Róisín Murphy firma esta semana nuestro «Disco de la Semana» con ‘Róisín Machine‘, un trabajo que está recibiendo elogios por doquier y que va en camino de darle a su autora la mejor posición comercial de su carrera en Reino Unido. Hemos tenido el placer de charlar con ella vía telefónica sobre sus nuevas canciones y también sobre etapas previas y la que viene: su disco con DJ Koze está casi terminado y no puede tener mejor pinta, a tenor de sus propias palabras. Nos atiende una entrevistada encantadora, consciente -como debe ser- de su valor inestimable en la historia del pop, pero a la vez con muchísimo sentido del humor. No son pocas las veces que suelto una carcajada hablando con ella, y leyendo esta entrevista entenderéis por qué.
‘Róisín Machine’ está cosechando grandes críticas. ¿Te está faltando que se destaque en ellas algo en concreto?
No… Realmente creo que el disco se está entendiendo porque presenta un aspecto y sonido muy unificados. El público ya había asimilado los singles y sabía qué esperar de él. En cualquier caso, ‘Róisín Machine’ ofrece una «experiencia de álbum», lo cual ha sido deliberado. Hemos hecho un «álbum» y si conoces la cultura de clubs y de discotecas sabes que el disco no está hecho para la discoteca, sino para ser escuchado como un «álbum» con una secuencia particular. Por otro lado, todo el proyecto de ‘Róisín Machine’ incluye también las remezclas, las cuales son igual de importantes en la historia que el resto de canciones. El álbum es solo una parte de la historia.
¿Por qué dices que las remezclas son igual de importantes?
El álbum es una «simulación» de una experiencia en una discoteca: entras y paseas por diferentes habitaciones en las que ocurren cosas distintas. En el caso de las remezclas, DJ Parrot produce unas «suites» en las que coge una canción, saca todos sus elementos sonoros y los coloca en diferentes «habitaciones» o espacios, lo cual sucedía también en los años 80. En esa época era muy habitual, sobre todo en la vanguardia, que ciertos productores se apropiaran de canciones de música disco y las modificaran con el propósito de orientarlas hacia la pista de baile. Pasaba no solo con canciones de (estrellas de la música post-disco de los 80 como) Gwen McRae o Gwen Guthrie sino también de gente como Bananarama o Sylvester. En el estudio, todos estos artistas de estilos diferentes recibían el mismo trato con el propósito de que sus canciones fueran llevadas a la discoteca. Pasa lo mismo en los clubs, que no son lo mismo que un concierto, donde actúas y puedes ni tocarte con los músicos. En los clubs todo el mundo está en contacto directo con todo el mundo, es más igualitario. Por eso ‘Róisín Machine’ presenta una mezcla de géneros pero una mezcla que tiene sentido.
Cuando hablamos con DJ Parrot él decía que es aficionado a remezclar canciones porque así las puede vestir con diferentes «disfraces».
Yo diría más que bien que es capaz de construir diferentes «habitaciones» para cada canción dependiendo de la mezcla que haya decidido usar. Me voy a venir un poco arriba con mi metáfora de la «simulación», pero puede decirse que ‘Róisín Machine’ se compone de diferentes espacios dentro de un enorme complejo de alegría y hedonismo. Entras por la puerta, esta se cierra tras de ti, y te sumerges en un mundo sucio y hermoso… luego llegas al Studio 54 y sigues caminando hasta pasar por la habitación del «UK Bass»… ¡y entonces llegas a The Loft, con toda la gente bailando ya pasadísima!
¿Atribuyes una habitación a cada canción?
Así es cómo lo siento al escuchar el disco. Y también al escuchar las remezclas: tú la escuchas y de repente descubres algo en ellas en lo que antes no habías reparado. Esta forma de hacer música me parece una forma más igualitaria y menos egocéntrica de abordar dichas grabaciones…
Escribiste ‘Murphy’s Law’ durante las sesiones de ‘Overpowered‘. ¿Ha sufrido muchos cambios en todos estos años?
Originalmente, la canción estaba en un tono mayor, pero DJ Parrot y yo no lográbamos dar con el arreglo adecuado para ella, porque la música y la estructura de la canción son muy clásicas, se quedan cerca de ser una verdadera horterada. Entonces transpusimos la canción toda hacia abajo y grabé una nueva toma vocal, pero la toma vocal «transpuesta» nos pareció tan chula que ya no podíamos vivir sin ella, nos parecía un soplo de aire fresco dentro de lo sumamente hortera que era la producción. Entonces pusimos esa toma vocal como toma principal y luego yo grabé una nueva imitándola con mi voz natural.
«Muchas de mis letras dicen: «persigue el deseo, teme al deseo, que no sentir deseo sea en sí mismo un impulso!»»
¿Qué sentido le das a que ‘Kingdom of Ends’ sea pista 2? Cuéntame también cómo surge esta canción, cuál es la inspiración.
‘Kingdom of Ends’ es una especie de purificador entre lo que ha venido antes y lo que viene después. Pero sobre todo la hemos colocado en la pista 2 para sacárnosla de encima, porque es una monstruosidad de canción, es una pieza de música brutalista con todos esos ángulos y cambios y formas orgánicas y brutales. ‘Kingdom of Ends’ es una canción que habla sobre la relación entre el fin del deseo y el fin del capitalismo y está dedicada a (el escritor y teórico británico) Mark Fisher (NdE: Fisher falleció en 2017). Compré la antología ‘K-PUNK’ el año pasado y descubrí una crítica que había escrito sobre Moloko que me pareció que daba totalmente en el clavo. Me llamaba la «princesa perdida del glam».
También te comparaba con Kylie Minogue para señalar que su estilo de «performance» evoca el «profesionalismo de una azafata de vuelo».
(ríe) En el libro, (Fisher) habla mucho sobre J.G Ballard, de la que soy una gran aficionada; y también sobre David Cronenberg… Habla de todos esos signos y señales que suelen ser considerados intelectualmente inferiores pero que siguen formando parte de un ecosistema del deseo. Es lo que pasa en ‘Crash’: sientes que debes tener el accidente. Fisher usaba mucho el concepto de «reino de los fines» cuando hablaba sobre el fin del capitalismo y del deseo. Y muchas de mis letras dicen lo mismo, dicen «persigue el deseo, teme al deseo, que no sentir deseo sea en sí mismo un impulso!»
Mencionas el deseo y puede decirse que ‘Shellfish Mademoiselle‘ habla sobre el deseo de bailar y de no dejar de hacerlo nunca…
También habla sobre otras cosas, no sé si me entiendes…
Musicalmente, ¿qué querías expresar con ella? Suena romántica, pero también contundente…
La canción está inspirada en el trabajo de Mantronix, que fue un grupo muy importante en Sheffield y también en Manchester. También tiene elementos de Jimmy Jam and Terry Lewis, Janet Jackson… Es una canción de amor. El estribillo lo escribí durante la cuarentena: «cómo te atreves a condenarme a una vida sin bailar»… Pensé: ¡pedazo de cliché me he marcado! Pero bailar es tan importante…
«Yo sigo esperando que mi música resulte ser pop así como por accidente, pero todos mis discos suenan vigentes a día de hoy, y eso es lo que busco»
¿Y cómo surge ‘Game Changer’? Es muy intrigante…
Con esta canción intenté sumergirme en un «flow». Algunas canciones las escribo desde el corazón, y otras, por su ritmo y estructura, son como puzzles. En cuanto a la letra, verás, a mí me interesan los personajes magnéticos, en especial los hombres magnéticos, y la canción habla sobre un hombre hermoso, porque yo amo a los hombres, ¡AMO A LOS HOMBRES! Los hombres han sido grandes aliados en mi vida, simplemente los amo y tengo mucho en común con ellos, así como con los hombres gay. Yo amo a los hombres y los hombres gay aman a los hombres así que tiene sentido. Amamos a los hombres todos juntos.
También te interesa la música pop que es interesante y un poco extraña, la cual nos suscita interés también a muchos gays.
Yo sigo esperando que mi música resulte ser pop así como por accidente. Ya no me preocupa si suena pop o no, porque mi música pop favorita es aquella que surge de otro tipo de experimentos, de intentar no ser pop. Lo cual es gracioso porque muchos productores con los que he trabajado vienen al estudio con la idea contraria. Me dicen, entusiasmados: «¡¡HOY ES EL DÍA QUE ESCRIBIMOS UN HIT!!» o «acabo de hablar con el sello y le he dicho: ¡¡¡vamos a escribir hits!!!» Yo ese pensamiento lo he dejado atrás.
Una canción como ‘Gone Fishing’ también es pop aunque no la escuches en la radio.
Se trata de hacer música atemporal. Mucha gente me dice «he escuchado el disco que sacaste hace 10 años y sigue sonando actual». Y yo les respondo: «sí, ¿pero qué hay de mis otros discos?» Todos mis discos suenan vigentes a día de hoy, y eso es lo que yo busco.
¿’Cómo recuerdas la etapa de ‘Hairless Toys‘?
La recuerdo como una etapa muy especial. ‘Hairless Toys’ fue mi primer disco después de ser madre de dos niños y lo hice con Eddie Stevens, que es mi mejor amigo en todo el mundo y ha sido mi director musical desde que era una cría en Moloko. Hemos viajado juntos por todo el mundo. También venía de sacar mi EP de versiones italianas, con las que aprendí muchísimo. Aprendí a usar un tono más conversacional en mis canciones, inspirada en artistas como Mina, Patty Bravo o Lucio Battisti. Canciones como ‘Exploitation’ están inspiradas en eso, cuando en esta recito la frase: «nunca subestimes a la gente creativa y las profundidades a las que irán». En esa canción sentía que estaba siendo total y absolutamente yo misma.
¿Consideras ‘Exploitation’ la cumbre de tu carrera?
No lo miro desde ese punto de vista. Más bien valoro los discos enteros. Para mí todo el catálogo es la cumbre.
«A mis nuevas canciones con DJ Koze les corre el hip-hop por todo su ADN, el disco que estoy haciendo con él es el más pop que he hecho nunca»
¿Cómo valoras la recepción hacia los singles que sacaste con Maurice Faulton? ¿Crees que están infravalorados?
No lo sé, ¿lo están? Creo que la gente terminará descubriéndolos. Esas canciones ya están ahí para siempre. Y Maurice es el tipo con el talento más natural con el que he trabajado nunca. Le sale talento por los poros.
¿Eres consciente de que ‘Let Me Know’ es una de las mejores canciones de pop de la historia?
Sí, amo ‘Let Me Know’, es una de mis canciones favoritas de las que he hecho.
Te encuentras ultimando tu próximo álbum, producido por DJ Koze. Dices que está terminado en un «80%». ¿El material suena similar a ‘Scratch That’ e ‘Illumination’? Has dicho que el disco lo petará en Estados Unidos…
Un poco pero DJ Koze va hacia otros muchos lugares, él también hace «bangers» y música disco. Pero a la vez, todo lo que hace DJ Koze tiene una resonancia del hip-hop, y a estas nuevas canciones les corre el hip-hop por todo su ADN, por tanto el disco que estoy haciendo con él es el más pop que he hecho nunca, suena a lo que hoy en día suena en la radio pero hecho con gusto. Al fin y al cabo, toda la música que triunfa hoy en día viene del hip-hop, desde hace ya años. Aún no me habéis escuchado lo mejor.
En entrevistas recientes has mencionado la influencia de gente como Black Uhru y Rhythm & Sound, no sé si estás dejando caer que estás coqueteando con el reggae o el dub…
Lo cierto es que he estado trabajando con Mad Professor, que es una leyenda del dub. Es como el Quincy Jones del dub. Él vive en el sur de Londres desde hace 30 o 40 años y tiene un estudio ahí. Es el mejor estudio que he pisado en mi vida. El tipo es una completa leyenda. Y te digo una cosa: él me pone sus temas y yo solo tengo que sentarme y cantar, porque las canciones ya son buenas, musical y estructuralmente ya son muy potentes. Él es un genio de los «old dubs», ¡es el «dub master»! Estoy muy emocionada por trabajar con él.
¿Qué preparas para tu anunciado directo en streaming?
Será un concierto filmado. Es una película. Realmente tengo ganas de tocar. Haremos todos los singles y también un par de temas viejos.
¿Quieres decir algo más sobre ‘Róisín Machine’?
¡Que no lo compréis en Discogs, que está a 150 libras!