El FIB ha celebrado este jueves su jornada inaugural en modo austero, sin abrir su escenario principal, pero ofreciendo una entretenida mezcla de estilos que iban del rock al pop comercial pasando por el hip hop o la música dance. Entre las novedades, se ha movido el Escenario South Beach hacia el centro del recinto prescindiendo de las pequeñas piscinas, y se ha instaurado un simpático escenario karaoke, donde los fibers han de entonar hits de Daft Punk o Katy Perry. Fotos: Pau Bellido (excepto Fatboy Slim, por Adrián Morote, y Marina, por Jota Martínez).
Hacia las ocho y media de la tarde actuaban Fontaines DC, una de las bandas revelación de 2019 tras la edición del excelente ‘Dogrel’, uno de los mejores discos del año. Sin un gran bagaje que les hiciera sonar atronadores, como se apreció en ‘Television Screens’, todas las miradas estaban puestas en Grian Chatten, un curioso frontman que alterna momentos de locura andando en círculos sobre el escenario con otros de concentración máxima en torno a sus letras. Entre el puro nervio y la calma de fumarse un cigarrillo en ‘Boys in the Better Land’, despuntaron especialmente temazos como ‘Sha Sha Sha’ y ‘Too Real’, este último provocando pogos y el despliegue de alguna bandera irlandesa. Lo suficientemente pro como para no beber más que agua durante su set, el bello Grian nos dejó grandes frases como “Joder, gracias” y al final se mostró frustrado porque estaban fuera de tiempo y no pudieron interpretar una canción más. “Boys” hubo de ser la última.
Las primeras filas del Escenario Carrefour cambiaron radicalmente de target dejando los pogos atrás para ofrecer paso a la brillantina (literal) de los fans de Marina. La bandera de Irlanda se cambió por el abanico del Orgullo y todos nos convertimos en una “Primadonna Girl” durante 5 minutos. La cantante repitió el gran concierto de pop de la semana anterior en Mad Cool, con el momento reivindicativo de ‘To Be Human’ o la coreografía de ‘Superstar’ que la termina de realzar como hit, logrando esta vez mejor comunión con los asistentes. Quizá porque era de noche, quizá por la afluencia de público británico, ‘I Am Not a Robot’, ‘Primadonna’ y ‘FROOT’, con su festival de pre-estribillos, estribillos, post-estribillos y semi-playback, resultaron mucho más eufóricas incluso. Algo que confirmaba el cierre con la estupenda ‘Baby’ y Marina recordando que nos visita en noviembre. Parecía que se quedaba mal año para la artista con lo agridulce de la edición ‘Love’ + ‘Fear’, y todo lo contrario. Da gusto verla.
Mucho más intenso, menos divertido pero a la vez más resultón a lo lejos gracias a su escenografía y a la solvencia de la banda de músicos, fue el concierto de Kodaline. Los irlandeses definitivamente llevaron el recinto del FIB hacia el 17 de marzo, y cuando terminaron con ‘High Hopes’ y una explosión de confeti, hubo estampida: mucha gente estaba en esta jornada del festival solo para verlos a ellos. Estéticamente sus neones podían tener cosas en común con un show de The 1975, pero en lo musical los referentes eran claramente Keane, Mumford and Sons y en las baladas, Take That. Bon Iver se esfumó como influencia en ‘Brother’, donde destacaron sobre todo las proyecciones de un bodegón flotante algo reiterativo, y tras baladones acústicos como ‘The One’, en el cual nos invitaron a inventarnos la letra si no nos la sabíamos, ‘All I Want’ sonó como una gran canción de regreso a casa por Navidad, como un anuncio de Antiu Xixona. La gente lo vivió de lo lindo.
Action Bronson apareció sobre el escenario con 45 minutos de retraso, una cosa que yo no recuerdo haber visto jamás en el FIB, en la estela de la falta de respeto vista por parte del hip hop anglosajón hacia el público español ya demasiadas veces: Travis Scott, Cardi B, Frank Ocean, Migos… ¿Nos seguirá compensando imaginar que vivimos en un continente tan remoto? Por suerte Rocío Saiz estaba a mano para pinchar en la carpa adyacente Aqua, A-ha, tatu, Gala, Whighfield, etcétera, y a nadie pareció importarle un pimiento este tema. Action Bronson, por si alguien se lo pregunta, no tenía que ecualizar violines ni trompetas porque solo llevaba un Dj tirando bases y un par de MC’s complementarios, a lo sumo tendría algún tipo de problema con sus visuales, que incluían a los Sanfermines de manera reiterada, al principio, sin que nadie comprendiera por qué. A los 32 minutos se marchó, seguro que porque había entrado mal de tiempo, entregado y satisfaciendo a su base de fans, pero dejando a los poseedores de relojes flipando en colores.
Fatboy Slim cerró la noche, al menos hasta la apertura del after de los Karts y el Boom, totalmente ajeno al retraso de Action Bronson, a su hora. Primero tiró de fragmentos de hits de los últimos años de Katy Perry (el sample original de ’Swish Swish’), Mark Ronson o Diplo, y luego usó la imagen de ídolos como Lou Reed, Prince o David Bowie para meterse al público en el bolsillo. Pero al final por fin tiró de repertorio propio, camino a cerrar hacia las tres y media de la mañana, sí, lo habéis adivinado, con ‘Right Here, Right Now’ y ‘Praise You’, los éxitos del ex Housemartin que acaban de cumplir 20 años. No parecía que hiciera tanto.