¿Son los EMA’s (Europe Music Awards) un mero trámite para MTV? A veces parece que ni siquiera saben en qué año estamos. Pongamos 3 ejemplos: Nicki Minaj ganaba anoche el premio a mejor rap cuando hace 3 años que no tiene disco de estudio y estos dos últimos años solo ha sacado colaboraciones sin mayor impacto. Porque… ¿no le habrán dado un premio por aquella cosa de ‘TROLLZ’ con 6ix9ine, verdad?
Tampoco David Guetta parecía creerse merecer el galardón a mejor artista de electrónica en 2021, cuando dedicaba su discurso grabado, es decir, meditado, a reafirmarse a sí mismo como representante de este género. Igualmente, cuesta adivinar qué hacía Shakira nominada a mejor artista latina, habiendo sacado solo un single recientemente que, por mucho que molara, ha sido uno de los mayores fracasos de su carrera. ¿Ahora se premia la calidad? ¿Dónde estaban Billie y Lana, entonces?
Por otro lado, sigo pensando que acudimos a estas galas con el cuchillo bien afilado, apegados a la nostalgia de la MTV de los años 80 y 90, cuando en la cadena se labraban tendencias como el grunge o el Brit Pop. El reiterado spot de la retransmisión este viernes del mítico concierto de Oasis en Knebworth fue de lo mejor de la noche, pero sería muy cascarrabias afirmar que fue lo único bueno. Los MTV EMA’s pueden presumir de haberse apuntado el tanto de haber escuchado al público que demanda el regreso del rock en 2021. Måneskin, que llevan todo el año cosechando cifras de streaming absolutamente espectaculares en todo el mundo, presentaron ‘Mammamia‘ y recogieron un premio, que dedicaron agriamente a quienes no confiamos en ellos.
Damiano David actuó en ropa interior de corte andrógino como si estuviéramos en plena eclosión glam en el 73, con Bowie y T-Rex, y el clímax de su actuación fue lanzar una gran bola de fuego que parecía que se los había comido.
La ceremonia se cerró con una actuación de YUNGBLUD, quien ha tenido sus más y sus menos con el género, pero anoche se centró en las guitarras eléctricas y en la destrucción de instrumentos, como en homenaje al 30º aniversario de ‘Nevermind’; y también podemos apuntar entre las mejores actuaciones de la noche la de One Republic poniendo un poco de nervio en la Plaza de los Héroes de Budapest.
En cuanto a Imagine Dragons, realizaban una de las pocas presentaciones llamativas en lo visual, un set bastante oscuro para la canción ‘Enemy’, realizada tras el fracaso de su último disco ‘Mercury Act 1‘ para una banda sonora de Netflix. Alumbrados únicamente por lasers de color verde y arropados por un potentísimo rap de JID y una serie de bailarines, consiguieron transmitir cierta desazón y sensación de claustrofobia, posicionándose definitivamente como expertos en depresión emo. Es todo este tipo de rock un tanto de plástico, pero menos da una piedra.
También hay que celebrar que pudiéramos escuchar en vivo una de las mejores canciones de 2021, ‘Serotonin’ de Girl in Red. Tal y como está la actualidad musical, ya ni nos acordábamos de aquel disco publicado en abril, por lo que fue una grata e inesperada sorpresa reencontrarnos con Girl in Red por aquí. La noruega Marie Ulven Ringheim apareció escondida detrás de un gorro, dejando que del clímax de esta canción de rap-rock se encargaran sus músicos, sumando unos cuantos extras dando vueltas alrededor de una casa. Todos parecían estar buscando un hogar: ¿lograría la MTV ser ese espacio como lo fue para tantas bandas alternativas durante los 90?
MTV mantuvo su cuota para lo latino, dejando que Maluma cantara en castellano ‘Mama Tetema’ junto a Rayvanny; y también que los derechos LGTB+ tuvieran un espacio importante en esta ceremonia celebrada en Hungría. Eso sí, una denuncia llena de generalidades, sin mayor implicación hacia problemas concretos.
En realidad, todo parecía estar al servicio de Ed Sheeran y la promoción de su nuevo disco ‘=’. Era la gran superestrella presente, pues por allí no aparecieron ni Adele, ni BTS, ni Olivia Rodrigo, ni Coldplay, ni Taylor Swift, y de alguna manera tenía que cobrárselo. Abrió la gala con una estampada y agradable interpretación de su nuevo single ‘Overpass Graffiti’ con gran brillo de las acústicas, al cabo de una hora volvió a salir para interpretar ‘Shivers’, ganó el premio a mejor canción por ese temazo llamado ‘Bad Habits’ y recibió con cara de indiferencia el galardón a mejor artista. “Yo lo que quiero es vender otro millón de copias”, parecía querer decir con la mirada.
Saweetie realizó la ya clásica presentación de estos premios sobria, sosa y demasiado políticamente correcta para un evento supuestamente dirigido a la gente joven. Sí trató de poner un poco de espectáculo en su popurrí, que culminaba con un ‘Out Out’ cuyos encantos se basan en un sample de Stromae; pero en general el pop lució algo desinflado.
Kim Petras sonó demasiado enlatada y no acertó con los temas escogidos para la gala (¿¿y su trallazo ‘Future Starts Now’??), y Griff terminó decepcionando tras un arranque prometedor. Empezó como en una cueva y parecía que iba a protagonizar un show precioso jugando con su sombra o su döppelganger. Por desgracia, la sombra decidió volverse loca enseguida e irse un tanto a lo suyo, luciendo más perdida por el escenario que el tiburón de Katy Perry en la Superbowl.
Quizá MTV quería decirnos que en esta década apostará menos por el pop pomposo, menos por el hip hop -pues anoche apenas hubo muestras- y que recuperará su función pseudounderground y medio rockera. Era su espacio durante los 90 y es el espacio de esos Måneskin a los que tanto ha costado entrar en ciertas radios y playlists. MTV está haciendo un esfuerzo por reconocer también el talento local, premiando a un artista por país (Aitana fue la española galardonada), y subiendo al escenario a artistas noruegas y alemanas. Cuando Damiano David dijo aquello de «I’m italiano», recibió una de las mayores ovaciones de la noche. Por algo será.