Meister of the Week: Califato 3/4 nos introducen en los lugares de la bohemia sevillana que resisten la gentrificación

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Meister of the Week: Califato 3/4 nos introducen en los lugares de la bohemia sevillana que resisten la gentrificación

Después de meses de runrún, Califato 3/4 han eclosionado ya de manera definitiva con ‘Puerta de la Cânne‘. Un disco audaz en el que han dado su propia interpretación de la colisión del folclore andaluz con la música y la estética contemporánea, situándose en el punto de mira de los que seguimos con interés esta nueva vanguardia basada en la tradición cultural de nuestro país. Aparte de figurar en la programación de festivales como Bilbao BBK Live, Sónar Festival en Barcelona o Sound Isidro en Madrid, esta misma semana comienzan la gira de presentación de este álbum debut. Y lo harán en su ciudad, Sevilla, con tres actuaciones consecutivas en la Sala Malandar los días 7, 8 y 9 de febrero –después de haber agotado rápidamente la primera y la tercera, ya solo quedan entradas para la segunda de ellas–. [Foto portada: Guillermo Domínguez.]

De acuerdo con la imaginería que abarca parte de su discurso musical, no cabe duda que son profetas en su tierra. Una ciudad en la que se congregan los integrantes del sexteto y que, como muchas otras capitales del mundo, están viendo cómo sus raíces se van desdibujando en pos de un teórico progreso. Por eso, contactados por JENESAISPOP para participar en nuestra sección auspiciada por Jägermusic, Meister of the Week, Curro Morales y sus compañeros de grupo han escogido hablarnos de algunos rincones de la histórica bohemia sevillana que, a duras penas, aún resisten el implacable empuje de la gentrificación.

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Habéis escogido hablar de los lugares de la bohemia sevillana que resisten a la gentrificación. ¿Qué tipo de espacios son y de cuándo datan?
En Sevilla resisten unos cuantos sitios con solera que de alguna manera cuentan la historia de nuestra ciudad. Frente a la proliferación de los no-lugares asépticos y sin personalidad, estos pequeños centros de resistencia aguantan el paso del tiempo y soportan el peso de mantener la esencia de una ciudad cada vez más uniforme y fría. Entre los espacios que reúnen estas características se encuentran los corralones, los mercados callejeros, los centros sociales y las cervecerías y bares centenarios. Algunos tienen varias décadas y otros varios siglos.

¿Y qué tipo de actividades ha habido en ellos y cómo se han reciclado?
En el caso de los corralones por ejemplo, son antiguos espacios de artesanía que hoy continúan siendo un pulmón creativo para la gente inquieta y para muchas personas que se esfuerzan en perpetuar trabajos en peligro de extinción. Aquí hay desde artesanos de la madera, hierro o cerámica a talleres flamencos o de música africana o latina, de talleres de yoga a clases de circo.

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«En Sevilla la figura de los corralones ha sido y es clave»

Estos corralones de los que nos hablabais antes, son por tanto epicentros culturales y artísticos. ¿Qué grupos o artistas, para que nos hagamos una idea de su importancia, los tienen como «base de operaciones»?
En Sevilla la figura de los corralones ha sido y es clave. Nuestro local de ensayo está en los de Pasaje Mallol (donde también ensayaban los Smash) y el de Pony Bravo, por ejemplo, en el de Castellar. Aunque por el que más grupos de música han pasado siempre ha sido el de El Pelícano, donde ensayaba por ejemplo Silvio.

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¿Cuál dirías que ha sido la pérdida más importante de este tipo de lugares en los últimos años?
Esta navidad, por ejemplo, cerró El Corto Maltés, una taberna en el centro de la Alameda que ha albergado siempre a la fauna más variopinta de la ciudad: músicos, bohemios, camellos y golfos de todas las clases y colores. Recientemente también desapareció La Hacienda (ahora un bloque de pisos construido y vendido en unos 5 meses), que era un “bar” regentado por tres hermanos, cocina, barra y camarero, en el corazón del barrio de San Julián. Allí al entrar se viajaba atrás en el tiempo, parecía uno de los típicos sitios donde se celebraban las comuniones hace cincuenta años. Había desde personas de la tercera edad a gentes del cine sevillano, desde carpinteros a familias enteras comiendo con sus chiquillos.

¿Y cuál es la clave de los que resisten? ¿Hay apoyo o protección institucional de algún tipo? ¿Qué tipo de gestión tienen? ¿Vienen a ser algo así como centros culturales okupas, como hay en muchas capitales europeas –en España cada vez menos–?
La mayoría de estos espacios carecen de cualquier tipo de apoyo institucional y sobreviven por la lucha vecinal y de las gentes que los habitan y mantienen vivos. Por otro lado las casas “okupas” y centros sociales autogestionados en Sevilla han sufrido el asedio de las fuerzas de seguridad hasta el punto de que ha habido mucha gente enjuiciada, no hay más que recordar el caso del CSOA “Casas Viejas”. También nos gustaría recordar a la desaparecida “Sin Nombre” en San Bernardo o al centro vecinal del Pumarejo y el Huerto del Rey Moro, que aún resisten.


[Foto: local de ensayo de Califato 3/4, cedida por el grupo.]

«No es lo mismo ensayar en un polígono industrial a las afueras de la ciudad que en un corralón en el centro donde convives con artesanos, otros músicos…»

¿Diríais que, de algún modo, ensayar en un corralón os influye o inspira a la hora de crear vuestras propias canciones?
Por supuesto. No es lo mismo ensayar en un polígono industrial a las afueras de la ciudad que en un corralón en el centro donde convives con artesanos, otros músicos y gente de todas las calañas. En nuestro caso, ensayamos en el soberao de una carpintería tradicional y nuestros sonidos se mezclan con los de las maderas cortándose. Cuando acabamos nos vamos a la plaza de San Marcos a tomar cerveza, cosa que no podríamos hacer si curráramos en los típicos locales de ensayo del extrarradio. Además, una vez al año se lleva a cabo una actividad denominada Barrio Abierto donde la gente de los distintos corralones saca a la calle su arte. Es una fiesta muy interesante que ayuda a visibilizar y preservar el trabajo que se realiza en estos espacios y se la recomendamos al que no la conozca y ande por Sevilla en primavera.

También me habías citado varias cervecerías tradicionales, a las que la marca de cerveza sevillana por excelencia les permite mantener la tecnología antigua. ¿Cuál es el mayor encanto de estos bares?
Hay unos pocos establecimientos tradicionales de los que se dice que Cruzcampo les ha permitido mantener “los tiradores antiguos” y que son conocidos por despachar la mejor cerveza de la ciudad. El Vizcaíno, El tremendo y El Jota son los más conocidos. Lo interesante de este tipo de establecimientos es que en ellos, como pasa en muchos otros lugares de la ciudad, se mezcla el público tradicional y rancio con la juventud y el moderneo. Esta mezcolanza tiene ese carácter retrofuturista tan característico de la ciudad.

¿Crees que aún peligran aunque sean punto de encuentro también de gente joven?
Algunos están hasta cierto punto blindados, pero los que se encuentran en lugares clave, pagando en muchos casos alquileres de renta antigua, tienen manadas de hienas «gentrifricadoras» rondándoles, a la espera de poder hincarles el diente.

También nos hablas de El Jueves, el mercado callejero que ha inspirado el último disco de Rocío Márquez. ¿Qué tiene de especial? ¿Es tal y como lo recuerdas o ha ido adaptándose en el tiempo?
Desde hace más de quinientos años se lleva haciendo este mercadillo que es un espejo de lo que hemos sido y de lo que somos. Aquí compramos baratos la mayoría de los discos folclóricos que usamos para samplear en el Califato. Es punto de reunión de toda clase de gente para hacer intercambios y compras o para tomar la cerveza o el vermú de medio día. Tradicionalmente se realiza en la Calle Feria y sus aledaños, pero recordamos una época donde se lo llevaron a la Alameda. Están reduciendo su tamaño y hay una clara estrategia por parte del ayuntamiento para ir eliminándolo poco a poco. Lo último que hicieron fue cargarse la zona que estaba dedicada a la venta de muebles antiguos en la plaza de los Maldonados, según se cuenta, por la próxima apertura de un hotel.

«Si quieres que este tipo de espacios sobrevivan y no eres del barrio puede que lo mejor sea no visitarlos»

¿Qué otros espacios de Sevilla, ajenos a los tópicos turísticos de la ciudad, recomendarías visitar a alguien de fuera y por qué?
Antes que nada decir que si quieres que este tipo de espacios sobrevivan y no eres del barrio puede que lo mejor sea no visitarlos. Seguro que se nos olvidan un buen puñao pero ahí van unos cuantos:

Bares y tabernas
Bar Bartolina: También conocido como El Márquez, que está en la Plaza de la Moravia (al lado de nuestro local de ensayo). Es “el bar perfecto” alineado con las horas de sol de Sevilla, abre cuando da en la terracita el sol por la mañana y cierra cuando se va. Lo lleva solo su dueño, desde antes de la época de la heroína en el barrio.
Taberna Ánima: Vino caliente, buena gente y ambiente. Músicos de conservatorio, poetas y vecinos en una casa sevillana hecha taberna con un encanto y clientela muy especial.
Taberna Gonzalo Molina: Eslabón perdido del flamenco espontáneo que siempre ha estado en la Calle Relator, aunque ahora se ha mudado al lado de la Plaza del Pumarejo.
Bar Kiko: Menú del día y cercanía familiar en el epicentro del guiri y el franquiciado, cerca de la Plaza del Pan.
Bodega Mateo Ruiz (El Muíto del Bacalao): Bacalao por derecho, el gurú del bacalao frito desde hace más de 50 años. Conocido cariñosamente como el Muíto porque el camarero, hijo de la familia, es sordo-mudo.
Bar “el Algabeño”: Comida maternal desde La Algaba con los hijos, camareros currelas, hasta arriba de trabajo. Siempre concurrido en los desayunos y los mediodías detrás del Mercado de Calle Feria.

Otros espacios
La Fábrica de Sombreros: Está ahora cogiendo mucho color con el cariño de la gente que está allí desarrollando diseño, carpintería, tango, flamenco y todos los alrededores creativos de estas artes.
La Bicicletería: Antro con encanto. De hiphop a música de los años veinte sonando en un ambiente de guiris y canallas locales a partes iguales, última parada de la noche entre semana. Puede que esté abierto, puede que no.
La Garrapatería: Azotea “underground”, valga el oxímoron, en la calle Castellar, con vistas al cortijo-palacio de la Duquesa de Alba. Una azotea vecinal de gente de la calle donde se realizan varias actividades culturales.
San Juan de La Palma: Bar de familia, serranito por derecho con salsa verde y papas cortadas a mano.
La Trompeta Verde: Muchos años en el primer piso de calle Castellar, haciendo y promoviendo actividades de cultura escondida.

¿Quedan tablaos o espacios de flamenco alternativos, en los que de repente alguien se ponga espontáneamente a tocar y/o cantar o ya se ha orientado todo a la explotación turística?
En Triana quedan algunos. En el centro, en la calle Relator, está la nueva Taberna Gonzalo Molina (la antigua se caía y cerró hace poco como cuenta el propio Gonzalo en el documental ‘The Passion of Andalucía – Director’s Commentary‘ de nuestro amigo Brandon Li). También está la Peña Flamenca Los Cabales (San Jerónimo), una “pequeña venta” entre el río y San Jerónimo con ambiente de pueblo.

«En los barrios del centro hay preocupación y conciencia de la gentrificación, pero si llega un tiburón y compra la manzana a ver qué hacemos»

Precisamente estos días en los que preparaba esta entrevista, he descubierto una canción muy bonita en el debut de vuestros paisanos Vera Fauna, ‘Dudas y flores‘. Es ‘>Candelaria’, la primera del disco, y en buena parte habla también de la gentrificación de Sevilla. Cantan «cerraron nuestro sitio otra vez» y «solo hay hoteles en la Alameda, están cerrando las mercerías, la memoria y lo que se queda, fuera del centro de Sevilla» y «a saber qué va a pasar, todo es tan caro. ¿Quién ha visto mi ciudad? La están borrando. Todos los rincones que eran parte de mí están cambiados». Demoledor. No sé si la has escuchado, si les conoces y si habéis hablado alguna vez de esto. Pero, ¿es la gentrificación una preocupación para los jóvenes de Sevilla? ¿O es algo residual?
Vera Fauna son colegas y nos vemos en el día a día. Es algo que está pasando y a un ritmo frenético, dentro de nuestro círculo es una gran preocupación. En los barrios del centro hay preocupación y conciencia de la gentrificación, pero si llega un tiburón y compra la manzana a ver qué hacemos. Hay varios colectivos como Cactus, Jartura, La Revuelta que son críticos y concienciadores con el problema, pero hay mucha irresponsabilidad y carencia de medidas eficaces reales para parar esto.

¿Tienes alguna idea de qué se podría hacer para frenar ese desvirtuamiento de las ciudades por el turismo? ¿Sabéis si ya hay iniciativas en Sevilla, populares u oficiales, para hacerle frente? ¿Sois pesimistas al respecto?
Normalmente tanto las administraciones locales como las supralocales están conchabadas con los agentes gentrificadores por lo lo que los métodos más útiles para frenar estos procesos suelen estar en manos de los habitantes de los barrios y de los colectivos ciudadanos. Las medidas deben ser denunciar, criticar y tomar conciencia de cómo funciona esta enfermedad que sufren nuestras ciudades. Además de organizarnos y protestar, también es importante realizar un consumo responsable en el barrio: aunque se tenga poco dinero, podemos elegir ir a gastarlo a los sitios en los que todavía nos miran a los ojos.

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