El Brexit ganó en Reino Unido, aunque casi todo el mundo esperara lo contrario, por lo que es normal que salga alguna voz a favor del mismo, como la de Morrissey o ahora la de Matt Bellamy de Muse. El cantante acudía esta semana a una fiesta electoral de la CNN debido a las elecciones presidenciales de Estados Unidos y un par de periodistas del mundo tabloide, tras escuchar una conversación suya, aseguraban que Matt Bellamy había votado a favor del Brexit. El NME intentaba conseguir una declaración suya, pero prefería no responder.
Sin embargo, el asunto se ha salido tanto de madre, que ha tenido que acudir a su Twitter para explicar su postura contestando a uno de los tuits de los periodistas, recalcando que no está a favor del Brexit sino de una versión «soft», es decir «light», del Brexit que incluya «mercado único y libre circulación de personas», añadiendo «sí al acuerdo de libre comercio fuera de la UE».
A pesar de sus declaraciones, son muchos los fans de diversos países decepcionados, con algunos echándole en cara que no viva en Reino Unido (tiene dos casas en Malibú), otros criticando la política exterior tradicional de este país y otros sus contradicciones. Estas han sido algunas de las reacciones vía NME.
MadCool ha celebrado una rueda de prensa esta mañana en Madrid para informar sobre las novedades de su cartel. La segunda edición del festival madrileño tendrá lugar en La Caja Mágica entre los días 6 y 8 de julio, coincidiendo en fechas con Bilbao BBK Live, que ya ha presentado a Depeche Mode como cabeza de cartel.
La organización ha hecho balance del primer año, citando más de 100.000 asistencias sumando los 3 días y referenciando un impacto económico de 23 millones de euros. Entre las novedades de la nueva edición, desaparecerán los escenarios interiores por los problemas generados (aforo, cuartos de baño), siendo los cuatro ideados esta vez todos exteriores. Habrá un quinto interior pero solo para bandas madrileñas emergentes. Se cierra, por tanto, la puerta a la celebración de conciertos intimistas con asientos para ver a gente tipo Kings of Convenience, o de un gran espacio casi tipo Palacio de los Deportes, para ver a productores tipo Caribou.
Pero la gran novedad es por supuesto el cartel, para el que se han confirmado a Foo Fighters, como se rumoreaba desde hace unos días, y a Green Day, que acaban de publicar nuevo disco y presentarlo en los MTV EMA’s. Estos dos cabezas de cartel confirman la senda hacia el rock abierta el año pasado con la presencia de Jane’s Addiction, aprovechando lo rockera que ha sido siempre Madrid… y justo ahora que Bilbao BBK Live parece haber dejado esa vertiente un poco de lado (la promotora de BBK también programa el Azkena).
Las entradas estarán a la venta el lunes 14 de noviembre a las 10:00 horas con un precio de 105 euros para poseedores de la tarjeta Mad Cool (si la compra se realiza en las primeras 24 horas) y 125 euros para los 10.000 primeros compradores. El precio del abono después de la oferta de lanzamiento será de 145 euros.
La banda Foxing, conocida por discos como ‘The Albatross’ y ‘Dealer’, en la estela de Death Cab for Cutie, los Bloc Party más sentidos y baladescos o The Antlers, sufría un accidente de tráfico hace unos días. Para tratar de recuperarse económicamente de los desperfectos han grabado una versión de ‘White Flag’ de Dido que, cuando han terminado con la mezcla de Chris Walla, ha cambiado de sentido.
Como informan en el largo post de su Facebook, que el lanzamiento de esta versión haya coincidido con la victoria de Donald Trump en Estados Unidos ha cambiado todo el sentido de ‘White Flag’ y aunque aún la mitad de los beneficios de esta versión irá a reparar sus daños, la otra mitad la donarán a dos organizaciones benéficas, Planned Parenthood y ACLU. Foxing tienen unas palabras de cariño «hacia la población negra, latina, LGTB, musulmana, femenina y toda aquella que alguna vez se haya sentido marginada».
«Cuando nos hemos despertado esta mañana», escribían ayer, «todo parecía estar mal y nada parecía ser importante. Nuestros problemas financieros se han quedado pequeños por otros más grandes. Algo de lo que hay que hablar con urgencia. Ha sido una dura semana para nosotros, y ha sido un día duro para nuestro país. Es casi imposible asumir lo que pasó anoche. La verdad es que lo que podamos decir ahora sería reaccionario y posiblemente no de muy buen gusto». Concluyen: «nuestro país tiene una enfermedad, una enfermedad que hemos alimentado profundamente y desde hace mucho tiempo. Ha estado con nosotros desde que tenemos un nombre. La cura para esa enfermedad es una voz unida. En los próximos días, meses y años, por favor, dejadnos ser parte de esa voz».
La letra de ‘White Flag’, escrita desde el dolor pero desde también la esperanza y la fuerza («me hundiré en este barco, pero no me rendiré, no habrá bandera blanca sobre mi puerta, estoy enamorada y siempre lo estaré»), suena hoy ciertamente como dedicada a América. Es, por cierto, la canción más escuchada de Dido en las plataformas de streaming por encima de ‘Thank You’ y ‘Here With Me’.
El nombre de Anne-Marie puede ser de los que llegan a las listas internacionales pasito a pasito para después quedarse. Muchos la conocimos gracias a su participación en una fantástica canción de Rudimental, ‘Rumour Mill’, después ha triunfado internacionalmente con un tema llamado ‘Alarm’ que ya reúne más de 100 millones de reproducciones en las plataformas de streaming y la semana pasada llegaba a entrar al fin en la lista oficial de singles española. Y ahora acaba de pegar otro pelotazo en Reino Unido, donde se espera que su sencillo para Clean Bandit, ese ‘Rockabye’ que os presentábamos hace un par de semanas, y en el que también es artista invitado Sean-Paul, sea el próximo número 1 de la lista oficial desde mañana viernes, tras haber pasado por los MOBO Awards. También, por cierto, la hemos visto estos días participar en los MTV EMA’s. ¿Nueva Jess Glynne?
La joven de 25 años nacida en Essex, que coincidió en una producción teatral del West End con Jessie J cuando apenas ambas eran unas adolescentes, publicaba un EP llamado ‘Karate’ en 2015, aunque ha sido este 2016 cuando parece que se ha dispuesto a dar el salto entre referencias tropical house, jamaicanas y urban (‘Alarm’ podría ser perfectamente una vieja canción de Rihanna).
A la espera de que el pelotazo que acaba de dar este ‘Rockabye’ en las islas británicas se extienda por la Europa continental, y de que ‘Alarm’ continúe desarrollándose, Anne-Marie prepara el lanzamiento oficial de otro sencillo llamado ‘Breathing Fire’ que parece que en Reino Unido se editará el 30 de diciembre (??) después de haber sido interpretado en vivo varias veces. Serviría como aperitivo de un disco que tiene que llegar el año que viene.
En los últimos días, la penúltima polémica sobre ‘OT, El Reencuentro’ ha sido el rumor que situaba que David Bisbal pudiera haber cobrado hasta 24.000 euros por el concierto de reunión 15 años después del programa, cuando los demás habrían cobrado 3.000. No sonaba tan disparatado, pues a día de hoy David Bisbal es el artista más vendedor de los 16, en algunos casos con una diferencia abismal (en el caso de David Bustamante, por ejemplo, no tanta) y además tiene nuevo disco que presentar el 2 de diciembre y a buen seguro será uno de los álbumes más vendidos de la Navidad en España.
Juan Camus y Verónica Romero se habrían quejado de la diferencia de cachés y, sin embargo, no es cierto que se haya cobrado tan diferente caché. Según informa Chance y recogen webs televisivas como Vertele, los 16 participantes habrían cobrado 3.000 euros cada uno por los documentales emitidos por TVE y, por otro lado, otros 3.000 euros por el concierto celebrado en el Palau Sant Jordi de Barcelona. David Bisbal sí habría ganado en cambio 7.000 euros por el concierto, pero debido al equipo más amplio que llevaba con él, lo que además produjo que se alojara en un hotel diferente.
Por otro lado, David Bisbal ha negado en El Mundo estos días que hubiera «cobra» a Chenoa sobre el escenario del Palau. «Por supuesto que no fue una cobra. Yo no he sentido eso en ningún momento. Lo que hablé lo dije en el escenario y creo que quedó claro. He hablado con ella luego y antes y después. Está en la misma posición que yo, es decir, que sabe que la gente va a poder hablar muchas cosas. La gente se monta muchas películas y nosotros no podemos hacer nada».
Según algunos compañeros, cuando Chenoa se bajó del escenario, le indicaron que no mirara las redes sociales porque se estaba hablando de una cobra. Su respuesta fue: «¿qué cobra?».
El año 2017 promete ser el de explosión de Supertennis. El grupo de Alburquerque emergió siendo profeta en su tierra, ganando el concurso de bandas noveles del festival Contempopránea, celebrado en la misma localidad pacense. Ya en 2014, publicaban su debut, el EP ‘El mono radioactivo’, a través de Clifford Records, que les llevaba a situarse entre los favoritos del programa Disco Grande de Radio 3. Pero su gran salto ha llegado al obtener la confianza de la multinacional Warner, que publicará en los próximos meses el primer disco largo de la banda, que ha sido producido por el prestigioso Carlos Hernández Nombela (Triángulo de Amor Bizarro, Los Planetas, Disco! Las Palmeras, Juventud Juché).
El primer adelanto del mismo, ‘Nada que perder‘, no engañaba: los fans de Vetusta Morla o Viva Suecia deben estar muy atentos a esta banda. Y la confirmación de eso mismo llega ahora con ‘Ruido’, un nuevo avance de ese próximo álbum cuyo estreno, en forma de lyric-video, presentamos hoy en JENESAISPOP. Esta canción constata las virtudes de la banda, guitarras bien rápidas y aguerridas, baterías contundentes y melodías pegadizas, que en este caso invitan, por medio de su letra, a huir de «la farsa» de la realidad cotidiana haciendo ruido y bailando «hasta la muerte».
Hace años se solía identificar a The Hidden Cameras como un colectivo. Con todo aquello de «Gay Church Folk Music», sus divertidísimos directos con multitud de instrumentistas y demás daban la impresión de conformar realmente una agrupación inmensa, una especie de comuna musical. Pero nada más lejos de la realidad: The Hidden Cameras fue, es y será un proyecto completamente personal de Joel Gibb, su compositor y cantante. Prueba de ello es que un miembro histórico como fue Maggie MacDonald se dedica por completo y desde hace un tiempo a otros temas -ONGs y activismo político- sin repercusión alguna para el concepto The Hidden Cameras.
Por eso no extraña que en la portada y en la fotos promocionales de ‘Home on Native Land’ Joel Gibb salga solo, sin nadie a su alrededor, y que -además- tenga un contexto tan personal. El sexto disco de The Hidden Cameras, si no contamos la maqueta ‘Ecce Homo‘ (2001), altera (corrige, según Gibb) una línea del himno nacional canadiense ‘Home and Native Land’ para rendir tributo a su patria, a la que retornó tras varios años viviendo en Berlín. Por ello, ha querido dotar estas canciones de un sonido más country, más norteamericano. Y ese ha sido el sonido con el que ha regrabado una de las grandes canciones que componían ‘Ecce Homo’: ‘He Is the Boss of Me’. Con esto ha continuado con una vieja tradición de The Hidden Cameras basada en adaptar canciones de su afamada maqueta. En ‘The Smell of Our Own‘ (2003) la elegida fue ‘A Miracle’ y en ‘Mississauga Goddam’ (2004) le tocó a ‘I Believe in the Good of Life’. En este caso la adaptación brilla especialmente, si bien te deja con la duda de si Gibb ha llegado alguna vez a superar aquellas canciones. Yo soy de los que piensa que sí, aunque fuera por esa maravilla infravalorada llamada ‘Awoo‘ (2006). Justamente es en ese disco donde empieza a tomar forma la idea de este ‘Home on Native Land’, una idea que ha ido evolucionando durante estos 10 años en los que Gibb ha publicado los -en mi opinión- mucho más flojos ‘Origin:Orphan‘ (2009) y ‘Age‘ (2014).
Puede que por eso el resultado sea tan irregular. Por un lado, tenemos las canciones que mejor resumen lo que me parece que es la intención original: utilizar recursos e instrumentación de country y folk americano para interpretar canciones más apegadas al territorio. El clarísimo single ‘Day I Left Home’ es el mejor ejemplo. Una canción limpia, suave, con la clara firma de Gibb pero con el evidente deje country de las guitarras steel y el banjo. En la misma línea está la sorprendente ‘Counting Stars’, un punto de equilibro precioso que hace que pese a ser la canción más larga del álbum no lo parezca en absoluto.
De ser todas las canciones así estaría hablando de cómo el muy espabilado de Joel Gibb se ha sacado de la manga un estilo nuevo, completamente a su medida, que menuda vuelta a lo grande y demás alabanzas. Pero el experimento country no le sale tan bien en todas las ocasiones. Ejemplo de ello son las versiones. A diferencia de otros discos de The Hidden Cameras, aquí hay hasta tres versiones ajenas. Una es el clásico del soul ‘Dark End of the Street’ que a muchos sonará por la versión original de James Carr o por la sugerente versión de Cat Power que dio título a uno de sus EPs. En este caso resulta agradable pero innecesaria y suena más a los trabajos de Don Kerr -productor del disco- con Ron Sexsmith que otra cosa. El bueno de Sexsmith colabora en la llena de clichés y aburrida ‘Twilight Of The Season’ y en ‘Don’t Make Promises’. Lo de esta última es especialmente doloroso porque la versión original de Tim Hardin es una canción preciosa, una auténtica maravilla que aquí queda completamente desposeída de su gracia. La tercera versión que queda es más extraña: ‘Log Driver’s Waltz’, una canción folk canadiense para la que se hace acompañar de nada menos que de Rufus Wainwright, Feist y Mary Margaret O’Hara (que ya apareció fugazmente en ‘Age’). Creo que, conceptualmente, debería ser el punto clave del disco, una revelación de Joel Gibb como el nuevo Van Dyke Parks, pero se queda en poco más que una excentricidad. Dentro de estos cortes country también entrarían las pasables pero forzadas ‘You and Me Again’ y ‘Drunk Dancer’s Waltz’.
Sin embargo, esparcidas a lo largo de todo el disco, hay otro tipo de canciones. Interpretadas con la instrumentación de las demás pero compositivamente alejadas, muy herederas de ‘Awoo’. Una de ellas es la breve ‘Ode To An Ah’ -premio para quien sea capaz de identificar a Neil Tennant aquí- que es prácticamente una curiosidad, y otra bien puede ser la bonita y más desarrollada ‘Be What I Want’. Pero lo mejor viene más al final: ‘The Great Reward’, ‘Feelin ‘Bout You’ y especialmente ‘Big Blue’ son las canciones que muchos aficionados a The Hidden Cameras llevábamos esperando desde ‘Awoo’. Fabulosas melodías ensoñadoras, de la misma pasta de las que ya formaban ‘Ecce Homo’, donde la sofisticada instrumentación de este álbum no aporta demasiado pero tampoco estorba.
Al final, ‘Home on Native Land’ resulta ser una extraña mezcla: versiones de clásicos, colaboraciones de relumbrón, oda a la madre patria, inspiración country, búsqueda de nuevo sonido, vuelta parcial a ‘Awoo’… demasiados frentes que forman un conjunto claramente irregular pero, eso sí, con un buen puñado de momentos que no se deben pasar por alto.
Calificación: 7/10 Lo mejor: ‘He Is the Boss of Me’, ‘Day I Left Home’, ‘Big Blue’, ‘The Great Reward’, ‘Feelin ‘Bout You’ Te gustará si te gustan: los Erasure de ‘On the Road to Nashville’. Escúchalo: Spotify
La artista canadiense Cœur de Pirate, o lo que es lo mismo, Béatrice Martin, emergió como una suerte de estrella alternativa post-adolescente en el año 2008. Entonces, su debut homónimo, además de obtener varios premios, fue todo un éxito tanto en su país como en Francia (ella es quebecoise, de Montreal, y todo su repertorio era en francés). Ese éxito se consolidó con ‘Blonde’, en 2012, y en 2015 trataba de alcanzar a un público más amplio con ‘Roses’, su primer disco con canciones en inglés. Esta semana, Béatrice realiza la primera gira por nuestro país en toda su carrera, de la que JENESAISPOP es medio oficial. Con ese motivo, hace unos días charlábamos con ella por vía telefónica.
Como decíamos, Cœur de Pirate es toda una estrella en Canadá. También en Francia, mientras que en el resto de Europa es menos conocida. Por ejemplo, sus conciertos en nuestro país serán en salas de pequeño tamaño: el sábado, 12 de noviembre, en la Sala Moby Dick de Madrid, y el domingo, 13 de noviembre, en la Sala Bikini de Barcelona (entradas a la venta aquí). Sin embargo, ella se muestra muy contenta por poder tocar de esta manera en nuestro país, básicamente porque su motivación no es meramente comercial: “muchos amigos me habían dicho que era fantástico tocar en España y, sobre todo, tenía muchas peticiones de fans que querían verme, así que ahí estaré para que cualquiera que lo desee venga a escucharme”. Serán conciertos en los que actuará en solitario, al piano, por lo que cree que “la gente a la que gustan mis primeros discos estarán encantados”, pero también mostrará sus últimas composiciones de una manera diferente. Confía, en cualquier caso, poder volver en otra ocasión con toda su banda.
Respecto a ‘Roses’, su último álbum y el que parece el más ambicioso de su carrera, se muestra feliz de haber podido trabajar con productores como Rob Ellis (PJ Harvey) o Bjorn Yttling (Peter Bjorn & John), que han llevado su sonido “a otro nivel”. Ellos le ofrecieron una perspectiva diferente, a la que quizá no hubiera llegado por sí misma, y piensa que es, definitivamente, un gran disco. En cuanto a su sonido, es mucho más sofisticado y contemporáneo que los anteriores, y por eso le pregunto si se había cansado un poco de la estética retro de aquellos: “Simplemente creces, tu estilo evoluciona, y yo siempre quiero probar cosas distintas. No sé qué pasará en el futuro, pero sé que este disco suena como quería”.
A la vez, sus últimas canciones suenan más tristes y oscuras que nunca, lo que quizá es un síntoma de madurez artística. “Estoy de acuerdo”, responde Martin, “es un disco que habla de transición y cambio. Para mí fue difícil de hacer, imaginar un nuevo enfoque, y me costó mucho trabajo”. Es consciente de que este nuevo enfoque no es, quizá, tan apto para grandes audiencias, pero eso no le preocupa lo más mínimo: su público responde positivamente, nota su excitación ante los nuevos temas y su base de fans no deja de crecer, por lo que está muy feliz.
Se muestra especialmente orgullosa de cómo ha evolucionado, con el paso de los meses, el single ‘Crier tout bas’. Primero, porque se ha convertido en uno de los momentos más potentes en directo, pero también porque es una canción muy importante para ella. No quería dejar pasar la ocasión de preguntarle por la que es mi canción favorita del disco, ‘Drapeau blanc’, para la cual presentó un clip en el que la acompañaba su propia hija. Cuenta que fue una experiencia maravillosa, aunque fue especialmente difícil para ella porque era un guión muy emocional y le exigía un gran peso interpretativo.
Le pregunto sobre su manifiesto interés sobre artistas de hip hop como Kanye West, Drake o Fetty Wap, que en cierto modo yo veo en su álbum, aunque a ella le hace bastante gracia. Por supuesto, confiesa que estaría totalmente abierta a colaborar en el futuro con alguno de ellos, y por el momento piensa continuar esta línea sonora, especialmente ahora que las producciones de pop y hip hop van cada vez más de la mano. También parece seguro que, aunque no sea constante, no dejará de cantar en inglés, ahora que lo ha hecho por primera vez. Era algo que ella quería hacer en ese momento y ahora es consciente de que esto puede haberle abierto las puertas para alcanzar al público de otros países que ahora visita por vez primera, como el nuestro o Países Bajos.
Por último, le pido que eche un poco la vista atrás y me cuente cómo recuerda el enorme éxito que obtuvo en su país y en Francia con su debut, cuando apenas tenía 20 años. Admite que fue algo muy difícil de digerir para ella, muy intimidatorio, sobre todo teniendo en cuenta que Montreal, pese a ser una capital, es una ciudad bastante pequeña en la que todo el mundo te conoce. Pero, afortunadamente, ya se ha acostumbrado bastante a eso.
Desde hace meses, Miley Cyrus ha depositado una enorme ilusión por la candidatura de Hillary Clinton a la presidencia de Estados Unidos. De hecho, el pasado mes de marzo iba tan lejos de asegurar que se iría del país si Trump se hacía con el sillón de la Casa Blanca y, recientemente, visitaba la Universidad de Virginia para pedir el voto de sus estudiantes puerta por puerta. El resultado electoral en Estados Unidos, naturalmente, no es el que esperaba ni de lejos.
Profundamente decepcionada por el resultado de anoche, Miley Cyrus se ha grabado a sí misma en vídeo en Twitter haciendo una reflexión sobre lo sucedido. En él, no puede esconder su tristeza y llora a moco tendido. «He apoyado públicamente a todo el mundo que no era Trump», ha dicho. «Apoyé enormemente a Bernie Sanders y a Hillary y todavía creo que se merece ser la primera presidenta de Estados Unidos. Por eso que estoy tan triste. Ha entregado su vida entera a hacer mejor este país pero, como dijo Donald Trump después de su discurso de anoche, no siempre consigues lo que quieres».
A pesar de que Trump es, para Cyrus, la peor de las opciones posibles para ocupar la Casa Blanca, Cyrus predica con el ejemplo y asegura que acepta la presidencia de Trump en Estados Unidos. «Tenemos que ajustarnos [a la realidad] y aceptar a todo el mundo por quién es y, por eso, Donald Trump, te acepto, y me duele decir esto, como presidente de los Estados Unidos. Lo que quiero ahora es tener esperanza».
El empresario y farmacéutico norteamericano Martin Shkreli se hizo famoso para fatal en 2015 cuando subió el precio de un medicamento que ayuda al sistema inmune debilitado (por ejemplo, lo toman frecuentemente pacientes de sida) en un 5.000% (el medicamento pasó a costar de 12 euros a 700). En otras palabras, Shkreli se convirtió, de la noche a la mañana, en la persona más odiada de Estados Unidos.
Hace unos meses conocíamos que había sido Shkreli, de entre todas las personas del mundo, la persona que había comprado la única copia disponible del disco secreto de Wu-Tang Clan, ‘The Wu – Once Upon a Time In Shaolin’. El grupo de hip-hop había dicho que el álbum podría escucharse dentro de 88 años, pero Shkreli, que no tiene tiempo para estas chorradas, tiró la casa por la ventana y desembolsó 2 millones de dólares para hacerse con el disco.
Esta semana, Shkreli había prometido en las redes sociales que compartiría música de este trabajo solo si Donald Trump ganaba las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Como esto ha resultado ser así, Shkreli ha cumplido su palabra y se ha retransmitido a sí mismo en Periscope escuchando el disco. Os dejamos con un fragmento de la escucha completa que ha llegado a Youtube.
Justo el año que se cumplen 18 años del lanzamiento de ‘Mechanical Animals’ y 20 años del lanzamiento de ‘Antichrist Superstar’, dos de los mejores discos de Marilyn Manson (y posiblemente de toda la década de los 90), el grupo liderado por Brian Warner ha anunciado la edición de un nuevo álbum, ‘Say10’, para el próximo 14 de febrero.
El anuncio en cuestión se produjo hace unos meses durante una entrevista para Alternative Press pero ha sido esta semana, concretamente ayer, día importante en Estados Unidos por razones obvias, cuando el grupo ha compartido un adelanto del mismo en forma de videoclip. Manson ha dicho en las redes sociales que el vídeo va sobre los «actos desesperados de la gente que se cree los sermones de un no creyente».
En el vídeo, Marilyn Manson, de nuevo con aspecto elegante pero tenebroso, cercano a lo gótico, deshoja una Biblia y decapita a un ejecutivo que resulta ser Donald Trump. La cabeza rubia de este aparece perfectamente visible en el minuto 1.00 del vídeo, pero el plano es rápido como la luz, conque has de fijarte bien.
En cuanto a la canción nueva, que se alegren los fans de Manson porque vuelve su rock más agresivo, o eso parece, aunque lo que destaca de esta canción es su base instrumental hip-hop. ¿Marilyn Manson haciendo hip-hop? No sería la primera vez…
El último disco de Marilyn Manson, ‘The Pale Emperor’, salió en 2015.
Aunque no sean los únicos capaces de hacerlo, Pixar nos tiene muy mal acostumbrados y esperamos que cada film de animación contenga un guiño adulto, una doble lectura que a los espectadores más pequeños se les escape y que haga que, aunque sea un poco, nos emocionemos. Pero es una rareza que, sobre todo, sirve para poner en valor el trabajo de guión que desarrolla la compañía dirigida por John Lasseter. ‘Trolls’, el nuevo film de animación de Dreamworks, tampoco alcanza ese nivel de complicidad con los espectadores más talluditos.
Y eso que por momentos parece que lo intenta. Vagamente, podemos tratar de extraer una moraleja sobre basar la felicidad en cosas intangibles y futiles, desechando lo que tenemos al alcance de la mano. Incluso, por un momento, parece que quiere poner de relieve algo tan serio como la depresión. Sin embargo, el boceto que parecen comenzar a dibujar se emborrona rápidamente con concesiones a una acción que, además, mediada la película comienza a decaer lentamente, volviéndose previsible y solo totalmente disfrutable para los niños. Es su conformista guión, sin duda, el gran fallo de esta producción que, para colmo, ni siquiera logra sacar todo el partido a los personajes secundarios, pese a lo prometedor de varios de ellos: para las tres líneas que tienen, podían haberse ahorrado a Gwen Stefani y James Corden en las voces de Dj Suki y Biggie, respectivamente. Y Nube merece, como poco, un cortometraje propio.
Y resulta una verdadera pena, porque los primeros 40 minutos de ‘Trolls’ resultan apabullantes, especialmente desde el punto de vista visual. El equipo de animación dirigido por Walt Dohrn (2ª y 3ª secuelas de ‘Shrek’, ‘Madagascar’) y Mike Mitchell (‘Shrek: Felices para siempre’) realiza un trabajo verdaderamente espectacular, un auténtico deleite visual. Basándose en la imaginería de los trolls de la suerte, muñecos que creara el danés Thomas Dam a finales de los 50 y que gozaron de gran popularidad en los 90, ‘Trolls’ recrea todo un universo de criaturas. Brilla, como decía, sobre todo en su inicio, en la recreación de la Ciudad Troll y la posterior peripecia de Poppy (Anna Kendrick en la voz original) y Branch (Justin Timberlake) a través del bosque hacia Ciudad Bergen, momentos en los que logran unas composiciones visuales realmente alucinantes, de gran imaginación y potencia. Particularmente geniales son la notable inspiración en la estética psicodélica del bosque y toda su flora y fauna, que parecen rememorar, con su acabado de felpa y fieltro, al fantástico universo de Jim Henson. A falta de una historia que llegue al público adulto, al menos sí han sabido ofrecer ese emocionante guiño a nuestras infancias.
Por otra parte, el gran acierto de ‘Trolls’ es el uso de la música. Con Timberlake a los mandos de esa parcela, no solo destaca el tema principal de la película, un ‘CAN’T STOP THE FEELING!’ que ha logrado que el soul funk más clásico sea de nuevo un éxito en 2016. También es atinado el uso de clásicos de la música de todos los tiempos, con especial querencia disco funk: de ‘September’ de Earth, Wind & Fire o ‘I’m Coming Out’ de Diana Ross a ‘D.A.N.C.E.’ de Justice o ‘Move Your Feet’ de Junior Senior, pasando por los grandes momentazos que llegan con ‘The Sound of Silence’ y ‘Hello’. Tranquis: es la de Lionel Ritchie, no la de Adele, y resulta preciosa en la voz de una Zooey Deschanel que interpreta el papel de Bridget. Por todo esto, en este caso resulta ineludible, si se pretende disfrutar de ‘Trolls’, verla en versión original. Más allá del valor o no del doblaje, escuchar estas canciones en unas traducciones bastante forzadas y prescindiendo de las voces de Timberlake, Deschanel, Kendrick o Stefani es un pecado. 6,8.
Como dos de sus compañeras de profesión más populares, Madonna y Katy Perry, Lady Gaga ha sido una de las celebridades que más han apoyado la candidatura de Hillary Clinton a la presidencia de Estados Unidos, que finalmente ha caído en manos de un orangután Donald Trump. De hecho, Gaga no se pasó al bando de Clinton después de que Bernie Sanders dejara de ser una posibilidad presidencial sino que luchó por la victoria de la demócrata desde el principio, como puede verse, por ejemplo, en la imagen de abajo de Clinton, Gaga y Tony Bennett de 2015.
El apoyo de Gaga a Clinton llegaba a su cumbre el día anterior a las elecciones, cuando la autora de ‘Joanne’ aparecía en el último mítin de Clinton en Carolina del Norte para ofrecer un discurso de apoyo a la candidata demócrata y cantar varias canciones sola y después junto a Bon Jovi. Naturalmente, las esperanzas de Gaga y de medio Estados Unidos se veían truncadas anoche con la victoria del orangután Donald Trump.
Una foto publicada por Hillary Clinton (@hillaryclinton) el
Por eso, Gaga ha sido una de las personas que ha acudido a las redes sociales para mostrar su disgusto por el resultado electoral acontecido anoche y que hoy ocupa todas las portadas del mundo. Sin embargo, lejos de quedarse en casa, la autora de ‘Poker Face’, que se debió quedar tal cual anoche, se quiso fotografiar frente a una Trump Tower (uno de los rascacielos de los que es dueño Trump) en Nueva York para protestar con una pancarta que leía «love trumps hate» (el amor vence al odio). «Quiero vivir en un país de bondad», escribía. «[Trump] nos ha dividido sin cuidado alguno. Cuidemos ahora los unos de los otros».
Todos los artistas norteamericanos están desolados por la victoria electoral de Donald Trump. ¿Todos? ¡No! En su irreductible apartamento de Brooklyn, la rapera y experta polemista Azealia Banks ha expresado su alegría por la llegada del candidato republicano a la Casa Blanca. Sí, incluso aunque reculara un poquito al arrepentirse de su previamente manifiesto apoyo al magnate cuando salieron a la luz aquellas grabaciones de 2005 en las que el próximo Presidente presumía de haber vejado a una mujer. Decía entonces que no volvería a mezclar música y política. Ahá.
Mientras Beth Cosentino lloraba y artistas como Ed Droste o Robin Pecknold decretaban un apagón en Instagram, Azealia estallaba de gozo, subiendo a esa misma red social una imagen con los resultados electorales y explayándose con el siguiente texto, dirigido al mismísimo Trump (las mayúsculas son de Banks, las negritas nuestras):
«Primero de todo, querría disculparme con Donald Trump por todas las bromas estúpidas que hice (era broma). En segundo lugar, me gustaría disculparme por todas las otras veces en las que fui tan tonta como para dejar que los medios liberales influyeran en mi opinión sobre ti. Y tercero, estoy LA HOSTIA de orgullosa de ti. Primero, por ser géminis, segundo, por ser de NYC, tercero, por ganar la Presidencia y cuarto, por patear a los medios. La última parte es tu mayor victoria según mi criterio y debo decir que estoy VERDADERAMENTE animada por esto y me siento enormemente liberada. Gracias por hacerme saber que no estoy loca (incluso aunque tuve que afrontarlo unas cuantas veces) (Los) liberales mandan en Hollywood y ha supuesto UN FRÍO MUNDO PARA MÍ (estar) AQUÍ FUERA COMO SEGUIDORA DE TRUMP. Te deseo la mejor de las suertes y gracias de nuevo. Sinceramente – AB #TRUMP2017″
Por si Internet no había tenido bastante, minutos más tarde insistía haciendo suyo el lema de campaña de Trump: «Make Azealia Great Again». ¿Para cuándo un papel protagonista en una peli de Clint Eastwood?
Tras un ‘Shangri La‘ bastante potable pese a sus flaquezas, Jake Bugg ha publicado este año su tercer álbum largo, con apenas 22 años. Aquel disco, sucesor de un debut que le valía la etiqueta de niño prodigio por su dominio del rock y el blues clásicos con apenas 18 años y que optó al Mercury Prize, contaba con nada menos que el venerable Rick Rubin en la producción. Qué bien le habría venido la mano de un productor (creo que cualquiera hubiera valido, la verdad) que le hubiera dicho cuatro cosas a Jake durante la gestación y grabación de este ‘On My One’. Su título mismo alude al orgullo de haberlo hecho todo él solo (o casi: tres temas han contado con la mano del veterano «Jacknife» Lee), como queriendo responder a las críticas de Noel Gallagher por haber contado con ayuda compositora en el pasado. Pues, sinceramente, podía haber sido menos gallito y más listo, porque el resultado de esta experiencia no es atroz por muy poco.
‘On My One’ pretende ser un batiburrillo de influencias diversas, por momentos alejadas o tangentes al blues rock que él domina. Y es un verdadero patinazo. La mayor muestra es que las canciones más saludables son las que se ciñen a patrones clásicos. Más allá de números obvios como el blues austero del tema titular, el bluegrass de ‘Put Out The Fire’ o el rhythm & blues de ‘Livin’ Up Country’, Bugg da con algo cuando vira hacia los 70, en temas más melódicos y con elegantes arreglos orquestales. Es el caso, sobre todo, de una gran ‘Love, Hope and Misery‘, que por momentos emula a los Bee Gees pre-disco, y, en menor medida, ‘The Love We’re Hoping For’, que por momentos recuerda a ‘A Horse With No Name’ de America, ¿verdad?
Pero esa era poca evolución para Bugg, así que tenía que lanzarse a imitar descaradamente a The Stone Roses (‘Gimme The Love‘) y los The Verde más melifluos (‘Never Wanna Dance’) o, peor aún, a un rap-rock sonrojante (‘Ain’t No Rhyme’). Al lado de estas, ‘Bitter Salt’, rock atemporal sin más aderezos, resulta un single bastante digno. Son vaivenes del todo innecesarios y estériles, que no hacen sino restarle enjundia a esta obra que no por nada ha pasado bastante desapercibida. Quizá algún día logre madurar y sepa reconducir el talento que obviamente tiene, pero la deriva que ha seguido disco a disco resulta evidentemente decepcionante.
Jake Bugg ofrece este jueves, 10 de noviembre, su única actuación en nuestro país este año. Será en L’Auditori de Barcelona.
Calificación: 5,7/10 Lo Mejor: ‘Love, Hope and Misery’, ‘The Love We’re Hoping For’, ‘Bitter Salt’, ‘Put Out The Fire’ Te gustará si: te da lo mismo Bob Dylan que unos The Verve. Escúchalo en: Spotify
Tras haber permanecido unos días en coma en el Hospital Universitario de La Paz, en Madrid, Cristina Ortiz Rodríguez, popularmente conocida como La Veneno, ha fallecido. Sin haber quedado esclarecidas las causas, al parecer Cristina sufrió un fuerte golpe en la cabeza estando en su casa, que le indujo al estado de coma que, finalmente, ha derivado en su muerte. Según El País habría sufrido una caída en el cuarto de baño. Según El Mundo, la policía no cree que haya indicios para pensar que se trate de un caso de violencia. Creen que simplemente sufrió un accidente en la casa.
Cristina fue un popular personaje televisivo en la segunda mitad de los 90 y primeros 2000. Nacida como varón en Adra (Almería), en el año 1964, La Veneno se sometió a una operación de reasignación de género. Un reportaje del late-night que conducía Pepe Navarro en Telecinco, ‘Esta noche cruzamos el Mississippi’, en el que se entrevistaba a algunas prostitutas la hizo destacar, y el presentador la convirtió en colaboradora regular del programa, donde se hizo famosa por su verborrea y sus particulares expresiones, que la convirtieron en un icono contracultural. Tras aquel esplendor, cuando protagonizó incluso varias películas porno, Cristina volvió a recurrir a la prostitución para sobrevivir y fue desapareciendo del foco. Hasta que, hace unos meses, publicara un libro de memorias titulado ‘¡Digo! Ni puta ni santa’ que, si no se ha agotado ya, lo hará seguro en las próximas horas. Descanse en paz.
Como varios medios se han hecho eco durante el día de hoy, la longeva serie televisiva de animación ‘Los Simpson’ se anticipó 16 años a lo que en estos momentos está convulsionando al mundo: la victoria electoral de Donald Trump. La serie creada por Matt Groening emitió entonces un episodio titulado ‘Bart to the Future’ (un juego de palabras con el título original de la famosa película de Robert Zemeckis ‘Regreso al futuro’) en el que el primogénito de la familia de humanoides amarillos echaba un vistazo a su futuro y visualizaba su edad adulta. En la visión, una mujer, concretamente Lisa Simpson, es presidenta de Estados Unidos… tras suceder a Donald Trump, cuya política, profetiza este episodio, ha sido un desastre y ha dejado la economía norteamericana por los suelos. Veremos si se cumple esto también.
Sin embargo, ‘Los Simpson’ jamás mostraron a Donald Trump en este episodio de 2000 como informan varios medios y está circulando por las redes sociales a causa de un vídeo falso. Las imágenes del magnate saludando a sus votantes desde unas escaleras mecánicas no pertenecen a este episodio sino a uno de 2015 titulado ‘Trumptastic Voyage’ que Fox publicó en su canal de Youtube este mismo año, concretamente, un mes después de que esta escena se produjera en la realidad. Efectivamente, ‘Los Simpson’ predijo la presidencia de Trump en 2000, pero nunca le predijo saludando a sus votantes desde unas escaleras mecánicas, sencillamente imitaron la realidad en un trabajo posterior.
Alimento para una teoría conspiranoica, la predicción de 2000, en cualquier caso. Curiosamente, Matt Groening, en una entrevista concedida años atrás, decía sobre la elección de Trump para ese episodio: «la broma era elegir al más absurdo en el que pudiéramos pensar». Pero, como han dicho sagazmente desde ‘Black Mirror’, «esto no es un episodio. No es márketing. Esto es la realidad».
Sin embargo, de nuevo, cabe recordar que Trump estuvo a punto de presentarse a la presidencia de Estados Unidos como republicano en 1988 y en 1999 (un año antes de la profecía de ‘Los Simpson’) anunció la creación de un comité exploratorio para el año siguiente con la intención de presentar la posible candidatura del partido reformista a la presidencia de Estados Unidos. Sigue pareciendo absurdo que Trump vaya a ocupar la Casa Blanca y sí, ‘Los Simpson’ predijo su presidencia, pero avisados estábamos.
Como medio planeta, centenares de artistas norteamericanos se despiertan (o se acuestan) hoy sabiendo que el próximo Presidente de los Estados Unidos de América será Donald Trump. La reacción generalizada es de auténtico drama, puesto que este sector se había manifestado en masa contra la elección del magnate y en favor de la candidata republicana, Hillary Clinton.
En las últimas semanas hemos visto cómo «Beyoncy» (como la llama Trump) y su marido Jay-Z, Madonna, Lady Gaga, Amy Schumer y muchos más se habían mostrado en contra del candidato republicano y varios de ellos incluso habían apoyado a Clinton actuando en sus mítines. Hoy, por supuesto, se muestran desolados. Miley Cyrus, que aseguró que se iría de EEUU si ganaba Donald, permanece en silencio ¿preparando las maletas? Pero Madonna, por ejemplo, ha subido un selfie (cualquier excusa es buena) con un mensaje optimista: «Se ha encendido una nueva llama. Nunca nos rendimos». Otra que ha manifestado su pesar es Lady Gaga, que ha apelado a la espiritualidad, pidiendo una oración «por América». Cher ha mostrado también su decepción de forma muy expresiva. «Adiós América. Nos partirá en dos. Me tengo que ir».
Eso en cuanto a las estrellas más populares. Pero en el panorama alternativo la devastación por los resultados electorales ha sido, si cabe, mayor. A falta de saber la reacción de los 50 artistas que han participado en la campaña anti-Trump ‘30 Days, 30 Songs‘, la más expresiva, sin duda, era Bethany Cosentino, mitad del grupo californiano Best Coast, que subía una foto suya llorando desconsolada desde la cama. Y aunque algunos empleaban el humor, como Ryan Adams, prediciendo un futuro apocalíptico, la gran mayoría, como Robin Pecknold (Fleet Foxes), Ed Droste (Grizzly Bear), Chromeo o Lykke Li (que, pese a ser sueca, tiene un hijo recién nacido en USA) han mostrado sus sentimientos subiendo un fondo totalmente negro en Instagram.
En la edición número 14 del In-Edit se homenajeó al punk por su 40º aniversario. Eso nos dio oportunidad de revisar clásicos del género como el fantástico ‘The Filth and the Fury’ de Julien Temple, el mejor ajuste de cuentas que los Sex Pistols pudieron hacerle a Malcolm McLaren. O ‘Rude Boy, Ray Range and the Clash’ de Jack Hazan y David Mingay, vibrante documento sobre The Clash, sus idas y venidas de las comisarías, sus conciertos, su magnetismo y su compromiso político en una Inglaterra casi apocalíptica. Vamos, lo que quería registrar en clave de arte y ensayo Derek Jarman en ‘Jubilee’, film iconoclasta en su momento (1978) pero por el cual el tiempo ha pasado de manera atroz.
También el punk español tuvo su lugar. Kikol Grau trajo su trilogía sobre el punk vasco. ‘La más macabras de las vidas’ es un soberbio compendio sobre la obra de Eskorbuto, solo con textos, imágenes de conciertos y entrevistas antiguas e imágenes de archivo, que sirven mucho mejor para explicar la historia y el sustrato social de la banda que mil voces en off.
‘Inadaptados’, acerca de Cicatriz es divertidísimo, aunque la banda fuera musicalmente plana. También se exhibía ‘No somos nada’ de La Polla Records. Sobre la historia del punk madrileño trata ‘Lo que hicimos fue secreto’ de David Álvarez, que se llevó el premio al mejor documental nacional. Interesantísimo, aunque pinta aún mejor su proyecto final: una webserie de siete episodios que saldrá en unos meses. Bien nutrido de testimonios, su arranque es estupendo, con Nacho Canut luciendo lengua viperina, la dicotomía pijos vs grupos de barrio de los primeros ochenta, la importancia del Rastro, etc. Su segunda parte se orienta más al movimiento okupa de los primeros noventa y las bandas ligadas a él y resulta mucho más interesante en lo social que en lo musical. ‘Autosuficientes’ (Danny García), sobre la fugaz vida de Eduardo Benavente y Parálisis Permanente, a priori me atraía más. Aunque la protagonista absoluta es Ana Curra; de hecho el documental a ratos parece un vehículo promocional de la gira que hizo de ‘El Acto’. Juega en su contra que, en el momento de su estreno, estaba inacabado; faltaba la mezcla final de sonido y TVE aún no había autorizado el uso de sus imágenes.
En el palmarés internacional la ganadora fue ‘I Called Him Morgan’ de Kasper Collin, historia sobre el trompetista Lee Morgan y su mujer, que lo acabó asesinado. Lamentablemente, a causa de los solapes, no pude acudir a ninguna de sus dos sesiones. El premio del público fue para ‘I Am Thor’ (Ryan Wise). Se veía venir; en la sesión a la que acudí el público acabó rugiendo. Es el documental más desternillante que he visto en el festival. John Mikl Thor, un ex culturista metido a estrella (más o menos) del metal, se empeña en continuar con su carrera musical más allá de lo aconsejable. Empieza como una biografía al uso pero, en cuanto arranca con las giras de regreso del protagonista, es un no parar de momentos sublimes, llegando a la cúspide en su tour por tierras nórdicas. Tierno, agridulce, con protagonista bordeando el patetismo pero sin caer en él gracias a la humanidad que rebosa y el contrapunto cómico que otorga el batería Mike Favata, secundario memorable.
Pero vamos, que si Thor se llevó el premio del público fue básicamente porque ‘Omega’ (José Sánchez-Montes y Gervasio Iglesias) estaba fuera de concurso. Lo mejor del festival. Supera en mucho el formato convencional (testimonios más imágenes de archivo) gracias al entusiasmo que desprende, su montaje rítmico, la pasión de los testimonios (Antonio Arias, la familia Morente, Eric Jiménez…) y documenta a la perfección (impagables los vídeos de los ensayos) la bendita enajenación que condujo a una de las obras cumbres de la música española, con el genio de Enrique dominándolo todo y llevando el barco a buen puerto a pesar de las dudas y reticencias. Quizás pasa un poco de puntillas por el lado oscuro del proceso (la desintegración de Lagartija Nick), pero es que, más que una historia lineal, explica un proceso emocional. Si al final no lloras viendo a la familia Morente escuchando emocionada la remasterización de las canciones inéditas del álbum es que no tienes corazón.
Punk y vencedoras aparte, otras cosas interesantísimas que pudimos ver, además de ‘Oasis: Supersonic’, fue ‘Imagine Waking Up Tomorrow and All Music Has Disappeared’ (Stefan Schwietert). Bill Drummond, ex KLF, genio y figura, crea obras musicales que nadie (excepto él) escuchará a partir de las voces de la gente de diferentes latitudes del Reino Unido a la que va involucrando. Fascinante y socarrona, plantea multitud de interrogantes sobre la creación musical. Y no; no hay música de KLF. ‘We Are X’ (Stephen Kijak) del grupo X Japan empieza que te da un poco igual esa mastodóntica banda japonesa, pero su desarrollo es tan épico, dramático y excesivo que acabas haciéndote un poco fan de Yoshiki y los suyos. ‘Gimme Danger’, el documental de Jim Jarmusch sobre The Stooges es muy entretenido, pero peca de convencional -viniendo de quién viene- y, muy probablemente, guarda demasiada pleitesía a Iggy Pop. En el apartado de decepciones, para servidora están ‘Strike a Pose’ (Ester Gould, Reijer Zwaan), sobre la vida de los bailarines del ‘Blond Ambition Tour’ una vez que dejaron de trabajar con Madonna. Tiene momentos descacharrantes (la madre portorriqueña de uno de ellos lamentando la falta de palabra de su hijo), aunque se centra en el drama humano, especialmente la epidemia del SIDA y sus consecuencias en los protagonistas. Lo malo es que se les va la mano con el sentimentalismo al final, lo que acaba desluciendo el conjunto. Y no, a ella no la dejan tan mal como dicen algunos. Finalmente, el ‘Blur: New World Towers’ (Sam Wrench) tampoco acaba de arrancar. Trabajo acerca del proceso de confección de ‘The Magic Whip’, salpicado con actuaciones de su última gira, es interesante para entender los entresijos de la fabricación de un álbum, pero peca de pulcro y monótono.
El británico Joe Moore no sólo ha tenido tiempo de hacer un gran segundo disco para su proyecto principal The Yearning, sino que también ha compuesto la mayoría del debut largo de la castellonense Lia Pamina, clarísimo fichaje de Elefant que podríamos vincular con artistas de su catálogo como Niza o Cristina Quesada. Astrud Gilberto y Claudine Longet son las principales referencias de la intérprete y estéticamente su mundo naíf es vinculable a los momentos más almibarados de Camera Obscura o The School. Aunque es verdad que ‘Love Is Enough’ incluye un par de versiones (de Phil Spector y Los Ángeles) y otro par que lo parecen (‘Sycamore Tree’ sobre todo podría serlo de los Beach Boys), no se puede decir que Joe Moore le haya donado solo canciones menores y la verdad es que, si bien ‘Evening Souvenirs‘ ha salido solo un mes antes, ‘The Boy I Used to Know’ y especialmente el estupendo single ‘Walking Away’ son canciones dignas de aparecer en él. El álbum cuenta con una estupenda compenetración entre autor e intérprete y en general con la magia de muchas de sus referencias, aunque Lia Pamina tendrá que lidiar con críticas a su acentazo. Christina Rosenvinge nos convenció de que los cantantes con acento pueden tener su encanto (ella no fue cuestionada en EE.UU. por el suyo), y sin embargo, hay un par de frases en el disco que sí dejan la idea de una improvisación absoluta y hasta cierta dejadez (por ejemplo pasa en la pista ‘Love’). La bossa en castellano de ‘Para los dos’ junto a Carlos René de Axolotes Mexicanos, por cierto, funciona la mar de bien.
Calificación: 6,7/10 Lo Mejor: ‘Walking Away’, ‘Para los dos’, ‘The Way I Used to Know’ Te gustará si te gustan: Niza, Cristina Quesada, Jeanette Escúchalo en: Spotify
Taylor Swift es la protagonista del último episodio emitido en Estados Unidos de ‘Padre de Familia’, que ya va por la 15ª temporada. El título del capítulo en cuestión es una clara referencia a ‘Shake It Off’, ‘Chris Has Got A Date, Date, Date, Date, Date’, y en él vemos a Taylor Swift saliendo con Chris Griffin.
Los guionistas han parodiado su costumbre de retratar sus fallidas relaciones sentimentales en sus letras, en general con protagonistas famosos (‘We Are Never Ever Getting Back Together’ iría sobre Jake Gyllenhaal, ‘Style’ sobre Harry Styles de One Direction, parece que ya ha escrito su temita sobre Calvin Harris, aunque lo haya donado a Little Big Town) y la han situado como una persona que únicamente utiliza a sus parejas para adquirir experiencias que contar en sus letras. En un momento del episodio justifica su canción post-ruptura ‘The Boy In The Giant Tux’ de esta manera: «siempre hago lo mismo. Destrozo relaciones con chicos majos y con John Mayer sólo para poder escribir canciones sobre corazones rotos y salir adelante».
Pero el mejor momento del capítulo sucede cuando Taylor Swift trata de enmendar su error presentando la «realidad» al público y sus fans la abuchean durante un concierto porque solo quieren que Taylor cante canciones sobre ser la víctima. Entonces Chris Griffin se porta como un cerdo con Taylor, sólo para que ella vuelva a ser la misma de siempre.
Brillante, como mínimo, en el retrato de la expresión de la cantante. Su versión animada tiene la misma, mismita mirada.
Los MTV EMA’s se celebraron en Rotterdam este domingo dejando como ganadores de la noche a Justin Bieber, The Weeknd, Shawn Mendes o Lady Gaga. La ausencia de esta última para recoger el premio a mejor artista femenina, para el que estaban nominadas cuatro artistas tan exitosas este año como Beyoncé, Sia, Rihanna y Adele, y justo cuando no le vendría nada mal un poquito de promo en Europa, viene a resumir la pérdida de relevancia de los premios. La nominación de Gaga en este galardón parecía querernos decir que iba a ir a la ceremonia para relanzar ‘Joanne’ en Europa, pero ella tenía mejores cosas que hacer.
Tradicionalmente, una aparición televisiva en un evento de estas características suponía un relanzamiento de la popularidad de un artista o de una canción. Desde que existen los paneles que reflejan iTunes y Spotify, ese aumento de popularidad por una aparición pública masiva puede ser medido en tiempo real y observarse en plataformas como Kworb. Habitualmente los avances de las canciones que más han gustado se observan durante las 24 y hasta 36 horas después de la actuación televisiva.
Sin embargo, no ha pasado gran cosa en los paneles de los artistas que actuaron ni en los de los artistas que ganaron. The Weeknd hizo una buena presentación de ‘Starboy’ y además ganó el galardón a mejor vídeo. Es cierto que ‘Starboy’ ha llegado a ser durante unas horas número 1 en el iTunes de Holanda (los premios se realizaron en Rotterdam) y ha subido en Francia (donde iTunes tampoco es tan relevante), pero su curso no se ha modificado en absoluto en Reino Unido ni Estados Unidos, donde ojo, por ejemplo Billboard.com realizaba un macroespecial sobre los premios destacando actuaciones favoritas, ordenadas de mejor a peor, alfombra roja, etcétera. A nivel global, ‘Starboy’ sigue siendo la 2ª canción más popular del mundo en Spotify por detrás de The Chainsmokers y Halsey, quienes no actuaron en la ceremonia… exactamente igual que ayer y que mañana.
Bruno Mars abría la gala, pero ’24K Magic’ baja un puesto en lugar de subirlo entre los temas más escuchados a nivel global de Spotify, del puesto 13 al puesto 14. Es cierto que artistas con hits de menor impacto sí han visto algo aumentado sus ventas o streamings en algunos territorios, como ‘Lush Life’ y ‘Ain’t My Fault’ de Zara Larsson o ‘Mercy’ de Shawn Mendes, que hizo una actuación bastante vistosa, pero nadie ha llegado a dar un vuelco en ningún lugar como el que sí diera, por ejemplo, Adele con ‘Someone Like You’ en la gala de los Brits. De hecho, por cada artista que sí ha avanzado tímidamente con su canción te encuentras un dato como este: OneRepublic solo han llevado su tema interpretado ‘Let’s Hurt Again’ al puesto 153 de iTunes de la República de Mauricio. Saludamos a la única persona que se la ha comprado.
Habrá quien apunte a la ausencia de grandes nombres como Beyoncé, Sia, Drake, Justin Bieber o Adele de la ceremonia, pero The Weeknd, Bruno Mars, Kings of Leon o Green Day también son primera línea y hay que elogiar la variedad que la organización consiguió para las actuaciones. En verdad, apuntaría más bien a cómo han cambiado los hábitos de consumo de MTV en los últimos años como causa de la falta de relevancia de estos premios.
El 80% de nuestro público asegura que «ya no los ve». Y es que si la programación de MTV está llena de realities, unos mejores, otros peores, pero rara vez relacionados con la música, de repente no puede convocar al público que sigue la actualidad pop. MTV como soporte musical no puede ser influyente dos días al año cuando rara vez trata la música y la música hace rato que se conoce a través de otras vías. Con el panorama que plantean, es difícil que, en primer lugar, el público generalista se enterara de que se entregaban unos premios de música y que los daban por la tele; en segundo, que el fan de Green Day o Kings of Leon medio accediera a verlo; y tercero, que este acudiera después a iTunes/Spotify para consumir algo que no conociera de antemano. Más fácil parece, de hecho, que estas ceremonias tengan los días contados si no se reinventan pronto o les ocurre algo tan divertido como el Carpool Karaoke.
Los lanzamientos de la temporada otoño-invierno de La Vendicion, plataforma de jerarquía horizontal que publica las canciones de Yung Beef, Kaydy Cain, Ms. Nina o La Zowi, incluían el nuevo larga duración de Takers. El 21 de octubre lanzaban ‘Ladrones para siempre‘, un disco que cuenta con colaboraciones de John Grvy, Los Alemanes El Mini o Yung Beef. Como es sabido, la relación artística y de amistad de PXXR GVNG con este combo viene de lejos y las colaboraciones mutuas son habituales. De hecho, el mismo Kaydy Cain forma parte del grupo, junto a Marko Italia, Gypsy La Fe, Markes y Caballo de Rally.
El pasado domingo, Takers subían un mensaje en su cuenta de Twitter en el que contaban, orgullosos, que Fnac España, división de la cadena francesa de tiendas de tecnología y cultura, había tenido que aumentar la seguridad en sus tiendas para proteger las copias en CD de ‘Ladrones para siempre’: «Nos a llegado un comunicado de @Fnac_ESP an duplicado la seguridad en nuestros CD’S q cosas tienen…» (sic todo ello).
Pero lo mejor ha llegado con el zasca, con gif de Rihanna incluido, que ha ofrecido la empresa en Twitter, y que alude al célebre «rabo de Marko Italia» y su pasado como actor porno. Recordemos que el propio Yung Beef ya evocaba el considerable tamaño del miembro de su amigo en ‘Motriles‘, aquella canción que interpretaban juntos en el vídeo que, al parecer, rodó el mismísimo Harmony Korine.
Nos a llegado un comunicado de @Fnac_ESP an duplicado la seguridad en nuestros CD'S q cosas tienen…
Donald Trump ha afrontado el final de su campaña electoral diciendo que le gustan Beyoncé y Jay Z, ambos famosos apoyos de la Casa Blanca de Obama y también de Hillary Clinton, pero añadiendo que él reúne a más gente en sus mítines. Su gozo en un pozo, pues Politifact ha salido rápidamente con unos datos que demuestran que la gira americana conjunta de Jay Z y Beyoncé solía reunir a 45.000 personas por ciudad, cuando Donald Trump suele dar mítines para 27.000 personas según sus propias palabras. Maldita hemeroteca.
Además, está siendo noticia el modo en que Donald Trump ha pronunciando «Beyoncé». El extraño nombre de la cantante, con tilde y todo (aunque muchos medios anglosajones prescindan de ella), le es probablemente tan ajeno al líder republicano como las inquietudes de las minorías étnicas, y son muchos los medios estadounidenses que apuntan que lo que Donald Trump dijo en su mitin fue en realidad «Beyoncy». Curiosamente, la pronunciación de Trump que podéis escuchar más abajo, se parece bastante a la que hacemos muchos hispanohablantes. ¿Pero cómo se pronuncia correctamente Beyoncé? ¿Cómo tenemos que llamarla si nos la encontramos por la calle y queremos que se gire a saludarnos en lugar de pasar de largo porque no se dé ni por aludida?
De nombre Beyoncé Giselle Knowles, la cantante recibió su nombre de su madre Celestine «Tina» Knowles, cuyo nombre de soltera era Celestine Beyincé. Tina es de descendencia criolla, pues sus padres a su vez eran francófonos de Luisiana (colonia francesa durante el siglo XVIII). El Huffington Post, en un artículo sobre el origen de su hija Blue Ivy, apuntaba que este apellido presentaba diferentes variaciones de Beyince a Boillance.
Pese a su origen francés, Beyoncé no es pronunciado en Estados Unidos como se haría en nuestro país vecino (en francés la «e» final con acento agudo indica su pronunciación como «e» frente a la «e» sorda de «femme» o «âge»). Y lo cierto es que tan mal lo hace Donald Trump, como estas delirantes guías de pronunciación de «Beyoncé», una de las cuales ha debido de dejar más confundidos de lo que estaban (o muertos de risa) a casi medio millón de internautas.
Fóneticamente, la pronunciación de Beyoncé aceptada y practicada en Estados Unidos es /biːˈjɒnseɪ/ siendo «eɪ» como la «a» larga de «base». Siempre podéis comprobarlo en este pedazo de hit del rapero de Massachusetts Cazwell ‘I Seen Beyonce At Burger King’.
También, como nos indica una usuaria de Twitter, lidia_rebel, podéis escuchar la pronunciación en ‘Bootylicious’ de Destiny’s Child.