Es evidente que ‘Santa’ cambió muchas cosas para Zahara –más allá de su autogestión “empresarial”– y que había muchas cosas acertadas en su planteamiento, además de sus canciones: envolver el álbum en una temática recurrente (la imaginería religiosa, en aquel caso), una edición física atractiva con contenidos extra, una mayor liberación en la manera de describir su universo, animándonos a entrar en él y haciéndonos partícipes de él con guiños a la cultura popular… Así que, ¿por qué renunciar a repetirlo? Así y todo, ‘Astronauta’ –de nuevo, una única palabra que da entidad al conjunto– no es un intento de repetir ‘Santa’ sino, quizá consecuencia directa de su faceta como escritora, un segundo capítulo. De hecho, en una entrevista de inminente publicación nos revela que ambos son parte de una trilogía.
En la coartada de la astronomía, la ufología y la ciencia espacial que en este caso envuelve el cuarto álbum oficial de estudio de la artista de Úbeda, Zahara encuentra una metáfora para hablar de su maternidad, haciendo un símil entre la soledad devastadora que la asaltó tras el nacimiento del “Bichín” –así le llama ella– y la del astronauta Michael Collins cuando, mientras Aldrin y Armstrong paseaban felices en la superficie lunar, él aguardaba incomunicado en el Columbia, orbitando sin remisión alrededor del satélite. Hasta esa ingravidez en el vacío del espacio exterior nos traslada ‘El astronauta’, la canción que, entre pianolas propias de una banda sonora de Tim Burton y cierto solemne giro españoleto en la melodía, cierra el álbum como una bonita declaración de amor incondicional a su hijo, pero también de los miedos y las dudas que la crianza implica, certeramente expresada en frases como “sólo quiero ayudarle a ser un buen hombre” o “cuando dejé de sentirme sólo yo / con un solo corazón / siempre va a latir por los dos”.
Pero no hay que dejarse llevar por la falsa idea de que es un disco sobre la maternidad. Aunque la gestación y la infancia sí aparecen aquí y allá, es más un recurso lírico que en sentido literal. Descartando que ‘Astronauta’ sea un “disco sobre la maternidad” –el potente single ‘Hoy la bestia cena en casa’ sí trata el tema, pero como un combativo posicionamiento en contra de la gestación subrogada–, temas como la celebratoria ‘David Duchovny’ y la dura ‘El fango’, que se cuentan entre las más inmediatas del conjunto, o la amarga ‘Guerra y paz’ siguen mostrándonos a Zahara como una fantástica retratista de las relaciones humanas, sentimentales y sexuales. ’El diluvio universal’, que arranca como una ranchera que podría cantar Christina Rosenvinge, es un rotundo y agridulce compendio de todo ello, con unos versos magníficos de poderosa crudeza desde su primer verso: “A ti te gustaba follar los días de lluvia / A veces cuando llueve / recuerdo el amor que se hacía / Quisiste proteger lo que no era de Dios ni de nadie / Se alzó ante nosotros un muro de mierda gigante / sobre cimientos de sangre / Se abrieron las grietas, salté hacia el vacío / ¿Has probado a oír tu voz gritando en el espacio?”.
De hecho, no es suya, excepcionalmente, la letra de ‘Big Bang’, la otra canción del disco que aborda el nacimiento y la crianza de un hijo: está inspirada en un poema de Miguel Rivera de Maga, con emocionantes y evocadoras imágenes como “tú has creado un sistema solar en mitad del salón” –idea que inspira un dibujo contenido en la caja del disco, donde identifica los estadios del embarazo con cuerpos celestes– en ese delicado dueto que, de nuevo, tiene coartada astrofísica. La presencia de Rivera no es baladí, ya que, como nos explicará en la misma entrevista, no ha temido mostrar lo inspiradores que resultan para Zahara el particular aire melódico, los sonidos sintéticos y las chispeantes cajas de ritmo típicas del grupo sevillano, que impregna buena parte del disco: subyace tanto en cortes uptempo como ‘Bandera blanca’ –que parece dedicar a su reencuentro consigo misma tras la debacle física y mental post-parto– como en el precioso medio tiempo ‘Guerra y paz’, curiosamente otro dueto, en ese caso con Santi Balmes de Love of Lesbian.
El aspecto lírico es, para mí, el gran avance de ‘Astronauta’, destacando no sólo el aspecto emocional sino también por el divertido carrusel de autorreferencias y referencias a la cultura popular que se nos ofrece a lo largo del disco, desde esa ‘David Duchovny’ que evidencia que el guiño a la sintonía de Mark Snow para ‘Expediente X’ no era casual, hasta las menciones a Coyote Dax y ‘Adiós con el corazón’, pasando por citas más o menos ocultas de películas como ‘Algo para recordar’ y series como ‘Cómo conocí a vuestra madre’. A menudo, como ocurre en la parte final del álbum, diría que incluso las letras salvan y realzan canciones que, en las primeras aproximaciones, parecen menores, como las citadas ‘El astronauta’ y ‘El diluvio universal’ o ‘Multiverso’, un posible argumento para una aventura de los agentes Mulder y Scully sobre viajes a realidades paralelas que, en realidad, conecta con la pérdida de identidad que deviene a la demencia o el Alzheimer, como la propia autora ha indicado.
El lado musical no es tan sorprendente como apuntaba el primer adelanto ‘Hoy la bestia…’ –ciertamente no es representativa del resto del álbum y, de hecho, la música fue compuesta por su amigo Martí Perarnau, de Mucho–, lo cual no quiere decir que no alcance a ser también excitante. ‘Astronauta’ contiene en buena medida el pop rock con gran poso electrónico/sintético que la caracteriza –el productor Matthew Twaites y los músicos que congregó en su estudio de País de Galés han recreado el ambiente “sideral” perfectamente, pero sin alejarse tanto del estilo de ‘Santa’–, en una equilibrada alternancia de temas rápidos que pronto se postulan como favoritos (‘El fango’, ‘Bandera blanca’) con medios tiempos y baladas de no menos magnetismo (‘Guerra y paz’, ‘El diluvio universal’ –con ese espectacular subidón final–).
Cierto es que la acumulación de cortes rítmicamente reposados hacia el final provoca una pérdida de tensión que no sienta bien al disco en las primeras escuchas. Pero es algo que el tiempo y la atención cuidadosa –algo de lo que también se beneficiaba mucho ‘Santa’– reparan, sobre todo gracias al gran esmero lírico, insisto. Aquella no es la única flaqueza aparente de este disco, y podríamos reprochar también la extraña manera de mezclar las voces que hace algunas palabras ininteligibles, el algo irritante teclado que evita disfrutar del todo ‘David Duchovny’, o una secuencia que intercala la insólita y ajena estéticamente ‘Adjunto foto del Café Verbena’ poco antes del final: suerte de relato minucioso de un episodio personal, resulta divertidísima, pero parece evidente que sus aires acústicos a lo Sufjan Stevens encajarían mejor agazapados como una pista oculta tras ‘El astronauta’, y no al revés. Pero así y todo no hay duda de que ‘Astronauta’ y su colección de pequeños detalles que lo realzan (destacando sus interpretaciones vocales, donde la manera de repetir obsesivamente “me pregunto si aún sigues ahí” o prolongar un “será” en “decir adiós será tan fácil” expresan tanto o más que las propias palabras) ya dejan ver que esta es una obra que, como un chiquillo, acaba de nacer y seguirá creciendo.
Tras algunos showcases acústicos en tiendas durante lo que queda de año, Zahara estará presentando ‘Astronauta’ en directo a partir del próximo mes de enero, habiendo vendido ya todo para su primera fecha en La Riviera de Madrid y añadido una segunda. Toda la gira, en su web.
Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘Hoy la bestia viene a cenar a casa’, ‘Guerra y paz’, ‘El fango’, ‘El diluvio universal’, ‘Bandera blanca’, ‘El astronauta’
Te gustará si te gustan: Maga, Mucho, Love of Lesbian, Christina Rosenvinge.
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