Porches / The House

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Porches / The House

El estupendo ‘Pool’ puso en el mapa del pop contemporáneo a Aaron Maine, un músico neoyorquino que dejó atrás una etapa folkie y apesadumbrada para abrazar en aquel segundo disco influencias de tecnopop ochentero cargadas de melancolía. Con el nuevo estatus que le procuró la gran aceptación de ese álbum, Porches –nombre artístico de Maine– afronta este ‘The House’ con una nueva perspectiva. En su particular manera de enfocar el pop y la música bailable, este tercer disco de Porches supone una reivindicación de la maqueta, la demo, como partícula elemental de la expresión artística, el arte en su expresión más sincera y directa, sin artificios adicionales.

Por eso Maine presenta ‘The House’ como una especie de postales que funcionan a modo de diario manuscrito, incluso aunque sean episodios inconexos no correlativos. En ese sentido, y en contraste a la solidez de ‘Pool’, esta nueva obra suena menos pulida y deslavazada que su predecesor, con altibajos constantes, interludios fugaces y una mayor variedad en lo estilístico, como ya auguraban los dos primeros adelantos del álbum, la melancólica balada ‘Country’ y la casi clubber ‘Find Me’. Esa ambivalencia persiste en todo el álbum, y contribuye a que parezca algo menos enfocado y certero.

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Maine, además, se deja arrastrar por la corriente de ese éter informe que es el pop contemporáneo, en el que podemos encontrar reflejos de los primeros 80 –ABC o los primeros Depeche Mode pueden servir como pista en lo melódico y formal–, el eurodance –la inaugural ‘Leave The House’ parece un tema de Technotronic a ritmo de ansiolítico– conviviendo con ecos de R&B contemporáneo –Dev Hynes colabora vocalmente en la citada ‘Country’– y mareas de Autotune, signo de los tiempos. ‘The House’ es un disco diverso que permite dos lecturas: una apresurada, en la que la parte más uptempo de Porches –conectada con los temas más celebrados de su predecesor, como ‘Underwater’ y ‘Mood’– despunta claramente ante el resto, con temas como los mencionados ‘Leave The House’ y ‘Find Me’ secundados estupendamente por cortes inmediatos como ‘Now The Water’ (con el llorado Black en el recuerdo) y las houseras ‘Anymore’ y ‘Goodbye’; y otra, más esmerada, que también permitirá deleitarse en pasajes más apesadumbrados y nostálgicos como la preciosa ‘By My Side’ u ‘Ono’, aunque es cierto que ese espíritu lo-fi que ha empleado Maine no favorece esta faceta (interludios como ‘Understanding’ –por más que sea emotivo que se trate de una canción escrita e interpretada por el padre de Aaron, Peter Maine– o ‘Åkeren’ parecen prescindibles).

Esta segunda manera de afrontar ‘The House’ permite también detenerse en unas letras que, aunque emplea de forma recurrente a unos personajes ficticios llamados Ricky y Julie, no se molesta mucho en esconder que muchas de estas canciones hablan de su ruptura con Greta Klein, más conocida como Frankie Cosmos y que colaborara profusamente en ‘Pool’. De hecho, resulta curioso cómo ese concepto, “pool”, es repetido en numerosas ocasiones en estas letras, como si se tratara una metáfora de aquel momento vital. La inseguridad, la depresión y el recuerdo de esa relación fallida abruman cuando Maine abandona el fulgor de la pista de baile y se abandona a la melancolía, como en esa ‘W Longing’ en la que canta –antes de culminar con un doloroso solo de saxo– “dime lo que quieres oír / quiero que lo oigas / dime lo que quieres sentir / oh, quiero que te acerques a ello”, que alcanza cierta desesperación en su reprise ‘Anything You Want’: “lo que quieras / lo que necesites / lo que sea / te amo/ te amo”. Aunque ‘The House’ no logre la misma aceptación que ‘Pool’, Aaron Maine demuestra ser un autor muy especial, cubriendo un nicho inédito tan próximo al Frank Ocean de ‘Blond’ como al último Perfume Genius o Austra.

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Calificación: 7,6/10
Lo mejor: ‘Find Me’, ‘Anymore’, ‘Now The Water’, ‘By My Side’, ‘Ono’
Te gustará si te gustan: el Frank Ocean de ‘Blond’, Perfume Genius y Austra
Escúchalo: Spotify

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