De Joni Mitchell a Billie Eilish: música azul como el mar, azul

-

- Publicidad -

De Joni Mitchell a Billie Eilish: música azul como el mar, azul

Que ‘brat’ se haya apoderado del debate cultural en internet (y del electoral en Estados Unidos) significa dos cosas 1) que quienes siempre creímos en Charli xcx teníamos razón 2) que el uso de un simple color en una campaña promocional puede producir auténticos milagros. No hay que irse más lejos que el verano pasado para recordar la manera en que ‘Barbie’ tiñó el mundo completamente de rosa.

El poder de un color lo conocen los artistas sobre todo, y no son pocos los ejemplos de álbumes de música pop que, a lo largo de la historia, se han tornado absolutamente indisociables de un único color: a la cubierta verde lima de ‘brat’ hay que sumar precedentes como el rosa ‘Teenage Dream‘ de Katy Perry, el blanco del ‘White Album’ de los Beatles, el azul del debut de Weezer o el rojo de ‘Red‘ de Taylor Swift.

- Publicidad -

Especialmente el azul ha sido y sigue siendo un color muy buscado y querido por los artistas de todas las disciplinas. Pocos colores representan tan bien los diferentes estados de ánimo del ser humano, desde la alegría a la depresión pasando por ese estado de calma y serenidad que todos anhelamos. En la psicología del color el «azul es el contrario del rojo», como explica Julieta Wibel en uno de sus divulgativos vídeos (sobre Ter y su pelo teñido de azul, por cierto). El rojo es calor y alarma; el azul frío y calma. Pero la cosa no es, ejem, blanco o negro.

Hit Me Hard and Soft’ de Billie Eilish es la última obra maestra basada en este color; el corte de cierre se titula ‘Blue’. En el inicio de la canción, un animado ritmo de batería acompaña a Eilish mientras esta canta que “intenta vivir en blanco y negro, pero estoy tan azul” (una traducción literal de “estoy triste”). Pero, después, ‘Blue’ desciende hasta las profundidades del mar; el tono se torna “azuloscurocasinegro”, abisal. Billie se dirige a alguien que le ha hecho daño: “Naciste más azul que una mariposa / tan hermoso, y privado de oxígeno”.

- Publicidad -

Históricamente el color azul se ha asociado -como acabamos de ver- a la tristeza y la melancolía. De ahí viene el “blues” inventado por lo esclavos afroamericanos y después popularizado por cantantes como Bessie Smith. En el pop los artistas han podido mostrarse ‘Blue’, como Joni Mitchell, o ‘Kind of Blue’, como Miles Davis. ‘Blue Moon’ es una de las grandes tonadas tristes del cancionero americano y, por supuesto, ‘Blue Monday’ de New Order ha marcado más lunes de los que podemos contar. En el ambient el tono deep blue es imposible de escapar en los proyectos de nuevos artistas como Øneheart, leadwave o My Heart is Empty; la música suena igual de desolada y fría que las portadas. Y luego está ‘Blue’ de Beyoncé que, dedicada a su hija, puede ser la canción más bonita de su carrera, una canción que, aunque no es triste, sí suena melancólica.



No solo la música pop se ha teñido y se sigue tiñendo de azul. En la gran pantalla este color ha inspirado grandes obras como la trilogía de los colores de Krzysztof Kieślowski, en el caso de ‘Bleu’, simbolizando una ruptura con el pasado. Pero el uso más radical del azul que se ha hecho en el cine puede ser el de Derek Jarman en ‘Blue’ (1993), una película inspirada en la experiencia de Jarman con el sida. Estrenada cuatro meses antes de su muerte, es una película sin escenas; una pantalla estática de color azul es la única imagen que vemos en ella porque, en el momento de su creación, Jarman estaba prácticamente ciego y solo era capaz de ver tonos azules. Mientras, la voz de Jarman nos habla sobre su enfermedad, pero el cineasta también imagina, sueña despierto, se pregunta qué hay más allá del cielo.

- Publicidad -

En la cinta de Jarman el azul lo inunda todo, pero no solo de tristeza; hay un componente de inocencia también en el texto de Jarman, y de hecho el tono de azul empleado -Klein o azul eléctrico- indica un sentimiento vibrante y vivaz. El tono de azul por tanto determina el sentimiento que se expresa en una determinada obra. No es lo mismo el rostro angustiado de Mitchell en ‘Blue’, considerado el más triste de los discos de ruptura jamás creados, que esa cara iluminada por el sol de Madonna en ‘True Blue’, por cierto, una expresión ligada a la lealtad sobre todo en el contexto de una relación amorosa (viene a significar algo así como “te seré fiel”) de la que es imposible no extraer también un componente de inocencia e ilusión; el azul antes del abismo. ¿No va de eso ‘Vestido azul’ de La Oreja de Van Gogh?

Es la misma sensación de libertad y de expansión infinita, de poder ante la vida, que expresaba en 2002 Cristian Castro en su gran himno, ‘Azul’, probablemente la canción llamada así más icónica, con perdón de ‘Estoy azulado’ de Soda Stereo. Cuando Castro canta “este amor es azul como el mar, azul; como de tu mirada nació mi ilusión”, deja claro que el azul aquí ya no significa depresión, sino que, al contrario, señala una felicidad abrumadora e indescriptible.

El azul del mar y del cielo ha inspirado innumerables obras a lo largo de la historia que se remontan a siglos y milenios atrás; el cielo y el mar son sinónimo de libertad y de posibilidad y el arte no ha dejado de explotarlos simbólicamente a lo largo de la historia. ‘Verano azul’ marcó a una generación, el pop italiano de los 50 y 60 es indisociable del azul claro del cielo y el mar mediterráneos y, en el cine, a este color se le ha asignado también un significado político: los cielos claros despejados de ‘Eduardo Manostijeras’ (1990) o ‘American Beauty’ (1999) simbolizan el ideal de Estados Unidos mientras sus habitantes en ambas películas viven experiencias de todo menos envidiables.

El concepto de “posibilidad” o potencial en la cultura también está ligado a la tecnología y a la modernidad, y el azul ha simbolizado el futuro por ejemplo en películas como ‘Avatar’ o, décadas antes, ‘El planeta imaginario’ o ‘Gandahar’, en las que la piel de los personajes era de color azul (lo de Los Pitufos era otra cosa). En el cine de Jacques Tati los cielos azules también decoran películas que, como ‘Mi tío’ o ‘Playtimes’, parodian la ultramodernidad exportada desde Estados Unidos a Europa, tan pronto como en los años 60.

En la música, la portada de ‘LP1’ de FKA twigs gritaba “futuro” por los cuatro costados y también el tono azul eléctrico de la alfombra de la portada y los videoclips de ‘Grasa’ de Nathy Peluso -y su uso del iPhone- nos indica que la cantante, por mucho que mire al pasado, sigue instalada en el siglo XXI. El azul por tanto sigue marcando la estética de la modernidad actual; solo André 3000 ha ido tan lejos de imaginar un ‘New Blue Sun’, mirando más allá de las estrellas. Otros, como Billie Eilish o últimamente The Marías, han preferido seguir buceando las profundidades del océano.

Lo más visto

No te pierdas