4 recomendables películas que casi nadie ha visto y todavía están en los cines

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4 recomendables películas que casi nadie ha visto y todavía están en los cines

Entre las cuatro han llevado al cine menos espectadores que un blockbuster en una sesión cualquiera de un centro comercial. Pero ahí siguen, resistiendo en los márgenes de la cartelera a la espera de que el boca-oreja haga su efecto o, por lo menos, que su eco se mantenga hasta que las plataformas digitales las incorporen a su catálogo (Filmin ya tiene dos confirmadas). Vamos a gritar estas cuatro recomendaciones:

Rara (Pepa San Martín)

rara-sanmartinEn el festival de Berlín de 2011 se dio una curiosa coincidencia. La chilena Pepa San Martín presentó su primer cortometraje, ‘La ducha’, a la vez que Céline Sciamma triunfaba con su extraordinaria ‘Tomboy’, una de las mejores películas de temática LGTB de los últimos años. Cinco años después, es San Martín quien ha triunfado en Berlín (y en San Sebastián) con otra de las “mejores películas de temática LGTB de los últimos años”. ‘Rara’ es una anomalía dentro del cine de denuncia social (en este caso de la homofobia de las autoridades judiciales chilenas). Una rareza. La directora ha conseguido sacar su película milagrosamente limpia de todo lo que habitualmente ensucia este tipo de propuestas: el maniqueísmo, la sensiblería, el dogmatismo, el victimismo autocomplaciente. Narrada de forma aparentemente sencilla, con una puesta en escena naturalista y un argumento casi banal (dónde celebrar un cumpleaños de una chica de padres divorciados), ‘Rara’ es, sin embargo, de una sutileza y profundidad dramática extraordinarias. A través de la mirada “fuera de foco” de la adolescente protagonista, la directora nos enseña la realidad no como nos gustaría que fuera, sino tal como es: compleja, contradictoria e inaprensible.

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La vida de Calabacín (Claude Barras)

coutgetteHablando de Céline Sciamma. Ella es una de las guionistas que ha escrito la adaptación de ‘La vida de Calabacín’ (Maeva ediciones), la aplaudida novela de Gilles Paris. Su talento narrativo, unido al del animador especialista en stop motion Claude Barras, ha dado como resultado una joya del cine de animación que ha recogido multitud de premios (Annecy, San Sebastián, Cine Europeo) y nominaciones (Oscar, Globos de Oro, Cesar). Evocando la estética del dibujo infantil, la expresiva animación de Barras le va como el queso al calabacín a esta tristísima historia de orfandades y primeros amores. Pero esto no es Bambi. ‘La vida de Calabacín’ es un aterrador catálogo de infancias destrozadas, de casos de maltrato infantil. El emotivo retrato de un grupo de niños marcados que convivirán en un orfanato que no tiene nada de victoriano. Al contrario, la película defiende el papel de las instituciones como espacios de protección social. Lugares cálidos y acogedores, donde suenan canciones de Sophie Hunger, se celebran fiestas de disfraces y se hacen excursiones a la nieve.

Doña Clara (Kleber Mendonça Filho)

donya-claraEl año pasado se presentaron tantas buenas películas en Cannes (‘Toni Erdmann’, ‘Elle’, ‘Paterson’, ‘El viajante’, ‘Comanchería’…) que algunas han pasado injustamente desapercibidas. Es el caso de ‘Doña Clara’. Después de debutar en el largometraje con ‘Sonidos de barrio’ (vista en el Atlántida Film Fest), el director brasileño más prometedor del momento vuelve con una historia donde se mezclan temas tan dispares como la familia, lo viejo y lo nuevo, el mobbing inmobiliario, las secuelas físicas y psicológicas de la enfermedad, el deseo sexual en la vejez, la memoria de los objetos y la música (atención a la banda sonora). Todas estas cuestiones se muestran a través de la arrolladora presencia de la actriz Sonia Braga. Su excepcional interpretación de una mujer en la sesentena, ex crítica musical y única inquilina de un viejo y codiciado edificio en primera línea de playa, me hizo recordar los recientes lamentos de Almodóvar (durante su presencia en la Filmoteca) a propósito de los pocos papeles que hay en el cine actual para mujeres de más de cincuenta años. Braga sería la excepción que confirma su afirmación: “los guionistas se están perdiendo un verdadero tesoro”.

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‘La chica desconocida’ (Jean-Pierre y Luc Dardenne)

lachicadesconocidaLa última película de los hermanos Dardenne no es la mejor de su filmografía. Pero teniendo en cuenta que su peor película va a ser siempre mejor que el ochenta por ciento de lo que se estrene ese año, da igual que ‘La chica desconocida’ no esté a la altura de, por ejemplo, ‘Dos días, una noche’. Protagonizada por la típica heroína dardenniana (una fabulosa Adèle Haenel), la película arranca con el también típico dilema moral que pone en marcha sus historias. La diferencia es que aquí el motor dramático que impulsa la trama está alimentado por un combustible narrativo más cercano al género policiaco que al cine social (por mucho que éste siga teniendo mucho peso). Hay un cadáver y un misterio. Y para resolverlo la doctora protagonista, movida por la culpa y la compasión, iniciará una obsesiva investigación cuyos avances sacarán a la luz las injusticias que se esconden en las cunetas de la Europa del bienestar. El final, algo forzado, estropea un poco el conjunto. Pero el trayecto que hacemos junto a esta abnegada doctora merece mucho la pena.

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