«No crezcáis, niños»: 5 momentos en los que Arcade Fire fueron nuestra voz

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«No crezcáis, niños»: 5 momentos en los que Arcade Fire fueron nuestra voz

arcadefire-wexistCon la publicación de su quinto álbum, Arcade Fire han dividido como nunca a su público. A unos les parece una maravilla (el NME lo ha puntuado con un 10), a otros (un servidor entre ellos) un buen disco, más discreto que otros, pero marcando una interesante evolución. Y a otros, un auténtico despropósito en el que no consiguen encontrar al grupo que les había venido emocionando desde su adolescencia o que conseguía transportarles a su adolescencia cuando ésta ya quedaba un pelín lejos, como le pasa a Neil Hannon. Este componente de conexión generacional nos ha llevado a dar un pequeño paseo por su evolución, y detenernos en cinco puntos.

‘Rebellion (Lies)’ (‘Funeral’, 2004)

De pequeños podían fastidiarnos muchas cosas a las que los mayores nos obligaban, y que nos separaban de ese mundo adulto al que nos moríamos de ganas por pertenecer, y una de esas fronteras era tener que acostarnos temprano. “¿Y qué hacen los mayores cuando nosotros tenemos que irnos a dormir? Seguro que no pasa nada si no duermes, lo dicen para asustarnos”. Scare your son, scare your daughter. Arcade Fire cogen este planteamiento, que en otras manos podría ser sonrojante, y nos dan una maravillosa representación de la rebeldía infantil en cuyo videoclip Win, Régine y compañía van, cual flautistas de Hamelín, despertando a los críos y llevándolos al bosque, además de mostrar ese lugar seguro infantil que es esconderse bajo las sábanas. Su álbum debut sorprendió por su capacidad para hablar sobre la muerte con melodías alegres, por la multitud de instrumentos usados (en los conciertos, los miembros de la banda se los intercambian) y por una tendencia a la grandiosidad que a algunos conquistaría, y a otros les parecería excesiva. El grupo fue nominado ese año a los Grammy (mejor disco, y mejor composición para una película/serie con la sobrecogedora ‘Cold Wind‘ usada en un momento clave de ‘A dos metros bajo tierra’) y acabó siendo un recurrente entre las listas tipo “lo mejor de la década”. Y es que ‘Funeral‘ está lleno de momentos tan mágicos como los que hay en esta canción, como cuando Régine dice “Lies! Lies!” recordando a la forma en que un niño pequeño grita esa frase como defensa ante algo que no le gusta. Ante un mundo que no le gusta.

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‘No Cars Go’ (‘Neon Bible’, 2007)

Arcade Fire incluyen entre su instrumentación la guitarra, la batería, el bajo, el piano, el violín y, con protagonismo más reciente, los teclados y sintetizadores. Hasta ahí todo ok, pero es que también usan o han usado la viola, el violonchelo, el arpa, la trompa, el acordeón, la mandolina, el contrabajo, la zanfoña, la lira/glockenspiela, el órgano o el xilófono. Art-rock a lo bestia. Ah, y para grabar su segundo álbum compraron una iglesia abandonada y montaron allí el estudio. Sí, es comprensible que haya quienes les vean como una banda excesiva y recargada. Pero este punto que a tantos echaba para atrás es uno de los puntos que nos atraía más a otros: ‘My Body is a Cage’ no sería lo mismo sin ese órgano que hacia la mitad de la canción manda la sutilidad a tomar viento, y no puede entenderse este ‘No Cars Go’ en una versión comedida, sin que suenen mil instrumentos a la vez (incluso haciendo su entrada un acordeón), sin ocho mil crescendos, sin los “ohhhs” finales, sin ese upgrade de barroquismo y majestuosidad; en definitiva, sin tanta épica. Porque esta canción, donde el estado de duermevela es el portal para escapar a la utopía, está hecha (como tantas otras) para exudar épica por todos sus poros.

‘Deep Blue’ (‘The Suburbs’, 2010)

Es difícil escoger una (o dos, o tres) canción aquí, porque el tercer álbum es probablemente el que tiene mayor aspiración generacional, y el que más habla del paso de la adolescencia a la madurez. En un artículo sobre la conexión generacional de Lorde mencioné, al hilo de las similitudes temáticas con la autora de ‘Melodrama‘, momentos de ‘Ready to Start’ y ‘The Suburbs’ que tocaban esto, así que he pensado cederle el hueco a la estupenda -y por lo general menos valorada- ‘Deep Blue’, aunque también podríamos escoger ‘We Used to Wait’ o ‘Suburban War’ (la del lastimoso y a la vez poderoso “all my old friends, they don’t know me now”). ‘Deep Blue’ es además muy buena representante del cambio de sonido de este disco, dentro de lo que cabe más contenido musicalmente que los anteriores. El cambio de siglo y la inquietud ante lo que nos depara el futuro son los protagonistas de un tema que, inteligentemente, Richard Linklater eligió para cerrar su multipremiada ‘Boyhood’ (2014).

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‘Sprawl II (Mountains Beyond Mountains)’ (‘The Suburbs’, 2010)

“They heard me singing and they told me to stop / quit these pretentious things and just punch the clock”. Si antes hablábamos de niños rebeldes que no querían irse a dormir temprano y que preferían acostarse a la vez que sus mayores, también podemos hablar de adolescentes que desearían no tener que dormir en ningún momento, para disfrutar de la noche y de la sensación de libertad fuera de casa que ésta ofrece. ‘Sprawl II’ no habla de dormirse, pero sí de la rebelión adolescente frente a lo establecido, de tener un camino más creativo y distinto del que se supone que debes seguir. Esa sprawl -“dispersión urbana” en castellano-, esos “centros comerciales muertos” o “montañas que nunca acaban” representan un status-quo del que a veces parece que puedes escapar… pero que, cuando vas creciendo, descubres que te persigue allá donde vayas (“sometimes I wonder if the world is so small / that we can never get away from the sprawl”). Destacamos este tema además de ‘Deep Blue’ porque es también el perfecto “connector” -que dirían ellos- entre sus trabajos anteriores y el sorprendente ‘Reflektor’: un sonido mucho más cerca del synthpop que del rock, e incluso adelantos en su videoclip (esas caras) de la campaña de promoción que vino con el single.

‘We Exist’ (‘Reflektor’, 2013)

¿Cómo sería un himno LGBT (‘My Body is a Cage’ no cuenta) orquestado -nunca mejor dicho con Arcade Fire- por gente tan tendente a la épica como los canadienses? Pues aquí está la respuesta. El bajo y los sintetizadores, marca distintiva del giro al sonido disco dado en ‘Reflektor‘, llevan hasta su explosión final a una canción que aboga por la diversidad sexual y de identidad de género, por la libertad y el respeto a los derechos individuales (con algo de polémica en cuanto al videoclip por la elección de Andrew Garfield y no de una actriz trans, a lo que Butler contestó “cuando un niño de Jamaica ve al actor que hizo de Spiderman en este papel… en mi opinión eso es bastante poderoso”). La rebelión del niño frente a su padre que se trataba en otros temas, aquí es directamente provocada por el rechazo sistemático (cada vez menos, afortunadamente) de muchos progenitores frente a su hijos LGBT. El hecho de que esto último siga ocurriendo es más triste que muchas canciones.

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Bonus track: ‘Wake Up’ (‘Funeral’, 2004)

Dijimos cinco, pero no podíamos cerrar este mini-recorrido de otra forma que no fuese recordando el que probablemente sea el gran himno de Arcade Fire, que da título a este artículo. Los barridos de guitarra con los que se abre son ya un clásico, y es toda una experiencia sentir en directo este tema sobre los muchos desengaños al crecer, viendo cómo Win implora, casi llorando, a los niños que no crezcan, y cómo luego eso se cambia por mucha garra y rabia mientras les aconseja recordando su propia experiencia, mientras les dice a ese “million little gods” que no se avergüencen de sus errores, que aprendan de ellos, que crezcan pero conservando una parte de sí mismos en lugar de venderse buscando ser perfectos y conseguir la aprobación social (considero ‘Everything Now’ demasiado reciente como para meter una de sus canciones aquí, pero desde luego esto es algo que describe en parte ‘Creature Comfort’, así que encajaría en una futura entrega). En el directo ves cómo miles y miles de personas no solo corean el “ohhh, ohhhhh”; lo viven. Se llenan de una mezcla de alegría y nostalgia casi catártica que es difícil poder explicar pero que no es ninguna exageración. Si vais a un concierto de los canadienses y no sentís nada durante este tema, os invito a cenar. En su iglesia abandonada, si hace falta.

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