Aunque a algunos les cueste verlo, el nuevo “la música electrónica no es música” y “el rap no es cantar” es “el reggaeton es basura”. Permanecer ajeno a la realidad de la música popular es abiertamente reaccionario y categorizar que un estilo es enteramente despreciable partiendo de preconcepciones es claramente obtuso. Hasta aquí llega en esta crítica este debate, para mí cansino, y paso a juzgar lo que se escucha en ‘X 100PRE’, el primer disco de Bad Bunny –un éxito instantáneo, como cabía presumir–. Un formato que, a decir verdad, no parecía necesario para un tipo que se ha hecho global y ultraexitoso a base de singles y featurings. Así que, conseguido el estatus estelar, todo indica que pretende reivindicarse además como artista y ¿cantautor?
Porque, al contrario de lo que muchos piensen, ‘X 100PRE’ se aleja del típico disco de nuestra era construido en un campamento de composición y es –salvo contadas y puntuales excepciones– el propio Benito Antonio Martínez Ocasio el único y principal compositor del álbum, asistido en la mayor parte de él por las producciones del también exitoso Tainy (J Balvin, Daddy Yankee, Ozuna, ‘I Like It’). Así que, por delante incluso de ‘Vibras’ de J Balvin –que sí estaba abierto a más compositores–, ‘X 100PRE’ es un disco que podríamos etiquetar como “de autor”. Y no es el único tópico que derriba Bad Bunny: también hay un esmero manifiesto por mantener cierta corrección política en el trato a la mujer.
Aunque no faltan dañinas referencias a “putas y modelos” en el recuperado ‘Estamos bien’ y hay que reprobar la romantización de una posesión emocional establecida en ‘MIA’ –el primer top 1 de Drake en España, propiciado por el puertorriqueño–, entre el habitual farde de posesiones materiales, guiños al tráfico de estupefacientes y éxito profesional, se cuelan también cierta nostalgia del pasado, conciencia de clase y un sentido del humor digno de agradecer: aparte de la delirante imagen ofrecida en la colaboración con Diplo (“a 200 millas en un jetski / si tú quieres te lo meto aquí / debajo del sol”), ‘Tenemos que hablar’ perpetúa una sonrisa al relatar los reproches de su celosa pareja (al estilo del banger ‘No me acuerdo’ de Thalía). Pero, sobre todo, en general se percibe que Bad Bunny trata de mostrar algo de respeto por el género femenino en sus textos –no sabemos si en aras de un público mayor o por una verdadera concienciación–. Ahí queda la lectura de ‘Solo de mí’ como himno contra la violencia machista, poniendo su letra en boca de una mujer tanto en su parte melódica inicial como en esa segunda más agresiva. Estando de acuerdo en que debemos aspirar a extirpar del todo los mensajes de desprecio hacia la mujer, al menos es un punto de partida.
En lo estrictamente musical, ‘X 100PRE’ también sorprende. Y es que Bad Bunny apuesta por demostrar aquí que su flow y su capacidad vocal –en muchos momentos podemos decir que, a su manera, se emplea como cantante, sin borrachera de AutoTune– puede ser de lo más versátil. El primer trabajo del Conejo Malo pretende ser un abanico de estilos que le alejan de ser otro-tipo-más-haciendo-reggaeton –aunque no renuncia a él, siendo ‘Cuando perriabas’ la muestra más fiel–: además del acercamiento al trip-funk-pop de The Weeknd meets Daft Punk que es ‘Otra noche en Miami’, tenemos amagos acústicos (‘Ni bien ni mal’), trap (‘Ser bichote’, ‘¿Quién tu eres?’, ‘Caro’ –con esa insólita outro baladesca en la que cuenta con ¡Ricky Martin!–), interesantes baladas estilo Drake (‘Si estuviésemos juntos’, ‘Como antes’ –“nada de reggaeton, ponme otra canción”, dice en ella–), electro-hop con guitarras a lo Lil Peep (‘Tenemos que hablar’) y hasta experimentación. No puede calificarse de otra manera esa amalgama mutante de bachata, dembow y afrotrap llamada ‘La romana’, en la que, con el dominicano El Alfa como aliado, Bad Bunny se muestra de lo más audaz.
Pero, amén de esa presunta querencia arty con la que busca (y logra, en buen medida) epatar, caemos en la tentación de sobreanalizar ‘X 100PRE’ y no disfrutarlo como lo que es, en realidad: un disco de pop global rabiosamente contemporáneo, lleno de sonidos genuinamente surgidos de la calle que, aún abarcando muchos palos, no deja de ser disfrutable en casi todo momento –aunque en su final pierda fuelle, remonta al ubicar, hábilmente, sus singles en ese tramo–. Si has superado la (entendible, por otra parte: el suyo es uno de esos estilos a los que cuesta acostumbrarse) fobia al peculiar y discutible timbre vocal de Martínez Ocasio, son pocos los cortes en los que uno tiene la tentación de pulsar “saltar” en el reproductor. Al contrario, a lo que invitan es a bailar –a costa del sentido del ridículo de uno mismo, uno pasa la escucha creyendo tener swag– y/o a cantar en casi todo momento. Después de todo, no cabe duda de que ese es el fin último de Bad Bunny con este ‘X 100PRE’, y acierta de pleno.
Calificación: 7,7/10
Lo mejor: ‘Tenemos que hablar’, ‘Otra noche en Miami’, ‘Ni bien ni mal’, ‘Como antes’, ‘Caro’, ‘La romana’, ‘Solo de mí’
Te gustará si te gustan: J Balvin, The Weeknd, Travis Scott
Escúchalo: Spotify