Lejos de pensar que, tras la paz sellada entre Taylor Swift y Katy Perry, el siguiente podría ser Kanye West, este fin de semana se ha desatado un terremoto que hace pensar que será complicado. Y eso que Scooter Braun, mánager al que Swift parece considerar responsable de sus problemas con el rapero, ya ni siquiera le representa. Todo ha comenzado cuando este fin de semana se ha hecho público que una empresa propiedad de Braun ha absorbido Big Machine –a cambio de 300 millones de dólares de nada–, el sello en el que Swift comenzó a desarrollar su carrera y en el que alcanzó su enorme éxito con discos como ‘Red’ y ‘1989’, antes de fichar por Universal para publicar ‘reputation‘ y, en unas semanas, ‘Lover‘.
Así, los 6 primeros álbumes de Taylor pasan a ser del total dominio de la empresa de Braun. Como ha contado Pitchfork, la ex-artista country publicó ayer domingo, 30 de junio, una carta en Tumblr, que encabeza con una antigua publicación de Justin Bieber en el que este (también representado por Braun), West y Scooter se mofaban de ella tras la polémica con el clip de ‘Famous’: «Este es Scooter Braun acosándome en las redes sociales cuando estaba en mi momento más bajo. Está a punto de apoderarse de toda la música que he hecho», resume, muy grosso modo, en un rótulo rojo sobre la imagen. En el texto, Swift asegura que quiso comprar los derechos de esos discos, pero que Scott Borchetta, su propietario, le ofreció un contrato por el que le entregaría uno de sus antiguos discos por cada uno nuevo que publicara con él. Algo que ella rechazó al entender que hipotecaría su futuro artístico.
Taylor también recuerda los episodios en torno a ‘Famous’ y la revelación de grabaciones telefónicas con ella por parte de Kim Kardashian West, incluyéndolos en la estrategia de bullying que supuestamente Braun lleva años empleando contra su persona. «Para mí es el peor de los casos», asegura antes de cargar contra Borchetta por lo que considera una deslealtad, ya que, asegura, las veces que él ha escuchado de su boca las palabras «Scooter Braun» de su boca fue «llorando o intentando no hacerlo». «Afortunadamente dejé mi pasado en manos de Scott, no mi futuro», dice antes de recordar la publicación de su nuevo disco el próximo 23 de agosto.
Borchetta, por su parte, ha respondido a estas acusaciones con otra carta en la que dice que Swift tuvo la oportunidad de ser poseedora de los derechos de su música y que nunca la vio llorar por Braun. De hecho, dice, Scooter es un gran valedor de su figura y su música, y recuerda su rechazo cuando este acudió a ella para participar en homenajes orquestados por él, como el que Ariana Grande, su representada, ofreció en Manchester semanas después del atentado sufrido allí, u otro en recuerdo de las las víctimas de la masacre de Parkland. Borchetta también dice que él mismo envió un mensaje a Taylor Swift informándola, y asegura que también el padre de ella y otros ejecutivos afines estaban al tanto de la operación desde 5 días antes, por lo que no entiende por qué dice en su carta que se despertó sorprendida por la noticia.
A todo esto, y ya que aparecía en la foto de la discordia que encabeza el post de Swift, Justin Bieber se ha metido en el ajo. En principio mediando, disculpándose por haber participado en aquella imagen –y por tanto, reconociendo en cierto modo que sí hubo acoso, aunque dice que West le reprobó por publicarla en sus redes sociales– y lamenta no haber hablado con ella de esto en todos estos años; pero luego dice que considera injusta la carta de Swift, ya que, asegura, «Scooter te respaldó desde aquellos días en los que me permitiste abrir (conciertos) para ti». «Ni Scooter ni yo tenemos nada negativo que decir sobre ti, de verdad queremos lo mejor para ti», sigue, ofreciéndose a hablar para resolverlo antes de terminar diciendo que «no suelo participar en estas cosas, pero cuando intentas desfigurar a alguien que quiero, eso es cruzar una línea». No es por nada, pero suena a amenaza.