7 años ha tardado en volver al Congreso de los Diputados el siempre incendiario Debate sobre el Estado de la Nación. ¿Recordáis que en JENESAISPOP también teníamos de una versión pop en la que hablábamos sobre el Estado de la Nación Pop?
Hace exactamente 7 años, justo en 2015, el año en que Rajoy y Sánchez se tiraban los trastos a la cabeza por la corrupción del PP y el caso Bárcenas (padre), C. Tangana nos dejaba aquel icónico y premonitorio titular: «Puede que sea el momento de colarnos en el mainstream de verdad». Acababa de salir ‘Bolsas’, quedaba 1 año para ‘Antes de morirme’, ni olíamos cosas como ‘Mala mujer’, ‘Booty’, ni mucho menos ‘Tú me dejaste de querer’. Hoy C. Tangana puede presumir de haber publicado el disco más vendido en España de todo el año 2021. A mediados de 2022, continúa en el top 5 de las listas oficiales con ‘El Madrileño‘.
Su compañera en ‘Antes de morirme’, Rosalía, ha arrasado durante estos años con ‘El mal querer’, una obra maestra del siglo XXI, un disco que fue expulsado de la lista de Promusicae por exceder el número de semanas (de años) permitida. Rosalía triunfa ahora también con ‘Motomami‘: número 1 en España durante casi 2 meses, aún top 3 varios meses después de su edición, y con una gira por estadios recorriendo el país con casi todo vendido. Como en el Congreso tenemos al PP y VOX negando el éxito de la reforma laboral y negando la bajada del paro por razones electoralistas, en nuestras páginas tenemos igualmente negacionistas del éxito de C. Tangana y Rosalía por razones más difíciles de dilucidar, pero ‘Motomami’ será muy probablemente el 2º disco más popular de 2022 en España, tan solo por detrás de ‘Un verano sin ti’ de Bad Bunny.
Hay que irse muy atrás en el tiempo para recordar un momento en que ventas y calidad fueran tan de la mano en España. Los años en que ‘Mediterráneo’ de Serrat fue el disco más vendido en España (1972) y una década después ‘Deseo carnal’ de Alaska y Dinarama (1985) fueron precedentes. Por eso el éxito comercial tan apabullante de El Madrileño y La Catalana solo puede llenarnos de entusiasmo: esta sí es la marca España que nos representa, que diría Gabriel Rufián.
Y nos entusiasman también por la excitante escena alrededor que generan. Alizzz, productor de C. Tangana, pasea por todos los festivales un disco tan generacional como ‘Tiene que haber algo más‘. En él aúna el desasosiego de la generación X -él es muy fan de los 90- con el de la generación Z, por todo lo que ambas tienen en común en su búsqueda de un lugar al que pertenecer. El excelente trabajo de Alizzz con Amaia (¿de verdad ‘Dilo sin hablar’ no va a ser un single?), también con créditos de Puchito, es loable. Casi tanto como esos artistas que de manera coétanea a Rosalía han conjugado folclore y tiempos modernos. Este año Rocío Márquez con Bronquio o Anni B Sweet con Los Estanques, el pasado Maria Arnal con Marcel Bagés, Niño de Elche, Rodrigo Cuevas, Adiós Amores, los artistas del sello El Tragaluz… son todos nombres apasionantes de esa escena.
Mención aparte merece el insólito éxito de Rigoberta Bandini, una artista autoeditada que no adivinamos que sería número 1 de singles en España, en la era del mainstream, sin featurings, ni guiños latinos. ¿Nos atrevemos a mencionar a Chico y Chica como precedente de sus desternillantes spoken words? ¿De verdad le ha influido Mónica Naranjo? La artista agota la pista del WiZink Center en horas, y sin disco en el mercado, mientras algunos aún tratan de hacer de menos su éxito. Sí, algunas cosas sí que siguen igual después de 7 años.
En 2015 en el Debate del Estado de la Nación no participaron Podemos, Ciudadanos ni VOX por razones evidentes. Como el Congreso, la escena española se ha diversificado en una huida de etiquetas sin precedentes. Podemos entender el drill como un desarrollo natural de la escena llamada trap, con nombres como Beny Jr, quien ha trabajado con El Guincho. Se trata de raperos de la periferia que logran cifras millonarias sin apoyo de la industria, desde la calle. Hace poco hemos visto a Morad, nacido en L’Hospitalet de Llobregat, de origen marroquí, conseguir dos números 1 en España, uno con Bizarrap, la estrella argentina de las sesiones de Youtube, y también con ‘Pelele’. Atiende entrevistas de Jordi Évole y luego actúa en Sónar, en chándal, con tremendo llenazo.
Mientras Bad Gyal sigue acumulando hits en las listas oficiales, el último de ellos ‘La prendo’ mientras sus «haters» se dan cabezazos contra una pared, y Babi se confirma como una fascinante reina del pop en el underground -su base es el R&B en este caso- sin consentir focos mediáticos ni conceder entrevistas por mucho que lo hayamos intentado (¿cuántos hitazos lleva ya? ¿20?); podemos hablar de la supervivencia del hip hop de la vieja escuela con raperas como Anier o Santa Salut, en la estela de la primera Mala Rodríguez, Gata Cattana o 7 Notas 7 Colores.
Podemos hablar de la supervivencia del indie, gracias al éxito de Carolina Durante -una banda de punk pop tipo Nikis que ha pedido una colaboración a Jota de Los Planetas- y de Cariño, un grupo salido de Elefant, uno de los tradicionales sellos independientes. Pero como decimos la noticia es la difuminación de géneros y fronteras, muy visible cuando nombres salidos de Operación Triunfo como Alba Reche recurren a la producción de nombres underground como ODDLIQUOR, cuando gente como Guitarricadelafuente quien quiere que le produzca es Refree, y sobre todo cuando Natalia Lacunza mete en su disco un drum&bass porque es muy fan de Pink Pantheress, y te cuenta que lo más interesante que se hace en este país está todo en el sello Rusia IDK (sí, justo se llama RUSIA): mori, rusowsky, Ralphie Choo, DRUMMIE… Artistas experimentales muy difíciles de catalogar que tan pronto incorporan un beat de reggaetón como una opresiva atmósfera ambient, como un piano o un truco de producción aprendido de Burial o James Blake.
En muchos casos el bedroom pop de gente como Billie Eilish y Phoebe Bridgers parece una influencia. De la misma manera que podemos relacionar el pelotazo dado por Sen Senra con la sombra de Frank Ocean y el dado por Cupido un poquito con Mac DeMarco. Pero mientras la escena americana a menudo se queda en la mímesis (del revival 90’s tanto en el grunge como en el dance va siendo hora de dejar de hablar); mientras el mundo entero pierde el culo porque Billie Eilish hace una bossa nova como si nunca nadie la hubiera hecho antes; esta serie de producciones resulta a veces bastante difícil de clasificar, para bien, entre cambios de pitch, velocidad y estilo, a veces en tan solo 1 minuto o 2 de canción. Como indica Natalia Lacunza, va requiriendo de una etiqueta propia.
Aunque para etiquetas propias, el caso de Rojuu. El artista apostaba por «shadow pop» para definir un estilo que bebía del emo, del indie, del trap… pero tras incorporar el hyperpop y sacar la mixtape ‘Starina’ dudo mucho que lo de «shadow pop» sea lo suficientemente amplio. Hyperpop, por cierto, cada vez más masivo en una escena underground muy afín a la comunidad LGTB+ y a lo no binarix, con nombres tan interesantes como Rakky Ripper, LVL1, PauByChance, la más experimental RRUCCULLA o PUTOCHINOMARICÓN, todos ellos con matices porque como decimos el gran nexo común es la huida de todo tipo de etiquetas. Samantha Hudson, desde luego, no conoce las mismas.
Mientras Sonido Muchacho, con su asociación a Universal, parece el sello clave al que mirar, pues además de a Sen Senra, Natalia Lacunza, Cupido y Carolina Durante, tiene en su haber a clásicos como Los Nikis, Airbag y Los Punsetes, raperos como Erik Urano y gente novel como el imprescindible y muy influyente Depresión Sonora (entre el post-punk y el trap o algo así); Elefant se ha puesto las pilas en cuanto a renovación. Por un lado son fieles al sonido indie 90’s con Pipiolas, Lisasinson o los estupendos Amor Butano. Pero llama la atención cómo se están fijando en talentos diferentes como rebe, interrogación amor o Nevver, poniendo el foco en la producción del muy recomendable LEFTEE y RARE, del colectivo valenciano Toxic Pop.
Hablando de Valencia, son voces generacionales Jimena Amarillo y lo siguen siendo La Plata, prueba estos últimos de que el rock, bien hecho, nunca pasará de moda, como vemos en el éxito de Biznaga, Mujeres, Yawners o Cala Vento, por mencionar algunos.
También hay que hablar de cantautores/as que están decorando sus canciones con todo tipo de vestimentas como han venido haciendo Tulsa y Zahara, cuyo ‘PUTA’ hacía historia como retrato de tantas generaciones de mujeres que han sufrido todo tipo de abusos. Pienso en Maren, Casero, Yarea, el catalán Franc… y me parecen particularmente excitantes nombres como mariagrep, valverdina, Cabiria, Mira Paula y François, estas dos últimas a pesar de haber sacado tan sólo 2 o 3 canciones cada una.
No quería hacer de esta columna un insoportable name-dropping que finalmente ha terminado siendo tal (y aún no he hablado de Delaporte, Liz Forte o Caliza), pero no puedo dejar de reivindicar que hay decenas, más bien cientos, de artistas españoles con cientos de miles de oyentes en Spotify sin apenas artículos o entrevistas en prensa. Muchos están beneficiados por haber caído en la playlist adecuada en el momento adecuado o incluso haber vivido un viral en TikTok. En ese sentido me parece interesantísimo el cartel planteado por el festival Fan Futura, como símbolo de un recambio generacional. Suponemos que Steve Aoki y Bizarrap venderán muchas entradas, pero atención al resto. Actúan Natalia Lacunza, la revelación VVV[Trippin’ You] (una imperdible mezcla de indie, hardcore, bakalao), trashi, los divertidos Califato 3/4, Rojuu… junto a gente tan popular como Daniel Sabater, María Blaya, Chico Blanco, Ghouljaboy, Maikel Delacalle…
Los pocos periodistas musicales que quedamos estamos en la obligación de seguirles la pista a través de playlist como Sesión de Control, FRESCO! o las «Indies» de Spotify; si bien hay que decir en nuestra defensa que la oferta es absolutamente descomunal, inabarcable y a menudo frustrante en toda su amplitud para -insisto- los pocos profesionales supervivientes en el sector. Por decir algo positivo, no podemos decir que nadie perdió ilusión por dedicarse a la música pese a lo precario del sector.
Finalmente, no vamos a terminar esta columna sin recordar la realidad más evidente, sin hablar de la supervivencia de Dorian, Love of Lesbian, Miss Caffeina, Lori Meyers, Joe Crepúsculo, El Último Vecino, La La Love You y su single doble platino, etcétera; sin mencionar que Vetusta Morla acaban de actuar para 35.000 personas en el Wanda Metropolitano de Madrid. Aunque no pudimos cubrir este concierto porque estábamos a la vez cubriendo Paraíso Festival, Mallorca Live y todavía no tenemos el don de la ubicuidad aunque haya quien nos lo pida, somos conscientes de hasta qué punto forma parte de la historia del pop en España una actuación de estas dimensiones al margen de cualquier festival. Vetusta Morla, que en festivales suelen hacer popurrís con los mejores estribillos de los grupos españoles que actúan en el mismo evento, como apoyo de la escena, son la puerta para que el día de mañana veamos en dicho escenario a quien menos esperamos. Esto que veis aquí abajo son Vetusta Morla, no Red Hot Chili Peppers.