Mariah Carey está volviendo a arrasar con ‘All I Want for Christmas is You’, que desde su publicación en 1994 se ha hecho más popular con el tiempo. El año pasado por fin entraba en el top 10 de Billboard y este año y, tras re-entrar en el top 29, ya es top 14, por lo que está por ver si es capaz de superar esa marca. De momento es la cuarta canción más escuchada en Spotify a nivel mundial y entre varias plataformas de streaming suma más de 800 millones de reproducciones, una cifra al alcance de muy pocos artistas y desde luego de muy pocas canciones viejas.
Al contrario, ‘All I Want for Christmas is You’ es un clásico perenne, algo que desde luego contrasta con éxito de las canciones nuevas de Carey. ‘Caution’ es el disco mejor valorado de su carrera reciente, pero aun habiendo entrado en el top 5 de Estados Unidos no lo ha hecho con grandes ventas y la evolución en su segunda semana ha ido a peor. En Europa casi no hace falta ni decir que las ventas han sido desastrosas. Lo cual nos lleva a preguntarnos cómo es posible que una artista tan famosa como Carey venda ahora tan pocos discos incluso cuando coloca un single viejo cada año en las listas, e incluso cuando puede permitirse hacer una gira (navideña) europea que pasa por España en apenas 10 días.
Son varias las razones que pueden haber contribuido al deterioro de la popularidad de Mariah Carey en los últimos años. En primer lugar está su voz. La gente que admiraba a Mariah por baladas como ‘Without You’, ‘Hero’ o ‘Vision of Love’, por esa voz grande y melódica que ha influido a artistas como Beyoncé, Christina Aguilera o Ariana Grande, pudo dejar de estar interesada en ella una vez decidió usar un registro más aireado, sutil y apto para sus cada vez más sofisticadas producciones. Este fenómeno es muy evidente en España, un país muy poco dado al R&B y al hip-hop, y donde Carey no tiene un hit desde hace años. Luego está su imagen de diva un poco pasada de rosca, que Carey no ha dejado de alimentar en los medios de manera constante, por ejemplo en el esperpéntico reality show ‘Mariah’s World’, alienando a buena parte de su público. Tampoco han ayudado los ridículos varios que ha encadenado en los últimos años, cuando ha aparecido ebria en premios o encima del escenario. Inolvidable fue su fallido playback de 2016, al que se enfrentó en Twitter con sentido del humor y del que por lo menos se resarció al año siguiente.
Quizás la escasa popularidad de Carey en la actualidad se deba simplemente a que ha sido incapaz de hacer música que conecte con el público como antes, cuando de un plumazo vendía decenas y decenas de millones de copias de álbumes como ‘Daydream’ o ‘Music Box’. Es verdad que ‘The Emancipation of Mimi’ fue un gran éxito, pero lo fue sobre todo en Estados Unidos (en España desde luego no) y aunque Mimi ha seguido haciendo discos muy interesantes como ‘Memoirs of an Imperfect Angel’ o ‘Me. I Am Mariah… The Elusive Chanteuse‘, también es cierto que no demasiadas personas han oído hablar de ellos en el mundo real (quizás sus rebuscados y un tanto egocéntricos títulos no inviten mucho a descubrirlos). Mariah es muy querida en internet, donde sus discos son valorados muy positivamente, su trabajo como compositora es cada vez más reivindicado y memes como “I don’t know her” copan las redes, pero las ventas nos dicen que el público pasó hace tiempo a otra cosa. ‘All I Want for Christmas is You’ sin duda se ha comido en popularidad a sus últimos trabajos, y Carey ya no puede sostenerse en ellos para realizar conciertos. Estos siempre son de grandes éxitos.
En general, la fama universal de Carey nunca ha sido tal, al menos en cuanto a ventas y sin tener en cuenta la excepción de ‘All I Want for Christmas is You’. Se recuerda poco que a finales de los 90 y principios de los 2000, cuando era necesario vender CD-singles para entrar en Billboard y no existían ni iTunes ni Spotify, era una práctica común de las distribuidoras pedir a las tiendas de discos descuentos de CD-singles de sus artistas “prioritarios” para que estos entraran en lista, aunque no estuvieran en ese momento apoyados por la radio, como fue el caso de varios singles de Carey (en 1996, The New York Times publicó un extenso artículo al respecto preguntándose si las listas de éxito estaban manipuladas). Esto explica por qué Carey tiene casi tantos números uno en Estados Unidos como los Beatles y sin embargo muy poca gente es capaz de recordarlos todos, como indica The Huffington Post. La era digital ha impedido estas prácticas (aunque ha dado lugar a otras; Travis Scott es esta semana número uno en USA con un remix rebajado) y Carey sí puede presumir de haber conseguido dos números uno “reales” en la segunda etapa de su carrera con ‘We Belong Together’ y ‘Touch My Body’, pero de eso hace 13 y 10 años, respectivamente.
En el fondo, ser número uno o no da igual si la canción cala, y ‘All I Want for Christmas is You’ ha calado. El tema resurge cada Navidad como el estándar navideño por excelencia de nuestros tiempos y es una de esas canciones que trascienden a sus autores para pasar a convertirse en algo parecido a un bien común. Curiosamente, Carey no deja de recordar en las entrevistas que la gente suele pensar que la canción es un versión, lo cual dice bastante del logro que es. Por eso, resulta extraño verla celebrar todos sus números uno como si algunos de ellos no hubieran sido producto de alguna que otra trampa. Sin embargo, ‘All I Want for Christmas is You’ siempre estará ahí y aunque Carey ya no sea capaz de renovar su repertorio de hits, tampoco puede pasarse por alto el mérito de haber compuesto semejante clásico. Una canción cuyo éxito perenne es suficiente para hacernos creer que Carey es una artista realmente universal cuando las cifras globales de su discografía demuestran lo contrario. O quizás el problema sea que las expectativas en torno a Carey siguen siendo demasiado altas, dado su legado, y el misterio de que su legión de fans haya encogido tanto se explique simplemente con que no todo el mundo puede estar en la cima del mundo siempre. Carey lo estuvo y en cierta manera lo sigue estando, aunque no sea tan visible como antes… menos en Navidad.