Father John Misty / God’s Favorite Customer

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Father John Misty / God’s Favorite Customer

Que Joshua Tillman es uno de los más grandes compositores de música rock que ha explotado –tras sus buenas pero más taciturnas aproximaciones como J Tillman– en esta década que se aproxima a su final es un hecho. Father John Misty, el personaje inspirado en sí mismo que inventó para disfrazar sus debilidades, le ha llevado a un estado de gracia con el que había encadenado tres discos mayúsculos en varios niveles como ‘Fear Fun’, ‘I Love You, Honeybear’ y ‘Pure Comedy’. Sin apenas darnos respiro tras ese extenso y enrevesado álbum doble del pasado año, Tillman publica este ‘God’s Favorite Costumer’ que huele a fin de ciclo, a reflexión –no, no lo digo sólo por su pose meditativa en la portada del álbum, pero…– sobre lo que ese canalla desinhibido capaz de esparcir a los cuatro vientos toda su intimidad marital camuflada en sus reflexiones sobre la condición humana (o al revés) ha hecho a su propia vida privada.

Aunque a diferencia de los anteriores, según el autor, este no sea un disco-concepto, sí hay una unidad en ‘God’s Favorite Customer’. Y es que no puede ocultar que es un álbum surgido de y sobre el dolor y la tristeza que Misty vivió durante las seis semanas en las que estuvo viviendo en un hotel de Manhattan tras una ruptura (temporal, por suerte para él) con su esposa. Una separación derivada de un trabajo, el de él, que no sólo agudiza la pérdida de control sobre sus adicciones sino que empeora su tendencia a la depresión y, por supuesto, le separa durante largos periodos de Emma. Es cierto que, como prometió el cantautor de Maryland, se trata de un álbum que emplea unos ritmos más alegres y saltarines que su anterior disco, más lento y arisco. Pero estas diez canciones, paradójicamente, contienen más confesión personal, pena y lamento que todo aquel álbum en su conjunto. Él mismo lo ha etiquetado como “el auténtico ‘I Love You, Honeybear’”.

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Incluso con sus abundantes (y habituales) trazas de humor –el retrato de su comportamiento errático en aquel hotel regala en ‘Mr. Tillman’ momentos tan hilarantes como sombríos, al igual que el patetismo de algún intento de poner en práctica su aura de fucker durante sus días de soltería en ‘Date Night’, la preclara visión de la depresión y las tendencias suicidas en ‘Hang Out In The Gallows’ o la fantasía ególatra de ‘Please Don’t Die’, en la que pone en voz de su esposa todo lo que le añora y cómo irrumpe de nuevo en su vida, en modo heroína, para rescatarle de las garras de la muerte–, todo apunta a un autofustigamiento por haber echado a perder esa relación preciosa que él mismo había sobreexpuesto en su álbum de 2015 –algo que lamenta abiertamente en los magníficos versos de ‘The Songwriter’, en la que juega a imaginar qué pasaría si su mujer fuera la compositora y él el que la espera en casa–. Finalmente, su empecinamiento (‘Just Dumb Enough To Try’) por salvar su relación le ayudan a ver que, en realidad, no existe el matrimonio idílico y, sólo asumirlo, puede librarles de la decepción y la ruptura definitiva (‘Disappointing Diamonds Are The Rarest Of Them All’).

Pero ‘God’s Favorite Customer’ también tiene un aire conceptual en lo musical y lo estético con el espíritu de inmediatez que desprende: tras la ultraproducida foto de portada de Pari Dukovic, el encarte presenta un cartoncillo con anotaciones y dibujos a mano, lleno de tachones sin duda nada aleatorios; para más inri, la galleta del vinilo es la empleada para las copias-prototipo, con una pegatina encima que aclara su autor y título. Pese a que no carece de arreglos elaborados (la producción se la reparte el propio JT con Jonathan Rado –Foxygen– o Dave Cerminara –ingeniero para Foster The People, The Neighborhood–; en sus créditos figuran arreglos y colaboraciones del oscuro The Haxan Cloak, Jonathan Wilson y hasta Mark Ronson), las composiciones parecen ir al grano y no dilatarse –salvo alguna excepción– más allá de unos 3 o 4 minutos, aportando una saludable sabor a improvisación al conjunto.

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Cuando esto se conjuga con la inspiración de la que Tillman ha venido presumiendo en el último lustro, el resultado es un puñado da canciones sublimes como las concentradas en su cara A. Se trata, quizá, de la mejor sucesión de cinco canciones de toda su carrera y en las que, más que nunca, los nombres de John Lennon y George Harrison nos visitan como claros referentes. Su cara B, en cambio, alterna momentos tan brillantes como los de su anverso –‘Disappointing Diamonds Are The Rarest Of Them All’ y el corte titular en el que, con preciosos contrapuntos vocales de Weyes Blood, reclama ayuda a Dios en contraprestación por toda la devoción que le dispensó en su infancia gracias a su familia evangélica– con otros que destacan mucho más por qué y cómo lo que cuentan (la citada ‘The Songwriter’, ‘The Palace’) que por su vehículo musical. Pero que no todo ‘God’s Favorite Customer’ sea igual de deslumbrante no implica que no estemos ante otro disco magnífico, con el que Father John Misty parece cerrar un periodo de altísima producción artística que ya le ha reservado un nombre en letras doradas en la historia de la música popular de los 10s.

Calificación: 7,9/10
Te gustará si te gusta: el pop rock orquestal de otro tiempo, como el de John Lennon, George Harrison o Randy Newman.
Lo mejor: su cara A al completo.
Escúchalo: Spotify

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