Se acaban de publicar los nominados al Mercury Prize y la sensación generalizada es la de decepción en torno al considerado el premio más prestigioso del mundo. Aparecen muchos nombres que no se esperaban y no están algunos que se daban por supuestos teniendo en cuenta el carácter underground del premio, que en otras ocasiones ha reconocido el talento de Antony & the Johnsons o The xx. Es una alegría ver al fin nominada a Lily Allen, que nunca lo había estado, justo ahora que se está dando un incomprensible castañazo comercial, pero la verdad es que ‘No Shame‘, para ganar el Mercury… tampoco está.
Lo mismo puede decirse de los discos de Florence + the Machine, pues por muy torbellino que siga siendo sobre el escenario, ‘High As Hope‘ no es precisamente el mejor disco de su carrera; o de Noel Gallagher. ‘Who Built the Moon?’ sí es el mejor de los álbumes en solitario que ha sacado y su nominación es justa, pero no a costa de lo que ha quedado fuera. Nadie puede creerse que David Holmes sea ahora mismo más importante para la electrónica británica que SOPHIE, que no ha sido nominada por ‘Oil of Every Pearl’s Insides‘. Puestos a premiar viejas glorias y talentos que no lo han hecho mal sin haber hecho el álbum del año, ‘Record’ de Tracey Thorn ha tenido críticas igual de buenas que el del mayor de los Gallagher, según Metacritic, y por supuesto en su vida ha sido nominada ni con su grupo ni mucho menos sola.
El NME, siempre en un cuelgue rockero, está totalmente escandalizado por la ausencia de Shame, pero ni este disco ni el de Everything Everything, que sí está nominado, han tenido un gran impacto artístico ni comercial fuera de las islas. No parece que vayan a pasar a la historia. En realidad, echar un ojo a la lista de nominados -a falta de escuchar bien un par de los álbumes (¡Sons of Kement van favoritos en las casas de apuestas!)-, pone sobre la mesa que muy buen año para la música británica no ha sido. Wolf Alice y Jorja Smith han hecho buenos discos, pero tenemos un problema si lo mejor que ha sabido dar este país al mundo es una adaptación del rock de los años 90 pasada por un filtro sintético/girl group; y una cantante que recuerda a SZA, que recordaba a Amy Winehouse, que recordaba a Lauryn Hill. Y tenemos otro problema si lo que nos enfadaba de verdad ayer era la ausencia de nominación para The Horrors, que merecerían más bien reconocimiento como canción del año por ‘Something To Remember Me By’.
Me alegraré si gana King Krule, si bien el 9 que le cascaron en Pitchfork parece tan exagerado como el 4 que le cascaron en Record Collector (Alexis Petridis volvió a ejercer de juez moderador); me alegraré si gana Everything Is Recorded porque solo se puede querer a Richard Russell; pero este año no siento esa excitación por este premio que en 2017 me dieron nominados como The xx o Stormzy; en 2016 Bowie o Michael Kiwanuka; en 2015 Jamie xx… ¡y ninguno ganó! Por no hablar de que en 1997 estuvieron nominados enormes discos de Radiohead, The Prodigy, The Chemical Brothers, Suede, Primal Scream y Spice Girls.
¿Ha sido un año tan malo para la música británica como para que ni un nominado apasione demasiado? La verdad es que el Reino Unido no parece en la cumbre de la vanguardia en un mundo plagado de música latina, trap o pseudotrap americano. En un mundo en el que se le está haciendo poquito caso al disco deliberadamente decadente y difícil que han hecho Arctic Monkeys. Pero como bien nos apuntaba un lector, una nominación a Let’s Eat Grandma no habría venido nada mal al prestigio de los Mercury. Tampoco una modernización en las nominaciones para incluir mixtapes reconociendo por ejemplo ‘Pop 2’ de Charli XCX, de lo más relevante que ha pasado en el pop en los últimos tiempos. Un punto 2018 sí que le habría dado Charli a los premios, definitivamente. Algo hace pensar que la elección del jurado, que es cambiante, este año no ha estado demasiado acertado…