando y rebotando contra el techo.
¿Alguna canción que en algún momento te haya avergonzado que te guste o no existe tal cosa como el «guilty-pleasure”?
No creo mucho en eso del «placer culpable», si algo nos proporciona placer al escucharlo no deberíamos avergonzarnos, pienso yo. Pero vamos, si entendemos bien la cuestión y pensamos en algo que sorprendería a alguien que no te conozca muy bien, diría alguna de ABBA; ‘Dancing Queen’, por ejemplo.
¿Mejor secuencia de canciones en un disco que hayas oído?
Hay muchas increíbles, podríamos mencionar la cara A del disco homónimo de St. Vincent y por supuesto el ‘OK Computer’ de Radiohead al completo.
¿Algún disco que te encante pero cuya secuencia te parezca un desastre?
Es difícil decirlo porque a los discos que encantan se les perdona una mala secuencia y a la vez un disco que te encanta lo hace en parte por tener una buena secuencia. Pero bueno, un álbum que podríamos decir que tiene una secuencia nada acorde con lo que me gustan las canciones sueltas sería el ‘Out of Time’ de R.E.M. En mi opinión, ‘Losing My Religion’ entra como un cuchillo asesino después del rapeo de KRS One en ‘Radio Song’.
¿Qué necesita una canción para ser perfecta?
Pues para empezar no pretenderlo porque no hay canción perfecta en sí misma sino perfecta para una persona, para una situación, para un estado de ánimo, para decir algo a alguien… Canciones técnicamente mal compuestas pueden resultar perfectas para algunas situaciones. Hay que intentar hacer las cosas bien, claro está, y está muy bien pensar en estribillos, ganchos melódicos, partes, duración de compases y todo esto, es nuestro trabajo como compositores, pero al final las canciones, cuando bajan a la realidad, tienen que desenvolverse en un territorio sin normas que es el de las emociones.
Un remix que te haya vuelto loco.
Pues por ejemplo el remix de Mocean Worker de ‘I Just Want to Celebrate’, original de Rare Earth. Está en un curioso disco de remezclas de la Motown que se titula ‘Remixed & Unmixed’ en el que aparecen unos cuantos éxitos míticos del sello y remezclas que los actualizan y les dan otro color, de manera que puedes compararlos, es muy interesante.
¿De qué canción de tu propio repertorio te enorgulleces más o crees que está más infravalorada?
La canción de la que me siento más orgulloso como compositor es ‘Maldita dulzura’ y como miembro de Vetusta Morla, de ‘Los días raros’. No me gusta hablar de canciones infravaloradas, pero sí hay una que siempre me ha parecido que no supimos sacarle todo su potencial y me da pena que es ‘Escudo humano’, pero más bien es un fallo nuestro como banda que una infravaloración de elementos externos.
¿Qué canción vuestra te imaginas cantando a otro artista? ¿A quién?
Hemos imaginado unas cuantas, unas más en broma y otras más en serio como ‘La marea’ en una imaginaria versión de Delafé y las Flores Azules.
FFS, el proyecto conjunto de Franz Ferdinand y el legendario grupo de los 70 Sparks, ofreció uno de los mejores conciertos de la pasada edición del festival Cruïlla en presentación de su álbum debut. Varias horas antes, charlamos con el batería de Franz Ferdinand, Paul Thomson (segundo a la izquierda en la foto), en el hotel donde se hospedaba la banda, para hablar sobre este nuevo proyecto, la música que le interesa actualmente o su experiencia en la pasada edición de Glastonbury, donde vio a Kanye West soltar eso de que es «la estrella del rock más grande del mundo»… para su pesar. Hoy actúan en el FIB.
¿Qué significa FFS? ¿Lo obvio o hay algo más detrás? ¿Fue el primer nombre que se os ocurrió para vuestra colaboración con Sparks?
Aparte de ser una combinación de Franz Ferdinand y Sparks, el nombre significa «for fuck’s sake». Es un nombre como universal y sí, fue el primero porque cuando empezamos a trabajar con Sparks no pensamos en que estuviéramos creando algo así como un grupo nuevo, de modo que «for fuck’s sake» fue lo primero que se nos ocurrió y así se quedó.
El génesis de esta colaboración data de 2004. ¿Por qué ha tardado tanto en materializarse?
En 2004 no era un proyecto, simplemente conocimos a Sparks pero no pensamos en hacer un grupo conjunto hasta 2013, cuando empezamos a intercambiar ideas por correo electrónico. Al final nos dimos cuenta de que habíamos escrito hasta 16 canciones y que teníamos un disco terminado.
¿Cómo y a qué edad descubristeis a Sparks?
Yo era un niño. Mi padre tenía una colección de vinilos enorme y me ponía a mirarlos a menudo. Las portadas de ‘Kimono My House’ y ‘Propaganda’ de Sparks me llamaron mucho la atención. Quería averiguar cómo sonaba la música tras esas portadas y cuando los escuché descubrí que no había nada que sonara igual en la colección de discos de mi padre, que era básicamente Americana, música country, rock progresivo y cosas del estilo.
¿Cuál es tu grabación favorita de Sparks?
Cambia todo el tiempo y como ahora tocamos con ellos, a menudo tocamos canciones que nos encantan y que terminamos aburriendo un poco porque descubrimos sus entresijos, su mecánica. Pero diría que una de mis canciones favoritas de Sparks es ‘Number 1 Song In Heaven’.
¿Son Sparks fans vuestros?
Sí, por supuesto. De no ser así, si nos nos tuviéramos respeto mutuo, el proyecto nunca habría sido una realidad.
¿Y os comentan ellos lo que les gusta de vuestro sonido?
No, es una cosa no hablada entre nosotros. Por supuesto Sparks han hablado de ello en entrevistas cuando les han preguntado pero no nos han dicho directamente lo que les gusta de nuestra música; nuestra relación en ese sentido es muy natural. Todo empezó con Alex Kapranos comentando en una entrevista lo mucho que le gustaba ‘Propaganda’; de ahí Sparks nos contactaron, nos conocimos en un hotel de Los Ángeles y empezamos a trabajar juntos. Desde siempre ha sido una relación natural.
Evidentemente Sparks es una de vuestras mayores influencias. ¿Qué consecuencias crees que va a tener esta colaboración en el próximo disco de Franz Ferdinand?
Habrá que esperar para verlo pero normalmente las cosas que nos influencian lo hacen de un modo subsconsciente, nunca es algo explícito. Además, es que este disco lo hicimos muy rápido, nunca habíamos grabado un álbum tan rápidamente: lo hicimos en 16 días. 16 canciones en 16 días. Nos enviábamos las maquetas a través de correo electrónico.
De hecho, una de las canciones, ‘Piss Off’, tiene como 10 años.
Sí, esa canción la escribimos hace 10 años. En realidad, Sparks la escribieron para que Franz Ferdinand la tocáramos en directo pero, por alguna razón, nunca se hizo nada con ella.
¿Cuál es la canción más nueva del disco?
Si no recuerdo mal, alguna de las canciones de la edición de lujo, como ‘Violent Death’. Sin embargo, si bien ‘Piss Off’ tiene 10 años, lo cierto es que el resto de canciones las escribimos hace solo 2 ó 3.
¿Qué tal los vídeos? ¿Os lo habéis pasado bien grabándolos con Sparks?
Sí, el de ‘Johnny Delusional’, con la coreografía y tal, fue muy divertido. Lo grabamos en un día pero no recuerdo el nombre del equipo de producción que lo hizo. Creo que una de las personas involucradas era un chico francés que trabaja en moda o algo así. Pero cuando vi el vídeo ya no pude disociarlo de la canción.
¿Estáis pensando ya en el nuevo single?
El próximo single seguramente sea ‘Call Girl’. Grabamos un vídeo para ella hace tiempo pero todavía no está terminado.
¿Cuándo crees que saldrá?
Probablemente el mes que viene.
¿Y quién lo ha dirigido?
No recuerdo el nombre exacto, era una chica de Nueva Zelanda con base en París.
Hay una canción en el disco titulada ‘Collaborations Don’t Work’. Es gracioso porque, en este caso, vuestra colaboración sí ha funcionado. Pero lo que quiero preguntarte en realidad es si se te ocurren casos reales en la historia de la música de grupos que colaboraran pero que no les saliera bien.
No ocurre muy a menudo que dos bandas se fundan en una para convertirse en una única banda. Supongo que en el mundo del hip-hop sí pasa mucho porque es muy natural que productores y raperos hagan cosas juntos pero no se me ocurren demasiados ejemplos de grupos que colaboraran y formaran una banda sola. Se me ocurre ‘Judgement Night‘, aquella banda sonora de los 90 donde grupos de rock alternativo colaboraban con raperos, con canciones como aquella de Sir Mix-A-Lot con Mudhoney. Pero en cuanto a lo que me preguntas, no sé… ¿Queen y Freddy Mercury?
Aunque a nosotros nos gustó mucho, vuestro último disco, ‘Right Thoughts, Right Words, Right Action‘, recibió críticas encontradas. ¿Crees que lo merecía? ¿Cómo recuerdas ese álbum actualmente?
Estas cosas pasan pero yo creo que era un disco muy bueno y disfruté mucho haciéndolo. Espero no obstante que el siguiente sea mejor.
¿Ya estáis pensando en él?
En verdad no. ¡Si ni siquiera tengo tiempo para dormir! Como para pensar en el siguiente disco… Pero estoy emocionado por poder hacerlo y me siento afortunado de poder dedicarme a lo que me gusta. Pero creo que el proceso de grabar este disco con Sparks ha renovado mis energías para el siguiente álbum de Franz Ferdinand. Sin duda, uno aprende de sus contemporáneos y nosotros desde luego consideramos que Sparks son contemporáneos nuestros no solo porque han sacado música desde que empezamos en Franz Ferdinand sino también porque actualmente están haciendo de la mejor música que han hecho en su carrera. Además, siguen entusiasmados con el grupo como cualquier banda de veinteañeros, y eso es inspirador.
¿Cómo son los conciertos de FFS? ¿Tocáis el disco y además canciones de cada banda?
Sí, hacemos el disco entero y después versiones de Franz Ferdinand y Sparks. Son directos muy divertidos y uno puede ver que nos lo estamos pasando muy bien encima del escenario.
Imagino que tenéis ganas ya de salir al Cruïlla. ¿Has visto el cartel? ¿Te quedarás viendo algún concierto?
Sí, vi que toca Lauryn Hill. Me encanta su disco, ‘The Miseducation of Lauryn Hill’, todavía después de tantos años. También me gusta Kendrick Lamar, le vi actuando hace dos años y me parece un artista muy especial y que realmente sabe captar tu atención.
Lo bueno de Kendrick es que juega mucho con su público y sabe establecer una conexión con sus seguidores en sus conciertos.
Sí, es un poco lo contrario a Kanye West. En cuanto a lo que dijo de que era la «estrella del rock más grande del mundo», pues igual es cierto porque nadie tiene el valor de decirlo en voz alta. Solo él. Eso sí, asistí a su concierto en Glastonbury y me pareció lo peor.
Sí, al parecer hizo una especie de versión de ‘Bohemian Rhapsody’ de Queen…
Me gustaría pensar que lo hizo para tomarle el pelo a la gente, pero con él, nunca se sabe.
Volviendo a Kendrick Lamar, su último disco, ‘To Pimp A Butterfly‘, es de los más prestigiosos del momento. Hasta hay una asignatura que lo estudia… ¿Qué te parece a ti?
No sabía que se estudiaba en la escuela, qué guay. Kendrick me parece el mejor rapero vivo de nuestra generación y creo que ‘good kid, m.A.A.d. city‘ es uno de los mejores discos que han salido este siglo. Es como una densa película. Hay tanto por analizar y tanto por digerir en ese álbum y no creo que haya nadie ahora mismo haciendo lo que hace él. ‘To Pimp a Butterfly’, sin embargo, me parece menos escuchable, con esa producción estilo jazz fusión… Sin duda me quedo con el primero.
¿Qué otros artistas o discos actuales te parecen importantes? Sale tantísima música últimamente…
Es difícil estar al día porque hoy el acceso a la música es más fácil que nunca. Hay una sobredosis de información en ese sentido. Pero me gustan mucho Young Fathers, su último disco, ‘White Men Are Black Men Too‘, es muy bueno. Sin embargo, cuando fui a Glastonbury no vi a demasiados grupos, simplemente merodeé por el festival a ver que encontraba. Evidentemente fui a ver a Kanye West porque me interesaba ver lo que hacía y porque me gusta su música, pero la mayor parte del fin de semana simplemente di vueltas por allí. Vi a un productor de Londres que me gustó mucho, Mumdance. Y a un montón de raperos.
Con el significado de las siglas FIB en la cabeza, se puede entender a la perfección lo que te puedes esperar en esta 21ª edición, un tutti frutti musical que combina nacional e internacional de la misma forma que mezclas rayas marineras horizontales con estampado de leopardo, una supuesta mala combinación que, con la mente abierta, se convierte en algo fresco y chispeante. Ayer, viernes, se celebró la segunda jornada y escogimos una ruta musical que, aparentemente, era algo descabellada pero, con perspectiva, no pudo resultar mejor.
Comenzó la húmeda tarde del viernes con los franceses Moodoïd. Aunque íbamos con cierto escepticismo, la sorpresa fue muy grata. Con una estética entre retrofuturista y disco funky glam de lo mejor de la Motown de los 70, el vocalista de esta banda de psicodelia francesa Pablo Padovani, tiene un harén de preciosas y estilosas mujeres que le acompañan. O bien desde otro ángulo, vive rodeado de glamoamazonas doradas que tocan el resto de los instrumentos. Con un sorprendente y muy fresco directo, interpretaron las canciones de su único y primer disco, ‘Le Monde Möö’. Composiciones como ‘La lune’, ‘Je suis la montagne’, ‘De folie pure’, ‘Les chemins de traverse’ y ‘Yes & You’ retumbaron en el escenario Las Palmas. El cierre, tiki tropical, fue muy divertido y espontáneo, tanto, que una chica que estaba viendo el concierto desde el escenario lateral, cogió una pandereta y se puso a bailar con ellos.
De la psicodelia psicotrópica dorada francesa, dimos el salto hacia una de las futuras (o eso dicen) promesas del pop/rock/folk/hiphop aúnnotengomiestilodefinido británico, Jamie Treays, también (des)conocido como Jamie T. Si bien Moodoïd nos sorprendieron a nivel musical por su buen hacer sobre las tablas, el londinense Jamie T. nos dejó boquiabiertos no por su directo, que fue bastante mediocre, sino por la repercusión que tiene entre las jovencitas. Así, con un aspecto de buen chico de Londres que sólo quiere darte su amor y su corazón (o eso dice él). Aunque intentaba dar lo mejor de sí en el escenario, no tenía ningún tipo de garra, carisma o descaro que te dejara atrapado viendo su concierto. A pesar de haber recibido en dos ocasiones el Best Solo Artist Award de la reputada NME, contar con tres discos a sus espaldas y a punto de salir publicado su próximo EP ‘Magnolia Melancholia’, Jamie T. gustó más que nada a las adolescentes de tercera fila que sienten que esa mirada que ha lanzado al vacío ha sido para ellas. Su séquito de fans, 99% británico, coreó las canciones de su tercer disco ‘Carry on the Grudge’ y también sonaron otras como ‘The Man´s Machine’, ‘Don´t You Find’, ‘Peter’, ‘Back In The Game’ y la (archi) conocida ‘Zombie’. En el momento en el que Jamie dejó de ser un Justin Timberlake del folk británico para ponerse a rapear, sí que nos rompió el corazón, y eso que él nos prometió que no.
nudozurdo actuaron en el escenario de Red Bull en formato trío, sin explotar los matices electrónicos de su último disco. Siguen siendo los mejores puntos de su set la bonita voz de Leo y los momentos en que suenan sus viejos temas, de ‘Ha sido divertido’ a ‘Prometo hacerte daño’ pasando por ‘El hijo de Dios’. El previo al concierto con gente agolpada en primera fila, la prueba de sonido con ellos muy inquietos y con cerveza y cigarrito en mano interactuando con el público, hacía presagiar el show de rock-garage, baile y diversión que esperábamos de Palma Violets. Potente actitud en el escenario de principio a fin incluyendo la bien salvada caída con palo de micro de Chilli Jensson en ‘Walking Home’. El momento álgido no podía llegar sino con ‘Best of friends’, en el que casi todo el público se unió cantando. Un concierto divertido, donde las canciones del nuevo disco ganaron.
Noel Gallagher introdujo una de las últimas canciones de su set indicando: «Benicàssim, nunca decepcionas». Lo cierto es que él sí decepcionó. Si te preguntabas por qué fue The Prodigy el cabeza de cartel sobre el papel, lo cierto es que Noel pasa de hacer el repertorio de «greatest hits» que solía, abogando por un setlist extraño, que ni saca partido de sus composiciones pasadas ni siquiera de lo cuco que es su último disco, ‘Chasing Yesterday’. A duras penas brilló la versión semi acústica de ‘Champagne Supernova’ ni el momento en que recordamos lo que molaban las caras B de Oasis con ‘The Masterplan’. Solo el final con la infalible ‘Don’t Look Back In Anger’ mereció de verdad la pena.
Tal vez fue el hecho de que su show coincidía en horario con los de Noel Gallagher y The Prodigy o que tal vez su propuesta no encajase del todo en el cartel, pero fue bastante triste ver la escasa cantidad de público que eligió ver a Godspeed You! Black Emperor en el escenario Fiberfib. Los canadienses vinieron a ofrecer un show similar al que vimos el año pasado en el Primavera Sound, cercano a las dos horas de duración y con un repertorio centrado en sus trabajos más recientes, algo que tuvo una enorme aceptación en el festival barcelonés. Pero anoche pocos parecían ser fans acérrimos de la banda de post-rock.
Comandados por las estruendosas guitarras de Efrim Menuck y con unas proyecciones siempre acertadas, GY!BE no se amilanaron ante la situación y dieron lo mejor de sí mismos, creando su particular Apocalipsis sonoro, haciendo disfrutar a los presentes hasta que, durante la emocionante ‘Mladic’, el sonido del escenario empezó a fallar, apagándose en varias ocasiones y dando problemas hasta el final de la actuación. La estampa no podía ser más desangelada (cada vez menos público según comenzaban The Prodigy y con el volumen yendo y viniendo), pero la culpa no era de la banda, evidentemente.
Llegó el momento álgido de la noche, con los icónicos e inconfundibles Prodigy. El trío británico se retrasó veinte minutos, sin embargo, a nadie pareció importarle ya que el concierto fue, como dirían por ahí, hitazo tras hitazo. Absolutamente ni una sola persona pudo estar quieta más de medio minuto. Con una impecable puesta en escena, donde los visuales jugaban una parte importante y gracias a efectos de neón, de blanco y negro combinados con los filtros borrosos y, sobre el escenario, con las potentes luces de colores, la formación electrónica jugó al despiste porque, o estabas en primera fila, o era imposible ver el aspecto actual de este grupo nacido en 1990.
Ninguna de sus canciones -referente imprescindible para cualquier DJ de pista de baile- necesita presentación. Así, ‘Firestarter’, ‘Voodoo People’, ‘Breathe’, ‘Smack My Bitch Up’, himnos atemporales y generacionales, fueron combinadas con canciones como ‘Nasty’, ‘Wild Frontier’ o ‘Rock-Weiler’, que forman parte de su último trabajo, ‘The Day Is My Enemy’.
Tras este subidón de adrenalina, esperamos a nuestra última elección de la noche, el productor y DJ francés Brodinski. Con un DJ Set muy correcto y unos visuales psicotrópicos muy buenos que beben de la estética actual post-internet 3.0, su hora de duración se hizo muy breve. Su público se mostraba entregado, pero no en demasía quizá al ser consciente de que todavía quedan dos días por delante. El ingeniero de sonido y productor de techno (n)os deleitó con canciones como ‘Let The Beat Control Your Body’, ‘Gimme Back The Night’ o ‘Follow Me’, y también otras de su último disco, ‘Brava’. El francés recoge el testigo de toda una titánica herencia que le han dejado pesos pesados como Justice o Daft Punk.
La conclusión de este segundo día es muy sencilla: aunque grupos españoles como Elsa de Alfonso y Los Prestigio o los británicos Palma Violets, los rockeros GoodSpeed You Black Emperor y los electrónicos (y sobresalientes) Vessels merecen el mismo o más foco de atención que los titánicos y expertos como Prodigy y Noel, está bien echar un vistazo a los mediáticos para aprender de ellos para saber qué hacer y, lo más importante, qué no hacer. Nadia Leal, Miguel Sánchez, Elena HR.
Dos años después de la publicación de su último disco, Arcade Fire anuncian el estreno de ‘The Reflektor Tapes’. Se trata de un documental que llegará a los cines el próximo 24 de septiembre. En él se recogerá todo el proceso de creación y posterior gira de ‘Reflektor’, así como la visita de la banda a Haití.
Dirigido por Kahlil Joseph, el documental se describe en la nota de prensa como “una experiencia cinematográfica única, a medio camino entre el documental, la música y la historia personal”. Aquí el tráiler.
Extraído de ese filme, el grupo ha estrenado un video para ‘Porno’, uno de los temas que incluía ‘Reflektor’.
Rudimental siguen estrenando canciones que vendrán incluidas en su segundo trabajo. Tras el número house elegante de ‘Rumour Mill’, la formación vuelve al drum&bass con este ‘Love Ain’t Just A Word’ que cuenta con la vocalista Anne-Marie y con el rapero Dizzee Rascal. La canción tiene los vientos reggaes fusionados con esa base drum&bass que tan bien le ha funcionado a la formación y que les ha dado un par de números uno en las listas británicas.