“‘Jigsaw Falling Into Place’ sigue pareciendo a día de hoy una elección extraña como primer single de ‘In Rainbows’ (o cualquier otro disco de Radiohead). No es particularmente pegadiza (más allá de esos “a-a-aaahs” de los coros que abren la canción, luego imitados con un arreglo de cuerdas) o memorable en lo melódico, y tiene una estructura lineal, una especie de huída hacia adelante sin fin a lomos de un hipnótico arpegio de guitarra acústica y el trepidante ritmo marcado por la batería de Phil Selway y el pedazo de bajo de Colin. Y, sin embargo, es magnética y adictiva como pocas canciones de aquel disco crucial, acaso por todas esas características, potenciadas por sucesivas subidas de medias octavas en el citado coro y en la línea vocal de Thom. De hecho, es casi la sintonía para la escena que narra su letra, la típica experiencia nocturna en la que te encuentras con alguien que te gusta en un club y las bebidas van distorsionando todo alrededor, incluidas las verdaderas intenciones tuyas y de la otra persona… hasta que logras salir del engaño y el rompecabezas encaja”. Raúl Guillén.
Con ese arranque acústico, engañosa antesala a la impetuosa entrada de la batería y el rasgueado de la guitarra eléctrica de Jonny, ‘Just’ es posiblemente la canción de ‘The Bends’ que más se adaptaba a un mundo post-‘Nevermind’. Pero esa es sólo la fachada de un tema producto de la competencia entre Greenwood y Yorke por ver quién era capaz de meter más acordes en un tema. El cuarto single de su segundo álbum, un disco que padecía la presión añadida de igualar o superar el pelotazo de ‘Creep’, es un pelotazo rockero que maneja a la perfección las subidas y bajadas de intensidad, aupado sobre todo por sus guitarras feroces y por una melodía vocal estupenda. Thom ajusta cuentas en su letra con un amigo pesado, excesivamente pagado de sí mismo y que pretendía dar algún tipo de lección al cantante, retratándolo a la perfección en ese “un día llegará hasta ti y te convertirá en una vaca sagrada”. Es paradójico que, en cierta medida, lo hiciera gracias a esta canción. La melodía de ‘Just’ es tan incontestable que volvió a obtener un considerable éxito en la revisión que hizo Mark Ronson para su disco ‘Version’, una adaptación funky que demuestra el poder de esta canción va más allá de estilos. Curiosamente, el vídeo oficial de la versión de Ronson era una especie de homenaje-continuación al icónico clip original de la canción, en el que un hombre decide tumbarse en medio de la acera para estupor de los transeúntes… hasta que descubren sus razones para hacerlo. Raúl Guillén.
Otra de las canciones que más tumbos ha dado de Radiohead terminó siendo una de las más hermosas de su carrera y seleccionada como segundo single oficial de ‘In Rainbows’. ‘Nude’ procedía de la era ‘OK Computer’, apareciendo ya en alguna de las presentaciones en directo de aquel disco, siendo conocida por sus fans como “Big Ideas” o “(Don’t Get Any) Big Ideas”, e incluso contando con el nombre provisional de ‘Failure to Receive Repayment Will Put Your House at Risk’. El título “Nude” procedía de una de las frases originales de la canción (“¿qué tal estás desnudo?”), por suerte eliminada de la versión definitiva en pos de una letra mucho más elegante que hace referencia a “ese algo” que siempre “nos falta” para ser felices, no importa la meta que logremos atravesar o lo lejos que nos las arreglemos para llegar. El grupo no se dio por satisfecho con la composición hasta que Colin Greenwood añadió un bajo que le daba cierto ritmo, y si bien el punteo de guitarra también es precioso, si por algo pasará a la historia ‘Nude’ es por la estupenda conjunción de las voces de Yorke y las cuerdas tratadas de Greenwood fundiéndose, y por el sentido reproche final, “you go to hell for what your dirty mind is thinking”, en el que Thom se recrea como en pocas ocasiones. La canción, por cierto, logró colarse en el top 40 del Billboard Hot 100 (la última en conseguirlo) gracias a un concurso de remixes para el que se vendieron sus pistas por separado. Sebas E. Alonso.
“Es demasiado tarde, el daño está hecho”. Cualquier valoración del último disco de Radiohead hasta la fecha, ‘A Moon Shaped Pool’, estará condicionada por el divorcio en 2015 de Thom Yorke de la maestra y madre de sus hijos, Rachel Owen, quien fallecía al año siguiente víctima de un cáncer. Así, es imposible no percibir en la letra de ‘Daydreaming’ un elemento de elegía, por ejemplo en su mención hacia el final de una “habitación blanca” y un “sol que aparece ante la ventana”, que trasciende ese primer significado sobre un matrimonio que ha llegado a su fin para evocar una idea más existencial, con un Yorke que parece atender, desde fuera de su propio cuerpo, a lo que ha sido “la mitad de mi vida”. El tema suena sin embargo como un golpe de realidad, que es lo contrario a los sueños, y a su componente emotivo contribuye enormemente un Jonny Greenwood que aporta el arreglo de cuerdas de la canción, dando lugar probablemente a la canción de Radiohead con más sonido de banda sonora de su carrera. Su vídeo, dirigido por un Paul Thomas Anderson que ya había trabajado con Greenwood en el pasado, pero nunca con Radiohead, reflejaba el elemento onírico de la letra a través de una sucesión de lugares a los que Yorke va accediendo de manera ilógica y surrealista. “Como Alicia, Yorke abre puertas por las que accede a lugares no maravillosos, pero sí inconexos, paradójicos, que desafían la lógica de la continuidad espaciotemporal”, comentaba nuestro compañero Joric. “La puerta como elipsis onírica y como metáfora de una búsqueda casi laberíntica de un refugio, una caverna en las montañas donde descansar al calor del fuego”. Jordi Bardají
Radiohead se entretuvieron entre el primer y el segundo disco con la edición de un EP llamado ‘My Iron Lung’ cuya pista principal terminaría también un año después en ‘The Bends’. Era otra canción de rock que rehuía del sonido Brit Pop imperante en las emisoras de las islas durante 1994, pero tampoco era una recreación del grunge que tanto sonaba al otro lado del Atlántico. Sin duda, era una canción de rock “diferente”, con las guitarras eléctricas rugiendo y desbocándose en los momentos clave de la grabación. Con ella, se estaban echando tierra encima tras el éxito de ‘Creep’, que como de todos es sabido les ha perseguido muy a su pesar. Dice en un momento la letra: “esta es nuestra nueva canción / que es justo como la anterior / una pérdida total de tiempo, mi pulmón de acero”. Un “pulmón de acero” al que en otro momento de la letra dicen estar “agradecidos”, aunque sea irónicamente, pues es el que en muchas ocasiones ha pagado las facturas, dándoles «aire» para hacer lo que quieran. En todo caso, una bienvenida al futuro de Radiohead como lo había sido de otra manera ‘Blow Out’. Sebas E. Alonso.
A pesar de ser el último single de ‘In Rainbows’, ‘Reckoner’ es uno de sus temas más importantes; no en vano, apareció en diversas listas sobre lo mejor de la década para Rolling Stone, NME y Pitchfork. Pero no se trata solo de crítica: el propio álbum se iba a llamar ‘Reckoner’, y de hecho pasó a ser ‘In Rainbows’ por el estribillo de esta canción («because we separate / like ripples in a blank shore / in rainbows»). El tema, cuya primera versión de 2001 pasó a formar ‘Feeling Pulled Apart By Horses’, tiene distintas interpretaciones, pero las referencias a Fausto, constantes en el disco, parecen estar aquí también – lo más obvio es el «dare not speak its name». Por ello, es posible ver en la canción tanto la crónica de una ruptura como la «rapture» apocalíptica, con referencias a ser seducido por el Diablo, a si somos culpables realmente de nuestros pecados (o «distracciones») y, por si fuera poco, los «dedicated to all human beings» que se repiten. La obsesión es una temática en este álbum, algo confirmado por el propio Yorke y relacionado con el título, y aquí podemos entenderla como la obsesión por todo lo material e inmediato (hola, ‘OK Computer’) cuando realmente todos vamos a acabar igual. Pero no hay aquí un tono tan sombrío como cabría esperar, y el «because we separate / like ripples in a blank shore» sugiere imágenes calmadas y naturales, todo ayudado por el componente celestial que tiene la música, desde la constante de percusión y las suaves líneas de guitarra y piano hasta la sensacional parte final, con una sección de cuerdas que parece representar ese «Arrebatamiento», la ascensión al Cielo. Con o sin componente religioso, lo que transmite el tema es una sensación de paz, de tranquilidad incluso en un momento en el que todo parezca negro. Recuerdo aún el escalofrío -para bien- que sentí cuando tuve la suerte de escucharla en directo, y la suerte mayor de escuchar en primera fila (la suerte o la carrera que nos pegamos) cómo el falsete de Thom arrastraba las líneas de ‘Reckoner’, y cómo parecía entrar en comunión con el público durante el instrumental final. Pablo N. Tocino.
El gusto por trabajar viejas canciones olvidadas en un cajón no es algo que hagan solo los Radiohead de hoy, que algunos entienden como desesperados de la frescura y la profundidad de sus inicios. Cuenta la leyenda que ‘Motion Picture Soundtrack’ es una composición incluso anterior a ‘Creep’, de la que existió una maqueta a piano en la era de ‘OK Computer’ y que terminó cerrando ‘Kid A’ llevada por un órgano (o armonio) que incorporó Thom Yorke. La letra es la habitual depresión del grupo presentada por “vino tinto y pastillas para dormir” para ayudarse a “volver a tus brazos”, continuada por “sexo barato y tristes películas”, para concluir, en el escenario de la desolación absoluta: “te veré en otra vida”. La referencia al cine no es baladí: la segunda estrofa, salpicada por un fondo cada vez más recargado y tristón, dice: “deja de mandar cartas / las cartas siempre terminan en el fuego / no es como en las películas / que nos alimentan de pequeñas mentiras”. Y precisamente para recrear el espíritu de esta “banda sonora”, se incorporaron una serie de samples de arpas que pretendían vincular ‘Motion Picture Soundtrack’ con su antítesis, las películas de Disney. El cierre perfecto para ‘Kid A’ que además le daba sentido global, pues esas «little white lies» aparecían también en el corte titular. Sebas E. Alonso.
Seguro que todos tenéis ese amigo al que no le gusta Radiohead porque, según dice, «me deprime, sus canciones son muy tristes». De hecho, seguro que alguno de los que nos estáis leyendo pensáis eso. Hay muchas canciones que podrían tumbar ese argumento, pero ‘Airbag’ es una de las más obvias. La canción que abre ‘OK Computer’ (y que, curiosamente, fue su último single) sería luego versionada en numerosas canciones, siendo especialmente destacable la que se hizo para el recopilatorio-homenaje ‘Exit Music: Songs with Radio Heads’ (atentos también en ese disco a la personal versión de Sia de ‘Paranoid Android’) por parte de RJD2, que parece sacada del ‘Kid A’. El rock se abre sin complejos a la electrónica a lo largo de ‘OK Computer’ y, aunque se nota mucho más en el segundo corte (‘Paranoid Android’), ya está presente en éste: ‘Airbag’ comienza y termina con un característico riff de Jonny Greenwood, con DJ Shadow inspirando un loop de percusión que idearon entre Thom y Phil, para ser refinado después con distintos efectos que iba probando Greenwood con su guitarra: sonidos electrónicos y avances tecnológicos en la música, crítica ¿a esos mismos avances? en la letra. Y es que el tema tiene, como el resto del disco, a la tecnología y la sociedad moderna como protagonistas: un avance tecnológico con poder para matarte (el coche) y para salvarte (el airbag), que reafirma el carácter neutro de la propia tecnología, por el cual estaban esos interrogantes en la frase anterior. Y es que ‘OK Computer’ no es, como algunos piensan, un álbum tecnófobo, sino una crítica a cómo usa el ser humano esa tecnología. En este caso, la falsa sensación de seguridad que nos proporciona y hasta qué punto dependemos de ella. La historia parte de un accidente de coche de 1987 del cual Yorke y su novia salieron ilesos, y que le hizo pensar que, tras sobrevivir a eso o a cualquier circunstancia desastrosa, «te sientes mil veces más vivo, sea lo que sea eso», comentó, «cada vez que algo así ocurra deberíamos correr por la calle gritando «¡estoy vivo! ¡Mi vida ha vuelto a empezar!»… de hecho, deberíamos hacerlo cada vez que salgamos de un coche». «I’m amazed that I survived / An airbag saved my life / In an interstellar burst / I am back to save the universe». Si esto no es vitalismo… Pablo N. Tocino.
Contra todo pronóstico, ‘Weird Fishes / Arpeggi’ se ha convertido en una de las canciones más populares de Radiohead, siendo versionada por gente tan dispar como Lianne LaHavas, SBTRKT o Phantogram, y apareciendo en el documental ‘The Island President’. Todo ello a pesar de no haber sido uno de los singles oficiales de ‘In Rainbows’, por mucho que sí contara -como muchas otras pistas de aquel largo- con un modesto vídeo. Con un sonido muy vivo y directo (esas baquetas marcando el inicio de la canción, esos momentos que han quedado por perfeccionar en la ejecución de la guitarra), la composición se desarrolla efectivamente a través de unos «arpegios» de guitarra que van construyendo una tensión que se va creciendo poco a poco, ayudada por los mágicos arreglos que tuvo desde el principio. Estrenada con una sección de cuerda en 2005, a la vez con un carácter más electrónico y muy Björk (no os perdáis la versión primigenia bajo estas líneas), «Weird Fishes» retrata una relación de devoción («estaría loco si no fuera al lugar al que me guían tus ojos») que lleva al narrador al precipicio («voy hasta el borde de la tierra, y me caigo») y a la muerte («me devoran los gusanos y peces extraños»), si bien el final es mucho más optimista de lo que habría cabido esperar («apretaré el botón y escaparé», indica como si estuviera en medio de una pesadilla). Para algunos escrita desde el punto de vista de un pequeño pez, es otra de las grandes canciones oníricas y abstractas de Radiohead, que encierran una angustiosa lucha por la supervivencia; y una de sus favoritas para tocar en vivo. Sebas E. Alonso.
Si alguna vez Radiohead te han parecido un grupo demasiado “marciano”, ‘Subterranean Homesick Alien’ es la composición en la que se regodean en ello. A primera vista podía parecer lo que suena entre dos canciones tan importantes para ‘OK Computer’ como son ‘Paranoid Android’ -el primer single- y ‘Exit Music (for a Film)’ -para la banda sonora de ‘Romeo y Julieta’-, pero sin duda es una canción que merece la pena destacar de manera independiente en todos los aspectos. Melódicamente, tiene uno de los estribillos más claros del disco (“uptight, uptight!”). La letra surgió a partir de un encargo que la Escuela Abingdon pidió a Thom Yorke: escribir algo sobre la poesía marciana de la década de los 70 y 80, movimiento surgido en el mismo Oxford vinculable a Radiohead. Y la producción es un fascinante cosquilleo de percusiones de diferente tipo que parece bien estar burlando el estado mental del narrador o bien realmente llevarnos al espacio exterior referenciado. El título se inspira claramente en el ‘Subterranean Homesick Blues’ de Bob Dylan (sin duda su vídeo más icónico), pero aquí la canción nos habla de lo alienados que estamos de las cosas hermosas del mundo («vivo en una ciudad en la que no huele a nada»); de cómo los extraterrestres observan nuestra incapacidad para ser nosotros mismos o revelar nuestros sentimientos («esas extrañas criaturas que cierran con llave su espíritu» somos por supuesto nosotros, no ellos); y del deseo de ser abducido y la inverosimilitud de haberlo sufrido. Es revelador el paso de la despreciativa tercera persona del plural del primer estribillo a la primera persona del singular del segundo. Con el cambio, Yorke parece entonar un gran “mea culpa” por su contribución al estado de las cosas en este mundo de locos. Sebas E. Alonso.