Los mejores discos de la década 2000-2009 (Top 50-1)

50.-The Magnetic Fields / i: Para las personas que habían sufrido la sobredosis de esas decenas y decenas de canciones del álbum triple entre las que siempre hay alguna que no recuerdas, ‘i’, aun incluyendo canciones totalmente nuevas, funciona como un bonito recopilatorio del grupo, en tanto que contiene lo mejor de sus cualidades desarrolladas durante los 90. Volviendo a dar vueltas alrededor de un concepto (en esta ocasión todas las canciones comienzan con la letra “i” y aparecen en el CD en riguroso orden alfabético), Stephin Merritt logra hacer de los trapos sucios del corazón una obra de arte, otra vez.


49.-Antony & The Johnsons / I Am A Bird Now: Las canciones de Antony, desde la celda en la que parece hallarse permanentemente, suenan completamente universales. La frase inicial del disco “Espero que alguien cuide de mí cuando muera” o esa canción en la que se canta sobre lo insoportable que es que los pájaros mueran, son cuestiones con las que todo el mundo puede empatizar. O más allá, las melodías creadas a través de su piano, o los instrumentistas del disco, entre los que destacan (sólo por su popularidad sobre el resto) Devendra Banhart o Joan Wasser, son preciosas.

48.-Feist / The Reminder: Hay discos inmediatos, que en el momento en el que los escuchas sabes que van a ser un bombazo. Y hay otros, como el último de Feist, que quizá por su carácter más lo-fi no llaman tanto la atención, pero que se han terminado convirtiendo en una maravilla. El tercer disco de estudio de la canadiense ha conseguido ir encandilándonos con el paso del tiempo, gracias a sus canciones y melodías melancólicas, como ‘Past In Present’, ‘The Limit To Your Love’, ‘Intuition’, ‘Brandy Alexander’, o a ese gran himno del amor frente al dinero que ha llegado a ser, poco a poco, ‘1 2 3 4’.

47.-Madonna / Confessions On A Dancefloor: Harta del fiasco ‘American Life’ y preocupada por su imagen pública de cara a sus hijos, como reconocería en las entrevistas promocionales, Madonna decidió hacer un disco sin política para que todo el mundo lo pasara bien, empezando por ella misma, a juzgar por las fotos en las que en una discoteca de Nueva York, pinchó y bailó como loca sus propios temas unos días antes de la edición del álbum. Un disco sin baladas,ni cortes entre canción y canción, que se traduciría en uno de los más completos, hedonistas y falto de pretensiones de su carrera.

46.-Róisín Murphy / Overpowered: En ‘Overpowered’, Róisín se desliga de Herbert y concede el honor a Jimmy Douglass, Dan Carey y Andy Cato (Groove Armada). Sí, estamos ante un disco electrónico y -a pesar de nuestras reticencias iniciales- ante una verdadera sucesión de trallazos capaces de tumbar a cualquiera, tirando del mejor funky, disco o house, y, casi por primera vez en la historia, con la misma vocación melódica que estética.

45.-Niza / Canciones de temporada: Para buscar el disco de estudio que mejor ha casado las melodías pop con estructuras bossanova, arreglos electrónicos y ensoñadoras cuerdas, no hace falta irse a la Francia de Claudine Longet ni al Brasil de Astrud Gilberto ni a la Suecia de Jay-Jay Johanson. Roberto y Silvia, entre Madrid y Barcelona, lo lograron con ‘Canciones de temporada’, un álbum sin mácula que años después de su edición sigue ilusionando como el primer día.

44.-Animal Collective / Merriweather Post Pavillion: ‘Sung Tongs’, ‘Feels’ y ‘Strawberry Jam’ han sido aclamados como cumbres de un género que ellos mismos han parido y que probablemente nadie podrá usurpar, en el que caben el pop, el folk, el hip hop, el house, el rock, la world music, la psicodelia y mil cosas más; y en ‘Merriweather Post Pavillion’ parecen continuar puliendo esa amalgama, cada vez más reconocible y cohesionada, conformando un núcleo brillante y precioso, que tiene un sabor dulce y duradero.

43.-Sr Chinarro / El mundo según: La llegada de Sr. Chinarro a Mushroom Pillow, tras el fiasco de paso por Sony BMG, irónicamente supuso un giro definitivo hacia el pop en su carrera. Después de un par de singles claros en ‘El fuego amigo’, la tendencia se confirmaba en ‘El mundo según’, lleno de estribillos certeros y letras que se entienden pero que, como advierte el título del CD, no dan la espalda al antonioluquismo.

42.-Fuck Buttons / Tarot Sport: Andrew Hung y Benjamin John Power siguen haciendo tanto ruido como en el disco anterior, pero donde aquel, hacia su final, terminaba resultando un tanto predecible y se desinflaba un pelín, este no nos ha dejado tregua. Y sirva como ejemplo la última pista, ‘Flight Of The Feathered Serpent’, la canción más bailable que han hecho, en la que se encuentran My Bloody Valentine con Underworld, nada menos.

41.-The Antlers / Hospice: Uno de los grandes aciertos de ‘Hospice’ es su comienzo, el precioso prólogo instrumental que, recordando a los Godspeed You! Black Emperor que pusieron banda sonora a ‘28 días después’, nos pone inmediatamente en situación del jodido dramón que nos espera, seguido además de la susurrada ‘Kettering’. Y ambas horrorizan lo mismo desde su inspiración “ambient” que la intensidad post-rockera de otros momentos del disco (como el centro de la misma ‘Kettering’). Porque precisamente ‘Hospice’ destaca por lo bien integrados que aparecen los distintos recursos sonoros: ‘Shiva’ parece una canción de cuna, el principio de ‘Wake’ salido de una película de los años 40 y ‘Thirteen’ podría estar cantada por la Feist más celestial.

40.-Benjamin Biolay / Rose Kennedy: El tema central ‘Rose Kennedy’ habla sobre la soledad y en ‘Los Ángeles’ vuelve a haber referencias a “la rutina”. El disco parece querer decirnos que la vida de Rose Kennedy no fue demasiado entretenida y probablemente los 104 años que vivió se le hicieron pesados incluso a ella misma. Pero nada similar puede decirse de este disco, en el que las canciones prescindibles son muy pocas. Desde su primera escucha te das cuenta de que Benjamin es uno de esos músicos privilegiados capaces de escribir, producir y arreglar canciones con una facilidad absoluta.

39.-Spoon / Ga Ga Ga Ga Ga: De todos los excelentes discos de Spoon en estos últimos diez años, este es el más conciso, completo y luminoso de todos, que sirvió al cuarteto de Austin para situarse junto a Yo La Tengo y Wilco en el grupo de las más grandes bandas americanas de esta década, pero ellos pueden presumir de ser una de las pocas bandas del mundo que ha conseguido sintetizar pop accesible y riesgo en un único concepto.

38.-Deerhunter / Microcastle – Weird Era Co: Deerhunter han conseguido una obra enorme, que no es sino un emocionante compendio, casi un manual de consulta, del out-rock norteamericano de los últimos cincuenta años: desde Bo Diddley, pasando por la Velvet, la psicodelia de 13th Floors Elevators, la no wave, Sonic Youth, Yo La Tengo, Pavement, The Flaming Lips, Liars… hasta Deerhunter.

37.-The Hidden Cameras / The Smell Of Our Own: En 2003 un disco folk de letras gays obscenas hasta para el más depravado conseguía críticas entusiastas en medios heterosexuales como Rockdelux y poco más que tibias en medios gays como Shangay. ‘The Smell Of Our Own’, ‘Nuestro Propio Olor’, que el título ya se las traía, venía a defender la teoría de que las letras no importan. Puedes estar cantando sobre hacerle un dedo a un tipo la noche antes de tu boda en un cuarto oscuro y la gente puede percibir que estás cantando: “Que sueñes con los angelitos”.

36.-Low / Things We Lost In The Fire: Low habían sido durante los 90 una de las bandas precursoras del slowcore, junto a otras formaciones como Galaxie 500. En ‘Things We Lost In The Fire’, de 2001, supieron hacer este estilo, caracterizado por su minimalismo y su crudeza, más asequible, ofreciendo canciones preciosas que incluso se podían tararear. No era un disco de pop ni Low daban con él la espalda a sus raíces. Simplemente en medio de la bruma y la densidad de las guitarras y la oscuridad surrealista de las letras, les salieron unas cinco de esas canciones que, de tan buenas, superan cualquier tipo de barrera que pueda suponer un género.

35.-Nacho Vegas / Actos inexplicables: El carácter acústico del debut de Vegas en solitario hace destacar unas letras que hablan de desamor y muerte, siempre rodeados de tabaco y drogas (por supuesto las imágenes del libreto del disco le muestran fumando), y que encuentran en Gijón la metáfora perfecta para ambientar su pesadumbre. La primera vez que oímos la voz de Nacho en el álbum es para hablar sobre el “frío de su país”, “al norte del norte”, donde él busca a una persona “con la mente” aunque no la “alcance a ver”…

34.-Beirut / Gulag Orkestar: Quizá Beirut no sea gran cosa para los seguidores de Gogol Bordello o Goran Bregovic. Zach grabó su primer disco en Nuevo México cuando sólo tenía 19 años y lo publicó con 20, pero sería tonto decir que lo más fascinante del álbum es que lo realizara a tan tierna edad. Lo más fascinante de su obra es lo que tiene de universal. Su debut ‘Gulag Orkestar’ es de los que marcan desde la primera escucha, cuando ya maravilla tanto que difícilmente se puede olvidar.

33.-El Guincho / Alegranza: En algunos momentos la música de El Guincho parece íntimamente relacionada con el house, al menos en sus estructuras o ritmos (’Prez lagarto’, ‘Kalise’) y con la música africana en pistas como ‘Cuando maravilla fui’. La presencia de excelentes melodías incluso de corte retro como ‘Palmitos Park’ redondea el concepto: la verdad es que con El Guincho da gusto ser “latin”.

32.-Junior Boys / So This Is Goodbye: Cuando empiezas a escuchar música electrónica y lo comentas con tus amigos más rockeros, siempre hay algún escéptico que piensa que no puede transmitir lo mismo que un solo de guitarra “desgarrado” o una sección de cuerdas “envolvente”. Hay muchos discos de música electrónica completamente viscerales a lo largo de la historia, pero muchos aprendimos que los sintetizadores también podían hacer pupa gracias a ‘Walking Wounded’ de Everything But The Girl y ‘So This Is Goodbye’ ha hecho este favor a una nueva generación de seguidores de la música pop.

31.-The National / Boxer: The National, banda de Ohio afincada en Brooklyn (por supuesto), tras su primer álbum como profesionales en Beggars Banquet (’Alligator’, en 2005) tenía ante sí el tópico papelón de demostrar que semejante disco no era sólo un espejismo. Y no solo superaron las expectativas sino que se marcaron un discazo dando una vuelta de tuerca a su sonido. Porque donde en ‘Alligator’ encontrábamos intensidad basada en la potencia rítmica y en la electricidad, lo que aquí demuestran es que poseen la misma capacidad para calar hondo a través de la delicadeza y el matiz.

30.-Triángulo de amor bizarro / Triángulo de amor bizarro: Letras crípticas y muy personales, imágenes políticas y religiosas, frases para la posteridad y unos títulos como para enmarcarlos se acompañan de estudiadísimas melodías en las que el ruido es el principal componente. Como dijimos en su momento, recogiendo hoy el guante que en su día lanzó Fernando Alfaro y nadie supo o quiso recoger.

29.-The Postal Service / Give Up: ‘Give up’ es una joya de principio a fin. Uno de esos discos que salen una vez cada cierto tiempo, en los que no hay ni una sola canción mala. Uno de esos discos que puedes escuchar mil millones de veces, de los que nunca te cansas, y que valen tanto para un roto como para un descosido. Da igual que estés limpiando tu casa, trabajando, en el transporte público o follando: ‘Give Up’ tiene la propiedad mágica de adaptarse a cualquier momento.

28.-The Last Shadow Puppets / The Age Of The Understatement: Escuchar la voz de Alex Turner en directo con los Arctic daba muchas ganas de que se involucrara en un proyecto todavía más retro y psicodélico. Y The Last Shadow Puppets es eso de alguna manera. Los Arctic ya tiraban del blues, pero los Puppets tienen unas influencias más variadas. El primer single, ‘The Age Of The Understatement’, parece recién salido de un spaghetti western, ‘Standing Next To Me’ tiene algo de easy-listening sesentero, ‘I Don’t Like You Anymore’ tiene una parte muy Stereolab, mientras que ‘In My Room’ es medio tenebrosa y por momentos casi gótica, en el buen sentido de la palabra. El proyecto está abiertamente influido por las primeras grabaciones de Scott Walker y David Bowie.

27.-The xx / The xx: Es un tópico comenzar una crítica de The xx diciendo que “menos es más”, pero hay algunos grupos que todavía no son conscientes de ello. El cuarteto de Londres utiliza recursos estilísticos similares a The Raveonettes o Chris Isaak, pero sin ningún exceso, reduciendo cada una de las partes a la mínima expresión y obteniendo en consecuencia un sonido mucho más sofisticado para sus tristes canciones sobre amor y sobre sexo.

26.-The Avalanches / Since I Left You: Muchos discos se han basado en samples después de ‘Since I Left You’, también algunos otros antes. Pero la diferencia entre The Avalanches y el resto, que va de DJ Shadow a Richard X pasando por Beastie Boys, Kanye West, Girl Talk o Jens Lekman, con el que tienen por cierto un sample en común de Enoch Light, la explicaron ellos mismos sin querer en una entrevista: el grupo no escucha un sonido o una canción que les resulta atractivo y lo toman para la suya, sino que es un conjunto de sonidos el que les inspira un tema, que a su vez puede desembocar en el lugar más insospechado a partir de otros samples.

25.-Cat Power / You Are Free: ‘You Are Free’ es el mejor álbum de toda la discografía de Cat Power, porque contiene una mezcla de esa fiereza incontrolada e impredecible de sus primeros años pero también la clara intención de agradar, de ser querida y escuchada. En ‘You Are Free’ esa bipolaridad confluye en un singular remanso de belleza exuberante sin caer en convenciones ni resultar demasiado estándar (como sí ocurre, en mi opinión, con sus dos últimos álbumes).

24.-The Knife / Silent Shout: The Knife lo conforman dos hermanos, Karin y Olof Dreijer, y las funciones de cada uno están muy bien diferenciadas y aplicadas: ella se encarga de las letras y él de la música. Ambas partes se compenetran perfectamente en un concepto que termina de redondearse en su estética. Olof, que vive en Berlín “porque en Suecia no hay clubs”, sólo escucha techno, ambient y minimal, música sin voces. En una entrevista para Pitchfork que ahora resulta histórica (casi toda la información de la Wikipedia viene de ahí y el grupo es muy poco dado a aparecer en público), cuenta que a veces no entiende lo que canta su hermana. Y tanto si se entiende como si no, da igual. Con letras o sin ellas, los sonidos de The Knife son casi más propios de un maravilloso aunque oscuro mundo paralelo.

23.-Jens Lekman / Night Falls Over Kortadela: Jens Lekman es tu hombre, sin duda. ‘Night falls over Kortadela’ empieza a lo grande, con emociones tamaño adolescente en ‘And I Remember Every Kiss’ para continuar con la misma temática en la bailable ‘Sipping on the sweet nectar’. Sea mediante arreglos easy-listening como en este último tema, medio caribeños (’Into Eternity’), electrónicos (’I’m leaving you because I don’t love you’), con coros de música negra (’Kanske Ar Jag Kar I Dig’) o desde una perspectiva folk más arraigada (’Shirin’); Jens suena absolutamente romántico, contundente y deliciosamente honesto.

22.-M.I.A. / Kala: En ‘Kala’ todo funciona desde la adictiva ‘Bamboo Banga’, la más reguetón, hasta su solvente dueto final con (adivinad…) Timbaland, pasando por el trance hop de ‘Hussel’ (¿KLF, quizá?), la psicodelia de ‘20$’ (con estribillo robado del ‘Where Is My Mind?’ de Pixies!!!), la pegajosa ‘World Town’ (con esa flauta hindustaní loca) y los dos mejores temas del álbum, ‘XR2′ (un ‘Bucky Done Gun’ V2.0 sin estribillo) y ‘Paper Planes’, un temazo pop con un estribillo gobernado por disparos y el sonido de la caja registradora (get it?).

21.-PJ Harvey / Stories From The City, Stories From The Sea: ‘Stories From The City, Stories From The Sea’ habla de la frustración en la vida y de la infelicidad en los mismos términos en los que lo hacía Kurt Cobain. Las ganas de resolver todo con una pistola en ‘Big Exit’, la canción que abre el álbum, no aparecían tan patentes desde el ‘Nevermind’ de Nirvana; la búsqueda del amor y del éxito ocupa las primeras líneas de ‘We Float’, el amargo tema que lo cierra. En temas como ‘Horses In My Dreams’, PJ busca cierta purificación espiritual y aunque no todos suenan tan terriblemente dramáticos como ‘This Mess We’re In’ (algunos parecen quedarse con lo bueno del pasado sin más, como ‘You Said Something’), la incomprensión ante lo que nos depara nuestro sino está presente en cada segundo del disco. “No me puedo creer que la vida sea tan compleja, cuando todo lo que quiero es sentarme y verte desnudarte”, canta en ‘This Is Love’.

20.-Christina Rosenvinge / Tu labio superior: La propia Christina ha asegurado en algunas entrevistas que escribiendo estas canciones, sentía que las palabras, las melodías, los arreglos, todo encajaba de forma intuitiva, casi mágica, lo que la llevó a pensar que por fin había aprendido de verdad su oficio. Sin ánimo de desilusionar, a mí eso me suena más a inspiración, esa que se dice que abunda especialmente cuando el artista vive momentos convulsos en su vida. Y aunque es palpable y real que esta obra es la consecuencia de muchos años de esfuerzo y trabajo, también es innegable que sus conflictos en la vida personal (su divorcio de Ray Loriga, padre de sus dos hijos; su nueva vida como soltera; su no confirmada relación efímera con Nacho Vegas…) palpitan y alimentan todas y cada una de las canciones del álbum.

19.-LCD Soundsystem / LCD Soundsystem: James Murphy, bandera principal de ese cruce entre punk y funk que ha dado lugar a una de las etiquetas que más vergüenza da pronunciar en voz alta, pero no por ello menos interesante, ha definido uno de los mejores “revivals” de los últimos años. Ese que mete ingredientes ya conocidos en una Thermomix para crear algo con un sabor nunca antes experimentado. Y lo peor, es que lo suyo es puro pop de lo más digestivo. Como resultado, las producciones del grupo en su sello, el ya antológico DFA, representan el sonido de la electrónica de esta década.

18.-Astrud / Gran fuerza: Una sucesión de melodías perfectas y canciones redondas, con un Manolo que canta cada vez mejor y un Genís que va aprendiendo a ser buen músico, convirtiendo a Astrud en un grupo absolutamente fetiche para el pop de la época, un pop nacional que con la aparición coetánea de discos de Ellos, Chico y Chica, Carlos Berlanga o la llegada de Fangoria a 40 Principales viviría un 2001 histórico.

17.-Klaus & Kinski / Tu hoguera está ardiendo: Es fascinante seguir descubriendo el álbum de Klaus & Kinski y darte cuenta de que en todo lo que tocan hay algo que hacen bien o muy bien. El bolero con estribillo de ranchera está excelentemente resuelto. El final de ‘Ronnie O’Sullivan’ o las guitarras de ‘Lo que no cura mata’ podrían producir en directo tanta angustia como los típicos muros de sonido de My Bloody Valentine, mientras que por supuesto los momentos naíf, como ‘En la cama’, la dulce voz de Marina se los come con patatas. Y la misma versatilidad muestran en unas letras que nunca son tan ingenuas como parecen y para muestra ‘Mengele y el amor’, en la que a pesar de lo controvertido del tema, no resultan inelegantes.

16.-Goldfrapp / Felt Mountain: La influencia de Portishead es evidente en el recuerdo a las bandas sonoras del cine clásico y en las orquestaciones, aunque el modo en el que está tratada la voz de Alison es muy diferente a las maneras de Beth Gibbons. La voz de Alison se eleva a los cielos buscando un efecto también más fantasmagórico que angelical, pero en su caso deliberadamente hermoso y sexual.

15.-The Cardigans / Long Gone Before Daylight: A pesar de lo aparentemente meloso, como siempre, el disco contendría un lado ciertamente oscuro y pesimista que se revela en las letras y en el título del álbum. En cuanto a temática, las canciones centrales son, sin duda, ‘Lead Me Into The Night’ y ‘03.45: No Sleep’. ‘Lead Me Into The Light’ habla sobre ir a la deriva, pero gustosamente, en lo que parece un ejercicio masoquista sobre la necesidad del ser humano de buscar el sufrimiento (”llévame hacia la oscuridad, por favor apártame de la luz”); mientras que ‘03.45: No Sleep’, situada en una noche de insomnio, insiste en lo mismo, añadiendo al final una nota un tanto absurda en medio de este drama medio emo, totalmente típica de Nina.

14.-Vampire Weekend / Vampire Weekend: Vampire Weekend pasarán a la historia como el grupo más famoso de la reciente ola de africanismo. Los hilos del indie-rock con raíces en este continente llevaban moviéndose varios años, por ejemplo con la edición del disco de Mali de Damon Albarn, pero además de hacer un producto más pop y entendible por las masas, los neoyorquinos sabrían llenar sus himnos de referencias “cool” perfectas para las revistas de tendencias. Hacían un disco de debut interesante, con trasfondo “arty”, pero a la vez intrascendente. En una palabra, perfecto. Algo que en otro estilo habían hecho muy bien Franz Ferdinand.

13.-Belle & Sebastian / Fold Your Hands, You Walk Like A Peasant:‘Fold Your Hands Child You Walk Like A Peasant’ fue el último disco de Belle & Sebastian para Jeepster y es la consecución del sonido que practicaron durante los 90, una época en la que sería difícil decidir qué álbum de Belle & Sebastian es mejor. Esta vez sin guiños electrónicos, aunque ‘Nice Day For A Sulk’ podría haber sido una inspiración para la generación de grupos de sonido juguetón lo-fi tipo Casiotone, vuelven a producir preciosos subidones de cuerda y viento (’Woman’s Realm’, impresionante final de disco con ‘There’s Too Much Love’). Después se acabaría el universo del grupo sin vídeos ni conciertos, con singles extraidos que sustituirían a los EP’s llenos de inéditas, se iría Isobel… pero seguiría siendo muy duro escoger qué disco de Belle & Sebastian molaría más, al adoptar la banda con éxito los sonidos glam en el excelente ‘The Life Pursuit’. En todas sus formas, nuestra redacción al completo sigue adorando a B&S.

12.-Franz Ferdinand / Franz Ferdinand: En todos los sentidos, Franz Ferdinand, para horror de la gente que odia las tendencias, se convertirían en el grupo perfecto. Su dominio del ritmo y la excelente coordinación entre guitarrazos y golpes de batería les situarían a la cabeza del revival post-punk. Pero además, sus pintas a lo Dior Homme les darían más de una portada en las revistas de moda. A veces no sabías si estabas viendo un desfile de Hedi Slimane o una foto promocional de los chicos. Para más inri, inundaron toda su imagen de arte vanguardista, citando el dadaísmo, el deconstructivismo y el arte moderno ruso y holandés como favoritos, desde las portadas de sus singles a sus vídeos, terminando de cerrar un proyecto totalmente “cool” y definitivamente perfecto.

11.-Wilco / Yankee Hotel Foxtrot: En 2009 Jay Bennett fallecía mientras dormía en su casa de Urbana, Illinois. Seguramente, se fue con la desazón de no haber logrado reconciliarse con Jeff Tweedy, el hombre con el que trabajó codo con codo durante 7 años para cambiar las reglas del rock and roll norteamericano. Juntos grabaron seis álbumes clave para la música de este siglo, entre ellos la obra culminante de su colaboración profesional y su relación personal, el cuarto álbum de estudio de Wilco, ‘Yankee Hotel Foxtrot’. Un disco que conjuga a la perfección clasicismo y experimentación, que se vale de complejos trucos de estudio para amplificar el impacto emocional de sus canciones y que confirmó el talento de Jeff Tweedy como la mejor noticia para el rock norteamericano después del ocaso del grunge.

10.-Hot Chip / The Warning: Hot Chip es el grupo más “cool” que puede venir a la mente. Sus singles molan, sus letras molan, sus portadas molan, sus vídeos molan, producen ellos sus discos y molan y el cantante, tan pequeñito, tenemos un amigo que dice que le encantaría tener de adorno en el salón de su casa. ‘The Warning’, su segundo álbum, sonaba indiscutiblemente a su sello, DFA, pero añadía toques indietrónicos, soul y deprimentes que sólo habíamos visto en James Murphy de manera muy aislada.

9.-Nosoträsh / Popemas: A Nosoträsh, como a Vainica o a Gloria Fuertes, les ha encantado siempre recurrir a la cotidianeidad para hablar de su dolor, pero lo hacen de una manera muy particular, a menudo rozando un surrealismo fetichista casi incómodo, como en la favorita ‘Polilla’, en la que guardan la piel del amado en un armario y la sacan año tras año para protegerse del frío acechante… cada vez con menos éxito porque se la están comiendo los bichos del armario. ‘Tan sólo por los besos’ habla simplemente de una pobre muchacha esperando bajo la lluvia, pero la imagen de un río bajo los pies, por el que “bajan barcos de colillas que se encallan en la esquina de una vieja alcantarilla” te deja preguntándote en qué desagüe ha terminado el amor que estabas esperando. Las canciones, que son gigantes de por sí, se redondean en la producción de Ibon Errazkin, que da por ejemplo a ‘Corazón colilla’ un sonido tribal que sienta perfectamente a lo que cuenta el tema.

8.-Portishead / Third: Portishead se han enfrentado en ‘Third’, un título tan imaginativo como el de su segundo álbum, a un reto similar al que se enfrentaron Radiohead después de ‘OK Computer’: volver a hacer un buen disco que suene a sí mismos para repetir la cumbre creativa y comercial del grupo, pero sin que repetir la misma fórmula sea una opción planteable. Curiosamente, tanto la estrategia de este álbum en cuanto a su producción como el grado de consecución, son similares a los de ‘Kid A’. Daba un poco igual lo que hicieran porque sabemos que sólo con oír a Beth Gibbons hablando de un vino que no ha podido olvidar (’Small’) se nos iban a poner los pelos de punta. Pero resulta que además musicalmente han hecho algo sorprendente.

7.-La Buena Vida / Hallelujah!: Desde sus inicios en Siesta, La Buena Vida siempre habían querido contar con una orquesta como las de Dusty Springfield, Love y la Motown. En una entrevista de la época reconocían que si no lo habían hecho antes, había sido porque no disponían de la posibilidad económica. Esta vez sí y el resultado es mucho más maduro que el de sus primeras composiciones, muy alejado de lo que fueron Le Mans, y mucho más cercano al acabado perfecto del folk adulto, que en los últimos tiempos también ha practicado gente como Sufjan Stevens. Aunque desde luego uno de los grandes aciertos de ‘Hallelujah’ es que tampoco abusa de los recursos de que disponía, y cuando una canción sólo requiere de voz, guitarra y piano, como ‘Después de todo’, el resto calla.

6.-Radiohead / In Rainbows: Cuando nos enfrentábamos a la crítica de ‘In Rainbows’ en octubre de 2007, lo definíamos como “una consecuencia lógica en su evolución”, como si “sus tres álbumes anteriores hubieran supuesto un aprendizaje sonoro que deviene en esta obra”. A todos los efectos, este disco era la consecución definitiva del sonido Radiohead, ese que habían buscado en ‘Amnesiac’ y ‘Hail To The Thief’ y sí, había emocionado a unos, pero había dejado indiferente a otros. Aun reconociendo que ‘In Rainbows’ no es el disco más experimental ni ambicioso de Radiohead, quizá sí sería el más Radiohead de todos, el que nos recordaría que el grupo no era Aphex Twin ni era R.E.M., sino quizá, algo justo en medio.

5.-Primal Scream / XTRMNTR: Primal Scream habían sido shoegazers, Mani venía de Stone Roses, le habían pegado al acid, al rock clásico y al dub. Decíamos cuando repasábamos su discografía que con ‘XTRMNTR’, el grupo se pasaba de los porros a las pastillas. ‘Swastika Eyes’, una de las canciones favoritas de cualquier persona que la haya escuchado con cascos a todo volumen, supera cualquier cosa que, tontamente, hayamos podido llamar “trallazo” alguna vez, nosotros o un ravero en el Festival de los Monegros, como muchas otras del álbum que la contenía, subversivas y anti-todo.

4.-Amy Winehouse / Back To Black: Las letras no pueden ser más adecuadas para un género que nunca paró de dar vueltas alrededor del amor y la supervivencia. A su lenguaje a veces salvaje y callejero Amy les añade un toque aún más descarado, muy de nuestro tiempo. En ningún momento se corta ni un pelo. ‘Just Friends’, tras ‘Me & Mr. Jones’ (que parece referirse a un novio que le duró poco, Alex Jones-Donelly), ratifica ese punto autoparódico “somos un desastre”, “qué tipo de mierda es esto” tan inherente al soul. Canta cosas totalmente clásicas, como “necesitamos tiempo para arreglar esta mierda juntos antes de que empeore / Quiero tocarte pero simplemente duele”, aunque ‘Back To Black’ da completamente la campanada, con todo lo “torch song” que es, y con ese par de acordes de piano fatídicos y dolorosos que se repiten desde el principio, arranca con “no dejó tiempo para el arrepentimiento / mantuvo su polla húmeda / era su apuesta segura de siempre”.

3.-La Casa Azul / El sonido efervescente de La Casa Azul: Hay quien no podrá soportar una canción como ‘Chicle cosmos’, ni por su título ni por su melodía petarda, pero como los éxitos de la música disco, los temas de Guille terminarán siendo himnos de autoafirmación (”tú me gustas y yo sé que el tiempo te hará ver que en realidad no soy tan feo”) para una generación que defenderá siempre la complejidad de su sonido y la dificultad de sumar arreglos de pop japonés a lo Pizzicato Five con el electropop, California o el easy-listening sesentero. El disco va a cumplir 10 años y sigue sin existir compositor que le haga sombra en su estilo.

2.-Sufjan Stevens invites you to: «Come On Feel The Illinoise»: Aunque parezca obvio decirlo, ‘Illinoise’ es realmente un disco sobre ‘Illinois’. Si no se es bilingüe se puede disfrutar de las estupendas melodías y arreglos de compositor absolutamente prolífico, pero ningún análisis exhaustivo del contenido de este álbum puede pasar por alto el elevadísimo número de referencias a personajes históricos, guerras, presidentes de Estados Unidos o pequeños pueblos relacionados con este estado. Un simple vistazo a las letras deja claro que aquí el concepto no es una excusa o una coartada intelectual: lo es todo. O Sufjan sabe mucho sobre Illinois o desde luego se documentó durante meses. Más allá de Chicago se recurre a ciudades del tamaño de Soria o incluso a pequeños pueblos de 300 habitantes para contar una historia, como es el caso de la canción de los zombies, ‘They Are Night Zombies!! They Are Neighbors!! They Have Come back from the Dead!! Ahhhh!’, una de las mejores del álbum, que se dedica a citar varios de esos pueblos. Puede que nunca hayas llorado en una furgoneta conduciendo desde Nueva York a esta ciudad, pero igual no te hace falta ni escuchar lo que está cantando para adivinar su significado, ¿verdad?

1.-The Strokes / Is This It: Está todo dicho sobre ‘Is This It?’ Se ha escrito tanto sobre él que hasta los fans del disco estamos aburridos de leer lo mismo. Pero casi 10 años después de su edición original y de tanto debate, no queda tiempo para pensar en si por mucho que decidieran grabar el álbum en un pequeño estudio de Nueva York, Albert y Julian fueran en realidad niños de papá que se conocieron con 13 años en un colegio de Suiza (Albert es hijo de Albert Hammond y Julian de una Miss Dinamarca y un empresario textil medio catalán); o de pensar en si causaron más daño que beneficio a la escena motivando a ese centenar de imitadores que todavía hoy nos siguen torturando con su mediocridad; o de pensar si eran demasiado monos con sus Converse y sus pitillos como para ser buenos músicos. Podríamos hablar de la luminosidad de algunas melodías o del aire retro de la producción del álbum, que a cargo de Gordon Raphael, está más que logrado, bebiendo del rock y sonando clásico y moderno al mismo tiempo. Pero no. Lo que ha quedado para la historia no es que el disco sea esencial en esta década por devolver el rock a las ventas millonarias y a las listas de los críticos. Lo que queda para la historia es lo contagioso de los punteos de Albert en ‘Someday’ o ‘Last Nite’, la furia de ‘Take It Or Leave It’ o sobre todo, el desgarro con el que Julian Casablancas, que es uno de los grandes vocalistas de nuestra generación, canta sobre las cosas que nos preocupan a todos. Y eso es grande en esta década o en cualquiera.

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