Rufus T. Firefly: «Hay carteles que parecen hechos a propósito para que no haya mujeres»

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Rufus T. Firefly: «Hay carteles que parecen hechos a propósito para que no haya mujeres»

Rufus T. Firefly, el grupo madrileño liderado por Victor Cabezuelo y Julia Martín-Maestro, llega a su sexto álbum convertido en un absoluto grupo de culto que ha influido a bandas actuales como Alcalá Norte, que les han reivindicado en redes. ‘Todas las cosas buenas’ puede ser el mejor disco de Rufus T. Firefly. Como mínimo, condensa todas sus virtudes en un único álbum de estudio, depurando sus influencias psicodélicas, soul y electrónicas en algunas de las mejores canciones de su carrera.

JENESAISPOP habla con Cabezuelo sobre ‘Todas las cosas buenas’ y sobre su curiosa presentación en conciertos «con auriculares», pero el músico se explaya sobre todo hablando de esas cosas de la industria musical que no le parecen tan buenas. En ‘Trueno azul’ declara «Lo hice todo por el indie, y el indie no hizo nada por mí». Y, ojo: el disco incluye un tema llamado ‘Premios de la Música Independiente’.

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¿Cómo ha sido gestionar una gira con auriculares? Entiendo que estáis dando importancia a la ingeniería del disco, a la parte técnica.
La idea era intentar unir la producción del disco con la verdad del directo. En este tipo de conciertos, escuchas la música con cascos y, a la vez, ves al músico que toca ese arreglo que estás escuchando. Era un sueño que siempre habíamos tenido pero, a nivel de logística, no sabíamos muy bien cómo llevarlo a cabo. Después de investigar mucho encontramos una empresa llamada Silentsystem, que organizan escuchas silenciosas, como fiestas de tecno con cascos. Es una cosa un poco Black Mirror. En principio la idea me parecía un poco chunga y no sabía si iba a funcionar. Hemos intentado que los espacios fueran libres. En los conciertos que hemos hecho, la gente escuchaba la música tirada en el césped o se iba al baño.

Es llevar una experiencia íntima a un contexto público.
Las escuchas han sido muy íntimas. La gente entraba mucho dentro de sí misma. Estaba en su movida, mirando al suelo emocionada… Cada persona se lo tomaba a su manera. En conciertos normales me ha pasado de irme a otro lado mentalmente, y el concierto con auriculares ha sido llevar esa experiencia al extremo.

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Quizá la idea funcione mejor en unos contextos que en otros. Cuando vas a un concierto de ambient y la gente habla, no se escucha nada…
La idea de los cascos no funciona para todo, pero, para lo que funciona, funciona muy bien. En un concierto de Carolina Durante sería un desastre total, pero para un concierto más ambiental o de escuchar detalles, como el nuestro, tiene más sentido. No creo que una cosa sustituya a la otra, a mí me mola porque es un camino nuevo, te permite romper el espacio y tocar en sitios inesperados, como un jardín de cactus de Lanzarote. Te sientes incómodo, no sabes dónde mirar, pero tiene algo emocionante y nuevo, como cuando descubres la música de nuevo. Se abre a muchas posibilidades, de repente puedes hacer una gira de bosques, por ejemplo. Sales del circuito de siempre.

¿Piensas en el futuro de la música?
La inteligencia artificial ahora es un poco cutre, pero dentro de poco será capaz de hacer canciones que molen.

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¿Elvis Presley puede ser número 1 otra vez con una canción original?
No lo veo tanto con un artista muerto, sino con una persona nueva que haga una canción escribiendo unas cuantas órdenes en un teclado o describiendo la canción que quiere escuchar. Pero hay una cosa que no puede hacer la inteligencia artificial, que es lo que conlleva el proceso de creación a nivel personal. Y que la inteligencia artificial no puede tocar por ti: la guitarra tienes que aprenderla a tocar tú con tus manos. El camino va a llevar hacia lo artesanal. Tocar instrumentos quedará como una cosa romántica. Siempre pasa lo mismo con las tecnologías nuevas, que parece que auguran el fin del mundo, pero veremos qué pasa. A mí me preocupan más algunos fantasmas del pasado que vuelven, como el fascismo.

El disco me suena a toda vuestra discografía en uno.
La broma que teníamos con nuestro productor (Manuel Cabezalí) es que esta era un disco de grandes éxitos de Rufus con canciones nuevas. Hemos juntado todo lo que sabemos hacer pero usando ideas nuevas. Es una mirada hacia atrás pero con todo lo aprendido. Hay canciones que tocan el rock psicodélico de ‘Magnolia‘, otras que van a la cosa oscura de ‘Nueve’, otras que se van al groove de ‘El largo mañana‘, pero todas están tocadas tal y como lo sentimos ahora.

¿Es vuestro disco más virtuoso? Me parece que sonáis mejor que nunca.
No creo que seamos súper virtuosos pero, dentro de nuestra discografía, es el disco tocado y cantado con más seguridad. Por primera vez, escucho que canto muy seguro de sí mismo. Creo que con este disco he encontrado mi sitio.

¿Cuál ha sido la canción mejor recibida por el público en la gira con auriculares?
‘Canta por mí’, una versión de El último de la fila, que está incluida en la edición física, pero no en streaming, ha molado mucho al público. ‘El principio de todo’ y ‘Todas las cosas buenas’ están gustando mucho en directo también.

¿Cuál es tu canción favorita del disco y por qué?
‘Lumbre’ es una de mis favoritas, me encanta tocarla, es muy difícil, y la letra expresa perfectamente lo que queríamos decir en el disco. Y tiene elementos de Sufjan Stevens, parte más rockeras, un momento electrónico… resume muy bien todo.

¿’Todas las cosas buenas’ es el reverso optimista de ‘El largo mañana’?
No es tanto una respuesta al disco anterior sino al contexto actual. ‘El largo mañana’ supuso una etapa muy bonita, pero sentimos que nos habíamos desviado de lo que éramos. Nos parece un disco muy guay, pero en los directos parecíamos una banda de soul. Es lo que nos propusimos, pero nos dimos cuenta de que Rufus tiene otra esencia y no queríamos perder eso. ‘Todas las cosas buenas’ nos lo tomamos de manera diferente, ha sido una especie de supervivencia personal. Para mí llegó un momento en que estaba muy deprimido viendo el panorama actual, toda la violencia, el extremismo… yo me hundía, empezaba a pensar que no había esperanza ni futuro, cosas como no tener casa… No sabía qué hacer con mi vida. Me di cuenta de que hacer un disco me ayudaba a enterrar esa negatividad, porque componer me daba ilusión. Y esa ilusión -como grabar un piano, pensar una melodía- hacía que mi vida fuera mejor, porque ya no estaba tan amargado, llegaba a casa más feliz, la convivencia con mi pareja era mejor, cuando iba a ver a mis padres estaba más contento. Y, si estaba contento, eso se contagiaba a las personas de mi alrededor. Es un ciclo…

Últimamente se ha sucedido una tragedia después de otra, pero hay gente que no se entera de todas las noticias, la gente sigue con su vida y naturalmente no presta atención a todo lo que ocurre. La adicción a las redes sociales provoca un seguimiento constante e inmediato de las noticias. Y no es sano. No es sano enterarse de una tragedia día sí, día también.
Por supuesto no hablo de vivir aislado de la realidad, la realidad hay que entenderla y afrontarla. Pero hay que coger fuerzas de las cosas buenas de la vida para poder contraatacar y seguir adelante. Este es el sentido del disco. Y era lo que quería transmitir en las letras. Algunas tienen un contexto triste, como la de ‘Premios de la Música Independiente’, que dice «toda la gente que quiero está perdiendo la cabeza». Pero todas las letras giran hacia la esperanza. Creo que, aunque cueste encontrar una ilusión en la vida, vale la pena buscarla.

«Si, con 20 años, una multi me hubiera propuesto pagarme los siguientes cuatro discos, habría dejado de ser indie de golpe»

El disco tiene varias frases lapidarias. En ‘La plaza‘ cantas «todos tenemos un alma que vender, pero sé que ella no lo hará».
En esta canción hablo de una persona muy querida que lo ha pasado mal en su vida porque es muy íntegra. Es una persona que, por mal que le vaya y por malas decisiones que tome, nunca venderá su alma. Es algo que admiro de esa persona.

En ‘Trueno azul’ sueltas una buena: «Hice todo por el indie, y el indie no hizo nada por mí». ¿A qué te refieres?
Yo veía algo muy romántico en el hecho de hacer música independiente. Me parecía bonito que, si había una industria que no te quería abrir las puertas, pudieras desarrollar una carrera al margen de eso. Para mí, el indie surgió así. Pero el indie ya no se sabe ni lo que es, ha cambiado demasiado y ya es un concepto abstracto que no significa nada. Perdí esa versión romántica del indie. Al final da igual cómo hagas música, da igual la gestión, lo importante es que haya artistas que digan la verdad. Yo soy independiente porque no tengo otro remedio, nadie me ha ofrecido un contrato millonario por mis discos. Si con 20 años me hubieran propuesto pagarme los siguientes cuatro discos, habría dejado de ser indie de golpe. Lo importantes es seguir haciendo música en la que crees. Si te ayuda alguien, aprovecha. Y si no, no te frustres y sigue caminando.

Al final, el mercado se come esa visión romántica.
En 2017, Rufus tuvimos un auge con ‘Magnolia’, en aquellos años había mucho hype por la banda, estábamos siendo los Alcalá Norte de 2017. Veníamos de la nada absoluta y de repente todos los festivales nos invitaban a sus conciertos y todo el mundo quería venir a vernos. Entonces, aceptamos todo, aunque un festival nos pagara 800 euros o tuviéramos que ir de Galicia a Cádiz. Todo era un regalo. Pero, cuando pasó el tiempo, nos dimos cuenta de que habíamos hecho favores a muchos festivales. Por ejemplo, hemos tocado en Mad Cool por 1.000 euros, en una carpa de 6.000 personas, mientras tocaban Queens of the Stone Age a la vez. Fuimos un reclamo y nos pagaron lo que facturan en 5 minutos de barra. Y no hemos vuelto a tener noticias de Mad Cool. No hemos vuelto a tocar en el festival. Esto no es contra el Mad Cool, es un ejemplo de algo que nos ha pasado en muchos festivales. Un día eres increíble y el otro te dejan de llamar. Y ahí no hay romanticismo posible, hay mercancía. Todo este resume la frase «Hice todo por el indie, y el indie no hizo nada por mí».

«Ahora mismo hay carteles que parecen hechos a propósito para que no haya mujeres. Tienes que esforzarte mucho para que en tu cartel no aparezca ni una sola mujer»

Vega dice que ella no toca en ningún festival donde no le paguen el caché que exige. ¿Falta un poco esa cosa de creérselo uno mismo?
Nosotros, como Vega, no vamos a un festival que no nos pagué nuestro caché. Hacemos una excepción con festivales pequeños que programen con mucho amor. Pero no con festivales grandes subvencionados con dinero público y patrocinados por grandes marcas. A ellos les da igual, si no va un grupo, va otro. El problema es que, en la música, estamos todos desesperados y nos agarramos a un clavo ardiendo. Y ese es el problema: yo echo de menos en la música en general que nos apoyemos más los unos a los otros. Siempre hacemos la guerra por nuestra cuenta. Sentimos que todo lo que tenemos es porque lo hemos peleado, porque nos lo hemos ganado, y nunca se no ocurre pensar que quizá estamos donde estamos porque otros palmaron antes. Eso es muy egocéntrico y hace que no nos unamos unos con otros. A mí me encantaría que, si un festival va a pagar 300 euros a un grupo sin darle de alta en la seguridad social, el resto de grupos confirmados nos plantemos y decidamos no tocar. Me da igual que me guste tu música o no, yo quiero que trabajes en condiciones dignas.

¿Cómo poner de acuerdo a tantas personas? ¿No es más fácil que el propio festival como entidad os asegure de que emite facturas?
Nadie quiere abrir ese melón. Si te encaras con promotores o festivales, los festivales pueden decidir llevar a otro artista. Y hay miles de grupos encantados de tocar. Yo he dicho cosas de forma sutil o medio de broma en Twitter, y me he cerrado puertas. A mí y a toda la banda y al equipo. No se admite la mínima crítica. Los promotores pueden llamar a los artistas que quieran, por supuesto, no están obligados a nada, pero ahora mismo tienen tanto poder que no aceptan críticas. Y a los artistas se nos olvida que ese poder se lo hemos otorgado nosotros mismos. Tenemos que reaccionar y exigir unas garantías laborales mínimas. Entiendo que no todos vamos a cobrar lo mismo, pero al menos debería haber un mínimo de garantías para poder volar, un mínimo de paridad en los carteles. Porque ahora mismo hay carteles que parecen hechos a propósito para que no haya mujeres. Tienes que esforzarte mucho para que en tu cartel no aparezca ni una sola mujer.

«No me gusta que se use el término «Premios de la Música Independiente» para premiar a los artistas independientes más grandes»

Alcalá Norte os han reivindicado. En ‘Premios de la Música Independiente’ cantas «toda la gente que quiero está perdiendo la carrera». ¿Sientes una falta de apoyo de artistas e instituciones? ¿Es una crítica a las galas de premios?
Yo me he sentido muy querido por mis compañeros. Y, aunque les parezca una mierda lo que hacemos, me parecería bien, forma parte del juego. Tampoco he sentido nunca que merezcamos más de lo que tenemos. Pero los premios me dan pereza porque parece que se premia el éxito, y eso es redundante porque el éxito ya es un premio. Tampoco me gusta que se use el término «Premios de la Música Independiente» para premiar a los artistas independientes más grandes. Por supuesto, me parece guay que se hagan, pero Rufus nunca va a estar ahí nominado, no queremos entrar en el juego de pedir votos, que solo sirve para dar promoción a los premios y no a las propias bandas, y que juega con la ilusión de muchas bandas a las que nunca van a dar premios. Pasa lo mismo en el cine, hace poco me dio rabia ver a Almodóvar recogiendo el premio a Mejor guion en los Goya. ¿En serio? Yo amo a Almodóvar, pero ya sabemos que es muy bueno. A las puertas de ganar se quedaron cuatro guiones que seguro que eran mejores. Es más importante la ceremonia que el premio.

Algunas canciones como ‘El principio de todo’ o ‘Lumbre’ mutan bastante, ¿habéis salido de vuestra zona de confort trabajando diferentes estructuras?
Nunca hemos tenido zona de confort, siempre nos hemos sentido perdidos, nos hemos acostumbrado a naufragar en la música, a ir de un sitio a otro. En todos nuestros discos hay momentos así, por ejemplo, ‘Druyan & Sagan’, que empieza de una manera y acaba de otra. Siempre nos ha gustado romper las canciones, que no sigan normas y que se partan de repente, como ocurre en ‘Lumbre’.

¿Qué significa la referencia a Magritte de ‘Ceci n’est pas un pipe’?
Julia es una gran amante del arte y siempre lo tiene muy presente. En la canción, habla de un momento oscuro de su vida. Significa, como el cuadro de Magritte, que las cosas no son lo que parecen.

Gira Rufus T. Firefly 2025

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