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Lana Del Rey, entre el botellón y el ‘Claro de luna’

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lana del reyLana Del Rey ha estrenado el videoclip de su nuevo single, ‘Freak’, incluido en ‘Honeymoon‘. El vídeo está protagonizado por Lana y Father John Misty (atención a su cara de intensidad a partir del minuto 1.17), que interpreta a una especie de macho alfa seducido por Lana y su grupo de amigas etéreas. Estas, por su parte, hacen botellón en el bosque. El vídeo, que dura 10 minutos, concluye con imágenes subacuáticas de las bailarinas de Lana flotando al son del ‘Claro de luna’ de Claude Debussy. Todo muy post-moderno.

Buscando el mejor disco de David Bowie

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Hoy hace un mes que murió David Bowie dejando una discografía vibrante, que ha cautivado a varias generaciones y conquistará también seguramente a las venideras. Sin duda alguna son sus prolíficos años 70 los que más unanimidad y entusiasmo han despertado entre crítica y público. No en vano, a su muerte, han sido canciones como ‘Heroes’ y discos como ‘Hunky Dory’ los que han vuelto a las listas de éxitos. Pero todas sus etapas -incluso las más duras- tienen alguien que las reivindique como vemos en este especial en el que la redacción ha calificado su obra en busca del mejor disco de David Bowie. No hay grandes sorpresas en el ránking, aunque lo interesante ha sido el camino.

16º ‘David Bowie’ (1967)

davidbowieSi «Ziggy Stardust» es el mejor disco de David Bowie para la redacción, puede entenderse el sendero hacia esa obra maestra como gradual y paulatino, con los dos primeros álbumes prácticamente empatados en nota (este tiene tres centésimas más, pero la mitad de votos, muestra del desinterés que siempre ha generado) y los siguientes resultando cada vez algo mejores que el inmediatamente anterior.

El debut del artista, homónimo, no ha despertado grandes pasiones nunca, ni se considera una de sus obras capitales (igual le pesa la maldición de haber salido el mismo día que ‘Sgt Pepper’s’ de los Beatles), pero Sebas E. Alonso lo defiende. «Probablemente esté demasiado marcado por sus influencias o por esa búsqueda de sí mismo en la que había deambulado por la escena mod, el musical, etcétera, pero suena como todo un precedente de lo que han sido después The Divine Comedy o Adam Green. Bowie lo grabó con 19 años, y su voz ya suena firme y segura. Se abre con una canción sobre ese tío Arthur que aún lee cómics, mostrando un gran sentido del humor y un retrato de la época de los que tanto gustarían tres décadas después en la era brit-pop a Blur. Hay vals muy monos (‘Little Bombardier’) y canciones chulas al margen de los singles ‘Rubber Band’ y ‘Love You Till Tuesday’, como ‘When I Live My Dream’. Lástima que sobren tres o cuatro canciones. Si no, sería uno de mis discos favoritos del artista. En todo caso, una joya perdida».

17º ‘David Bowie’ aka ‘Space Oddity’ (1969)

spaceoddity2El segundo disco, también homónimo, de Bowie y por tanto conocido como ‘Space Oddity’, ya muestra a un artista que nos resulta más familiar, aunque sólo sea por la fuerza del que podemos considerar su tema titular. Pero el disco aparece algo mal considerado en nuestra tabla. Marcos Domínguez lo considera aún «irrelevante» en algunas de sus pistas y cree que el artista «está formando su personalidad musical».

Jaime Cristóbal sí le da casi un 8: «No llega al carácter excelso de sus obras cumbre, pero es un enorme disco, con ‘Space Oddity’ y canciones que aunque acusan todavía sus influencias ya presentan casi todos los elementos que harán a Bowie lo que va a ser: esa voz mitad Syd Barrett mitad Anthony Newley, letras ficcionadas, progresiones de acordes no tan obvias, a veces algo jazzy, pero que simultáneamente tienen mucho gancho melódico… Es el disco psycho-folkie de Bowie, pero bajo la superficie hay mucho más. Y el cierre con ‘Memory Of A Free Festival’ es magnífico». Sebas E. Alonso señala que el disco es un poco menos coherente que el anterior aunque destaca canciones como «‘Cygnet Committee’ tan pegadiza en su crescendo, la mona ‘Janine’, la dylaniana ‘God Knows I’m Good’ o ‘Wild Eyed Boy from Freecloud’, con una orquestación ya con Tony Visconti implicado de las que no se incrustan en los discos de cualquier chiquillo».

13º ‘The Man Who Sold the World’ (1970)

themanEl disco por el que sin duda deberían empezar los más rockeros es ‘The Man Who Sold the World’, que incluye el hit titular. Así lo describe Marcos Domínguez: «Se nota que es un disco de transición entre ‘Space Oddity’ y ‘Hunky Dory’, con tendencias hacia lo progresivo (‘The Width of the Circle’, ‘Saviour Machine’) que no desencajan con los temas más puramente Bowie (‘All the Madmen’, ‘Running Gun Blues’, ‘The Man Who Sold the World’). Pero la máquina de fabricar clásicos todavía no le funciona a pleno rendimiento».

Más o menos comparte su opinión Jaime Cristóbal: «Con la llegada de Mick Ronson el puzzle se completa, y los elementos del sonido Bowie que aparecían en ‘David Bowie’ colisionan con una feliz explosión de guitarras distorsionadas. A nivel compositivo, sin embargo, las canciones se alejan del melodismo del disco anterior, haciendo que su escucha sea menos seductora, salvo en piezas contadas como la que da título al disco y algunas de las más folkies. Bowie temió hasta su siguiente álbum haberse quedado encasillado en «one hit wonder», y lo que es peor, de un tema novelty (‘Space Oddity’), pero se entiende por qué ‘The Man Who Sold The World’ no acabó de convencer».

2º ‘Hunky Dory’ (1971)

hunky-doryPara algunos su gran obra maestra, ‘Hunky Dory’ es la primera entrega de Bowie que hace a la redacción levantarse de la silla. María Clara Montoya lo define como «el álbum que todo hijo único hubiéramos querido que nos regalara un hermano mayor. Es como viajar a un lugar nuevo pero tan cálido que te hace sentir como si llevaras ahí mucho tiempo. Es el disco perfecto para acercarse a Bowie y no querer dejar de escucharlo nunca». Angèle lo puntúa con un 10: «Este álbum no es sino una sucesión de grandes melodías e increíbles arreglos que, junto a una interpretación vocal de excepción, conforman una de las piezas más interesantes de la carrera de Bowie. Sus temas se siguen consolidando con el paso del tiempo, no pierden frescura ni vigencia. No me imagino la vida sin ‘Changes’, ‘Oh! You Pretty Things’ o ‘Life on Mars'».

Jaime Cristóbal lo considera la «primera gran obra maestra de su discografía»: «El estribillo de ‘Changes’ sigue sonando extrañamente moderno para ser una balada de piano muy al estilo de la época. Es el instrumento conductor de casi todo el disco, la base de las otras dos joyas instantáneas de ‘Hunky Dory’: ‘Oh! You Pretty Things’ y ‘Life On Mars’. Sólo esas tres canciones ya merecen el 9, pero es que los album tracks, de ‘Kooks’ a ‘Queen Bitch’, son extraordinarios también. Como antesala del «Ziggy», este disco resulta una deliciosa obra de pop al piano que sigue refulgiendo como pocas en su discografía».

1º The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars (1972)

ziggystardustEl álbum conceptual sobre una estrella de rock ficticia, deliberadamente ambigua, que ejerce de mensajero de los alienígenas es el elegido mejor disco de David Bowie. Incluyendo joyas como ‘Starman’, ‘Five Years’ o ‘Soul Love’, ya fue elegido como mejor disco de la historia por nuestros lectores en 2013. Jaime Cristóbal alaba no sólo la obra sino el período creativo del artista: «Quizá la obra cumbre de Bowie, desde luego la más icónica, y la que sedujo definitivamente al público británico y le convirtió en una estrella. Detrás de la vistosa parafernalia conceptual y novedosamente sexual, los astros se alinean para dar como resultado su primer disco realmente glam rock, con canciones quizá no mejores que en ‘Hunky Dory’, pero mucho más coherentes entre sí, en el primer disco en el que Bowie realmente sabía al 100% qué quería hacer. Si tenemos en cuenta además que en la época de «Ziggy» Bowie compuso ‘Rebel Rebel’, ‘The Jean Genie’, ‘All The Young Dudes’ y ‘John I’m Only Dancing’ pero que las acabó dejando fuera, estamos sin duda ante su momento artístico cumbre».

Mireia Pería elogia sus arreglos: «Hay canciones que valen por carreras. Más aún: hay segundos de canciones que valen más que las carreras de millones de grupos o cantantes. En ‘Rock ‘N’ Roll Suicide’, ese momento en que David se para justo después del primer «ohh-how how how» y después ataca con: «You’re a rock ‘n’roll suicide» y sus cuatro golpes de batería… Oh, ese instante vale por miles, millones, infinitas canciones, álbumes, trayectorias. Y es solo el colofón del disco. Porque con ‘The Rise and the Fall…’ me sucede una cosa que creo que no me pasa con más discos: que me da la sensación de ser una obra sobrehumana. Porque me parece imposible que una persona sola sea capaz de imaginar esas canciones, de componerlas, de pensar cómo tocarlas, cómo cantarlas. Y qué canciones, qué melodías, y con qué gracia, con qué supremo glamour y puterío las canta David. Y qué perfectamente está todo presentado. Es un milagro. Un milagro al alcance de todos, añado. Porque es tan difícil de abarcar el genio que iluminó a Bowie cuando se inventó a Ziggy como fácil es para nosotros gozar unas canciones que son la culminación del pop».

No obstante, no es un 10 para toda la redacción. Sebas E. Alonso lo cuestiona como su mejor álbum: «Hay un momento hacia la mitad (en torno a ‘Hang on to Yourself’), en el que no es que el disco flojee… pero digamos que hay material lo suficientemente cuestionable como para afirmar que el disco vuelve a pegar un subidón en calidad en ‘Ziggy Stardust’ (la canción) para un final de tracklist de órdago; y por tanto para afirmar que no necesariamente este tiene que salir siempre como el mejor y más completo álbum de Bowie. Se puede debatir. No estoy cuestionando el álbum, ni mucho menos, pero sí que el debate sobre cuál es el mejor disco de David Bowie suela ser tan cerrado. Yo veo el debate muy abierto».

10º ‘Aladdin Sane’ (1973)

aladdin-sane‘Aladdin Sane’ es el primer disco de estudio tras «Ziggy Stardust» para bien o para mal, incluyendo en su segunda mitad, hacia el final, dos de sus principales singles, ‘Let’s Spend the Night Together’ y ‘The Jean Genie’. Mireia le da un 9,5 y Sergio del Amo cree que también resiste el desafío: «Más allá de su portada (probablemente, la imagen más icónica que ilustró su discografía), ‘Aladdin Sane’ pasa algo desapercibido al haberse editado después de una de sus obras magnas, ‘The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars’. Pero aun con esas, este disco sigue siendo uno de los mejores de su carrera al incluir un tema capital como ‘The Jean Genie’ (en el que la guitarra de Mick Ronson se endureció como nunca), dejando la puerta abierta a otros géneros como el jazz (en el tema titular) o el doo woop (‘The Prettiest Star’). Siendo un amante de los riesgos, estaba claro que no iba a limitarse a firmar una segunda parte de «Ziggy Stardust»».

Pero hay diversidad de opiniones. Marcos Domínguez lo considera «algo irregular, con canciones eternas (‘Aladdin Sane’, ‘The Prettiest Star’, ‘Drive-in Saturday’) pero también otras menos inspiradas (‘Cracked Actor’, ‘Time’). Da la impresión de que sigue el rebufo de ‘Hunky Dory’ y «Ziggy Stardust» pero pierde algo de gas el concepto». Jaime está de acuerdo, pero con matices en cuanto a las canciones y en cuanto a su calidad: «Inevitable que sufra un poco en comparación con su fulgurante predecesor… y sin embargo es uno de sus discos más interesantes y menos recordados (a excepción de su icónica portada, claro)… temas como ‘Drive-In Saturday’ o ‘Cracked Actor’ están a la altura de muchos de sus clásicos «oficiales». La química Bowie & Ronson permanece totalmente en forma durante todo el disco».

15º ‘Pin Ups’ (1973)

pin-upsBowie vive un buen momento de popularidad en 1973, con «Ziggy Stardust» y ‘Hunky Dory’ penetrando en listas internacionales como la española, y se aprovecha para lanzar un disco con versiones antes de Navidad. Sebas E. Alonso lo encuentra simpático: «Fue número 1 en las islas y además de como la típica jugada oportunista quizá hay que interpretarlo también como un ejemplo de humildad. Aunque todos los artistas versionados Bowie los asocia a lo vivido en Londres entre 1964 y 1967, algunos proceden de otros sitios y parece simplemente un entretenimiento para las fiestas pertinentes con canciones tan destacadas como ‘See Emily Play’, ‘Everything’s Alright’, ‘Sorrow’ y sobre todo ‘Where Have All the Good Times Gone'». Jaime Cristóbal es mucho más vehemente: «Vale, es un disco de versiones, pero es tan bueno que merece un 9. El tributo particular de Bowie al pop y rock inglés de 1964-67 es una reivindicación eufórica, último capítulo de su brillante asociación con Mick Ronson. En el disco se «bowie-iza» la gran ‘See Emily Play’ de Pink Floyd, se ralentiza a ritmo de glam-rock el ‘I Can’t Explain’ de los Who o se reconstruye una versión de ‘Friday On My Mind’ de los Easybeats que casi mejora la original».

12º ‘Diamond Dogs’ (1974)

Diamond_dogsAdemás de ‘Rebel Rebel’, ‘Diamond Dogs’ contiene un trío de canciones pensadas para un musical que Bowie quería hacer. Como no le dejaron adaptar ‘1984’ de George Orwell, metió en este disco algunas de sus ideas, como la propia ‘1984’ y la experimental ‘Big Brother’. Sebas E. Alonso destaca: «se dice que buscaba un efecto Barry White, pero lo cierto es que hay un par de detalles a lo «catástrofe en el futuro distópico» que lo hacen sonar muy siglo XXI («Someone to claim us, someone to follow / Someone to shame us, some brave Apollo / Someone to fool us, someone like you»)».

La tercera parte no oficial de la trilogía «Stardust» es el último disco glam de Bowie para Jaime Cristóbal: «Ronson ya no está, pero sus arreglos perviven. Como ‘Aladdin Sane’, no llega a las cumbres de «Ziggy», pero está lleno de momentos brutalmente brillantes: ‘Sweet Thing’ parece engarzar el glam saliente con su siempre admirado Jacques Brel y una pizca del soul… que está a la vuelta de la esquina en su siguiente transformación. ‘Rebel Rebel’ es por derecho uno de los ultraclásicos de su discografía y ‘1984’ es totalmente sonido Philadelphia, pero también una excelente pieza».

6º ‘Young Americans’ (1975)

david-bowie-young-americansEl disco más soul de David Bowie puede que no sea recordado por su originalidad ni su contribución a la historia de la música pero sí por la fuerza de canciones como la titular o ‘Fame’ y por lo bien que le sienta su giro estilístico. Obviamente es uno de los predilectos de la redacción. Además de una versión de los Beatles, ‘Young Americans’ incluye la coautoría de John Lennon en la propia ‘Fame’, que sería uno de sus improbables tops 1 en el Billboard Hot 100.

Jaime Cristóbal elogia la solidez del álbum: «A nivel de calidad lo veo prácticamente a la altura de «Ziggy»: un concepto de álbum súper definido, canciones increíbles. Y la transformación más radical de su carrera, visual y musicalmente. Aparecen (o reaparecen, como Visconti) varios elementos que definirán sus futuro: Carlos Alomar, el trasfondo soul de muchas de sus canciones de los 80…» Mireia Pería se extraña de que no esté mejor considerado: «Por ahí he leído que, antaño, se consideraba un disco menor. Me cuesta mucho entenderlo, porque esta apropiación del sonido Philadelphia y del soul más rutilante supone uno de mis discos favoritos de Bowie. ‘Young Americans’, la canción, por mí podría durar veinte minutos, soy incapaz de cansarme de esos coros. Pero es que además me fascinan ‘Win’ o ‘Can You Hear Me’ o la versión de ‘Across the Universe’… Oh, es todo tan premeditadamente desatado y con ese punto hortera que me chifla absolutamente».

5º ‘Station to Station’ (1976)

stationtostationCon ecos de su disco de soul y otros que anticipan la trilogía berlinesa, a la que no pertenece, ‘Station to Station’, que incluye ‘Golden Years’ y una solemne versión de la inolvidable canción nominada al Oscar a finales de los 50 ‘Wild is the Wind’, entre otros experimentos, es entendido «como un disco de transición» por Marcos Domínguez.

Pero Miguel Sánchez lo defiende mucho más allá de eso y está entre los redactores que le dan el 10: «Es mucho más que un álbum de transición, es un trabajo singular, donde cada idea es un acierto. Fue con el que muchos nos metimos de lleno en el universo Bowie, probablemente zapeando al toparnos en La 2 con la versión del 81 de ‘Christiane F. – Wir Kinder Vom Bahnhof Zoo‘, protagonizada por una adolescente enganchada a la heroína y fan de David Bowie. Una de las escenas que recuerdo es cuando Christiane va a un concierto de, por supuesto, Bowie, y el susodicho concierto comienza con el tema titular de ‘Station To Station’, con un sonido frío y complejo que ejercía de enlace del plastic soul de ‘Young Americans’ al art rock de ‘Low’. Quedé prendado de esa escena y de esa banda sonora, en la que se recorren los tres álbumes de la etapa berlinesa de Bowie (mi favorita), junto con otros temas de ‘Station to Station’ como ‘Stay’ y ‘TVC 15’. Aunque técnicamente «Station» no forma parte de esa trilogía, dice mucho que se salga del puro ejercicio soul de ‘Young Americans’ y mute en una especie de proto post-punk con aires soul que hace impensable la existencia de bandas como A Certain Ratio sin temas como esa genialidad que es ‘Stay'».

3º ‘Low’ (1977)

david-bowie-lowLa trilogía berlinesa se abre con el tercer mejor disco de Bowie para nuestra redacción. Es el disco favorito del artista de Sebas E. Alonso: «Puede que haya algún mínimo altibajo compositivo, pero el valor del disco es incalculable. ‘What in the World’ suena a Nintendo años antes de que existiera Nintendo, ‘Sound and Vision’ anticipa y define la era MTV también un lustro antes de tiempo, ‘A New Career in a New Town’ pone ahora los pelos de punta por su sample en la canción final de ‘Blackstar’ y nos da mucho que pensar sobre su título, y los sonidos de la cara B del álbum (‘Warszawa’, ‘Art Decade’…) son completamente alucinantes. No soy mucho de discos experimentales, y menos relacionados con Berlín, donde la palabra «experimental» ha terminado provocando récords de «eye-rolling» por metro cuadrado, pero de este sí. Este disco tiene alma. Este se las apaña para sonar mágico, para atraparte y dejarte absorto por completo, al tiempo que no deja de lado algún guiño personal: se supone ‘Be My Wife’ uno de los últimos intentos de salvar su matrimonio con Angela Bowie».

Jaime Cristóbal sigue una línea similar: «El mejor disco de la trilogía berlinesa. El equilibrio entre instrumentales y canciones de pop es extraño y maravilloso. En canciones como ‘Speed of Life’ se ve la antesala de gran parte del synth pop y nuevorromanticismo que dominaría los 80 británicos después». Marcos Domínguez elogia la labor del productor: «La sombra de Brian Eno en este disco es larga, muy larga. Sin embargo, encaja a la perfección con el cambio de dirección que busca Bowie. Completamente alejado de Ziggy Stardust, impulsa como nadie de la época la mezcla entre pop y experimentación sonora».

4º ‘Heroes’ (1977)

david_bowie_heroes‘Heroes’, con sus referencias a la Guerra Fría, al Muro y a las armas que lo rodeaban, a la vanguardia de Berlín del siglo XX, a Neu! (‘Hero’) y a un ex miembro de Kraftwerk (‘Schneider’), es otro de sus discos más completos. Sebas E. Alonso: «Es uno de esos discos que has imaginado tantas veces grabándose que casi es como si hubieras estado en el estudio. El single ‘Heroes’ menciona al Berlín dividido, y contiene una frase inspirada en un beso de Tony Visconti con la corista Antonia Maass cerca del Muro -donde se realizó todo el disco-. Hay un tema sobre el propio «blackout» de Bowie y posiblemente una referencia a la visita en Berlín de la que por entonces era su esposa, Angie Bowie. El disco tiene un componente político, pero también personal, haciendo que sea totalmente empático, lo cual es bastante extraño si atendemos a su cara B. Pero es que misteriosamente mola más la cara B que la cara A, singles aparte, y seguro que esta impagable actuación en la tele italiana, puro giallo, tiene mucho que ver».

Marcos Domínguez lo compara con su predecesor: «Es el reverso de la moneda de ‘Low’. Donde el otro es oscuro, este se muestra lleno de energía. Los cuatro primeros temas son un subidón, e incluso «experimentales» como ‘V-2 Schneider’ son inusualmente potentes. La parte contemplativa/ambient, ‘Sense of Doubt’, ‘Moss Garden’…, guarda una gran belleza y recoge un sentido del misterio que se echa de menos en una buena parte del pop».

11º ‘Lodger’ (1979)

bowie-lodgerMaría Clara Montoya entiende ‘Lodger’ como «el cierre idóneo de la trilogía berlinesa»: «Aunque los Talking Heads encajan perfectamente en el reggae con tintes arabescos de ‘Yassassin’ o en la extrañamente atractiva ‘Repetition’ (que habla de un maltratador), sólo David Bowie habría sido capaz de alabar el hedonismo como lo hace en ‘Boys Keep Swinging».

Aun en la mitad alta de nuestra tabla resultante, el final de la trilogía berlinesa es el disco peor valorado de los tres por la redacción, paradójicamente, a pesar de ser el más accesible, como indica Mireia Pería: «Quizás es el más fácil de escuchar de la trilogía berlinesa, quizás gracias a que esté repleto de percusiones trotonas, de aires árabes y africanistas, de ecos a Talking Heads. Incluso destila cierta… ¿felicidad? Las canciones al menos suenan risueñas. En ‘Yassassin’ David canta: «tú quieres luchar, pero yo no quiero vivir», pero hasta entonando esa letra parece despojado de drama. Y en la pegadiza ‘DJ’, en sus sonoridades punk-funk… ¿no se ve a Franz Ferdinand? ¿No dan ganas de bailar la desatada ‘Look Back in Anger’, con ese bajo disco y las percusiones punks y tropicales? ¡Y esos coros! O la festiva ‘Boys Keep Swimming’. ‘Lodger’ no tiene temas de los considerados canónicos, pero puñetas… ¡lo mola todo!».

8º ‘Scary Monsters (And Super Creeps)’ (1980)

scarymonstersEl álbum que incluye ‘Ashes to Ashes’ y ‘Fashion’ supone un puente entre los 70 y los 80. Nadia Leal lo define como «el paso directo del art-rock de la trilogía de Berlín hacia la década de los años 80 y la New Wave. Este disco es relevante no sólo por la trascendencia de sus singles, sino también porque supuso su última colaboración con Tony Visconti hasta el 2002». Jaime Cristóbal sitúa el álbum como el fin de una era, tanto en cuanto a cantidad como en cuanto a calidad: «Bowie cristalizado un instante antes de que sus discípulos le adelantaran en la siguiente curva, en un disco que es como el molde para el disco moderno de pop para los 80, muy inspirado en composiciones y arreglos. Pero quizá el dato más relevante de este disco es el hecho de que es su última «entrega anual» desde ‘Space Oddity’ 11 años antes. ‘Let’s Dance’ tardaría 3 años en llegar. En ese sentido, es como el gran final de una de las grandes hazañas discográficas de la historia de la música pop, algo realmente único. A partir de aquí Bowie ya será otra cosa. Brillante en muchos momentos, pero más errático».

Sebas E. Alonso se muestra algo menos emocionado: «El disco me gusta y entiendo su labor de puente entre décadas, pero no le perdono a Bowie no tener un disco ochentero a la altura de sus mejores obras. Cualquiera que se sumerja en ‘Scary Monsters’ buscando 10 canciones tan fascinantes en sus sintetizadores como ‘Ashes to Ashes’, la canción más hipnótica de una carrera hipnótica, saldrá decepcionado. Para mí este disco sí se pierde en lo «arty»».

14º ‘Let’s Dance’ (1983)

David-bowie-lets-danceEl álbum más vendido de David Bowie, bajo los mandos de Nile Rodgers de Chic para disgusto de Tony Visconti, que se enfadó y no volvió hasta ‘Heathen’ 20 años después, ocupa justo la mitad de la tabla, defendido por una buena retahíla de hijos de los 80, como Angèle: «Serán los recuerdos de mi infancia (del tiempo que pasaba pegada a la TV viendo fascinada todos los programas musicales que la tele pública nos ofertaba en los primeros años 80) los responsables de que este álbum sea el que más sensaciones positivas me transmite de la discografía de Bowie. Ideal para viajes, para poner en las fiestas, limpiar la casa, hacer el payaso, cocinar… Siempre (¡siempre!) encaja».

Sebas E. Alonso lo recuerda bien, pero con dudas: «La producción de Nile Rodgers es buena, pero los singles ‘Let’s Dance’, ‘Modern Love’ y ‘China Girl’ -que son espectaculares y están muy bien hechos- están demasiado marcados o mal repartidos. Hay mucho filler. De manera más grave todavía, el éxito comercial del álbum le terminó costando caro a Bowie: los intentos de repetir estos 10 millones de copias le salieron por la culata una y otra vez».

27º ‘Tonight’ (1985)

bowie-tonightEl primer intento de repetir el éxito de ‘Let’s Dance’ llega tan sólo dos años después. Sebas E. Alonso: «Nunca había prestado demasiada atención a este disco de Bowie y la verdad es que ojalá nunca lo hubiera hecho. ‘Tonight’ está hecho muy evidentemente para aprovechar el tirón del anterior. Vendió bastante pero a la larga ni Bowie lo defendía, argumentando que la demo de ‘Loving the Alien’ era mejor. Sale Tina Turner, un par de canciones reggae, co-autorías viejunas de Iggy Pop, una canción de salsa, una versión de ‘God Only Knows’ completamente atroz… soy abogado de causas perdidas pero esto es demasiado. Él mismo los llamaba «Phil Collins years»». Marcos Domínguez no reconoce al artista: «no consigue transmitir su personalidad en unas canciones y unos arreglos que parecen del todo ajenos a él». Jaime Cristóbal, en cambio, cree que no es para tanto: «‘Blue Jean’ y ‘Loving the Alien’ me parecen mejores composiciones que ‘Let’s Dance’ o ‘China Girl’, así que sólo por eso ya le pongo la misma nota. El resto es irregular, pero con todo, un buen disco, creo que se ha demonizado demasiado».

24º ‘Never Let Me Down’ (1987)

Never-Let-Me-DownOtro de los discos mal considerados de Bowie se editaba inmediatamente después. Mireia Pería lo defiende un poquito: «Uno de sus denostados discos de los ochenta. Y en algunas cosas concuerdo: tiene esa producción tan excesiva propia de la época, es totalmente superficial pero… muy divertido. ‘Time Will Crawl’ es entretenida y pegadiza. Y ‘Never Let Me Down’ (la canción) me enternece, con ese falsete desafinado. El resto de temas no me emocionan tanto, pero entran muy bien. Lo dicho: intrascendente, poco pretencioso pero… extrañamente fresco.» Marcos Domínguez cree que «recupera un poco el sentido pop y la personalidad de Bowie, pero se le nota el paso del tiempo». Jaime en cambio lo reconoce abiertamente como «el punto más bajo de su carrera».

28º Tin Machine (1989)

Tin_Machine_Aunque para la redacción en conjunto el punto más bajo de su carrera (con alguna excepción como nuestro colaborador experto en rock Miguel Sánchez) es este intento de girar al rock con la banda Tin Machine, formada por Bowie junto a Reeves Gabrels, Tony Sales y Hunt Sales. Marcos Domínguez así lo entiende: «La transformación de Bowie en un ídolo del hard rock ochentero resulta difícil de digerir. Muchos sitúan a Tin Machine en sintonía con la eclosión grunge, pero es difícil encontrar algo de ese espíritu en unos solos de guitarra insufribles y el tono llenaestadios del disco. El single ‘Under the God’ parece una canción de cualquiera menos de Bowie, mejor nos quedamos con ‘Baby Can Dance’ y ‘Video Crimes’, además de la curiosa versión de ‘Working Class Hero'».

26º Tin Machine II (1991)

tinmachine-iiEl segundo disco de Tin Machine, que llegó a haberlo aunque no sea fácil de encontrar, mejora un poco según Marcos Domínguez: «Empieza bien (‘Baby Universal’) pero enseguida se enfanga en los mismos lodos que el primer disco. ‘You Belong in Rock n’roll’ tiene un rollo U2 época ‘Rattle and Hum’ que la hace no descartable. ‘You Can Talk’ es ejemplo del Bowie ochentero más característico, a pesar de estar ya en 1991. ‘Goodbye Mr. Ed’ tiene una forma de crecer similar a cientos de canciones noventeras (me recuerda a ‘Who’s Gonna Ride Your Wild Horses’ de U2 otra vez, editada muy poco después), pero no por ello deja de desmerecer una escucha. Como nota curiosa, el batería Hunt Sales canta en ‘Stateside’ y ‘Sorry’, y de no ser por unos coros jamás pensarías que está Bowie de por medio. En conjunto, más interesante que su predecesor».

21º Black Tie White Noise (1993)

Nile Rodgers vuelve a producir a David Bowie en este disco que deja sensaciones encontradas. Jaime está muy a favor: «Suena refrescante y en forma, después de la extraña aventura de Tin Machine. Ideas, sonido contemporáneo, canciones inspiradas otra vez… un gran disco de Bowie. ‘Jump They Say’ sigue siendo un clásico de los early-90s, comercial y arty a la vez. La versión de Scott Walker es brutal. Y un acierto retornar a Mick Ronson, a Nile Rodgers… ¡a tocar el saxo!». Pero Mireia muestra cierta división interna: «A pesar de que me gusta mucho el toque de soul elegante del tema homónimo, de que ‘Jump They Say’ es mi single preferido de Bowie de los noventa, o de que ‘Pallas Athena’ sea una curiosa y todavía adictiva muestra de electrónica de la época, ‘Black Tie White Noise’ sufre de una sonoridad que, a día de hoy, parece obsoleta. Aquí es muy patente que hemos pasado del Bowie que marca tendencias al que simplemente las sigue. La producción parece de baratillo y el disco se acaba tornando plomizo. Lo peor es que ves claras las intenciones de David en este disco… pero también notas que no logra conseguirlas».

20º ‘The Buddha of Suburbia’ (1993)

Bowie_buddha-of-suburbiaPerdido en su discografía e incluso por momentos fuera del mercado, ‘The Buddha of Suburbia’ fue confundido como banda sonora de una serie de la BBC aunque no lo era realmente, como se hartó de decir nuestro protagonista, recordando que sólo compartía una canción con la misma. Sebas E. Alonso no se muestra muy entusiasmado: «Recuerda bastante a Berlín en sus experimentos y tiene alguna cosa más pop. Cabe preguntarse si ‘Sex and the Church’ sería aún interesante en la época o incluso a día de hoy. Pero creo que no». Pero Jaime Cristóbal lo defiende como una joya perdida y es quien lo rescata de las últimas posiciones de la tabla: «Prueba de su “renacimiento”, y seguramente el disco más a descubrir de Bowie, con grandes piezas de pop contemporáneo pero también de seductor ambient».

23º ‘Outside’ (1995)

bowie-outsideEl último álbum que contó con la participación de Brian Eno, quien recientemente había hablado con Bowie sobre una reivindicación de este disco, no es muy bien recordado por Nadia Leal: «Aunque este disco es trascendente a nivel musical porque supuso una nueva colaboración con Brian Eno, entrando al estudio sin ninguna canción escrita, dejando todo a la improvisación, su trascendencia mediática y artística fue bastante escasa». Jaime Cristóbal de nuevo es quien habla a favor: «Gran álbum de solidísimos singles (‘The Hearts Filthy Lesson’, ‘Strangers When We Meet’, ‘Hallo Spaceboy’ después remezclada por Pet Shop Boys), y otro de los «retornos sensatos» de Bowie en los 90, en este caso a Brian Eno, reconexión iniciada en ‘The Buddha…'».

18º ‘Earthling’ (1997)

david-bowie-earthlingEl disco mejor considerado por la redacción de todos los años 90 y gran parte de los 80 y los 00 es la rendición de Bowie ante el drum’n’bass y la electrónica. Sebas E. Alonso lo explica: «Creo que nuestra selección de este disco como el mejor de los 90 más que nada revela nuestra media de edad o la media de edad de la parte de la redacción que ha aceptado meterse en estas: básicamente éramos quinceañeros sin criterio cuando se editó. No obstante, también puede indicar que de todos los sonidos que utilizó Bowie en aquella década, estos son los que más recientemente se han recuperado. Sea por lo que sea, ‘Earthling’ no es el mejor Bowie, contiene canciones muy serie B, pero sin duda este el disco que más me ha divertido recuperar de la época. Escucharle haciendo de Fatboy Slim, de Chemical Brothers y de Prodigy con lo del big beat es de lo más entretenido. Suele tener mala prensa que un artista de esta categoría siga modas en lugar de crearlas, pero para mí este disco o el coetáneo ‘Pop’ de U2 son mucho mejores que otros álbumes más intensos y «auténticos» hechos por estos mismos artistas inmediatamente antes o inmediatamente después». Marcos va más o menos por la misma línea: «Es un producto (electrónico) de su época, los ritmos drum’n’bass encajan como un guante en su concepción musical. El álbum es menos interesante cuanta más guitarra hay».

Sr John lo defiende abiertamente: «está aguantando muy bien el paso del tiempo a pesar de tocar varios géneros poco atemporales y de no ser de sus discos más reconocidos. Además, con este disco fue la única vez que le pude ver en directo. Salí encantado con las bases programadas (su gira de presentación pasó por Madrid, Zaragoza y Donosti)».

25º ‘Hours’ (1999)

David_Bowie-hoursMucha peor suerte corre ‘Hours’ por mucho que contuviera una canción tan visible como ‘Thursday’s Child’, que tanto protagonismo tuvo en MTV. Sebas E. Alonso: «No esperaba encontrar este disco tan abajo. Tampoco está tan mal. Sobre todo la primera mitad de ‘Hours’ mantiene el pulso. El delirio indio-jevi del álbum no me interesa mucho, y eso incluye uno de sus singles, pero sólo por el «only for you, I don’t regret» de ‘Thursday’s Child’, el disco merece una reivindicación. Para mí es el último clásico de Bowie hasta ‘The Next Day'».

Marcos señala por qué temas empezar: «Escucharlo ahora nos chirría tanto como su portada. Lleno de medios tiempos insulsos, al menos tiene dos temas y medio que merecen la pena: ‘Thursday’s Child’, ‘Seven’ y la rareza instrumental ‘Brilliant Adventure'».

19º ‘Heathen’ (2002)

MI0000359284El retorno de Tony Visconti fue celebrado por muchos como el esperadísimo «comeback» de Bowie. Entre ellos, Angèle: «Cuando llegó ‘Heathen’, poco tiempo después de la banda sonora de Moulin Rouge! y la estremecedora versión de Bowie de ‘Nature Boy’ y el pedacito de ‘Heroes’ tan bien encajado, lo recibí con los brazos abiertos. Un disco con invitados de lujo (como Dave Grohl o Pete Townshend) y versiones de Pixies o Neil Young. Melodías dramáticas, guitarras eléctricas y sintetizadores son testigos del pop dando la mano al rock entre letras de superación y esperanza tras una tragedia (la temática se relacionó con los atentados del 11S, aunque Bowie aseguró que no se basó particularmente en tal acontecimiento al escribir las canciones). Discazo». Jaime también lo defiende: «Otro “retorno”, ya en el nuevo milenio, que arroja dividendos: frente al deslavazado ‘Hours’, es un gran disco, en el que se quitó al fin el sambenito de ir tras la última moda musical»; frente a la desconfianza de Sebas: «La composición es bastante justa, la mezcla de orgánico con electrónica no me causa demasiada impresión. Las versiones de Neil Young o Pixies tampoco me motivan demasiado, parecen los restos de la segunda parte de ‘Pin Ups’, nunca editada. Salvo ‘Afraid’ y un poco ‘A Better Future’, que es graciosilla, pero no comparto el entusiasmo de parte de la crítica. Ni siquiera encuentro una canción mejor que ‘Thursday’s Child'».

22º ‘Reality’ (2003)

David_Bowie_-_RealityEl segundo intento de afianzar la figura de Bowie en el siglo XXI, de nuevo con Tony Visconti, divide al público. La redacción lo considera por debajo de ‘Heathen’, aunque para Sebas E. Alonso es ligeramente mejor: «‘Reality’ también tiene un par de versiones (Jonathan Richman, George Harrison) y pistas vagas (‘The Loneliest Guy’), pero los singles ‘New Killer Star’ y ‘Never Get Old’ me suenan más decididos. La recuperación de un viejo tema de los 90 que nunca salió en clave jazz ‘Bring Me the Disco King’ y ‘Looking for Water’ no están tan mal. Suele haber un animado debate sobre cuál entre ‘Heathen’ y ‘Reality’ es mejor, pero la verdadera cuestión es que ambos suenan muy por debajo de ‘The Next Day’. Ninguno esconde muchas alegrías para aquellos que los escuchen después de este».

9º ‘The Next Day’ (2013)

bowie_next_day‘The Next Day’ es el «comeback» anhelado de Bowie, tantas veces intentado en décadas anteriores, materializado en una enorme colección de singles: ‘Where Are We Now?’, ‘The Stars (Are Out Tonight)’, ‘The Next Day’, ‘Valentine’s Day’ y ‘Love is Lost’. Al fin el artista vuelve a superar el 8 de media. Marcos Domínguez cree que «es lo que debería haber sido ‘Hours’, medios tiempos pero en sentido pleno. Maduro y reposado, se nota que es un disco que hizo porque le apetecía muchísimo hacerlo».

Con este texto de Raúl Guillén lo incluíamos entre los 5 mejores discos de 2013: «En una decisión a la altura de su grandeza, Bowie pone en valor su legado haciéndolo sonar tan contemporáneo como genuino. La impresionante labor de producción de uno de sus más fieles colaboradores a lo largo de todos estos años, Tony Visconti, tiene mucho que ver. Además de equilibrar el eterno sonido de saxo en los discos de Bowie con unas afiladas guitarras, obra de Gerry Leonard y David Torn, perfectamente soportadas en el músculo de la recurrente base rítmica, Gail Ann Dorsey y Sterling Campbell, Visconti ha sabido dotar el conjunto de vigor y actualidad. Con ese soporte, el artista británico se ha atrevido incluso a introducir matices poco frecuentados en su discografía, como los aires a Tom Waits con los que arranca ‘Dirty Boys’, con notable éxito. La mera intención de ser un autohomenaje al icono (no solo musical) que lleva siendo durante décadas habría sido suficiente para recomendar este ‘The Next Day’ como perfecta introducción para unas nuevas generaciones que ni siquiera eran adolescentes cuando se publicó ‘Reality’, su disco predecesor. Pero es que, aun sin alcanzar el nivel de sus álbumes más cruciales, se trata de un álbum soberbio capaz de satisfacer a sus más exigentes seguidores, un regreso a la altura de su leyenda, al fin».

7º ‘Blackstar’ (2015)

blackstarProbablemente a Bowie le hubiera gustado que precisamente este disco ocupara este lugar en su discografía ordenada de mejor a peor. ‘Blackstar’ es el 7º mejor álbum de Bowie para la redacción. Al margen de lo mágico de la cifra, son siete también las canciones que contiene este largo que ha servido de epitafio. Sebas E. Alonso: «Es muy difícil que una obra como esta, en la que el artista anticipa, diseña, analiza su propia muerte, vuelva a repetirse en la historia del pop. Muchos artistas no verán venir su propio momento final, otros no tendrán agallas o tiempo para retratarlo. Otros no podrán o no querrán utilizar sus últimas fuerzas para culminar una obra como esta. Cuanto más veo los vídeos de ‘Blackstar’ y ‘Lazarus’, cuanto más leo las letras, entre la autorreferencia y los dobles sentidos sobre su adiós, más alucino con lo que ha sido capaz de hacer. Estamos ante una rareza de enorme valor artístico en la que además lo más importante -las canciones- no fallan. Supongo que la era de las redes sociales, en la que hay que cuestionar todo como por obligación, nos obliga a mirar con lupa este disco, pero tengo muy claro que es seminal y va a ser estudiado y analizado durante décadas, y que desde ya, es envidiado por muchísimos grandes artistas, desde Madonna a Bob Dylan pasando por Scott Walker o Thom Yorke». Entre quienes hoy por hoy expresan sus dudas sobre el álbum, Angèle: «Este álbum me encantaría si pudiera recortar de cada canción los fragmentos que me encantan. Pero me chirrían ciertas armonías, me descolocan los vientos y cuestiono la duración de cada canción (cosa que no me pasa con otros álbumes de Bowie)». Eso sí, reconoce su valor: «Es evidente que ‘Blackstar’ iba a ser (y siempre será) un disco especial dentro de su obra. Dudo mucho que haya algo en él que aparezca ahí de forma casual».

No obstante, sonmayoría los que lo elevan por encima de la media, como indicaba Raúl Guillén en su crítica del álbum: «Resulta especialmente enternecedor comprobar cómo Bowie parecía estar lanzando guiños a sus fans con diversos autohomenajes, disgregados con mimo: el astronauta que yace en el clip de ‘Blackstar’, su cráneo lleno de coloridas joyas, la vestimenta negra con líneas diagonales plateadas en el clip de ‘Lazarus’, la armónica calcada de ‘A New Career In A New Town’ que marca ‘I Can’t Give Everything Away’… ‘★’ se ha transformado en un epitafio grandioso, una obra de la que su fallecimiento forma una parte intrínseca, y que multiplica sus sentidos y sus interpretaciones. Todo conforma su gran obra final, y no deja más remedio que descubrirse ante esta maniobra asombrosa: ‘★’ retrata su salida de este mundo, pero será, probablemente, el portal de entrada para muchas generaciones, presentes y venideras a una carrera artística referencial, que ha cambiado y cambiará vidas».

Angèle Jaime Marcos Mª Clara Miguel Mireia Nadia Raúl Sebas Sergio Sr.John Ránking
‘David Bowie’ (1967) 6,99 6,5 8 7,5 16º
‘Space Oddity’ (1969) 7,75 7,8 6 7,3 9 6 7,8 6 17º
‘The Man Who Sold the World’ (1970) 9 7,5 7,5 7,5 8 7 7,3 13º
‘Hunky Dory’ (1971) 10 9 9 9,5 9,9 10 9 6,5
Ziggy Stardust (1972) 9 9,5 9 8,5 10 10 9 10 10
‘Aladdin Sane’ (1973) 6,5 8 7,5 9 9,5 7 8 8 8,25 7 10º
‘Pin Ups’ (1973) 9 7,2 7,5 7 6,75 6,5 15º
‘Diamond Dogs’ (1974) 8 8,5 8 8,5 7 7,6 8 8,5 8 5,9 12º
‘Young Americans’ (1975) 9,4 7,5 8 7,9 9,7 7,8 8,5 7,5
‘Station to Station’ (1976) 7,8 6 8,5 10 9,1 8 10 8,5 7,3
‘Low’ (1977) 9 8,5 9,2 10 9,8 8 8 10 9 8
‘Heroes’ (1977) 8 8 8,5 7 10 8,9 9 9 9 9,25 9
‘Lodger’ (1979) 7 7,5 8 8,5 8,5 8,5 7,8 7 11º
‘Scary Monsters (And Super Creeps)’ (1980) 9 6,5 8 9 8,5 8,5 7,5 7,5
‘Let’s Dance’ (1983) 9 7,5 7 7,9 7,3 7,5 7,5 7,5 7,8 14º
‘Tonight’ (1985) 6,5 7,5 5 4,5 6 4 5,5 27º
‘Never Let Me Down’ (1987) 7,5 6 6 7 5 5 6 24º
*Tin Machine (1989) 4 7,5 5,5 5,5 4 5 28º
*Tin Machine II (1991) 5,5 7 5,5 5 26º
‘Black Tie White Noise’ (1993) 8 5,5 6 6 6 21º
‘The Buddha of Suburbia’ (1993) 8,5 6 6 20º
‘Outside’ (1995) 7,8 5 6,5 6 5,5 23º
‘Earthling’ (1997) 7 7,2 7,5 7 5,25 8 18º
‘Hours…’ (1999) 6,8 5,5 6,5 5 6 6 25º
‘Heathen’ (2002) 9 7,7 6,5 6,2 5 7 19º
‘Reality’ (2003) 6,5 7 6 6 5,8 22º
‘The Next Day’ (2013) 8,2 7,5 8 7,8 7,5 8 8,5 8,25 8,5
‘Blackstar’ (2016) 6 7 9 8 9 9 9 8 9

Macklemore & Ryan Lewis, entre la necesaria autocrítica y el sentimentalismo inofensivo

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Macklemore-Ryan-LewisMacklemore & Ryan Lewis, uno de los grupos de hip-hop más exitosos de la actualidad si no el que más, estrenaba recientemente nuevo single… pero no uno cualquiera. ‘White Privilege II’ llega en un momento de especial tensión racial en Estados Unidos propiciada por la muerte de Trayvon Martin, Michael Brown y Eric Garner, entre muchos otros, y que ha desembocado en el nacimiento del movimiento activista Black Lives Matter. En el plano cultural, muchos son los artistas afroamericanos que se han sumado a este movimiento o lo han referenciado en su música, dirigiendo su atención de manera notable al denominado «privilegio blanco», un concepto antiguo pero hoy especialmente vigente dadas las circunstancias.

‘White Privilege II’ no es una canción obtusa pese a su duración. De hecho, su texto es bastante claro. En él, Macklemore reconoce su posición de privilegio en la sociedad americana y admite la vergüenza que supone para Estados Unidos que su mayoría demográfica (el 72% de Estados Unidos es blanco) explote con fines comerciales la cultura de una minoría. «Parece que nos preocupa más que nos llamen racistas que el propio racismo», entona el rapero en un momento dado de la canción, antes de mencionar a Elvis Presley, Miley Cyrus e Iggy Azalea como ejemplos de artistas blancos que se han aprovechado de la cultura afroamericana sin tener en cuenta su contexto histórico y social para fines estéticos o comerciales. Lo que se llama apropiacionismo.

El asunto del apropiacionismo está hoy en boca de todos, especialmente tras el éxito de la rapera australiana Iggy Azalea, autora de éxitos como ‘Fancy’ o ‘Black Widow’. Azalea aspiraba a ser la Eminem femenina pero su supuesto pasado racista ha terminado jugando en su contra. Ella y no tanto Elvis y Miley (que, en cierta medida, también) viene como anillo al dedo a la conversación porque su éxito se sustenta en la explotación desde una posición de privilegio, no de un sonido, sino de toda una cultura que no le es propia. Ojo, como defiende Azealia Banks, el problema no es que Azalea haga hip-hop o que se identifique como rapera en un mundo como el hip-hop dominado por hombres afroamericanos, sino que lo haga sin reconocer los problemas con los que la comunidad afroamericana ha de enfrentarse cada día. La diferencia con Macklemore es que este ya opinaba sobre este tema en una canción de 2005 titulada ‘White Privilege’: no es, por tanto, tan oportunista como parece.

Clave en la polémica de Macklemore & Ryan Lewis ha sido su éxito en los Grammy. En 2014, ‘The Heist’ ganó el premio a Mejor álbum hip-hop frente a Kendrick Lamar y Kanye West, entre otros, algo que provocó un sinfín de críticas a los premios por racismo. El propio Macklemore, de hecho, reconoció a Kendrick que no lo merecía y que se lo había «robado». Pero la culpa no es de Macklemore & Ryan Lewis, es de los Grammy. Estos presentan un problema fundamental: su sistema de votaciones es, en una palabra, un cuadro, pues aquellos que votan pueden votar en los géneros que consideren, al margen de su conocimiento de dicho género, por lo que existe una gran posibilidad de que éxitos comerciales ganen premios que no merecen, como fue el caso de ‘The Heist’, y es probablemente el motivo por el que ‘My Beautiful Dark Twisted Fantasy‘ de Kanye West, que sí ganó el premio a Disco hip-hop del año, no aspiró a Disco del año y ‘Recovery’ de Eminem sí.

El dilema es el siguiente: si los raperos blancos no reconocen su privilegio en su música, nos parecen racistas, y si lo hacen, corren el peligro de sonar condescendientes y deshonestos. ¿Cómo abordar, pues, un tema como ‘White Privilege II’? Abandonando el cinismo y reconociendo que, por lo menos, uno de los grupos de hip-hop más importantes de la actualidad ha tenido el valor de escribir una canción como esta. Sin embargo, algo falla en ‘White Privilege II’. El problema podría ser tan bobo como que ‘White Privilege II’ es demasiado larga. Si el deseo de Macklemore & Ryan Lewis era introducir el tema del racismo y la apropiación cultural en la conversación social del momento, quizás hubiera sido una buena idea hacer una canción como ‘Thrift Shop’ o ‘Same Love’ que la radio sí pudiera pinchar, en lugar de un híbrido hip-hop y spoken word de 9 minutos. Irónicamente, ‘White Privilege II’ parecía destinada a triunfar, pero no es un single y, por lo tanto, no está sonando en ninguna parte.

Y ahí está el problema: la idea de ‘White Privilege II’ es que el público escuche y comprenda la letra y analice el motivo de su existencia, y con público no me refiero solo a los 2 millones y medio de personas que han escuchado el tema en Youtube desde su publicación el pasado 21 de enero. ¿Cómo va a enterarse la gente que no consume internet del modo en que nosotros y nuestros lectores lo hacemos si no es por la radio o la televisión? Macklemore & Ryan Lewis acaban de interpretar esta canción en la tele, pero imaginad cuál hubiera sido su repercusión de haber sido una canción más convencional. ‘White Privilege II’ podría haber inspirado más que algunos artículos de opinión contados como este; sin embargo, su formato es problemático y actúa más en contra de la denuncia que expresa que en su favor.

Este no es, ojo, el principal motivo por el que ‘White Privilege II’ no termina de convencerme. Lo peor es que sencillamente, como obra de arte, es pobre. La versión hip-hop de Macklemore & Ryan Lewis siempre ha sido bastante aguada, poco estimulante creativamente, y ‘White Privilege II’ adolece del mismo problema. No parece que su mensaje vaya a a llegar más allá de los oídos impresionables que han comprado ‘The Heist’ y mucho menos que un tema de sonido tan anémico y sensiblero vaya a estimular algún tipo de conversación real. Claro, exactamente es este tipo de hip-hop blandito, insípido y sin aristas el que define a Macklemore & Ryan Lewis: ‘Same Love’, su canción anti-homofobia, ya era un número sentimentaloide que en absoluto lograba reflejar la verdadera crudeza de la situación que abordaba. Lo mismo ocurre en ‘White Privilege II’: el dúo se denuncia a sí mismo al mismo tiempo que sigue firmemente integrado en el problema. ¿Una ironía necesaria? Probablemente sí, pero también incómoda. Quizás cuando una canción como ‘Alright’ de Kendrick Lamar logre el número uno en Estados Unidos (fue top 81), podamos percibir un pequeño (pero verdadero) avance hacia la verdadera igualdad que el mundo necesita, y en cuya llegada el hip-hop juega un papel fundamental.

Macklemore & Ryan Lewis actúan el 1 de abril en Madrid.

Clásicos Que Nunca Lo Fueron: ‘Infamous Angel’ de Iris DeMent

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Título: ‘Infamous Angel’
Artista: Iris DeMent
Sello: Warner Brothers (1992)

Los primeros compases de ‘Infamous Angel’ te dejan desarmado: me pasó una tarde de 1992, sentado leyendo, mientras escuchaba la radio. Al oír esos primeros 30 segundos de ‘Let The Mystery Be’ en los que una escueta banda de acústica, mandolina, dobro, contrabajo y suave piano preludiaba la aparición, como el sol entre las nubes de un día de invierno, de ESA voz, podría decirse que experimenté la euforia propia de una revelación casi mística. ¿La voz más bella que jamás había oído? Quizá. Todavía hoy sigo manteniendo que es la voz más sobrenatural y a la vez más terrenal que conozco. Sobrenatural quizá por la temática de esa primera canción, una suerte de declaración de agnosticismo en la que paradójicamente resonaban los ecos del country más tradicional, más una pizca del góspel que reaparece más tarde en el disco. O simplemente por esa primera imagen celeste/celestial que evocaba su voz, su timbre, su pura tesitura de soprano. Y a la vez terrenal, puede que por la sobriedad absoluta de la banda, de esa producción carente de efectismos, que podía haberse grabado con tres o cuatro micrófonos, un ejercicio de sobriedad perfectamente acorde a la voz. La voz de una cantante anónima, de un descubrimiento semi milagroso que venía presentado en la portada envuelta en un no-estilismo tipo Gran Depresión. ‘Let The Mystery Be’ abría el disco.

«Todo el mundo se pregunta de dónde viene / Todo el mundo se preocupa dónde va a ir cuando todo haya acabado / Pero nadie lo sabe con certeza, así que a mí me da igual / Creo que dejaré que siga siendo un misterio». ¿Existen el cielo o el infierno? Qué más da. Con esta temática tan inusual en pleno inicio de los 90 no sorprendía descubrir que esta cantante y compositora de 31 años venía de Arkansas, ni que era la decimocuarta hija de su padre y la octava de su madre. O que había sido educada en un estricto ambiente religioso de corte pentecostalista. Sin embargo a los 16 había descubierto que no creía en Dios, y para los 25, cuando escribió su primera canción, ya había decidido que lo suyo era la música y se había mudado a Kansas City, donde empezó a componer. El momento clave de esa incipiente carrera fue cuando su maqueta llegó a manos del gran John Prine, que inmediatamente le recomendó que fuese a verle a Nashville. Tras algunos «showcases» firmó con el sello Philo/Rounder para sacar ‘Infamous Angel’, que obtuvo tal éxito de crítica que la Warner firmó un acuerdo para reeditarlo en condiciones. El propio Prine firmaba las entusiastas notas interiores, alabando unas canciones que «hablan de recuerdos aislados de la vida, el amor y la experiencia».

Como por ejemplo ‘The Hills‘, segunda canción del álbum, un pausado recuerdo de las colinas de su infancia lleno de imágenes naturales y con un estribillo («The wind is rushing through the valley»…) de emocionante vibrato. Guitarras, pianos, contrabajo, suenan con el brillo de campanas, y culminan en un precioso solo del gran Al Perkins, mago del dobro tocado con slide, cuyos adornos son el otro gran protagonista del disco, complementando la voz de Iris en casi todas las canciones de manera bella, sutil, perfecta, con su resonancia metálica de eco antiguo.

Sigue ‘Hotter Than Mojave In My Heart’ que acelera el ritmo del álbum: se trata de un número de country de ritmo trepidante a pesar de la ausencia de percusión alguna, que es otra de las características esenciales de ‘Infamous Angel’: country-folk rural como se grababa antes de los años 50, sin baterías, en la más pura vena de uno de sus referentes más claros, las grabaciones de la Carter Family. Sin embargo, la onda veladamente erótica de la canción nos recuerda que es un disco de los 90: «Pero, ooh, desde el mismísimo comienzo / pusiste mi corazón más caliente que el desierto de Mojave». Dobles entendidos propios de una Loretta Lynn allá por los 60, por cierto también otra de sus primeras influencias (en las notas escritas por Iris cita su álbum de canciones de góspel como el primero que recuerda haber escuchado).

En esas mismas y extensas notas, en las que con mucha candidez incluso plasmaba sus inseguridades como compositora y confesaba que las canciones eran una combinación de sus experiencias y de su imaginación, rememora Iris que el siguiente corte, ‘When Love Was Young‘, permaneció meses en forma de melodía sin forma grabada en cinta en su casa de Kansas City hasta que finalmente la acabó. Es una hermosa balada que se aleja de las estructuras country que dominan el resto del disco, con una secuencia de acordes melancólicos sobre los que sobrevuela, como en todo el álbum, la resplandeciente voz de la cantante, esa que John Prine describe en las notas como «una voz con la familiaridad de otra que has oído antes… pero a la vez totalmente diferente».

‘Our Town’ nos acerca al final de la cara A con la rotundidad propia de la única canción que se lanzó en single (acompañada por cierto de dos formidables descartes). Mucho más agridulce que la otra gran perla de esta cara, ‘Let The Mystery Be’, la canción se narra desde el punto de visto de una mujer anciana en la víspera de abandonar su pequeña ciudad, con lágrimas en los ojos mientras rememora su vida entera allí: su primer beso, cómo pidió una cerveza una cálida noche de verano y así conoció a su futuro marido, que era el camarero, o cómo años después enterró a sus padres. Recuerdos imaginarios que Iris ideó al ver un pueblo abandonado en un viaje en coche por Oklahoma. En manos de otro artista la temática o hasta la propia melodía podría haber caído en la trampa de lo lacrimógeno, pero la voz y la pluma de Iris dotan a la canción de una gran dignidad. Mención especial a ese vídeo deliciosamente primeros 90, filtro color sepia incluido.

La cara A se cierra con la espléndida ‘Fifty Miles Of Elbow Room‘, única composición no escrita por la propia Iris (junto con el tema de cierre) y que traslada a las suaves laderas del country-folk un original con la inigualable aspereza del góspel negro de entreguerras. También supone la primera aparición en el minutaje de las armonías vocales. Es curioso cómo la voz de Iris es tan deslumbrante que hasta ese momento ni se echan de menos.

‘Infamous Angel’ abre la segunda cara, da nombre al disco y es otro de los mejores momentos del mismo. La letra es la más marcadamente religiosa, la historia de un «ángel infame» que lamenta haberse apartado de la senda correcta y se dirige de vuelta a casa. Musicalmente, se mantiene el formato sencillo de banda en directo, registrado por cierto en el célebre Cowboy Arms Hotel & Recording Spa de Nashville, histórico lugar en el que habían grabado décadas antes artistas como Johnny Cash o Porter Wagoner (y que un incendio destruyó en 2011, desgraciadamente).

Sweet Forgiveness‘, una balada dedicada al perdón en la pareja, preludia las tres canciones finales, ordenadas en una suite de temática familiar. La inicia ‘After You’re Gone‘, que Iris relata en las notas cómo compuso del tirón, casi como en una catarsis, tras regresar a su casa después de visitar a su padre, que había sufrido un ataque que acabaría con su vida. Como en el resto del disco, a pesar del tono melancólico no vence el melodrama en una canción de letra positiva y de celebración («habrá risa incluso después de que te hayas ido / Encontraré razones para enfrentarme a ese amanecer vacío / he memorizado cada línea de tu cara / Y ni la muerte podrá borrar la historia que ellas me cuentan»). La interpretación, tan sólo a piano y voz, dota a la canción de una bella solemnidad.

‘Mama’s Opry’ es otra de las enormes joyas: un entrañable y preciso retrato de su madre, gran aficionada a cantar sus canciones favoritas durante las largas jornadas de trabajo en su casa («The Carters and Jimmy Rodgers played her favorite songs»). En la letra más lograda de todo el disco (que hace bueno el viejo adagio «escribe sobre lo que conoces»), Iris describe con deliciosa viveza la música «que sonaba en el viejo fonógrafo» y cómo «sus ojos chispeaban cuando cantaba esas canciones / mientras tendía la ropa». En el segundo estribillo, minuto 1:38, un gran regalo: la armonía vocal del ruiseñor Emmylou Harris, que realza la bellísima melodía de la canción de manera magistral.

Esa segunda voz de Emmylou hace casi lamentar que no hubiese acompañado a DeMent en más canciones. Como consuelo queda la posibilidad de ver en Youtube los fragmentos de un especial de televisión de ese mismo año en el que interpretó varias canciones del álbum a modo de promoción (incluso repitiendo el vestido de la portada), y en el que Emmylou Harris aportaba otra bellísima armonía en ‘Our Town’.

‘Mama’s Opry’ acaba con una revelación: «Nunca olvidaré su cara cuando me confesó / que había soñado con cantarlas en el Grand Ole Opry» (el célebre auditorio desde el que se emite un programa de radio de música country en directo desde los años 20). Dato que da pie a que -en un encantador enlace conceptual- Iris decida ceder a su madre el cierre del largo, proveyéndola de ese Grand Ole Opry imaginario en el estudio en el que estaba grabando su debut. Así, la voz de Flora Mae DeMent canta el tradicional ‘Higher Ground’, tras una introducción hablada en la que Iris explica que la voz de su madre es su mayor influencia. En una tesitura inusualmente aguda, Flora Mae (72 años) comienza cantando con algo de inseguridad hasta que adquiere una emocionante rotundidad que vence las grietas de la edad en su voz. Según contaba Iris años después, la grabación resultó difícil porque no acertaban con el tono de la canción y su madre estaba muy nerviosa. En la última toma antes de dejarlo por imposible decidieron cambiar a un nuevo tono por sugerencia de su madre y finalmente funcionó. Precisamente en esos últimos segundos de la canción se oye a la anciana cantante decir «os dije que éste era mi tono».

Así concluye un disco hermoso, algo olvidado en décadas anteriores, pero que en los últimos años ha disfrutado de un cierto revival, primero gracias a la reedición del sello Plain Records en 2013 (primera edición en vinilo, ya que la de 1992 sólo fue en CD), y también por la utilización de ‘Let The Mystery Be’ como sintonía de la segunda temporada de la serie ‘The Leftovers’. Merecido recordatorio de un álbum que abrió camino a un cierto movimiento neotradicionalista del country y el folk en los EE.UU. Apenas tres años después empezarían a surgir artistas como Gillian Welch, con un disco titulado ‘Revival’ y una portada en la que aparecía también llevando un vestido antiguo. Para 2000, la llegada de la película ‘O Brother Where Art Thou’ encontraría ya al mundo finalmente preparado para los sonidos del folk y el bluegrass más tradicionales. También fue muy admirado por otros artistas, destacando la versión que de ‘Let The Mystery Be’ harían al año siguiente los 10,000 Maniacs a dúo con David Byrne, dentro de su ‘MTV Unplugged’.

Hace apenas tres meses Iris DeMent fue entrevistada en la emisora de radio NPR, y entre las muchas cosas interesantes que dijo hay algo que enlaza perfectamente con ese ambiente semi-espiritual que planea sobre todo este sensacional disco. Según contaba, sus padres tuvieron vidas muy duras, y para ellos la música no era un placer, sino un medio de supervivencia. Su madre necesitaba cantar, su padre necesitaba ir a la iglesia y empaparse de esa música, un desesperado «si no tengo esto voy a fracasar». Y añadía que así veía ella su carrera artística, como un intento de dar a la gente un asidero, el que vio que sus padres buscaban y el que le enseñaron a ella también. «Así que eso es lo que aspiro a hacer. Y supongo que no siento que pueda hacer música sin esa conexión con el espíritu». ‘Infamous Angel’, desde luego, alimenta el espíritu y a la vez es un enorme placer para los oídos.

Lady Gaga se lía

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lady gagaTras su interpretación del himno nacional americano en la Super Bowl, que ha gustado más que menos, Lady Gaga fue entrevistada por EXTRA en la que ha de ser una de las entrevistas más incómodas que ha hecho, si no la que más. Y ya la habíamos visto haciéndose un lío confundiendo el Orgullo Gay de Nueva York con el Festival del Mariachi, pero esto es otra cosa.

Preguntada por su actuación, la cantante procede a emitir una respuesta de lo más elocuente con relación a la historia antigua e, incapaz de desarrollar su tesis, se mete en un jardín sin salida y decide tirar por otro lado como si no hubiera dicho nada. «Es historia antigua, sabes, en la historia griega y romana… Actuar para los mejores atletas del mundo es el mayor honor. Soy italiana y, ya sabes, europea y… como americana para mí ha sido todo un honor». Como dice el tuit que os pegamos… «¿qué?»

Ana Béjar / The Good Man

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anabejarAna Béjar es una de las leyendas del indie español. Fue voz de Usura, grupo fundamental del noise-pop y ha liderado proyectos como Orlando o Todo. Nunca ha dejado de sacar discos, pero siempre se ha mantenido en un segundo plano de popularidad, sin llamar demasiado la atención, haciendo exactamente lo que quería hacer. ‘The Good Man’ es el primer disco que lanza con su nombre y aquí se muestra plenamente esa voluntad estilística de habitar un mundo propio lejos de las modas. Aunque sea teóricamente un álbum, sus –solo- cinco canciones lo convierten en un EP. Cantado en inglés en su práctica totalidad, en ‘The Good Man’ lo que más brilla es la voz de Ana, susurrante, dulce y expresiva pero también amenazante y lacerada. Cinco temas sosegados, íntimos, próximos al folk, sobre anhelos, deseos y añoranzas. Aquí Ana consigue un sonido menos árido que en su anterior disco, ‘Waiting’ de TODO, y se sitúa cerca de la PJ Harvey de los discos con John Parish, Thalia Zedek y la última Tracey Thorn, con ecos lejanos del country fantasmagórico de Bonnie «Prince» Billy.

Abre ‘In the Parlour‘, melancólica pero desbordante de energía tranquila. En ‘En el puente del aire’, la única cantada prácticamente en su totalidad en castellano, sorprende lo que recuerda su timbre al de Miren Iza (Tulsa). El tema es una nana doliente adornada con coros susurrantes y ligeros arreglos de cuerda. ‘Visitation’ es la pieza más airada y suplicante (“¿Te importará cuando me haya ido?”), con un bonito solo de guitarra acústica. La que genera más dudas es la experimental y parca ‘No Return’, a base solamente de un acordeón sostenido, elemento que, sin embargo, en ‘Tongues of Fire’ – la más PJ Harvey- consigue alcanzar una gran cota de emotividad, en un onírico desarrollo entre punteos de guitarra y los lamentos de Ana. Aunque el disco recuerde demasiado por momentos a sus referentes y caiga un poco en lugares comunes, sus cinco temas desprenden la suficiente fuerza y convicción para escapar del tópico. Y se hace corto. Cortísimo.

Calificación: 7,2/10
Lo mejor: ‘In the Parlour’, ‘En el puente del aire’, ‘Tongues of Fire’
Te gustará si te gusta: PJ Harvey, Thalia Zedek, Tracey Thorn
Escúchalo: Spotify

Animal Collective y U.S. Girls, en Sound Isidro

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animal collectiveIncorporaciones de lujo para el ciclo de Sound Isidro, que se celebra en Madrid. Animal Collective, acompañados de U.S. Girls como teloneros, tocarán en Madrid el próximo 7 de junio, en concreto en Joy Eslava. Las primeras 100 entradas cuestan 20 euros en los puntos habituales. Después, se subirá a 25 euros.

Como sabéis, Animal Collective presentan su nuevo disco ‘Painting With‘, un álbum en el que colaboran John Cale y Colin Stetson y que Avey Tare, Panda Bear y Geologist han concebido como «un ejercicio de optimismo colorista y de energía polirrítmica». Por su parte, US Girls presentan ‘Half Free’, su primer trabajo para 4AD.

Belly se reúnen

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bellyrsMás grupos de los 90 que se reúnen. Tras el turno de Pavement, Lush, Slowdive, L7 o Ride, ahora es el de Belly, la banda de la Breeder Tanya Donelly. El grupo, que estuvo en activo entre 1991 y 1996, editando dos discos (‘Star’ y ‘King’ en 1993 y 1995 respectivamente) planea realizar una gira así como publicar nueva música.

Esto dice su comunicado oficial: «Belly se alegran de anunciar una reunión para dar algunos conciertos este verano en Estados Unidos y Reino Unido. Las fechas se anunciarán según se confirmen, pero ahora podemos deciros con bastante seguridad que los conciertos de Reino Unido serán a mediados de julio y los americanos a lo largo de agosto y posiblemente septiembre».

En cuanto a sus nuevas canciones, dicen que hay varias canciones de Belly en diferentes momentos de escritura y grabación. «Las iremos sacando una a una durante los próximos meses».

Crystal Fighters, Buzzcocks, Everything Everything… a Trafalgar Festival

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cartel trafalgar primeras confirmacionesNace Trafalgar Festival, un nuevo festival de música que tendrá lugar los días 24 y 25 de junio en las playas vírgenes de Los Caños de Meca (Cádiz). Los primeros artistas confirmados son Crystal Fighters, Buzzcocks, Sleaford Mods, Corizonas, El Guincho, Circa Waves, Neuman, Pájaro, Damien Jurado, Beardyman, Ten Fé y Monsieur Adi.

Además de estos conciertos y de los que quedan por confirmar, Trafalgar desarrollará una serie de actividades deportivas paralelas dentro del marco Off Festival, además de otras actividades relacionadas con la gastronomía, el arte local y la naturaleza.

Los 2.000 primeros abonos ya están disponibles a través de entradas.com a un precio de 30 euros.

Lana Del Rey adelanta el vídeo de ‘Freak’

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lana del reyHoy, la bella durmiente del pop, Lana del Rey, reanuda la promoción de su último disco, ‘Honeymoon‘, con la publicación de un nuevo vídeo para uno de sus cortes destacados, ‘Freak’, junto a su amigo y esperamos que próximo esposo para toda la vida Father John Misty, autor de ‘I Love You, Honeybear‘. Mientras llega, la cantante ha adelantado un trozo del clip en forma de «teaser» que muestra la Tierra desde el espacio y, después, al propio J. Tillman vagando unos campos cual Curro Jiménez. Lana tambien ha compartido una imagen de ella con sus chicas, las bailarinas de ‘Music to Watch Boys to’, que también aparecerán en el vídeo.

El mariposón Tyler, the Creator

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Tyler, the Creator se ha cubierto a sí mismo de mariposas para su nuevo vídeo, que pone imágenes a ‘Perfect’, uno de los cortes más neo-soul incluidos en su último disco, ‘Cherry Bomb‘, y que ha dirigido él mismo. Curiosamente, la presencia del rapero en el tema es anecdótica, y todo el protagonismo recae en su vocalista principal, la colombiana Kali Uchis, que aparece aquí con look retrofuturista. Austin Feinstein de Slow Hollows también hace un cameo.

Le1f, en Madrid

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le1fLe1f nos visita. El rapero, uno de los más destacados del denominado «queer rap» desde la edición de su primer EP, ‘Hey’, actuará el próximo 21 de febrero en la Sala El Sótano de Madrid, tal y como confirma Red Bull Music Academy. El rapero compartirá velada con Zebra Katz. Fabianni de Agorazein será el telonero.

Le1f editó su álbum debut, ‘Riot Boi’, el año pasado. Este incluye ‘Koi‘, una de las últimas producciones de SOPHIE.

El 4 de marzo, por su parte, actuarán Carl Craig y Viktor Flores.

Se filtra una canción nueva (no tan nueva) de Bon Iver

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boniver-gato¿Echando de menos a Bon Iver? Nosotros (y Tamara Falcó, seguramente) también. El artista, que no saca disco desde 2011, ha sido noticia últimamente por estrenar un par de temas nuevos en directo o por versionar a Simon & Garfunkel junto a su amigo James Blake, pero también por asegurar que no tiene planes de sacar disco próximamente.

Mientras esperamos este largo, una canción nueva de Bon Iver ha llegado a la red, aunque no es tan nueva. ‘Heaven, Mass’ pertenece a la cinta en edición limitada que Eaux Claires Music & Arts Festival, el festival que Vernon comisaria junto a Aaron Dessner de The National, regala a sus asistentes y que incluye caras b y/o rarezas de sus artistas programados. Bon Iver ha tuiteado que el tema data «de 2009 o 2010», por lo que podría haber sido escrita para su segundo disco.

Top 5-2-2016

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bailasumeria¿Qué canción quieres que sea top 1 en JNSP?
Triángulo de amor bizarro / Baila sumeria (35%, 100 Votos)
Las Bistecs / Señoras bien (22%, 64 Votos)
Rihanna ft Drake / Work (22%, 64 Votos)
Primal Scream ft Sky Ferreira / Where the Light Gets In (11%, 31 Votos)
Florrie / Real Love (6%, 16 Votos)
Leon Bridges / River (5%, 13 Votos)
Kyle Craft / Lady of the Arc (0%, 0 Votos)
Votos totales: 288

1(14) Triángulo de amor bizarro / Baila sumeria 4 semanas
2(-) Las Bistecs / Señoras bien 1 semana
3(11) Rihanna ft Drake / Work 2 semanas
4(-) Primal Scream, Sky Ferreira / Where the Light Gets In 1 semana
5(-) Florrie / Real Love 1 semana
6(1) New Order / Tutti Frutti 2 semanas
7(RE) Leon Bridges / River 2 semanas
8(-) Kyle Craft / Lady of the Arc 1 semana
9(2) Suede / Like Kids 3 semanas
10(3) AlunaGeorge / I’m In Control 2 semanas
11(-) Twin Peaks / Walk to the One You Love 1 semana
12(-) Single & Hidrogenesse / No hay nada más triste que lo tuyo 1 semana
13(4) PJ Harvey / The Wheel 2 semanas
14(5) El Guincho ft Mala Rodríguez / Cómix 3 semanas
15(-) Coldplay ft Beyoncé / Hymn for the Weekend 1 semana
16(-) Drake / Summer Sixteen 1 semana
17(-) Zendaya ft Chris Brown / Something New 1 semana
18(-) Tremenda Trementina / Anfetaminas 1 semana
19(6) David Bowie / Lazarus 4 semanas
20(-) Za! / Badulake 1 semana
21(7) The Chemical Brothers ft Beck / Wide Open 2 semanas
22(8) Alex Anwandter / Siempre Es Viernes En Mi Corazon 2 semanas
23(-) Jose Domingo / En sitios que no llego 1 semana
24(-) León Benavente / Tipo D 1 semana
25(-) Parade / Láser 1 semana
26(9) Jessy Lanza / It Means I Love You 2 semanas
27(10) Grimes / Kill v Maim 3 semanas
28(-) The Raveonettes / The World is Empty (Without You) 1 semana
29(-) Cat’s Eyes / Chameleon Queen 1 semana
30(-) The Joy Formidable / The Last Thing on My Mind 1 semana
31(12) Borja Flames / Acumulación 2 semanas
32(-) Ben Watt / Gradually 1 semana
33(13) Dënver / Mai lov 5 semanas
34(-) Tinashe / Ride of your Life 1 semana
35(15) Josef Salvat / Paradise 3 semanas
36(16) Steven James Adams / Togetherness 2 semanas
37(17) Agorazein / 100k pasos 3 semanas
38(18) Katy B x Kaytranada / Honey 2 semanas
39(-) Zayn / Pillowtalk 1 semana
40(-) Bebe / Que llueva 1 semana

5 ideas que habrían mejorado la actuación de Coldplay en la Super Bowl

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beyonce-coldplay-brunoColdplay actuaron anoche en la Super Bowl, aunque quizás se te haya olvidado porque sus artistas invitados, nada menos que Beyoncé y Bruno Mars, se llevaron todo el protagonismo gracias a sus dotes para el baile y su enorme carisma. Los 13 minutos de Coldplay estuvieron bien, pero podrían haber estado mucho mejor. Estas son cinco ideas que habrían mejorado su actuación.

Una puesta en escena más potente

Las canciones de Coldplay crearon anoche una unión masiva del público de lo más emocionante, sin embargo, la puesta en escena de su actuación dejó bastante que desear. Niños y niñas con violines de colores falsos, un ejército infantil de vientos, parasoles con forma de flores de colores… ¿Y lo de Katy Perry fue infantil? Por no hablar del innecesario momento «remember» que solo recordó a unos pocos invitados a la Super Bowl… ¡y dos de ellos presentes ahí mismo! Habiendo trabajado con Anton Corbijn, esperábamos algo más espectacular de Coldplay o, como mínimo, más sofisticado. Ojo, no hay que gastarse en la Super Bowl lo que vale el Vaticano para hacer algo a la altura: con originalidad y pocos recursos se pueden hacer verdaderas obras maestras. Además, se echaron de menos los monos del videoclip de ‘Adventure of a Lifetime’.

Darle una vuelta o dos al repertorio

La entrada de Coldplay con ‘Viva La Vida’ es espectacular, ¿por qué darle continuación con ‘Paradise’? Si la canción ya es un himno forzado en sí misma, su entrada en la actuación no pudo haber quedado menos natural y emocionante. Tras el primer tema, ‘Paradise’ mata toda la intensidad del momento. De hecho, ‘Adventure of a Lifetime’, con su irresistible ritmo y guitarras disco, consigue levantar el ánimo sin apenas esfuerzo, por lo que hubiera sido buena idea darle continuación con ‘A Sky Full of Stars’, la canción más bailable de la carrera de Coldplay hasta el momento, y de la que, por alguna razón, el grupo pasó olímpicamente. Por no hablar de ‘Princess of China’ o ‘Every Teardrop Is a Waterfall‘. Para tocar 4 segundos de ‘Clocks’ y ‘Yellow’, chicos, ¡no las toquéis!

Que el cartel fuera triple… o único

La actuación de Coldplay pega un bajonazo tremendo cuando Beyoncé y Bruno Mars se van del escenario tras haberse comido al grupo con patatas y no remonta después. De hecho, con Beyoncé y Mars fuera del escenario, la actuación solo decae y ni siquiera su vuelta logra salvarla. A todas luces hubiera sido mejor idea, o bien trabajar con un cartel triple que mejorara el claro desbalance en espectacularidad entre la actuación de Coldplay y las de sus invitados, o bien darle a los británicos todo el tiempo para aprovecharlo mucho mejor. Además, por estilo, Beyoncé y Bruno Mars no es que peguen mucho con Coldplay. Por pegar poco, de hecho, ni siquiera Beyoncé y Mars encajan tanto. Poco se podía hacer para hacer que eso fluyera de alguna manera.

Reubicar el orden de las actuaciones

En relación al punto anterior, ¿no hubiera sido mejor idea que el trío de artistas actuara uno después de otro, con Coldplay abriendo y adiós, en lugar de meter a Beyoncé y a Bruno Mars a la mitad de la actuación de Coldplay? ¡Si la guerra de sexos pareció el final! ¡Si ahí se acabó todo! Cuando Chris Martin empieza a tocar ‘Clocks’, la sensación total es de «ah, ¿pero esto sigue?». Al final, ni los de Chris Martin aprovecharon bien su momento, ni Beyoncé y Mars el suyo. Y con lo bien que baila Mars últimamente, que parece ya el nuevo James Brown, desde luego se hubiera merecido un mayor protagonismo, que además cantaba la canción más exitosa del año pasado (y no, no olvidamos que Mark Ronson también estaba por ahí).

Llamar a un artista más pop o más rock

Lo que hace Coldplay, lo hace bien: sus canciones son buenas, sus conciertos muy dignos, pero la banda no es apta para actuar en un espectáculo de las características de la Super Bowl. Y el problema no es que sea una banda de pop que toca instrumentos porque sus canciones son himnos para el pueblo; sin embargo, quizás su sonido pasteloso y tecnicolor no case del todo con la épica del evento. A fin de cuentas ni han dado un espectáculo de rock ni en el plano pop han logrado el entretenimiento de otros años. Muse, «Queen» o incluso los B-52s, que por muy olvidados que estén siguen dando buenos shows, habrían molado mucho más.

Röyksopp, Flying Lotus, Rustie… convierten sonidos de ‘Star Wars’ en canciones

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star-wars-headspace-new-1024x1024-640x640Sigue la fiebre ‘Star Wars’… pero de otra manera. Flying Lotus, Röyksopp, Galantis, Rustie, A-Trak, Baauer, Shlohmo y Bonobo son algunos de los artistas involucrados en ‘Star Wars Headspace’, el nuevo proyecto del productor Rick Rubin que recopila canciones de baile creadas a partir de sonidos encontrados en las películas de ‘Star Wars’. Ojo porque los sonidos utilizados, y esa es la gracia de este disco, son de lo más «random», como respiraciones de Darth Vader. El disco sale el 19 de febrero. El propio Rubin incluye un tema, ‘NR-G7’, que podéis escuchar a continuación junto a ‘R2 Where R U’ de Flying Lotus y ‘Cantina Boys’ de Baauer.

‘Star Wars Headspace’:

01 Kaskade: «C-3P0’s Plight»
02 GTA: «Help Me!»
03 TroyBoi: «Force»
04 Baauer: «Cantina Boys»
05 Shag Kava: «Jabba Flow: Rick Rubin Re-Work» [ft. A-Trak]
06 Claude VonStroke: «R2 Knows» [ft. Barry Drift]
07 Rick Rubin: «NR-G7»
08 Bonobo: «Ghomrassen»
09 Röyksopp: «Bounty Hunters»
10 ATTLAS: «Sunset Over Manaan»
11 Flying Lotus: «R2 Where R U?»
12 Shlohmo: «Druid Caravan of Smoke»
13 Rustie: «EWOK PUMPP»
14 Galantis: «Scruffy-Looking Nerfherder»
15 Breakbot: «Star Tripper»

Beyoncé rechazó una canción «espantosa» de Coldplay

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1035x1407-martin-cover-finalTras la actuación de Coldplay en la Super Bowl, su líder Chris Martin es portada de la revista Rolling Stone. Hoy, la revista avanza varias declaraciones de la entrevista y la más jugosa de ellas tiene que ver con Beyoncé, con quien actuó anoche en la Super Bowl y con la que ha colaborado en uno de los singles incluidos en su último disco, ‘A Head Full of Dreams‘.

Uno de los titulares de la entrevista anuncia que Martin «está abierto a críticas constructivas, sobre todo si vienen de Beyoncé». Lo divertido viene después, cuando Martin confiesa que una vez le pasó una canción suya a Beyoncé llamada ‘Hook Up’ y que esta la rechazó «de la manera más dulce posible». «Me dijo: Chris, me encantas, pero esto es espantoso». Desde luego, han de ser muy buenos amigos para tenerse ese nivel de confianza.

Curiosamente, no es la primera vez que un artista famoso rechaza a Coldplay. David Bowie ya le dijo no cuando este le propuso hacer coros en una canción antigua (se desconoce cuál). «Le pedí que hiciera coros en una canción, pero me llamó y me dijo que no era de mis mejores canciones», aseguró Martin. ¿Sería un tema de ‘Ghost Stories‘?

DIIV / Is the Is Are

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diivTodos, o casi todos, conocemos ya la polémica historia de DIIV: en septiembre de 2013, su líder principal, Zachary Cole Smith, y su novia, la cantante Sky Ferreira, eran arrestados por posesión de drogas después de que la policía de Nueva York confiscase éxtasis y heroína en su coche. Ferreira abordó el tema en su álbum debut, ‘My Night, My Time‘, editado un año después, y por supuesto DIIV no se ha olvidado de él en su nuevo disco, ‘Is the Is Are’, que llega cuatro años después de ‘Oshin‘. Pero ‘Is the Is Are’ no se refiere explícitamente a ese episodio; en su lugar, presenta, aunque apenas se oigan las letras a través de su corpulenta maraña de cuerdas eléctricas entremezcladas, un retrato más amplio, personal y honesto sobre los problemas de Zachary y sus amigos con las drogas y su intención de abandonarlas.

Este retrato sigue llegándonos, como no podía ser de otra manera, a través de canciones guitarreras bañadas en reverb y melancolía que suenan como si War On the Drugs versionaran a los The Cure de ‘Faith’ (más o menos). El primer single del álbum, ‘Dopamine’, de hecho, sirve como «advertencia» de Smith a los «jóvenes inexpertos» que escuchen en ella una simple historia sobre los efectos de la heroína, mientras ‘Bent (Roi’s Song)‘ relata cómo varios de sus amigos han logrado total sobriedad, entremezclando luz con distorsión. Pocos momentos en ‘Is the Is Are’, sin embargo, son luminosos (‘Under the Sun‘ la que más y suena más bien como un día nublado) ni en los textos ni en la música, pues la introspección de DIIV no solo es profunda, también es fría y lúgubre, y eso es más que notable en canciones como la trotante y humeante ‘Valentine’; ‘Take Your Time’, de jadeante melodía vocal; la vigorosa ‘Dust’ o ‘Healthy Moon’, el hallazgo melódico del álbum que termina, a su vez, con una delicada coda de piano.

No exento de momentos más aburridos como ‘Yr Not Far’ o la reiterativa ‘Incarnate Devil’, de los que adolece bastante este largo disco de 17 canciones y que no aportan demasiado o nada a su desarrollo (mucho menos ese absurdo interludio de 17 segundos colocado hacia el final del álbum, uno de los más innecesarios que he oído), destaca no obstante una canción en especial, ‘Blue Boredom’, interpretada en plan Kim Gordon por la misma Sky, que rara vez ha sonado más oscura y sexy. Nada como la voz de Ferreira para añadirle una nueva sombra a este disco de paisajes negros y corpulentos. Y es que Smith no es el más expresivo de los vocalistas: por mucho que se medio empeñe en ser el nuevo Kurt Cobain (y no solo por su peinado), le quedan varios caminos de Santiago para conseguirlo, al menos en el plano vocal.

Tras la espiral de mala prensa que engulló a DIV tras el arresto de Smith y, después, las extrañas declaraciones «homófobas, machistas y racistas» de su bajista, Devin Ruben Perez, en 4chan, Smith sabía en sus entrañas que DIIV necesitaba un buen disco para «salvarle» del pozo. «Por eso me ha costado tanto hacerlo y por eso ha tardado tanto en salir», ha asegurado. «Si no hacía un buen disco, [pensaba], estoy acabado. Ya está. Estoy jodido». Su reticencia a salir de gira (aunque DIIV se encuentran de gira actualmente, su autor prefiere componer sus canciones y ya está) no le ayudará a sumar seguidores, pero ‘Is the Is Are’ es lo suficiente bueno para mantener a los interesados. Y quién sabe, si consigue dejar las drogas, igual hasta le coge el gustillo a eso de subirse a un «tour bus»…

Calificación: 7,4/10
Lo mejor: ‘Dopamine’, ‘Out of Mind’, ‘Valentine’, ‘Healthy Moon’, ‘Take Your Time’
Te gustará si te gusta: Sonic Youth, The Cure, War On the Drugs, Real Estate
Escúchalo: Spotify

¿Ha usado Beyoncé imágenes ajenas sin permiso en su nuevo vídeo?

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BEYONCEBeyoncé ha de estar muy contenta últimamente. Su nuevo vídeo, ‘Formation’, ha gustado casi unánimemente y su actuación de anoche en el descanso de la Super Bowl eclipsó con holgura a la de su banda principal, Coldplay (aunque ya no los esperábamos). Sin embargo, no todo el mundo está contento con ella. Es el caso de Chris Black y Abteen Bagheeri, dos cineastas que defienden la directora del vídeo, Melina Matsoukas, habría usado imágenes de una película suya sin permiso en su nuevo vídeo. La cinta en cuestión es ‘The B.E.A.T’, un documental de 2014 sobre Nueva Orleans.

Poco después del estreno de ‘Formation’, Black se quedaba a gusto en Twitter. «¿Por qué Melina tiene que utilizar imágenes de nuestro documental?», tuiteaba. «¿Es que no había suficiente presupuesto para quedarse en Nueva Orleans y crear algo con su gente? Al menos acredita a los artistas que siguieron sus pasiones e hicieron el trabajo de verdad. Si eres artista, protege siempre tu trabajo. Nadie sabe lo que has tenido que sacrificar para crearlo». Por su parte, Bagheeri escribía que no está enfadado pero que lo ocurrido «no está bien». «Es la triste realidad de la industria musical».

Poco después, Matsoukas agradecía a Abteen por permitirle usar imágenes de su película, algo que seguía sin convencer a Black, que describía sus palabras como «tardías y algo deshonestas». «¿Nos hubiera acreditado si yo no hubiese dicho nada?», se preguntaba. «Me encanta Beyoncé pero debemos respetar a otros cineastas que trabajan igual de duro. ¿Por qué utilizar imágenes de un docuemental que hicimos? Ella dispone de un mayor prespuesto y no nos han acreditado. Si yo no hubiera dicho nada, ¿quién sabría de dónde vienen estas imágenes?»

En unas declaraciones a The Fader, el equipo de Beyoncé defiende que todas las imágenes de archivo usadas en ‘Formation’ están licenciadas. «Las imágenes del documental se han usado con permiso y licenciadas por el autor de las mismas. Se les dio la compensación apropiada. El cineasta está acreditado por dirección de fotografía adicional y le agradecemos que nos diera su permiso». Sin embargo, Black defiende que no dio permiso a Matsoukas para utilizar sus imágenes porque la película es propiedad de Nokia en asociación con Sundance. Además, asegura haber recibido un correo electrónico de otro cineasta cuyas imágenes también habrían sido usadas en ‘Formation’ sin permiso.

El «estoy hasta los huevos» de Pepón Nieto en los Goya

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El pasado sábado, durante la desastrosa entrega de los premios Goya, todo el bochorno no sólo se vivía frente al público: también se reservaba un poco para detrás del escenario. Una de las anécdotas de la noche fue la vivida por Pepón Nieto cuando salía de presentar uno de los premios junto a Miriam Díaz-Aroca y Cecilia Freire.

El reportero de TVE encargado de entrevistar a los actores a su salida del escenario, primero confundía a las actrices que le habían acompañado y luego tenía la desafortunada ocurrencia de preguntarle qué sentía ante el hecho de que ellas fueran las guapas y él… pues, el gracioso.

El actor primero aguantaba sus ganas de darle una réplica a la altura asegurando que él también tenía su público. Mientras el reportero intentaba salir airoso del asunto con una sonrisa, Nieto proseguía: “Lo que estoy es un poco hasta los huevos de este tipo de comentarios. Pero vamos, que como cualquier persona. He salido a dar un premio en un acto con dos compañeras, nada más”. Tras soltar esta frase, el actor abandonaba el set seguido por el periodista de TVE que intentaba pedirle perdón. Un bochorno, vamos.

Podéis ver el vídeo en Youtube:

Death Grips mantienen la locura en ‘Hot Head’

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Death Grips, autores de ‘No Love Deep Web‘ y ‘The Money Store‘, continúan en activo después de haberse despedido supuestamente con el disco ‘Jenny Death’. Hace poco anunciaron un nuevo largo llamado ‘Bottomless Pit’ y ahora estrenan un tema que no sabemos si aparecerá en él. No sabemos si ‘Hot Head’ es un avance de ese álbum pero sí que mantiene su nivel de locura bastante elevado, como en una buena remezcla del momento más loco que pudiera darnos durante los 90 Fatboy Slim.

Baio se engalana

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Aunque Vampire Weekend no estén en su mejor momento, con Rostam volando ya por su cuenta por mucho que diga que va a seguir colaborando con el grupo, sus miembros continúan trabajando. Por un lado en el próximo disco de la banda, con el que se espera que avancen este año; y por otro por su cuenta.

El bajista Chris Baio, más conocido como Baio, sacó un disco en solitario el año pasado y ahora comparte un vídeo para una de sus canciones destacadas, ‘The Names’. En el vídeo aparece engalanado con pajarita y vaqueros mientras posa junto a una calavera en varios escenarios con más o menos valor artístico.

El tema estrella de su álbum, ‘Sister of Pearl’, acumula casi 4 millones de reproducciones en Spotify. Os lo recordamos también.

Primer tráiler oficial de ‘Julieta’ de Pedro Almodóvar

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Después del primer avance que pudimos ver hace cosa de un mes, al fin conseguimos ver un primer tráiler del próximo filme de Pedro Almodóvar. ‘Julieta’, antes llamada ‘Silencio’, está protagonizada por Adriana Ugarte y Emma Suárez, ambas interpretando a la Julieta del título en diferentes momentos de su vida.

En este primer tráiler aparecen otros intérpretes de la película como Rossy de Palma, Michelle Jenner y Darío Grandinetti.

Un minuto y medio de imágenes, al son de ‘Si No Te Vas’ de Chavela Vargas, que nos saben a poco pero que llenan de emoción la espera hasta el estreno del filme el próximo 8 de abril.

‘Julieta’ es la película número 20 en la filmografía de Almodóvar, que el propio director califica como “un regreso al cine de mujeres, de grandes protagonistas femeninas, un drama que golpeará duro al espectador”.

Eleanor Friedberger: «Se minusvalora como compositora a Yoko Ono»

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eleanorEleanor Friedberger actúa este martes 9 de febrero en Barcelona con Alberto Montero (Sala Jamboree). La «Fiery Furnace» acaba de firmar su tercer disco en solitario, en el que ahonda en la senda iniciada en ‘Last Summer’ y ‘Personal Record‘. Como es habitual, la prensa internacional ha elogiado este nuevo ‘New View’, un trabajo detallado y artesanal, tan concienzudo y centrado como se intuye a la propia Eleanor en la conversación que sigue.

«La mayor parte de mi música trata de emular lo que se grabó en los setenta»

Tu disco comienza con sonidos de cinta, y suena de esa manera que a los críticos les gusta definir como «vintage», «analógico», «cálido»… la referencia a la década de los 70 es casi inevitable. ¿Te exaspera a veces esa constante conexión? ¿No es quizá momento de aceptar que quizá artistas como tú son tan contemporáneos como uno de, por ejemplo, EDM?
Hablar sobre música parece estar volviéndose más y más difícil; al menos en lo que leo últimamente. En realidad no hablan de música para nada. La mayoría mencionan las letras y lo que piensan de mí como persona. Es un poco frustrante, pero yo me sorprendo también a mí misma haciendo lo mismo: llamándolo 70s. Y es que al final es la década cuya música me gusta más; la mayor parte de mi música trata de emular lo que se grabó en los setenta. Llamar a algo «setentero» es una referencia útil y rápida, y todo lo que ayude a entendernos al hablar de música es bueno, en mi opinión. Pero supongo que estaría bien que la gente elaborara un poco más sus descripciones…

Me gustó mucho ‘Personal Record’. ‘New View’ me recuerda a él pero a la vez suena diferente. ¿En qué difieren? ¿Qué es esa «nueva visión» del título?
Yo creo que suena a cinco personas tocando juntas en una sala. Es bastante relajado. No grabamos con claqueta; simplemente éramos gente tocando juntos. Las baterías están más bajas en la mezcla. Por simplista que pueda sonar, esas son las mayores diferencias.

Muchas críticas del disco aluden al hecho de que te has mudado de un entorno urbano a otro rural, y lo destacan como algo que se percibe en el disco. Yo no lo veo tan claro. ¿Qué piensas?
Creo que es muy difícil determinar exactamente cómo el entorno afecta al arte. No sé qué hace que una música suene a un lugar determinado si es que es así realmente, o si simplemente decimos que suena a ese lugar porque sabemos que viene de allí. Sí sé que cuando escucho mi primer disco suena un poco tenso y claustrofóbico, algo que pega con lugares subterráneos, con el metro. Este nuevo disco suena mejor en el coche, subiendo por una carretera de montaña.

También cambia el que no colaboraste con John Wesley Harding esta vez. ¿Te satisfizo esa colaboración en ‘Personal Record? ¿Qué ganaste (y perdiste) al trabajar por tu cuenta?
Sí, estoy contenta con cómo salió aquello. Pero componer es una cosa y la grabación otra. Escribí estas canciones durante un período muy largo de tiempo, algunas tardaron meses en acabarse, otras unas pocas horas. La gran diferencia fue conseguir trabajarlas a fondo con mi banda en lo referente a los arreglos. Estuvimos ensayando unas ocho semanas y después hicimos unos ocho conciertos antes de grabar. Así que para cuando llegamos al estudio conocíamos las canciones muy bien.

En tus discos siempre hay preciosos arreglos de teclado. En ‘New View’, ¿hay quizá menos piano Wurlitzer? Me gustan todas las partes de sintetizador, como en ‘Cathy With The Curly Hair’, algo que abre tu paleta de sonidos un poco respecto al pasado. ¿Estaba muy pensado o es algo que surgió en el estudio?
¡En este disco hay mucho más Wurlitzer! Casi todo lo habíamos planeado de antemano. No quería una paleta de sonidos que se alejase mucho de lo que podemos hacer en directo. Michael Rosen, el teclista, usa Wurli, órgano y sinte en los conciertos, y nos ceñimos a eso. Usamos piano en un par de canciones y un sonido de flauta en otra.

‘Two Versions Of Tomorrow’ es mi favorita actual del disco, con un aire algo ‘Blood On The Tracks’. ¿Puedes contarnos algo sobre ella?
Fue la última canción que acabé. Es super simple, sólo dos acordes tanto en estrofa como estribillo, que podía tocar durante más y más tiempo. Tenía hecho el estribillo: «I could always stay for more». Y lo estuve cantando durante meses sin meterme a hacer más letras para la estrofa. Casi como que quería que se quedara en plan instrumental. Pero luego encontré un cuaderno con posibles letras, escritas hace seis o siete años, y usé lo que encontré allí para las estrofas. El puente es algo que escribí en Los Ángeles durante los ensayos. Les puse a mis músicos una canción para copiar el rollo, el ritmo, pero me da demasiada vergüenza decir cuál.

Antes de entrar en el estudio hiciste una lista de discos y artistas que te inspiraron, incluyendo una línea que simplemente decía “80s Dylan”. ¿Cuales son tus discos favoritos de Dylan en su década más denostada? Los míos son ‘Infidels’ y ‘Oh Mercy’.
Me encantan ‘Infidels’ y ‘Shot Of Love’.

Algunas canciones de ‘New View’ no me recuerdan a los 70 sino a los 90 de gente como Aimee Mann. ¿Es también una influencia?
Nunca la he escuchado.

Por cerrar el capítulo influencias, en tu siempre singular forma de frasear al cantar me ha parecido oír ecos del estilo vocal en plan narrativo de Don MacLean, por ejemplo en tu canción ‘A Long Walk’. ¿Tiene sentido?
No había pensado en él, pero supongo que tiene cierto sentido. ¿Podemos decir que soy un cruce entre Elvis Costello, Jake Thackray y Lou Reed?

¡Pues claro! Todos artistas que cuidan mucho las letras. En canciones como ‘Because I Asked You’ son magníficas, 100% Eleanor Friedberger. Parece abusivo preguntar a un artista “¿de qué van tus letras?”, pero al menos ¿hay algún tema o temas centrales en el disco?
¡ES abusivo! Son muy simples, por lo que a mí respecta. Simples en el sentido de que las letras son totalmente directas. Creo que en intento materializar un sentimiento, o varios de ellos, o quizá describir un momento que pasé con alguien (y casualmente compartirlo con todos los que acaben oyendo la canción).

«Ojalá pudiese volver a grabar las voces de los primeros álbumes de los Fiery Furnaces»

Este es tu tercer disco en solitario pero tu duodécimo en total. ¿Qué has aprendido después de una docena de álbumes?
Tantísimas cosas pequeñas… cosas concretas acerca de componer y grabar, demasiadas para ponerse a enumerarlas. Lo más llamativo para mí es mi voz, y cómo he mejorado como cantante. Ojalá pudiese volver a grabar las voces de los primeros álbumes de los Fiery Furnaces.

Respecto a tu cambio de domicilio, en The Guardian mencionabas que fue una cuestión económica. Nos hemos acostumbrado a ver cómo a cantantes y artistas de gran éxito de crítica y bastante de público les cuesta a menudo ganarse la vida, pero no deja de ser bastante asombroso. ¿Sientes que es injusto? La música sigue siendo un gran negocio para otros…
No lo siento necesariamente como injusto. Sigo siendo artista y no tengo que responder ante nadie, lo cual tiene un valor incalculable. Por supuesto sería genial ganar algo más de dinero, pero no si eso significase tener que ceder en muchas cosas.

Los acordes menores son un elemento esencial de tu manera de componer. ¿Cuál es tu acorde menor favorito? ¿Por qué?
El la menor; no sé muy bien por qué. Me gusta cómo suena y es fácil de tocar.

«Me gusta ver al grupo Deerhoof tocar en directo. No escucho sus discos demasiado pero me encanta verles tocar mucho más que a cualquier otra banda»

¿Qué artistas contemporáneos te gustan o escuchas? ¿Alguien que se aleje un poco de tu estilo?
Me gusta ver al grupo Deerhoof tocar en directo. No escucho sus discos demasiado pero me encanta verles tocar mucho más que a cualquier otra banda. El aspecto físico de su manera de interpretar es muy entretenido, y su destreza musical es una pasada. También he escuchado el último disco de Destroyer, ‘Poison Season‘, un montón. Realmente mucho. Creo que es lo más cercano a un disco de los 70 de Van Morrison que oiremos en los años 10.

Para acabar, ¿hay algún artista (actual o antiguo) que consideres minusvalorado y a reivindicar?
Últimamente he estado escuchando mucho a Yoko Ono. Creo que se a minusvalora como compositora. Aunque no estoy segura de que necesite mi reivindicación: se las ha arreglado bastante bien por su cuenta.

Foto: Joe DeNardo.