
Necesitábamos saber si realmente estaba bien, así que a un concierto suyo en Londres nos hemos ido para comprobar que la recuperación de Kylie Minogue era del todo cierta. Y vaya si lo es, muy a pesar de que una gripe le obligara a suspender durante tres días el pasado fin de semana. Vale que por momentos se la vio cansada, y que incluso hizo un intermedio de 25 minutos a mitad del show, pero su simpatía, complicidad y agradecimiento con el público allí presente –lástima que los británicos tengan horchata en las venas y no sepan corresponderla- hace que le se le perdone todo. Y cuando digo todo es hasta la hora de retraso con la que salió al escenario. Una espera interminable en la que por culpa de la calefacción del Wembley Arena y la constante repetición de un trailer de la película de Beyoncé pensamos seriamente en el suicidio si la deshidratación no acababa antes con nuestras vidas.
Como seguro ya sabéis, esta nueva gira se llama Showgirl Homecoming Tour, y no es más que una nueva versión de aquella que tuvo que suspender en 2005 por el diagnóstico de cáncer de mama. Dos años en los que ha tenido tiempo más que suficiente para recomponer las imperfecciones de aquella primera versión que ya tuvimos ocasión de disfrutar en Amberes Supervago, Farala, Patata y servidor Piscu. El resultado, un espectáculo mucho más dinámico, oscuro, sensual (y en bastantes ocasiones cursi) que celebra las bondades de la auténtica princesa del pop.
Hemos creído interesante analizar el concierto desde dos vertientes: la estrictamente musical por un lado y el vestuario por otro, comentado por Patata al detalle. Porque si bien fuera del escenario Kylie ha desbancado a Kate Moss en la cabeza de la lista de las más elegantes, no se puede decir lo mismo de su gusto para elegir vestuario para las giras. Aunque la culpa es de su amigo William Baker, el marica mejor amigo de la australiana que todos quisiéramos ser, que da una vuelta de tuerca al dicho «¿Quién te viste, tu peor enemigo?»



Au Revoir Simone, trío formado por dos amigas que se conocieron en un tren de Vermont a Nueva York y otra más que se uniría a la banda después, recibe su nombre de una película de Tim Burton. Hace poco el trío se ha dado el gustazo de tocar en la presentación del libro ‘Catching the Big Fish’ de David Lynch y en marzo publicará su segundo disco en Europa, ‘The Bird of Music’, del que pueden oírse los dos singles, ‘Sad song’ y ‘Fallen snow’ en su 






Y tan increíble. Acaba el prime-time del viernes y la telebasura acampa a sus anchas en nuestra pantalla. Mira que no me parece mal que la cola del novio de Ana Obregón tenga sus 15 minutos de gloria (aunque para más… no sé yo si da); que me entretiene buscar a conocidos entre la gente pillada follando en el campo o en la playa (el día menos pensado saldremos alguno que otro); que el morbo de los documentales de cámara oculta se puede disfrazar de interés general…, pero es que lo del programa de Telecinco, ‘Esto es increíble’, presentado por Carolina Cerezuela, sucedáneo de ‘Impacto TV’, incomoda más que leer estos días en España un periódico de ideología contraria, que ya es decir.

!!! (también conocidos como Chk chk chk, a pronunciar «chik chik chik») pasará a la historia por ocupar uno de los primeros lugares en cualquier organización alfabética, tener uno de los nombres más molones y por haber potado en el escenario del Primavera Sound hace un par de años.
Clint Eastwood se pasa prácticamente al docudrama con ‘Banderas de nuestros padres’, donde recrea los días previos y las semanas posteriores a la batalla de Iwo Jima, que dio lugar a la fotografía más famosa de la II Guerra Mundial y a una de las 


Hace unos días creo, no sé, que me colaron 
Ya está aquí, ya ha llegado y yo lo quiero cuanto antes en mis manos. En la Keynote de Steve Jobs de la feria Macworld de este año, por fin se ha presentado algo que llevaba meses (e incluso años) en la rumorología de los maqueros: el iPhone.
‘Lycanthropy’ (2003): Tanto su nombre, Patrick Wolf; como el de su disco, ‘Lycanthropy’, daban buenas pistas sobre su proyecto. Nacido en Irlanda, aunque residente en Londres, Patrick compuso este álbum entre los 11 y los 18 años. ‘Lycanthropy’ es un disco con un gran componente infantil, en el que las letras parecen cuentos, y la música, tan pasional, folk y tan de fábula, nos lleva por los caminos turbulentos y traumáticos del descubrimiento del mundo. Un mundo casi siempre lleno de desesperanza y tragedia (‘The childcatcher’ parece hablar sobre la pederastia), que, no obstante, convierte al personaje en un verdadero paradigma de la ternura. Imprescindibles ‘Bloodbeat’ y 




Hace unas semanas me compré a ciegas el nuevo disco de Casiotone for the painfully alone por 10 euros en CD Drome, pero he cometido el error de no escucharlo bien hasta hoy. Una pena porque, aparte de sonar como el proyecto lo-fi electrónico que podría haber firmado