‘Not Your Muse’ de Celeste, nuestro «Disco de la Semana», aparece en el top 3 británico por segunda semana consecutiva y tras haber sido número 1. A falta de averiguar si su sello es capaz de extrapolar este éxito a Estados Unidos o España, pues el álbum de momento apenas ha tenido una buena acogida comercial en su país de origen y en la Europa central, alcanzando el top 6 Holanda y Alemania; lo que sí podemos es reflexionar sobre qué está viendo el público que lo conoce en él.
En un año en que se cumplirán 10 años de la muerte de Amy Winehouse, en un momento en que el mundo desconoce cuándo se publicará el próximo disco de Adele, en un momento en que Emeli Sandé tiene que recomponerse de la hórrida recepción de ‘REAL LIFE’, en un momento en que Sam Smith parece no terminar de decidirse por la pista de baile o la balada clásica… es lógico que ‘Not Your Muse’ esté encontrando su público. Incluso la pandemia podría haber puesto un granito de arena respecto a la recepción que ha tenido este disco: es llamativo que prácticamente ninguna balada apareciera entre las canciones más populares de 2020. Es como si el mundo hubiera decidido entregarse a ‘Blinding Lights’ y ‘Don’t Start Now’ como forma de evasión. En ese contexto, Celeste parece estar triunfando casi que por falta de competencia.
Conocimos a la artista con algo tan delicado como ‘Strange’, en su tema ‘Love Is Back’ apela a «las viejas canciones de amor que ya nadie escucha» y son completamente inexistentes los intentos de ‘Not Your Muse’ por acercarse a las playlists de música actual. No hay featurings de raperos ni guiños latinos. Ni siquiera los aficionados a la música pop añoramos en ‘Not Your Muse’ un ‘Money on My Mind’ o un ‘Heaven’. Codearse durante años con Rag‘N’Bone Man no le ha movido ni un pelo. ¿Y sabéis cuál es mi canción favorita de este disco? Nada menos que la baladita final, ‘Some Goodbyes Come With Hellos’, una composición a la guitarra que recuerda a la Amy Winehouse de ‘Frank’ y también al cálido folk de recogimiento de finales de los años 60. La melodía la podía haber escrito lo mismo Leonard Cohen que Françoise Hardy.
La mención a la cantante francesa no es casual. Nacida en California pero británica desde que se mudó a los 3 años, Celeste no deja de mencionar a clásicos del mundo del jazz como Ella Fitzgerald como influencia, pero 3 de los 4 nombres que citaba como obsesión a Music Week son del país galo (o cerca): Serge Gainsbourg, Édith Piaf y el belga Jacques Brel.
Con un discurso sencillo y canciones sobre emociones tan puras como la muerte de su padre cuando tenía tan sólo 16 años (el bonus track ‘Father’s Son’), es claro qué tipo de artista es Celeste, ese casi en extinción más preocupado por conectar con gente de todas las edades, de 4 a 99 años (ese es el target de Adele, dijo el sello de esta en una ocasión), que por conseguir la audiencia más millonaria gracias a TikTok e Instagram y ser «trending topic» en Twitter durante 15 minutos. «Simplemente me pongo ahí y canto. Es importante para mí escribir canciones que sean honestas conmigo misma, si no es autobiográfico que por lo menos sean una observación de algo que pueda comprender. Es sobre ser sensible con las emociones, pero sin explotarlas tanto hasta el punto de que ya no sean genuinas. Tienes que esperar que esas emociones te vengan», decía en la enlazada entrevista.