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C. Tangana y Becky G mandan en «la noche del pregrabado» de Share Festival 2019


Anoche al salir del Poble Espanyol barcelonés escuché decir que, para lo visto en la primera jornada de Share Festival 2019, quizá era mejor escuchar a esos artistas en tu casa, bien fresquito. Por más que la primera jornada de este festival con espíritu solidario –el euro de cada vaso reutilizable en barra va destinado a colaborar con distintas ONGs como Amnistía Internacional, Acción Contra el Hambre o el Instituto Jane Goodall, que además cuentan con stands informativos en el recinto– pudiera denominarse «la noche del pregrabado», no puedo estar de acuerdo. Como la etimología indica en el origen de la palabra «festival», más que una consecución de conciertos se trata de una celebración en la que participan tanto los que están bajo el escenario –un público jovencísimo, muchos adolescentes e incluso familias completas– como sobre él. Y en eso no se pudo poner demasiados peros a los artistas congregados. Cada uno en su medida, contribuyeron sobre todo a animar, hacer bailar y divertir. La ópera es en el Liceu, pocos kilómetros más al norte de la Ciudad Condal. [Todas las fotos cedidas por Share Festival 2019.]


Bien es cierto que, en ese papel, hubo dos nombres que mandaron sin apenas resistencia: C. Tangana y Becky G. EL Madrileño, regresado a España de su periplo americano, parece haber dejado atrás el concepto arty de ‘Ídolo’ y ‘Avida Dollars’. El único acompañado por instrumentos en directo –Alizzz en bases y teclados, más un percusionista que aportaba un rico saborsito latino–, C. Tangana, dominador del autotune, centró su set en lo que la gente desea: hits. Y no sólo los tiene a espuertas, de todos los colores y épocas –’De pie’, ‘Caballo ganador’, ‘Persiguiéndonos’, ‘Cuando me miras’, ‘Bien duro’, un ‘Antes de morirme’ en el que él mismo cantó los versos de Rosalía (en ‘Guerrera’, en cambio, sí sonó la voz de Dellafuente)– sino que la lista no para de crecer. ‘Un veneno‘ y ‘Pa llamar tu atención‘ fueron de lo más coreado de la noche, antes de los inevitables ‘Mala mujer’ y, como bis, una ‘Llorando en la limo’ con intro y outro, con el único acompañamiento del piano de Cristian Quirante. Ah, y sí, como cabía esperar, Becky G subió con él a escena para cantar ‘Booty‘, esta vez a dúo.


Y es que el set de la artista californiana comenzaba precisamente con esa canción y la no aparición de Puchito con ella fue un bajoncillo. Pero antes del arreglo que más tarde desempeñaron más tarde, ya la propia Becky G se encargó de alejar cualquier mal sabor de boca, con un set tan breve como fulgurante. Acompañada por un DJ que lanzaba los temas, cuatro bailarines y toda la pirotecnia, Becky del Bloque venía a dar espectáculo sin desfallecer, respondiendo que no, no necesita ningún álbum para armar un buen repertorio. Sin respiro –la media hora larga, no sabemos si comprimida por retrasos previos, pasó volando–, la ex-Power Ranger amarilla no se andó con mandangas y encadenó la docena de éxitos recientes, propios o remixes ajenos, con y sin voces amigas pregrabadas. Así, ocasionalmente sonaron las voces de Sean Paul (‘Mad Love’), Maluma (‘Mala mía’ y ‘La respuesta‘) o Daddy Yankee (‘Dura’) mientras que ella sola suplió con un estupendo registro vocal las de Anitta (‘Banana

‘) o Paulo Londra (‘Cuando te besé’ fue uno de los momentos de mayor conexión con el público, llegando a marcarse un a capella posterior). Y Becky no sólo cantó bien (a pesar de que se mostró descontenta con el sonido que la entraba por el monitor de oído), sino que encabezó el cuerpo de baile con soltura. Lo mejor fueron que, conectando bien con lo que pedía el público, su set fue dinámico y ágil, no permitiendo que decayera ni un segundo hasta encender la gran traca final con ‘Mayores’ y ‘Sin pijama’. Llamadlo tablas, currazo previo o lo que queráis, pero fue incontestable.


Y esto viene a que, aunque no pueda compararse por tratarse de una artista relativamente nueva y con menos medios, el show de Lola Indigo, pese a ser muy esperado y contar con un puñado de canciones perfecta para liarla, no logró esa perfecta comunión con el público. Y, precisamente, por cierta falta de dinamismo, que se evidenció al contraste con la artista yanqui. La verdad es que su salida a escena con media hora de retraso –un no especificado problema técnico que se solucionó, sospechosamente, cuando el sol dejó de pegar bien fuerte sobre el escenario– fue un bajón, pero, tras el arreón primero de ‘Mujer bruja’ y ‘Maldición’, los interludios de baile y proyecciones casi entre cada canción del estupendo ‘Akelarre‘ (por supuesto, sonó al completo, además del remix de ‘Borracha’ de Yera) hicieron difícil llegar entregarse a los esfuerzos y palpable entrega de Mimi Doblas y sus cuatro bailarinas. Es guay que quiera hacer un show de música y baile, pero el público también quiere bailar, no sólo mirar.


Y si el fortísimo sol fue un problema para los artistas en Share Festival, en esta primera jornada lo peor se lo comió enterito el bueno de Don Patricio. «De verdad les digo que me siento como si estuviera en la playa», decía. Sólo que sin sombrilla, un refresco, arena y –un detallito– agua del mar. Casi nada. Pero eso no hizo que el de El Hierro, que celebró los 5 meses del notable ‘La dura vida del joven rapero‘, se entregara menos o que se marchitara de calor como el pobre ramo de flores con el que subió a escena y que acabó arrojado «como en las bodas». Sin gota de autotune, tras unos inicios dubitativos en los que no parecía acertar con el tono a usar en ‘Porrito en París’ y ‘Carita de guiño’, dio con la clave: los canturreos, mejor para el público (‘Bonsai’), y él se dedicó a rapear. Y ahí no falló, logrando divertir recurriendo a clásicos del reggaeton propios (‘La papaya’) y ajenos (una intro con ‘Dile’ y ‘La gasolina’), y afianzándose con la locura desatada con ‘Enchochado de ti’. En un auténtico puntazo, Bejo y Uge, sus colegas del combo Locoplaya, se subieron al escenario para cantar temas propios como ‘Cuelga tú’ o ‘Crazy’, entre balones y colchonetas hinchables, caramelos y melones –que fueron arrojados al público tras darles unos lametazos–. Pura diversión bajo (y a pesar de) la solana, rematada con el inevitable ‘Contando lunares‘ y un número instrumental próximo a «Paquito El Chocolatero».

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Publicado por
Raúl Guillén