Con motivo de los 50 años de Kylie, publicábamos un top 50 junto a una playlist de sus 50 mejores canciones, que siempre podéis complementar con el repaso a su discografía que realizó mi compañero Claudio M. de Prado con un punto de vista a veces algo diferente, o con la elección de sus mejores canciones por parte de nuestros foreros a través de un «survivor» que se llamó JUSTICIA PARA KOALA (2012). Con motivo del entusiasmo despertado por su nuevo disco
de disco llamado ‘DISCO’, renovamos tal top 50 con algunas incorporaciones de este álbum. Dejamos las canciones que ocuparon un lugar en la vieja lista en una simbólica página 6, con vistas a completar un top 60 en algún momento futuro…
Tenía muy bien enfilado el camino tras el destacable ‘Light Years’ desde 2000, pero la perfección de ‘Can’t Get You Out Of My Head’ llevó a Kylie un paso más allá, convirtiéndose en el tema más exitoso de su carrera. La canción fue escrita por los mencionados Cathy Dennis y Rob Davis en cuestión de 3 horas y media después de que él usara un ritmo repetitivo sobre el que ella improvisó cantando. Dennis contaba orgullosa: «a veces trabajamos muy duro en escribir canciones que pasamos meses deconstruyendo, pero con esa fue el proceso más fácil, hubo la más feliz de las químicas». Rechazada por S Club 7 (!) y por Sophie Ellis-Bextor (!!) según la BBC, la canción provocó el entusiasmo de Kylie con tan solo 20 segundos de demo. «Era la perfección. Incluso antes de llegar al final de la canción, me sonaba perfecta y justo lo que estaba buscando en ese momento. Era sencilla, molaba y era pop».
Situada a medio camino entre un beat que aún suena noventero pero no desfasado y el electro del cambio de siglo que tanto sonaba en el underground de aquellos años, ‘Can’t Get You Out Of My Head’ podía presumir de tener una producción totalmente minimalista y brillante para haber contado tan solo con Cathy y Rob, y no con ninguno de los grandes magnates de la época. Su estructura es, además, puro delirio, un «hook» tras otro en el que nunca se sabe si el estribillo son los «la la las», el verso en el que se dice el título de la canción o esa otra parte en la que Kylie lleva mucho más alto los límites de su sensualidad y de la obsesión enfermiza sobre la que canta, y que resulta la más extática. Sus autores indicaban que esta estructura tan rara surgió de manera natural y no buscada, que simplemente fue el modo en que las piezas parecieron encajar… y el resto es historia. Como complemento, también recomendable es el conocido mash-up con ‘Blue Monday’ de New Order.
Tras el pelotazo que supuso ‘Fever’, Kylie no pudo tener mejor «comeback» que este ‘Slow’, una de las producciones más modernas que nos ha presentado aún en 2018: tiene 15 años y continúa sonando fresco. El tema, curiosamente co-escrito por Emíliana Torrini, quien bromeaba asegurando que la habían llamado porque la habían confundido con Jamelia, presenta un interesante contraste entre estrofas y estribillo. Mientras las estrofas se precipitan como un pequeño superhéroe atrapado en una Nintendo, el estribillo recula y se detiene solo para que Kylie te recuerde que a veces es mejor hacer las cosas «despacio». La producción, inspirada en el synth-pop de videojuego ochentero, es pura delicatessen retrofuturista, a cuyo carácter icónico sin duda contribuyó ese tórrido videoclip grabado en una piscina de Barcelona que, seguramente, nunca volvió a ser la misma.
¿Es ‘Where the Wild Roses Grow’ la mejor canción de Kylie porque la escribió Nick Cave, el más prestigioso de los autores con los que ha trabajado; o es ‘Where the Wild Roses Grow’ la mejor canción de Nick Cave porque se acompaña de la voz perfectamente inocente de Kylie Minogue? La composición de ‘Murder Ballads’, el disco de los Bad Seeds de 1996, narra la historia de un asesino y su víctima. Y aquí no hay plot twist: Nick es el asesino, el depredador, y Kylie la víctima, asesinada de una pedrada por su propio amante junto al río, y enterrada a posteriori con «rosas plantadas entre sus dientes». Es la imagen más gótica e inquietante de esta oscurísima pero cautivadora canción, aún uno de los temas más escuchados de Nick Cave.
Como canción es todo un atrevimiento: la letra parece en principio estar narrando, día a día, una leyenda de amor («él sería mi primer amor, y con una mano cuidadosa, limpió las lágrimas que corrían por mi cara», canta ella), pero la violencia que casi anuncia la siniestra melodía y las siniestras tomas vocales, toman posesión de todo pocos minutos después. Para terminar de dar miedo, Nick Cave decía en las entrevistas que llevaba «seis años» obsesionado con Kylie, que escribió varias canciones para ella, y que esta fue la que le encajó. En entrevista con la revista Q en 2008, Nick Cave revelaba que ni él mismo se podía creer que Kylie hubiera dicho que sí a esta colaboración. «Les mandé una demo con Blixa Bargeld cantando la parte de ella y su management entró en colapso. Le dijeron que era una locura. Pero la escuchó y dijo que sí».
En una entrevista reciente con The Quietus, Minogue explicaba por qué había accedido: su novio de la época le había dicho ya seis años antes que «su colega Nick» quería trabajar con ella. Kylie aceptó hacer la canción porque, en medio de «las cosas post-modernas que se estaban haciendo a mediados de los 90», sabía que la petición de Cave venía de un lugar «honesto», ya que llevaba años esperando a colaborar con ella. Además, Kylie revelaba que, a diferencia de lo que había leído, Nick Cave le pareció «súper tierno», hasta el punto de plantearse si era la misma persona sobre la que le habían hablado. También cuenta cómo Nick Cave la ayudó a aceptar su parte más pop. En su parte más divertida, Kylie consiente las menciones perversas que hay hacia ella y su música en el inenarrable libro de Nick Cave ‘La muerte de Bunny Munro‘. «Me mandó una copia del libro con una disculpa como avance (…) pero Nick Cave tiene permiso para hacer lo que quiera».
Otra de las producciones totalmente sobresalientes de ‘Fever’, seguramente la más sofisticada de todas, era esta ‘Come Into My World’, en cuyo vídeo Michel Gondry tuvo a bien llenar el mundo de Kylies. Al margen de la pieza visual, que ha envejecido algo mal en cuanto a efectos especiales pero en su momento era lo más moderno sobre la faz, esta llamada al mundo Minogue funcionaba por supuesto de manera independiente gracias al orgásmico susurrar de Kylie, su sugerente arreglo en el estribillo que parece elevarse hacia el cielo y la gran labor de los autores Rob Davis y Cathy Dennis, quienes también eran responsables de ‘Can’t Get You Out Off My Head’ en el mismo disco. Cathy, por cierto, escribiría dos años después la mejor canción de Britney, ‘Toxic’.
El último gran pepinazo de electropop que nos ha entregado Kylie no era el primer single de ‘Aphrodite’ sino el segundo, un ‘Get Outta My Way’ que se ha revelado como uno de los grandes «growers» de Minogue. La razón no es lo imaginativo de su producción, un tanto random, sino el modo en que se va construyendo el camino hacia la melodía perfecta en todas sus partes, primero con un mágico juego de coros y teclados, soltando luego tan pronto como en la primera estrofa el imprescindible gancho «you’re getting boring, you ARE SO boring», después ese pre-estribillo de 10 sobre 10 que busca pasar página para huir con un «perfecto desconocido» y finalmente el estribillo que explota en la reclamación de un espacio propio. Una divertida canción de venganza («see me with him and it’s turning you on») que mereció mucho más éxito y reconocimiento.
El primer single de Kylie que no era una versión, lanzado en la extraña fecha del 29 de diciembre de 1987, es una de las canciones más conocidas de Stock Aitken Waterman y, aunque se conoce que la escribieron en 40 minutos mientras Minogue esperaba fuera (una aburrida rutina para los intérpretes del trío de la que hablamos en su momento con Rick Astley), siempre han reivindicado su complejidad. Stock retaba a The Guardian hace unos años: «Cualquiera que crea que ‘I Should Be So Lucky’ es fácil, que intente tocarla: está en cuatro tonos y todos son muy incómodos. No puedes ni rasguearla a menos que seas un músico realmente bueno». Dejando de lado la cuestión técnica, es un tema pop totalmente atemporal que escribieron considerando que esa exitosa chica de la serie ‘Vecinos’ tenía que ser, forzosamente, desafortunada en el amor.
¿Te has enamorado alguna vez a primera vista? ¿Ha tenido algo que ver la música con ello? A esto canta Kylie en el que era el tercer single de ‘Fever’ y que ella misma escribió junto a los habituales Richard Stannard y Julian Gallagher. ‘Love at First Sight’ tenía, además de una letra con la que todos los enamoradizos podían identificarse, un pre-estribillo enorme que incluía ya el propio título de la canción («The music you were playing really blew my mind / It was love at first sight») así como un estribillo que la elevaba todavía más: «We were meant to be as one» habría sido un nombre mucho peor para la canción pero como gancho no tenía precio.
La producción presentaba inequívocos signos de música disco, entre guitarras y unas cuerdas muy lejanas -bien fueran reales o sintéticas-, estaba seguramente influida por el éxito de la French house ‘Music Sounds Better With You’ de Stardust, incluía unas percusiones bastante tribales en segundo plano desde el segundo estribillo y también despuntaba especialmente ese momento de silencio totalmente Daft Punk en el que solo sobrevive un bajo. Entre todos estos elementos, Kylie vuelve a revelarse como la puta ama en ese final para escuchar en bucle «It was love, it was love, it was love, it was love…»
La cumbre del que para muchos es el mejor álbum de la primera era de Kylie junto a Stock Aitken Waterman era esta ‘Better the Devil You Know’, en la que emergen sonidos del dance que tanto asociamos a los 90 pero que ya se bailaban en Ibiza desde finales de los 80. Aquí hay algo de piano house e incluso acid (el álbum es un año posterior a ‘Technique’ de New Order y se nota), si bien permanece la dulzura de las melodías de lo que habían sido los primeros tiempos de la cantante. Como muestra de esa nueva Kylie más madura, se introdujo la palabra «devil» en el estribillo, aunque para diablos, aquellos para los que la cantante actuó en Antena 3 interpretando este tema.
El tiempo ha terminado por diluir el orden de los singles contenidos en ‘Fever’ y por eso quizá sorprende algo recordar que ‘In Your Eyes’, que no se quedó el vídeo más icónico, fue el segundo sencillo en la mayoría de territorios. Quizá algo ahogado por lo que entonces era el huracán «La la la» (en Estados Unidos ni se llegó a intentar lanzarla), ‘In Your Eyes’ es una canción de melodía oscura e influencias house, que en este caso se acerca muy tímida y sutilmente a lo latino (para muy bien). Además de una autorreferencia a ‘Spinning Around’ y la llamativa frase «I want to make it with you», la canción explora, como otras del mismo disco, la obsesión por un deseo sexual hasta rozar lo enfermizo. «No puedo pensar en otra cosa que no sea este estado maravilloso en el que estoy» o «entre toda esta multitud solo existes tú» son algunas de las pruebas.
Aunque un temazo en los 60 en boca de Little Eva después de que Dee Dee Sharp la rechazara, y un temazo en los 80 y siempre, ‘The Loco-Motion’ no es en verdad la mejor composición que hizo unido el imprescindible tándem formado por Gerry Goffin y Carole King (montamos una playlist con 60 temas suyos hace unos años, a la muerte de Goffin). Con todo, no hay manera de que esta propuesta de nuevo baile («come on baby, do the loco-motion») pierda vigencia ni frescura y sus distintas versiones no han dejado de aparecer en la cultura popular, llegando incluso al cine de David Lynch. Para Kylie además supuso su descubrimiento musical cuando decidió interpretarla en un evento benéfico de la serie ‘Vecinos’ durante julio de 87. A la gente le gustó, fichó con Mushroom y más tarde regrababa la canción con Stock Aitken & Waterman.