El mundo continúa esperando la continuación de ‘Purpose’, un disco que supuso la reconciliación con Justin Bieber de una gran parte del público –también de los que le veíamos como un ultramanufacturado artefacto de entretenimiento adolescente–. Sin embargo, no parece que un nuevo trabajo del canadiense esté a la vista. Según ha comentado en algunos mensajes de redes sociales, y pese a haber reaparecido artísticamente hace un par de meses con un remix de Billie Eilish y una colabo con Ed Sheeran, Bieber está atravesando un momento personal difícil en el que su esposa Hailey Baldwin y su fe en Dios están siendo su gran apoyo. De hecho, el único sitio en el que se le ha escuchado cantar recientemente ha sido en una iglesia y parece centrado en explotar su firma de ropa.
Hace unas horas ha verbalizado esos tormentos en un revelador texto publicado en Instagram. En él, Justin reflexiona sobre la futilidad de la fama, que no le hace feliz –»tengo mucho dinero, ropa, coches, elogios, logros, premios y aún me siento incompleto»–. También habla sobre sus orígenes, sobre la presión que supone para un niño convertirse de la noche a la mañana en una estrella global cuando ni su vida era idílica –destaca que sus padres, muy jóvenes, se separaron poco después de nacer él– ni su personalidad y capacidad para tomar decisiones está desarrollada. Y él relaciona todo eso con el abuso de drogas “bastante duras” a las que recurrió entre sus 18 y 19 años para paliar el terremoto emocional que supone para un artista subir y bajar de un escenario.
También dice que “abusó de todas sus relaciones” y que, resentido y enfadado, fue “irrespetuoso con las mujeres”, volviéndose distante con los que le querían. Sin duda, eso alude a Selena Gomez, con la que mantuvo una relación durante aquellos años y que terminó rompiéndose. A continuación Bieber dice le ha llevado años reparar todas esas malas decisiones –quizá eso explicaría el reencuentro cordial entre él y Selena, que se interpretó como un comeback a su relación sentimental–, y que ahora atraviesa un momento feliz con su matrimonio, un reto en el que está aprendiendo paciencia, confianza, compromiso, amabilidad, humildad “y todas las cosas que se parecen a ser un buen hombre”.