Kendrick Lamar es ya uno de los nombres claves del pop mundial de este 2017, al superar sus propias marcas comerciales tanto en cuestión de singles, con ‘HUMBLE.’ en particular, como de álbumes, con un ‘DAMN.’ que ha sido su primer número 1 en álbumes en Estados Unidos y también ha logrado buenos resultados fuera de su país –incluso en un país tan poco propicio para el rap yanqui como el nuestro–. Por eso es más que razonable que ocupe la portada de Rolling Stone este mes, con una extensa e interesante entrevista.
En ella Brian Hiatt le pincha, con bastante mano izquierda, sobre asuntos espinosillos como los ghostwriters –escritores de versos en la sombra para los raperos famosos–, deslizando el nombre de Dr. Dre –le dice, aunque Kendrick le ignora, que él ha escrito para Dr. Dre– y Drake –desde hace un tiempo hay constantes rumores de que no escribe muchas de sus rimas– y preguntándole con cierta malicia que cuál es su canción favorita del canadiense. Riéndose, Lamar responde que muchas, y que le gusta tanto cuando canta como cuando rapea. Cabe recordar que Drake colaboró con el rapero de Compton en ‘Poetic Justice’, de su segundo disco ‘good kid, m.A.A.d city’.
También aparece el nombre de Jay Z, que asegura fue una de sus primeras inspiraciones y que aún hoy le sigue admirando. Y el de su esposa, Beyoncé, con la que Lamar grabó ‘Freedom’ en su último álbum ‘Lemonade’. Explica que aprendió de ella a ser minucioso con su música. “Ella es una perfeccionista. Pienso en cuando actuamos en los BET. Ella era muy específica –la iluminación, la detención de la cámara, la transición de la música al baile”. Hablando de divas pop, Hiatt también le pregunta sobre si fue consciente al rapear en ‘Bad Blood’ de Taylor Swift que la canción podía estar dirigida a Katy Perry, lo cual parece hacerle mucha gracia: “[Entre risas] No, no tenía ni idea, hermano. Es una gran pregunta. ¡No! De verdad, no. Lo cual lo hace incluso más divertido, eso seguro. Está muy lejos de mi incumbencia. Debo mantenerme apartado de eso, seguro. Eso sí que es un verdadero beef [Risas]”.
En cuanto a ‘DAMN.’, reconoce que cada vez se siente más cómodo cantando (algo que dice que su generación aprendió a respetar al escuchar a André 3000) e incluso que, aunque de momento las ha descartado, ha escrito temas que “en un 95%” son cantados. Hiatt le cuestiona sobre ‘LOVE.’, la canción más claramente pop del álbum, y sobre cómo marca la línea para que no sea demasiado “blanda” para él. “Nosotros lo llamamos “dulce para los oídos”, y de ahí pasa a ser cursi. Debes tener un oído increíble para distinguirlo (…). Requiere años de experiencia”. Por eso, reconoce haber grabado canciones que finalmente ha decidido no publicar porque eran demasiado cursis.
Otro nombre que aparece en la entrevista es el de Bono de U2, que colaboran en ‘XXX.’. Preguntado sobre cómo se gestó esta sorprendente colaboración, Lamar se deshace en elogios hacia el líder de la banda irlandesa: “Íbamos a grabar otro disco que en principio teníamos que hacer juntos. Me lo mandó, expuse algunas ideas sobre él, y no sabíamos hacia dónde iba aquello. Yo estaba a punto de publicar un disco, así que le dije “mira, ¿me harías el honor de dejarme usar esta grabación? (…) Y se mostró abierto a ello”. Además, le tira flores: “Bono tiene tanta sabiduría y tanto conocimiento, sobre la música y la vida. Podría pasarme sentado al teléfono hablando con él durante horas. Lo que hace por todo el mundo, lo de ayudar a la gente, es inspirador”.
En cuanto a política, Lamar explica que, al contrario que otros muchos artistas, rehúsa a hablar sobre Trump en sus canciones. «Es como golpear a un caballo muerto», dice, explicando que está hastiado de que se hable de Trump cuando lo que hay que hacer es pasar a la acción, y que para ello ha preferido hablar a una escala humana.»Hablar en primera persona; uno mismo primero. De ahí es de dónde vendrá el cambio inicialmente». De hecho, en otro fragmento de la entrevista reconoce que cuando canta «sé humilde» en ‘HUMBLE.’ se lo está diciendo a sí mismo.