‘Juegos de tronos’, ‘True Detective’, ‘Veep’, ‘Big Little Lies’, ‘Girls’… HBO es sinónimo de premios (Emmy, Globos de Oro) y prestigio (‘Westworld’, ‘The Night Of’, ‘The Leftovers’, ‘Heridas abiertas’, por citar solo series de esta década). Netflix, sin embargo, no. ¿Se puede ver ‘Maniac’ como la respuesta de la plataforma californiana a las multipremiadas series de la compañía neoyorquina?
A simple vista todo apunta a que sí. No parece casualidad que los creadores de ‘Maniac’, el guionista Patrick Somerville y el director Cary Joji Fukunaga, hayan trabajado en dos de las series más prestigiosas de HBO, ‘The Leftovers’ y ‘True Detective’ respectivamente. Tampoco parece una coincidencia que Netflix haya apostado por una historia arriesgada conceptual y narrativamente, y por un reparto lleno de estrellas de Hollywood, muy al estilo HBO: Emma Stone (la actriz mejor pagada del momento), Jonah Hill, Justin Theroux, Gabriel Byrne, Sally Field y la cada vez más solicitada Sonoya Mizuno (que será la protagonista de la serie que está preparando Alex Garland, director de ‘Ex Machina’). ¿Cuál ha sido el resultado de este cambio de rumbo de Netflix?
Lo mejor de ‘Maniac’
1. Lo arriesgado de la propuesta. ‘Maniac’ es la serie más ambiciosa creativamente de todas las que ha producido Netflix hasta ahora, un blockbuster de autor que recuerda a un tipo de cine estadounidense cada vez más ausente en las salas, a producciones arriesgadas protagonizadas por estrellas como las que filmaron directores como Terry Gilliam (‘El rey pescador’, ‘12 monos’), Jonathan Glazer (‘Birth’, ‘Under the Skin’) o Michel Gondry (‘Human Nature’, ‘¡Olvídate de mí!’). Si el guionista Patrick Somerville hubiera llevado esta historia a Hollywood –el remake de una ficción noruega que narra la delirante relación que establecen un depresivo esquizofrénico y una drogadicta traumatizada durante un experimento neurológico controlado por una computadora emocionalmente inestable- se la hubieran tirado a la cara. En ese sentido, ‘Maniac’ recuerda a la reciente ‘Aniquilación’, la película que tuvo que ser rescatada del cubo de la basura por Netflix al ser considerada por Paramount “demasiado intelectual y complicada”.
2. Su vertiente cómica y sus apuntes filosóficos. Además de divertidos ingenios como el robot comecacas (de perro) o el robot felador, hay una idea muy sugestiva en ‘Maniac’: la posibilidad de que nuestros pensamientos, sueños y fantasías estén visual y narrativamente dominados por las ficciones que hemos consumido a lo largo de nuestra vida, que nuestra imaginación haya sido “suplantada” como un ultracuerpo por la imaginación de otros: por Tolkien, Ian Fleming, Cervantes o el Hollywood de los ochenta. ‘Maniac’ explota esta idea, en el fondo tan triste, de forma cómica, a través de la parodia de esos relatos tan reconocibles por todos.
Lo peor de ‘Maniac’
1. La mezcla de tonos no funciona del todo. ‘Maniac’ quiere ser divertida, lúdica, delirante; y también trágica, profunda, emocionante. Lo primero lo consigue medianamente; lo segundo, difícilmente. Tal y como está narrada, con la tragedia aprisionada entre la comedia (la trama centrada en las relaciones de los científicos) y la parodia delirante (las mencionadas visiones de los experimentos), los conflictos familiares y existenciales de sus protagonistas nos acaban importando tanto como cualquier cosa que tengan que decir Andy y Lucas. Si a esto le añadimos una construcción de personajes bastante mejorable, sobre todo de los principales, el resultado es un intento frustrado de cosquillear nuestra mente, nuestras retinas y nuestro corazón al estilo de ‘¡Olvídate de mí!’.
2. La estética es atractiva pero, ¿no está demasiado vista? El diseño de producción de ‘Maniac’, el (retro)futuro imaginado por sus creadores, es visualmente muy llamativo. Sin embargo, es igual de imaginativo que la mente de los protagonistas de la serie: todo parecen ideas prestadas de otros. Una computadora al estilo HAL 9000, una ambientación a lo ‘Blade Runner’, un gusto por la tecnología retro y analógica que recuerda a Gondry, unas pinceladas (y pastillas) de ‘Matrix’, un poco de ‘Black Mirror’, otro de ‘Don Quijote’, el humor de ‘Guía del autoestopista galáctico’… En suma, un batiburrillo de referencias que parecen creadas por el propio algoritmo de Netflix para proporcionar a los potenciales espectadores de la serie un cómodo colchón de lugares comunes. 6.