La verdad es que hay que frotarse los ojos cuando uno lee que los miembros de Los Estanques, con el multiinstrumentista y compositor principal de la banda Íñigo Regel a la cabeza, no alcanzan aún la treintena. De la misma manera que hay que frotarse los oídos ante una propuesta musical que no sólo es de una calidad sonora tremenda sino que bien podría llegarnos directa desde los años 70. Y no solo es un decir. El grupo cántabro afincado en Madrid suena a aquella era, como bien indica su autoimpuesta etiqueta «Pop Psicodélico Progresivo». Pero no exactamente como lo puedan hacer Tame Impala, Pond, Foxygen o The Lemon Twigs (que también, especialmente a los dos últimos), sino que son una amalgama colorida (aunque su artwork diga lo contrario) e iconoclasta, que lo mismo nos trae a la mente a nombres históricos de la música patria como Brincos, Solera o Pekenikes que a Frank Zappa, Randy Newman, Brian Wilson, Sun Ra o George Clinton.
Su tercer disco de estudio –tras el autoeditado ‘Contiene percal’ y un ‘II’ que ya vio la luz en el exquisito sello independiente The John Colby Sect (Exnovios, Bifannah, Go Cactus)– demuestra la total madurez de Los Estanques, explorando territorios inéditos a la vez que se muestran más certeros que nunca poniendo el acento en esa primera palabra de la triple P que antes citaba. Y es que si algo brilla sobremanera en ‘Los Estanques’ es su capacidad para construir auténticos candidatos a hits con todas las de la ley, no sólo exitillos para la parroquia ya ganada. Y sendos arranques de cada cara del vinilo de ‘Los Estanques’ son particularmente seductores.
En la A, tras la intro ‘Ahora’ se ponen por las nubes con una ‘¡Joder!‘ que, sin complejos que valgan, se mira con todo el descaro del mundo en unos Leño (se diría incluso que el fraseo de las estrofas es un homenaje a la dicción de Rosendo) o unos Barón Rojo (ídem a lo anterior, pero en los estribillos y con Sherpa en mente). La siguen ‘Clamando el error‘, quizá el single más claro del disco, de melodía sencilla pero todo eficacia, donde sus armonías vocales hacen pensar en Steely Dan o, dado su empleo del castellano, en los de nuevo de actualidad C.R.A.G.; y ‘Suerte’, a lomos de una musculosa y lujuriosa línea de bajo, que sitúa a Al Green ejerciendo de frontman para Funkadelic en este numerazo de soul-funk con el punto desquiciado de un Connan Mockassin. La B, por su parte, comienza de nuevo con exuberancia, en este caso con el número psico-disco-funk ‘Desde ahora en adelante’, con cierta reminiscencia de Ben Folds en su ejecución jazzy; un toque que, por extraño que suene, no contrasta con la hardrockera, un tanto Deep Purple, ‘Ahora el tiempo te sobra’, que en ningún caso renuncia al gancho melódico; como tampoco lo hace el número free-jazz ‘No te subestimes’, no muy lejano a propuestas como la de Dirty Projectors.
¿Destaco todo esto porque el resto del disco es relleno que cojea? Ni mucho menos. Pero sí contrasta con los respectivos finales de cada cara, más aventurados y audaces. ‘Amor-odio’, por ejemplo, es una mini-epopeya de prog-rock que nos zarandea con fases blues; y, tras la tregua folk-pop de ‘Deceso inmortal’, ‘La loa que añoré’ es una pieza que Rufus Wainwright podría incluir en su repertorio si abriera la puerta al folclore mediterráneo y hablara un fluido español. Por otra parte, la última fase del disco parece hilvanada en una especie de suite: la solemnidad de ‘Vincenzo Il Caminante’ hermana la psicodelia con lo clásico, situándonos entre el ‘Surf’s Up’ de Beach Boys y Manuel de Falla; y, tras esa conexión entre The Kinks y Queen con lo mediterráneo que es ‘Carne de cañón’, la salida es por todo lo alto (o por lo bajini, según se mire) con la delicada y preciosísima outro instrumental ‘Mientras tanto…’.
‘Los Estanques’ es una colección abiertamente retro, con el cuidado por los detalles que caracterizaba gran parte de la música de los 60 y 70 que tiene un eco en este disco a través de sus arreglos y una producción exquisita. Pero ojo, también hay un punto de audacia y contemporaneidad que difícilmente podría haber tenido lugar en aquellos días: su visión libre y desprejuiciada de palos y estilos solo puede ser consecuencia de una mentalidad moderna. Además, cabe destacar también que el Regel letrista es tan esmerado con la música como con sus textos, con un léxico más propio de un ensayo literario que del rock, desafiándonos con juegos de lógica que hacen pensar en Lewis Carroll y Gómez de la Serna. Desde luego, nada que denote un mínimo de vulgaridad. Su tercer disco es la consolidación de Los Estanques como una formidable rara avis en el pop contemporáneo español. Los Estanques están presentando este nuevo trabajo por todo el país: las más próximas son este fin de semana, dentro del cartel de Tomavistas 2019, en Madrid; y, también en la capital, el martes 28 de mayo actúan en el concierto final de Girando Por Salas, con Alice Wonder y de entrada libre hasta completar aforo.
Calificación: 8,2/10
Lo mejor: ‘Clamando el error’, ‘¡Joder!’, ‘Desde ahora hasta el final’, ‘Ahora el tiempo te sobra’, ‘Suerte’
Te gustará si te gusta: Melange, Foxygen, The Lemon Twigs, el pop rock español de los 60 y 70.
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