Lix Molina profundiza en el R&B sin olvidar la pista de baile

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Lix Molina profundiza en el R&B sin olvidar la pista de baile

Mientras el debate en torno a la terminología de que lo que se llama «música urbana» continúa abierto siguen apareciendo artistas en España que florecen dentro de sus parámetros, como es el caso de Lix Molina. La artista valenciana empezó en la música tocando la batería, por lo que se considera músico antes que cantante, y después pasó también a ejercer de intérprete. Hoy tiene varios singles publicados en los que plasma su gusto por los sonidos del R&B y el neo-soul contemporáneos, a los que no se cierra en absoluto.

Ahí está, por ejemplo, uno de sus mayores éxitos. ‘Fasterossa’ está lleno de referencias a las motos, a «quemar llanta», pero Andrea Felix no solo se monta en una moto en esta canción, también se sube a una base de electro-house que nos lleva a las discotecas de Nueva York de finales de los 70 y primeros 80. De hecho, ‘Canino’ empieza como un tema de R&B contemporáneo lleno de detalles para terminar también en la pista de baile sin que nadie lo espere; y una de las mayores sorpresas de su repertorio es ‘TOY-ASK’: si pensabas que solo a Bruno Mars y Cardi B le interesaba hacer new jack swing en el siglo XXI, te equivocabas.

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Entre otras interesantes producciones como ‘Trash’ termina destacando el single más reciente de Lix Molina. ‘Lento’ puede ser su grabación más sofisticada al moverse a medio camino entre el deep-house, el post-disco y las profundas y evocadoras producciones de Kaytranada. Una canción de voces susurradas que narra una noche de pasión con tirones del pelo pero también momentos de cierta violencia, con su amante enfadado de repente, al que ella advierte: «la cosa es muy simple, te he dicho que no me grites».

Sobre ‘Lento’, la comunidad de música independiente Acqustic, de la que forma parte Lix Molina, ha explicado que «es un tema que habla desde la libertad las noches de Madrid, de enamorarse, de pelear, de sentimientos viscerales del comienzo de una relación», y que «habla de ese momento que no quieres que acabe, pero que te da miedo que dure para siempre. Nos contextualiza las primeras citas en bares emborrachándote con un desconocido, el liarla por la calle, llegar a casa borrachos y bailar y besaros descalzos, despertaros con el suelo pegajoso de cerveza y vino y de esa incertidumbre sobre si os volveréis a ver… O no».

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