Abanderados de un tipo de producción sintética y oscura que ha influido a superestrellas como Lorde, Purity Ring estuvieron a punto de dar un salto a la primera línea del pop cuando aparecieron en los créditos de tres canciones de ‘Witness’ de Katy Perry. Pero ni esas canciones fueron extraídas como sencillos, ni ese disco funcionó nada bien, ni el dúo quedó conforme con la experiencia. Su problema no es con la cantante, sino con la industria en general y los campos de composición en particular. Dice ahora la líder del dúo Megan James en una entrevista: «Es duro porque siento que tengo que ser amable con la música pop, pero hay muchas cosas de Los Ángeles que he descubierto que no me gustan nada».
Por tanto, no parece que vayan a volver a repetir la experiencia en absoluto: «Preferimos dedicar nuestro tiempo a escribir nuestras propias canciones porque es la razón por la que hacemos música. Me parece que no deberíamos dar eso por hecho. Cuanta más gente metes en una habitación o en una canción, menos tuya es. Me di cuenta enseguida. Cuanta más gente, más duro es pelear por tu parte. Y casi siempre con hombres». No hay en el tercer álbum de Purity Ring por tanto concesión alguna a la industria, ni tampoco a su opuesto -por ejemplo, un disco más oscuro con el que huir abiertamente de ella-. ‘WOMB’ es un álbum con el que simplemente han querido reafirmarse a sí mismos. Volver a hacer lo que más les gusta.
El grupo formado por la vocalista Megan James y el multiinstrumentista Corin Roddick hizo olvidar aquella cosa llamada witch-house con un buen debut llamado ‘Shrines‘ (2012) y se consolidó con un buen segundo disco un poco más orientado al pop llamado ‘Another Eternity‘ (2015). ‘WOMB’ no mueve ficha en ninguna dirección aunque a veces lo parezca. El muy buen single ‘stardew’ incorpora, además de un piano y el sonido de una caja de música, unos sintetizadores un tanto trance que lo acercan a lo que un día fue el sonido de Radio 1 (pienso en Faithless, mucho después Niki & The Dove o el momento más oscuro de Ellie Goulding, el cual juro que existió).
Sin embargo, ‘WOMB’ deja esta pista para el final y es un glorioso cierre, eso es cierto, pero el desarrollo del disco echa de menos precisamente eso, un desarrollo hacia algún lado, especialmente en una segunda mitad en la que el acercamiento a la new-age con gaitas de ‘vehemence’ es vago, la melodía de ‘silkspun’ es algo aparatosa y ‘almanac’ parece un tema de transición. Por suerte, la primera mitad sí contiene producciones más centradas y que van a contentar a quienes echasen en falta el sonido de Purity Ring: el reptante inicio con ‘rubyinsides’, las voces distorsionadas que abren ‘pink lightning’ y el estribillo luminoso de ‘peacefall’ estarán en las correspondientes playlists con lo mejor de su trayectoria.
Líricamente, persiste el imaginario de Megan James que nos habla de «tormentas que no mueren» y por las que no podemos «parar de llorar» (‘pink lightning’), muerte y vejez (‘rubyinsides’), contrastes entre «noche» y «luz» (‘peacefall’, ‘sinew’), «montañas que se abren» (‘vehemence’), el «fondo del océano» (‘silkspun’) y el «universo que nos traga» (‘almanac’). Entre todas, destaca la función de ‘femia’, que con más referencias naturales Megan ha dedicado a una tía suya que ha fallecido y en la que habla de heteropatriarcado, pues según sus propias palabras gran parte de las metáforas del álbum van encaminadas a expresar cómo «la mujer y las personas de género no binario han de luchar por su parcela de poder». Purity Ring, cuando menos, logran asentar frente a las modas una voz propia.
Calificación: 7/10
Lo mejor: ‘stardew’, ‘peacefall’, ‘rubyinsides’, ‘i like the devil’
Te gustará si te gusta: un cruce entre Crystal Castles y Chvrches, Niki and the Dove, los anteriores
Youtube: vídeo de ‘stardew’