Morrissey ha cumplido este mes 60 años sin que la prensa le dedique los especiales que merece su cancionero en solitario, que aseguro admite, porque he llegado a trabajar bastante en él, un top 60 con sus mejores composiciones de lo más digno. Pero hay pocas ganas de celebrarle, ya que no acertamos a comprender algunos de sus últimos mensajes, ni siquiera aquellos que hemos tratado de defenderle de una caza de brujas. El artista publica un álbum de versiones con algunas canciones protesta de los años 60 y también de los años 70, pero decide promocionarlo en la tele portando un pin de apoyo al partido de extrema derecha For Britain. Cuando tiene la oportunidad de explicarse, y recuerdo que ha sido su decisión aparecer en la tele durante esta campaña promocional actuando con dicho pin en la solapa, lo hace para cargar contra los tabloides y a favor de la libertad de expresión, pero sin ahondar en discurso político alguno. ¿Alguien ha entendido exactamente cuáles son sus ideas y argumentación?
En un momento ha dicho que la música debe hablar por sí misma, ¿y qué nos dicen estas canciones? De manera significativa Morrissey ha vuelto con un disco de versiones y no de letras propias, cuando si algo le ha caracterizado siempre es su mordacidad como letrista. Con alguna excepción, son canciones poco obvias, en ocasiones incluso bastante rebuscadas y de letra larga o difícil de retener. El cantante ha decidido comenzar el álbum con una revisión de Jobriath, el músico de glam que se atrevió a confesar su homosexualidad en los años 70 y fue uno de los primeros músicos en morir a principios de los 80 como consecuencia del sida. Su tema ‘Morning Starship’ sonaba bastante al Bowie de principios de los 70. Continúa con un tema de Joni Mitchell que hablaba contra el patriarcado, indicando que «a un rebelde siempre le encanta una buena causa»; la tercera pista es un corte de Bob Dylan sobre el asesinato del activista afroamericano Medgar Evers; y ‘Suffer the Little Children’, que casi se llama como un tema de los Smiths, habla del destino de niños explotados y critica el sistema educativo. Parece que Morrissey mantiene su conciencia social sobre las clases más desfavorecidas y que su patria no es lo más importante de su vida.
Pero el «mensaje» que parece querer dejarnos Morrissey es que las cosas son más complicadas de lo que parece y que no todo es blanco o negro. Si recuerda a Jobriath, quizá es porque no abraza la homofobia de la ultraderecha. ‘Only a Pawn in Their Game’, pese a tratar la muerte de Medgar Evers, venía a decir que su asesino era víctima de un entramado más complicado, en el que las clases bajas terminaban por pagar el pato de los deseos de las altas tras ser manipuladas. El problema de esa primera parte, en verdad, es musical, y es que se ha desprovisto de garra a una serie de canciones que sonaban agitadas e inquietas. ‘Morning Starship’ ya no es un tema glam y el tema de Joni Mitchell ha sido suavizado con un confortable saxo.
El sonido pulcro de la producción de Jo Chiccarelli, habitual en los últimos discos de Morrissey, y que tan bien hace sonar teclados, baterías y guitarras, es más adecuado para las canciones de amor, bodas y sexo que van apareciendo poco a poco. ‘When You Close Your Eyes’ de Carly Simon le ha quedado un pelín más aburrida, pero ‘Wedding Bell Blues’ de Laura Nyro está bastante simpática, sonando como la sintonía de una amable vieja telecomedia que no recordamos pero que nos tragaríamos entera.
Al final, al margen de los mensajes, la labor de documentación o la cultura musical de Morrissey es lo mejor de ‘California Son’. El cantante, antes de hacerse famoso, se dedicaba a escribir cartas a los semanarios musicales expresando su adoración primero hacia las girl groups, New York Dolls o Patti Smith, pero aquí no ha caído exactamente en lo obvio. Es verdad que encontramos pistas como ‘It’s Over’ de Roy Orbison, bastante conocida, pero también lo es que en pleno fervor por las 60 canciones inanes del siempre acechante «New Music Friday», es una gozada recordar que existió Jobriath, que Gary Puckett & The Union Gap hicieron aquella maravilla llamada ‘Lady Willpower’ que ni siquiera fue su canción más exitosa y que puestos a versionar a Melanie, no era necesario irse a por el que fue el single principal de ‘Gather Me’ en 1971, ‘Brand New Key’. También había tracks tan interesantes como ‘Some Say (I Got Devil)’ y sí, la original era más bonita, pero qué bien sienta su letra «Some say I got devil / Some say I got angel / But I’m just someone in trouble» a Morrissey en este momento…
Calificación: 6,2/10
Lo mejor: ‘Lady Willpower’, ‘Wedding Bell Blues’, ‘Days of Decision’
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